jueves, 8 de julio de 2010

Sesión de Fotos

Mi estimado, usted entenderá que, a pesar que uno intente hacer bien las cosas, a veces dichas cosas salen mal. Es algo terrible, lamentable, pero muchas veces inevitable. A veces uno resulta tener una especie de karma que provoca una extraña atracción hacia los desastres.

Le pongo un ejemplo.Ya le conté hace algún tiempo sobre mi amiga Catalina. Y aunque la capacidad de ésta para atraer desastres es sumamente mayor que la mía, esta vez el desastre no está relacionado con ella. Por lo menos no directamente.

Resulta, mi estimado, que mi amiga Catalina acaba de terminar su tesis. Hace un par de días fue la defensa, y unas horas antes de presentar su trabajo, me pidió que le prestara mi laptop. Aparentemente el monitor de la suya no funcionaba apropiadamente y, evidentemente, uno no quiere arriesgarse a que las cosas salgan mal durante un evento tan importante. Así que perfecto, no hubo problema, le presté mi laptop.

Al entrar a Windows, hice algo sumamente importante: apagué el wireless. Tal vez usted no comprenda por qué es esto tan importante, mi estimado, pero la próxima vez que vaya a una conferencia, y en plena charla vea a la madre del presentador mandando mensajes en Skype, preguntándole a su hijito si quiere le ponga ketchup a su tacu-tacu cuando regrese a casa, acuérdese de mi. No, no es algo que me haya ocurrido personalmente, pero es un temor que siempre está ahí.

De todas formas, mi estimado, mi amiga Catalina presentó su tesis utilizando mi laptop. Lo hizo bastante bien, a pesar que ella lo niegue, como es típico de ella. Después de esto, llegó la sesión de preguntas, en la cual mi amiga Catalina dejó la laptop para resolver las dudas del tribunal de tesis. Y es aquí que ocurrió lo terrible.

Resulta que me había olvidado de desconectar el protector de pantallas. Sí, mi estimado, hablo de ese programa que se encarga de mostrar figuritas en la pantalla luego de varios minutos de inactividad. Lamentablemente, mi protector de pantalla no es un campo de estrellas, ni un laberinto de tuberías, tampoco involucra al símbolo de Windows (¡Dios me libre!). Lo que hace mi protector de pantalla es mostrar las fotos que tengo almacenadas en mi computadora.

Sí, lo escuchó bien. Mientras mi amiga Catalina respondía las preguntas del tribunal, mi laptop decidió mostrarle a todos en la sala, desde el alumno más joven hasta el catedrático más anciano, todas las fotos posibles. Mi amiga Catalina, de espaldas al proyector, nunca se dio cuenta de lo ocurrido.

La primera foto, fue bastante inocente, involucrando al equipo de remo de Clare Hall:


En ese momento, empecé a sudar, mi estimado. Por supuesto, tengo fotos algo comprometedoras en mi laptop, y me empezó a preocupar mi ya mancillada reputación. La segunda foto fue sencilla, también de Cambridge, tomada desde el techo del DAMTP:


Para este momento, más de la mitad de los asistentes estaban más interesados en ver cuál era la siguiente foto en salir, en vez de escuchar las respuestas de mi amiga Catalina. Afortunadamente, la laptop decidió ser buena conmigo, y se quedó un rato más en Cambridge. Esta vez, mostró al equipo de remo de Clare Hall en acción:


Espero que sea capaz de distinguirme entre los fieros remeros que aparecen en esta foto, mi estimado. Lamentablemente para mí, los asistentes no me reconocieron.

La laptop parece haberse aburrido luego de Cambridge, ya que saltó a Perú, mostrando la siguiente foto:


En ella sale mi grupo de música, Fuga, luego que yo los abandonara para estudiar lo que estudio, y trabajar en lo que trabajo, mi estimado. Afortunadamente, en dicha foto las "Monses" salen pequeñas, evitando la probable huida galopante de todos los asistentes, presas del pánico.

La sesión de preguntas estaba acabando, cuando en eso la laptop decidió mostrar una foto de mi madre, en Zermatt:


Supongo que le gustará saber a mi madre que por lo menos Felip opinó que salía muy guapa.

Ya creyendo estar a salvo, cometí un error, mi estimado. Y ese error fue confiar. Confiar en que mi laptop no tendría alguna jugada bajo la manga. Pensé que no mostraría ninguna foto demasiado comprometedora, y que no arruinaría la sesión de preguntas de mi amiga Catalina.

Y en eso, apareció Maribel:


Y en eso, la sesión de preguntas de mi amiga Catalina dejó de ser lo más importante del momento.

Espero, mi estimado, que mi amiga Catalina nunca se entere de por qué exactamente la gente empezó a reirse. A mi me da miedo informarle... como bien entenderá.