miércoles, 16 de abril de 2014

Porcas Tallas


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Pos na, llegó el momento de la verdad. Luego de tantos años de buen servicio, de seguirme fielmente en cada una de mis aventuras por Europa, decidí que era hora de cambiar a mis acompañantes.

Había que comprar ropa interior nueva.

La misión era sencilla. Ir a Nuevo Centro, y buscar alguna tienda que no se viera demasiado pretenciosa, ni demasiado tela. Y conseguir, qué se yo, unas seis piezas nuevas. Nada complicado.

Durante el camino, aproveché que el día estaba bastante bonito, y caminé por el Turia, que me llevaría directo a Nuevo Centro. Aproveché y llamé a mi madre, con quien no hablaba hacía un tiempo.

Luego de media hora de caminata, llegué a la tienda y le colgué a mi madre. Me dirigí a la zona de ropa interior, y me topé con el primer problema. La talla.

Por supuesto, la ropa interior estaba catalogada como S, M, L, XL, etc. Y por supuesto, en esos casos las medidas son súper ambiguas, lo que es M en una marca es S en otra. Ahora, tratándose de ropa interior, no creía posible que me dejaran probar alguna.

Tomé un paquete, y le di la vuelta. Genial, había una traducción. Y evidentemente, no podía ser más complicada.

La talla M, por ejemplo, es 5 en Europa, pero pasa como 48-50 en Holanda y Alemania. Esa misma talla, en España, aparentemente es un 40-42. Y luego en Reino Unido había otra serie de numeritos.

Cha mare. Yo, que con las justas me acuerdo la talla en Perú, luego de tantos números, quedé más perdido que Mister Spock en el puerto de Mos Eisley.

Miré mi teléfono, y recordé a mi madre. Mi madre, como toda buena madre, sabe mis tallas hasta en Japón. Pero no, esta misión la debía resolver yo solo.

Por supuesto, terminé en el baño de Nuevo Centro, revisando la talla de mi ropa interior actual. Y ¡oh sorpresa! descubrí que mi ropa interior estaba tan vieja, que la talla ya no se leía.

Qué vergüenza...

Pues nada, como soy muy listo, decidí revisar la talla de mi pantalón. Y ¡oh sorpresa! el pantalón que llevaba en ese momento no indicaba ninguna talla.

Cha mare.

El paso siguiente fue ir a la tienda en mención, y buscar alguna prenda que no fuera ropa interior, que me pudiera probar. Encontré unos shorts, y cogí tres tallas distintas. ¡Alguna tenía que funcionar! Dai!

Como era de esperarse, una talla me quedó. No me pregunten qué talla exacta era, ni me acuerdo. Pero vamos, M. Funcionaba. Regresé a la ropa interior, y compré dos paquetes, con un tipo distinto cada uno. En la variedad está el gusto, dicen.

Espero que la tienda borre regularmente lo que graban las cámaras de seguridad, porque si no... qué vergüenza....

¿Qué pasó al final? Pues, claro, uno de los paquetes me quedó perfecto, y el otro no. A pesar de ser de la misma marca. Italiana tenía que ser.