Ok, me han confirmado que ya les puedo contar esto. Así que les cuento.
Bueno, era evidente, no me puedo quedar en Valencia toda la vida. La beca dura sólo cuatro años, y se termina en Setiembre. Es hora de moverse, y eso en mi caso implica pasar del doctorado a un postdoc.
Pa los que no saben, un postdoc es un trabajo corto, de dos-tres años de duración. Es un trabajo de investigación al 100%, en donde uno debe demostrar que en el doctorado se volvió un investigador independiente. Ahora, normalmente uno no hace los postdocs en el mismo sitio donde uno ha hecho el doctorado, aunque hay excepciones.
Anyway, llegó Noviembre del 2009, y empecé a solicitar muchos postdocs. Llegué a solicitar 30, todos en Europa o Estados Unidos. Mi gran meta era ir a Munich, donde trabaja Buras (el amo de la fenomenología), u Oxford, donde trabaja Ross (el amo de los modelos de sabor). Además de estos, pedí postdocs en otros sitios de Alemania e Inglaterra, además de universidades en Italia, Francia, España y Gringolandia.
En Diciembre, un sábado en la noche, me llegó un mail de Gino Isidori (el amo italiano de la fenomenología), que me comentaba que me estaban considerando para darme un postdoc en Frascati (a 20 min de Roma). Esto me sorprendió muchísimo, ya que yo no he tenido nunca mucho contacto con Frascati. Supuse que la carta de recomendación de il Maestro había cumplido su cometido, y había logrado llamar la atención.
Isidori me dijo que este postdoc estaba financiado por el gobierno italiano, y que estaba asociado a la persona, no a la institución. Esto significaba que si el gobierno decidía contratarme, y yo decía luego que no, entonces Frascati perdería el dinero (y el postdoc). Y que de ser así se pondrían de muy mal humor (Mamma mia!). Así que si aceptaba estar dentro de su lista de 'considerados,' debía ser una decisión casi definitiva por mi lado.
Ah, también me dijo que les debía responder para el día siguiente.
Cha mare.
Evidentemente, entré en crisis. Le escribí inmediatamente a mi contacto en Munich, preguntándole cómo iba la cosa por allá. Luego intenté olvidar el asunto hasta el día siguiente, pero evidentemente el hamster no dejó de darle vueltas a la rueda en mi cabeza.
El domingo en la mañana, mi contacto no me había respondido. No obstante, recibí un correo de Alberto, mi ex-jefe de Perú, y de Mauricio, haciendo eco al mensaje de Alberto. En este mensaje, Alberto me contó que Enrico Nardi (otro big boss de Frascati) le había escrito, preguntándole por mi, y pidiéndole que se contactara conmigo, porque era muuuuy urgente que respondiera para el domingo, ya que el lunes debían presentarle al gobierno italiano la lista de favoritos.
Los italianos siempre hacen las cosas a último momento.
Y hacen que los hamsters le den vuelta a la rueda más rápido...
Estaba escribiendole a Isidori, diciéndole que ok, aceptaba el postdoc, cuando en eso apareció Oscar, mi jefe actual, en Skype. Le conté la situación, y me dijo que no way, que debía esperar otras ofertas. Me dijo que en todo caso le dijera la verdad, que no estaba 100% seguro, y que sí, lo tomaría, pero que tenía un par de opciones con mayor prioridad.
Me pareció riesgoso, pero sensato.
Pero más hamster...
Le escribí esto a Isidori, y justo cuando iba a apretar "Send," me llegó un mensaje de mi contacto en Munich. Me dijo que no way, en Munich no la hacía ni con cohete. No sólo eso, que había sido él quien había hablado con Isidori, y quien me había recomendado con él. Me dijo que Isidori es el amo italiano de la fenomenología, y que si me ofrece un postdoc no debía rechazarlo ni aunque me ofrecieran todo el helado del mundo (me gusta el helado, ¿ya?).
Hamster, hamster, hamster...
Así que borré todo lo que había escrito, y le puse un "Si, grazie mille."
Lo que continúa es largo, así que lo resumiré: la semana pasada me confirmaron que me han dado el postdoc, y me voy a Frascati en Octubre. Fuegos artificiales, por favor.
Dio mio! Io andrò a vivere a Roma!
...
Dio mio! Io vado a vivere a Roma!
...
Ma... como se dice questa cosa?
Uh oh... Parece que tendré que imparare italiano... Porca miseria!
martes, 23 de febrero de 2010
sábado, 13 de febrero de 2010
Experiencia Religiosa
Espero que este post no genere demasiada controversia.
Lo que ocurre es que el domingo pasado me echaron de la iglesia.
Ok, ok, técnicamente no me echaron, realmente lo que ocurrió es que no me quisieron dejar entrar. Supongo que se imaginarán que estaba intentando entrar con un crucifijo en llamas, o montado en un camello, o como parte de una turba de fans de Marilyn Manson. Pero no. La historia es aún más perturbadora...
Yo bajé, como todos los domingos, a escuchar misa. Como todos los domingos, saludé al mendigo de la puerta principal, un señor bastante amable cuyo nombre debería conocer. Me dirigí a la segunda puerta, donde me crucé con otro mendigo, algo menos amable, y cuyo nombre no me importa tanto conocer. Parecía que salía de la parte interior de la iglesia, cosa que no me sorprendió mucho, ya había visto alguna vez al mendigo amable escuchar misa.
Al tomar la segunda puerta, noté que había alguien al otro lado, así que abrí la puerta completamente para que esta persona pudiera pasar. Me encontré con un señor mayor, que me miró y me dijo: "Por favor, hágame el favor de salir de aquí."
Uy. Por lo general, cuando en España lo tratan a uno de "usted," es porque se está en problemas.
No entendí. Pensé que había pasado algo dentro, que el cura había tenido un infarto y estaban evacuando a los feligreses. Al intentar preguntarle al señor qué cosa había pasado, él me interrumpió: "Usted no puede estar aquí."
What? Entendí entonces que el problema estaba necesariamente vinculado a mí. ¿Movimiento anti-inmigrante dentro de la iglesia? ¡Imposible! No en esta iglesia, donde la mayoría de asistentes son ecuatorianos. ¿Tal vez me habían fichado como uno de los misios que sólo da un euro en la colecta? ¡Tampoco! Yo siempre oculto lo que voy a donar. ¿Qué estaba pasando?
Nuevamente, al protestar, me dijo claramente: "Este tipo de actividades no se pueden realizar aquí dentro."
¿Actividades? ¿Qué cosa? Y fue ahí que se me salió, desde lo más profundo de mis entrañas, un auténtico "¿Pero yo que hice?????"
El señor dudó. Me miró atentamente. Y luego me preguntó: "No es acaso usted uno de estos señores que abren las puertas?"
Entendí. Genial. Simplemente genial. Este señor pensaba que yo era un mendigo, de estos que están el las puertas del Consum y te abren la puerta pa que les des moneditas. Y yo que pensaba que ese día me había vestido bien... en ese momento consideré la posibilidad que mi madre, mi compañera de piso, y todas mis ex tuvieran razón sobre mi forma de combinar colores...
Ante mi mirada de completa perplejidad, y mi rotunda negación, el señor se disculpó y me dejó pasar. "Es que estos señores que abren las puertas asustan a la gente de adentro," me dijo.
Mein Gott. Jesús, sacúdete en tu cripta. Ah no, verdad, ahí no estás. Anyway, espero que no hayas visto esto, porque te daría mucha pena...
Y evidentemente, durante toda la misa no me pude concentrar en absoluto en lo que se predicó. No me sacudió tanto el hecho que me hayan confundido con un mendigo (aunque es recontra maleado), sino la forma en que se me impidió entrar... porque se me trató de una forma bastante agresiva... Se me trató de una forma que no estaba de acuerdo con todo lo que se dice dentro de la iglesia.
Ok, entiendo que no es apropiado que dentro de la iglesia exista gente distrayendo a los demás. Pero hay formas de hacer las cosas. Realmente perdí el sentido de "comunión" al dejar de identificarme con aquellos dentro del templo, al sentir una vez más que muy poca gente realmente escucha lo que se dice, y se quedan más bien cumpliendo ritos que sin el resto del mensaje no tienen el más mínimo sentido.
Mis conflictos existenciales se incrementaron cuando descubrí que este señor ayudaba durante la ceremonia (curiosamente encargándose de la colecta)...
Pero bueno. Seguro que mucha gente me dirá "¿Qué haces yendo a la iglesia entonces?" y la respuesta es la misma: aunque la gente que participa en estas celebraciones no se comporte luego de acuerdo con lo que se predica en ellas, esto no significa que lo enseñado en las misas no pueda enriquecer mi vida.
Lo dejó aquí. Me da un poco de miedo poner este post, porque sé que existe gente muy fanática en la dirección religiosa y en la dirección atea, y lo último que quiero es que su participación convierta este blog en un campo de batalla. Pero vamos, a ver qué pasa.
Hasta la próxima.
Lo que ocurre es que el domingo pasado me echaron de la iglesia.
Ok, ok, técnicamente no me echaron, realmente lo que ocurrió es que no me quisieron dejar entrar. Supongo que se imaginarán que estaba intentando entrar con un crucifijo en llamas, o montado en un camello, o como parte de una turba de fans de Marilyn Manson. Pero no. La historia es aún más perturbadora...
Yo bajé, como todos los domingos, a escuchar misa. Como todos los domingos, saludé al mendigo de la puerta principal, un señor bastante amable cuyo nombre debería conocer. Me dirigí a la segunda puerta, donde me crucé con otro mendigo, algo menos amable, y cuyo nombre no me importa tanto conocer. Parecía que salía de la parte interior de la iglesia, cosa que no me sorprendió mucho, ya había visto alguna vez al mendigo amable escuchar misa.
Al tomar la segunda puerta, noté que había alguien al otro lado, así que abrí la puerta completamente para que esta persona pudiera pasar. Me encontré con un señor mayor, que me miró y me dijo: "Por favor, hágame el favor de salir de aquí."
Uy. Por lo general, cuando en España lo tratan a uno de "usted," es porque se está en problemas.
No entendí. Pensé que había pasado algo dentro, que el cura había tenido un infarto y estaban evacuando a los feligreses. Al intentar preguntarle al señor qué cosa había pasado, él me interrumpió: "Usted no puede estar aquí."
What? Entendí entonces que el problema estaba necesariamente vinculado a mí. ¿Movimiento anti-inmigrante dentro de la iglesia? ¡Imposible! No en esta iglesia, donde la mayoría de asistentes son ecuatorianos. ¿Tal vez me habían fichado como uno de los misios que sólo da un euro en la colecta? ¡Tampoco! Yo siempre oculto lo que voy a donar. ¿Qué estaba pasando?
Nuevamente, al protestar, me dijo claramente: "Este tipo de actividades no se pueden realizar aquí dentro."
¿Actividades? ¿Qué cosa? Y fue ahí que se me salió, desde lo más profundo de mis entrañas, un auténtico "¿Pero yo que hice?????"
El señor dudó. Me miró atentamente. Y luego me preguntó: "No es acaso usted uno de estos señores que abren las puertas?"
Entendí. Genial. Simplemente genial. Este señor pensaba que yo era un mendigo, de estos que están el las puertas del Consum y te abren la puerta pa que les des moneditas. Y yo que pensaba que ese día me había vestido bien... en ese momento consideré la posibilidad que mi madre, mi compañera de piso, y todas mis ex tuvieran razón sobre mi forma de combinar colores...
Ante mi mirada de completa perplejidad, y mi rotunda negación, el señor se disculpó y me dejó pasar. "Es que estos señores que abren las puertas asustan a la gente de adentro," me dijo.
Mein Gott. Jesús, sacúdete en tu cripta. Ah no, verdad, ahí no estás. Anyway, espero que no hayas visto esto, porque te daría mucha pena...
Y evidentemente, durante toda la misa no me pude concentrar en absoluto en lo que se predicó. No me sacudió tanto el hecho que me hayan confundido con un mendigo (aunque es recontra maleado), sino la forma en que se me impidió entrar... porque se me trató de una forma bastante agresiva... Se me trató de una forma que no estaba de acuerdo con todo lo que se dice dentro de la iglesia.
Ok, entiendo que no es apropiado que dentro de la iglesia exista gente distrayendo a los demás. Pero hay formas de hacer las cosas. Realmente perdí el sentido de "comunión" al dejar de identificarme con aquellos dentro del templo, al sentir una vez más que muy poca gente realmente escucha lo que se dice, y se quedan más bien cumpliendo ritos que sin el resto del mensaje no tienen el más mínimo sentido.
Mis conflictos existenciales se incrementaron cuando descubrí que este señor ayudaba durante la ceremonia (curiosamente encargándose de la colecta)...
Pero bueno. Seguro que mucha gente me dirá "¿Qué haces yendo a la iglesia entonces?" y la respuesta es la misma: aunque la gente que participa en estas celebraciones no se comporte luego de acuerdo con lo que se predica en ellas, esto no significa que lo enseñado en las misas no pueda enriquecer mi vida.
Lo dejó aquí. Me da un poco de miedo poner este post, porque sé que existe gente muy fanática en la dirección religiosa y en la dirección atea, y lo último que quiero es que su participación convierta este blog en un campo de batalla. Pero vamos, a ver qué pasa.
Hasta la próxima.
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