Definitivamente no enamorado. Tal vez sí con esperanza de haber encontrado por fin un cambio, algo que me alejara de "aquella amante inoportuna, que se llama soledad." Cha que trágico. Pero bueno, sí, algo de ilusión había, de poder por fin no sentirme sólo en Valencia, a pesar de estar rodeado de amigos buenísimos.
Pero recapitulemos, ya que probablemente estarán algo confundidos ahora.
A la Belga la conocí cuando ChicoCheco abandonó el piso. Acababa de regresar de un concierto en el Palau de la Música, y ella quería conocer a sus posibles futuros compañeros de piso. La verdad fue que en ese momento sentí una buena conexión con ella. Se veía muy simpática, en todo posible sentido que se le pueda dar a esa palabra. No obstante, algo me llamó la atención: me dio su número de teléfono. No se lo dio a Mari, ni a Guilherme, menos a ChicoCheco. Me lo dio a mí.
Interesado, me tomé los cuatro días de rigor que se deben esperar antes de hacer una llamada. En el cuarto día, antes que yo pudiera llamar, ella me llamó a mi. Me preguntó si todavía estaba disponible la habitación de Tomas. Yo le dije que sí, y me dio algo de gracia, ya que me sonó a excusa barata pa' llamar. Después de todo, esto debía coordinarlo con la dueña del piso, no conmigo, ¿no? Y bueno, luego de esto me preguntó si quería tomar un café. Yo tenía una propuesta mejor (ir a ver Flamenco no turístico), y aceptó.
La salida fue bacán, al final no fuimos al Flamenco, sino terminamos en un restaurante bastante bueno en El Carmen (gracias Lorenzo, ¡la Tapeta del Carmen es ciertamente lo mejor!). La conversación fue fluida, interesante, y culminó con ella invitándome a Bélgica por Año Nuevo.
Yo no me tomé la invitación muy en serio, la verdad es que ella estaba medio ebria (nos habían traído un litro de sangría que nos lo tuvimos que bajar los dos). La dejé en su casa, y luego me preocupé más en recibir a mi hermano Julian, que llegaba al día siguiente de Inglaterra para visitarme por Navidad.
En fin, luego de los eventos en Málaga, y ciertos correos intercambiados, la Belga me volvió a invitar a Bélgica. Asumí que esta vez no estaba borracha, y acepté. Esto fue un sábado, y el lunes ya me encontraba camino a Bruselas. Me gustó cómo había salido todo, bastante espontáneo.
Fue justo antes de mi salida a Bruselas que la Mari me empezó a decir que estaba enamorado. Y ciertamente no era verdad, aunque sí tenía algo de expectativas. Antes de salir, el buen Mauricio me deseó "que no hiciera mucho turismo." Genial, Mauricio.
Y la verdad es que en Bruselas sólo hice turismo. Un turismo bastante extraño, a decir verdad, me llevó a la municipalidad de la zona donde vivía (tenía que hacer ciertos trámites), también me llevó a la casa de su futuro inquilino (donde tuvieron una conversación en francés sobre su contrato y demás), a una farmacia... Pero bueno, no me quejo, también me llevó al otro extremo del país (una hora de viaje), a ver Oostende, Waterloo, Bruges... no estuvo mal.
Pero no pasó na'. Y ella no tenía ningún interés en que pase algo.
Ahora, a pesar de haber descifrado esto luego de los primeros dos días, el resto de la estancia fue algo estresante. Esta chica aparentemente era recontra inocente, y hacía simplemente los comentarios incorrectos, o era una CH profesional (en España dicen CP, descubran ustedes qué significa). Sus comentarios de no querer ir a playas nudistas en España si no era conmigo, o que le sería interesante ver un strip-tease masculino, me hicieron optar por la segunda opción: CH.
Tan estresante fue el asunto para mí, que cuando cancelaron mi vuelo de vuelta a Valencia debido a la niebla, no la llamé, sino que opté por dormir en el aeropuerto. Tengo que admitir que fue interesante, entablé amistad con un mendigo llamado Guillermo, que justamente era valenciano... pero esa es otra historia.
En fin, regresé a Valencia, y ella me alcanzó días después. Su estatus de CH fue confirmado días después, cuando le propuse ver una película (tengo muchas pirateadas). Ella me pidió una romántica.
Hmmm...
No queriendo ver una película romántica (o mejor dicho, cuidándome un poco de no caer en el juego que sospechaba que ella jugaba), le propuse ver "La Leyenda de 1900" (que es un peliculón brutal). Ella aceptó, pero como hacía frío, me preguntó si es que yo no tenía una manta que pudiéramos compartir.
Hmmmmmmm.......
La cuestión es que sí tenía una manta. Con dudas fui a recogerla, y al regresar descubrí que la Belga había apagado muchas luces, dándole a la sala un aspecto bastante íntimo.
HMMMMMMM............
Al sentarnos en el sofá y cubrirnos con la manta, me preguntó si no tenía frío en las manos. Bueno, sí tenía, y ella me tomó las manos y me dijo algo como "así se calientan más."
Entenderán que para estos momentos el segundo cerebro me imploraba que le diera control sobre mis acciones.
En fin, sin estar muy seguro de lo que estaba pasando, me acerqué a ella algo así como milímetro y medio. Y ella, un poco con cara de espanto, se alejó. Sin soltarme las manos. Era muy rara la situación. Su pose estaba raraza también, tomándome de las manos, pero con casi toda la parte superior de su cuerpo inclinándose lejos de mí.
Después de un par de minutos de no tener idea de lo que estaba pasando, le propuse subir el volumen, y fue la excusa perfecta pa' soltarme. Bien ahí.
En fin, luego de esto me fui a Argentina, al SILAFAE. Fue perfecto para desconectar (y pa' contarle luego a Mauricio de lo trágico que salió el viaje a Bruselas). Pero al regresar a Valencia, nuevamente, las cosas se empezaron a poner raras otra vez.
El primer esbozo de discusión que tuve con la Belga CH fue muy inocente. Yo le quería enseñar mi típico truco de Mad Science para vaciar una botella de agua usando un remolino. Le dije que era posible vaciar una botella de agua de forma vertical más rápido que de forma inclinada. Y ella no me creyó, y no quiso que se lo demostrara. Le insistí, pero simplemente no quería ver. En fin, raro, pero no le di mucha importancia.
La segunda discusión se dio poco tiempo después. Luego de haberse tomado un vaso entero de pisco sour, la Belga CH dejó abierta una puerta de vidrio que no debía dejarse abierta. En esa época estaba soplando un viento descomunal, y la puerta se cerró tan fuerte que el vidrio explotó. Fue impresionante. En fin, la dueña del piso nos mandó a conseguir cartón y cinta adhesiva para tapar la puerta, y nos contó que habían dejado cartón tirado fuera de LIDL (un supermercado).
Al llegar a LIDL no encontramos el cartón. Entramos a la tienda, y nos separamos. Cuando la encontré, la vi trepada sobre las cajas de leche, tirándolas a su alrededor. Me acerqué y vi que había un cartón debajo de las cajas. No obstante, ya conocía a mi gente, y le pregunté: "¿Le has consultado a alguien si es que te lo puedes llevar?"
Claro que no lo había hecho. Simplemente lo había visto en la tienda y había decidido que era justamente lo que necesitaba. No le importó que tuviera que sacar las cajas de leche que estaban tan inconvenientemente puestas en su camino. Cuando le dije que no podía hacer eso sin preguntarle a la gente de la tienda si estaba bien, se dio la vuelta, vio a una encargada, le preguntó desde lejos si podía, y cuando le respondió que sí, me miró con una cara de: "¿Ves?"
Linda la Belga CH. La tensión aumentó al nivel dos. Pero igualmente, nada serio.
Al día siguiente las cosas se pusieron algo mas duras. Yo quería preparar una causa limeña, siguiendo mi espectacular guía Nicolini. Lamentablemente, parece que ella no podía concebir que un hombre pudiera cocinar, ya que interfirió continuamente en la preparación del plato, criticándome y burlándose de mi guía Nicolini.
Ahora, no hay roche si alguien se burla con buena onda, digamos, pero aquí sentía que ella necesitaba demostrar su superioridad en la cocina. Y los que me conocen saben que eso no me gusta para nada, mi complejo de inferioridad está suficientemente desarrollado como para tener a alguien compitiendo por demostrar que no hago las cosas bien.
La verdad es que discutimos mucho, y al final la corté con una crueldad: "Oye, tu no tienes muchos amigos, ¿no?"
Me arrepentí de haberlo dicho cuando me dijo que no.
Ahora, todo esto son estupideces. Pero la verdad es que las estupideces van acumulándose. Especialmente al empezar a entender que esta chica parecía tener una necesidad de demostrar que todo lo hacía mejor que yo. A pesar de no haber muchas discusiones, sí se acumuló tensión. Y bueno, eventualmente estas situaciones explotan. Ahora, curiosamente, quien explotó ayer resultó ser ella, no yo.
Hace días he estado planeando con mi amiga Esther un viaje a Galicia, pa' hacer los últimos 100-150 km de Caminos de Santiago. La idea era organizarlo nosotros, y luego pasarle la voz a la gente. Y bueno, sabiendo que la Belga CH me estresaba, no le pasé la voz. Terrible error.
Ayer la Belga CH me encaró el que no la haya invitado a hacer Caminos de Santiago. Me dijo que yo sabía que ella estaba sola en Valencia, y que no podía creer cómo no la invitaba si ella me había abierto las puertas a su vida en el viaje a Bélgica. Luego me dijo que lo que ocurría era que yo me quería acostar con Esther en el viaje.
Genial. A Esther esto le va a encantar.
Le dije que no le había pasado la voz porque últimamente habíamos discutido mucho. Que ella podía ir si es que nos dejaba la organización a Esther y a mí.
No. Así no quería ir. Ella quería tener un voto, ser considerada.
Y me dijo que la razón de las discusiones eran que yo había vivido sólo demasiado tiempo, y que me había olvidado cómo era convivir con gente.
Muy bien. Fue más o menos en ese momento que mi sonrisa desapareció.
También me dijo que había creído que la iba a pasar bien conmigo en Valencia, pero estaba empezando a pensar lo contrario. Me criticó por no haberle presentado más gente en Valencia, que yo había sido muy selectivo y calculador con los amigos que le presentaba.
Mira tú. Paranoica. Me hacía recordar a mi mismo cuando tenía 22 años. Sólo que la Belga CH tiene 32.
Luego me preguntó cómo pretendía pasarle la voz a otras personas y no discutir con ellas.
Yo la miré, y le dije que en estos tres años fuera de Perú, nunca había discutido con alguien de la forma en que discutía con ella.
"¡Es porque el resto no tiene buenos argumentos como los míos!" me respondió.
Brutal. En una frase había logrado menospreciar a todas las personas a quien había conocido en los últimos tres años.
Fue suficiente. Luego de esta exclamación, levanté mi mano horizontalmente, mostrándole la palma. "Discuto contigo porque eres así."
Ella me respondió: "¡No, es porque tú eres así!"
Conversación finalizada.
No sé. La verdad es que he tratado de ser conciliador. Le hice caso a Catalina cuando me dijo que lo que ocurría era un conflicto de personalidades. Tenía sentido. Pero luego de lo de ayer, ni la misma Catalina sabe qué pensar.
Espero que este tipo de... desequilibrios... no hagan mi vida en Valencia aún más interesante. En fin, mis queridos mártires, gracias por leer todo este desahogue. Espero que mis futuras historias tengan algo más de gracia. ¡Será hasta la próxima!