domingo, 15 de septiembre de 2013

Piqueos Cumpleañeros

Pos nada, cumplí años nuevamente. Este año, mi amiga Angela ofreció su casa para hacer una reunión, la idea era juntar un grupo pequeño de gente y compartir algunos piqueos y cosas por el estilo. La idea me gustó mucho, y decidí preparar una causa. Angela dijo que haría sanguchitos de pollo y una torta.

Unos días antes, me di cuenta que yo no estaba haciendo mucho por el cumple, realmente. Sería Angela quien daría la casa, haría la torta, prepararía los sanguchitos... y solo haría una causa. La verdad es que me dio un poco de vergüenza, y me dije que no, que tenía que chambear yo también, y que tenía que recibir a los invitados con un gran repertorio de piqueos peruanos.

Luego de buscar un poco por Yanuq, encontré unos piqueos aparentemente sencillos. Yuca frita, bolitas de yuca, y tequeños. Excelente. Salí de compras por Ginebra, y encontré todo lo que necesitaba: salsa huancaína, ají, yuca, masa wantán, queso mozzarela... perfecto. Además, mini-croissants, jamón y queso, pa meter al horno si había alguna demora.

La reunión era a las 21:00, y Angela me dijo que llegara a las 20:00. Me pareció un poco tarde para empezar a cocinar, pero luego recordé que la gente generalmente llegaba mínimo media hora tarde, así que no me preocupé. Llegué en punto, y empecé con mis planes.

La primera dificultad se presentó cuando tuve que pelar las yucas. ¿Cómo demonios se pela una yuca?

Miré la atentamente la primera yuca por unos minutos. No, ningún lugar evidente por dónde comenzar. La seguí mirando unos minutos más. Clavé un cuchillo. Al cuchillo no le gustó mucho. Empecé con cautela, corté una parte... y vi que aquello debajo de la cáscara era de color rosado.

¿Rosado? ¿La yuca no es blanca por dentro? ¿Por qué rosado?

Me quedé pensando, un rato. Corté un poco más, y vi que debajo de la capa rosada, había yuca blanca.

Ah. Chesu.


Para esto, ya eran las 20:30. Dándome cuenta de la tardanza, empecé a cortar más rápido, llenando la cocina con cáscara de yuca. Angela me miraba nomas, y decidió empezar a decorar la torta. Gedas preguntó qué podía hacer él, y le sugerí que preparara los mini-croissants.

Para las 21:00, ya tenía las yucas peladas, en agua hirviendo. Tenía que esperar a que se ablandaran, para luego preparar el puré. Por suerte, la gente seguro llegaba tarde.

Y en eso, sonó el timbre. Había llegado Dennis. Quien es generalmente el último en llegar.
Chesu.

Nos juntamos todos en la cocina, donde yo separé ciertas yucas para freírlas, y otras para hacer el puré de las bolitas. Angela me dijo que ya con la torta, sus sanguchitos de pollo, y los mini-croissants teníamos suficiente comida, que dejara las yucas y disfrutara de la reunión, pero me negué tajantemente. ¡Yo tenía que colaborar de alguna manera! ¡No podía ser que Angela y Gedas hicieran todo el trabajo! ¡Debía terminar algún piqueo, aunque tuviera que destruir la cocina de Angela en el camino!

En eso llegó Pranati. Y la chica de Vanuatu, con su novio lituano. Y Tobi, con su amigo alemán. Todos a la cocina, donde yo seguía haciendo bolitas, con mozzarela adentro. Gedas se compadeció, y me ayudó con las bolitas.

Pues nada, en un momento de pánico, decidí freír todo de golpe. Vamos, había que terminar esto, Angela ya me había dicho tres veces que dejara las yucas en paz, y su cocina era un campo de batalla. Puse aceite, lo calenté, y metí todas las bolitas.

Por supuesto, fue un desastre. Metí tantas bolitas que luego fue imposible darles la vuelta, para freír el otro lado. La mitad se quemó. Las otras no se doraron suficiente. ¡Pero ya! ¡Ni modo! Estaban listas, y todos, toooooodos tenían que probarlas.

Por supuesto, luego me di cuenta que no había añadido sal al puré.
Chesu.

Genial. Le había destruído la cocina a la pobre Angela, para preparar unas bolitas de yuca horribles, que ella no quería que yo prepare, simplemente para satisfacer mi necesidad de sentirme útil. Bien ahí.

Supongo que me querrán preguntar qué pasó con la otra mitad de las yucas, y con los tequeños.

Mejor no pregunten.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Corazones Rotos en Trieste

Pues pasó el verano europeo, y con él también pasaron las conferencias en física de partículas elementales. Este año me tocó ir a SUSY 2013, que se llevaba a cabo en el ICTP, en Trieste.

Curiosamente, fue en el ICTP que tuve mi primer encuentro con la física internacional. Luciano, Francisco y yo acabábamos de terminar pregrado, y conseguimos que el centro nos financiara un viaje, con el fin de participar en la escuela de verano en partículas elementales. Fue una oportunidad excelente para enterarme de qué trataba este tema en el que me estaba metiendo, allá en el 2003 (Mein Gott!!! ¡Diez años exactos!). Fue un choque bastante fuerte, ya que por lo menos yo no estaba preparado en lo absoluto para lo que nos iban a enseñar ahí.

Fue un viaje curioso. Descubrimos muchas cosas. Descubrimos que Luciano pensaba que Europa estaba llena de malls. Descubrimos que Francisco podía serle atractivo a las mujeres. Yo, lamentablemente, descubrí que mi compañero de habitación de Indonesia tendía a ofrecer su amistad intentando masajear las piernas del resto. Pero más importante, descubrí la importancia de callar y escuchar (sí, aparentemente ya lo olvidé).

Esta vez, me tocó regresar para dar una charla en una conferencia. Y vamos, fue otro viaje curioso.

Para empezar, antes de ir a Trieste, pasé una semana por Padova, para hablar con una colaboradora. Las reunión era crucial, ya que estaba relacionada a lo que contaría en Trieste. Inicialmente me emocioné mucho por estar de vuelta por ahí, pero al no estar Alfredo, ni Alicia, ni Jae-hyeon, ni Catalina, debo confesar que la ciudad perdió un poco de su encanto. El departamento de física no mejoró mucho, y recordé por qué escogí Roma en vez de Padova para mi primer postdoc.

Una semana luego, llegué a Trieste. Fue interesante, nuevamente había gente de todos lados. Gentita de Würzburg, gentita que conocí en Bonn, gentita del CERN, vamos, ¡hasta me encontré con una amiga del pregrado de la PUCP! Fue útil para establecer nuevos contactos, reforzar contactos antiguos, y consolidar contactos recientes.

Por supuesto, toda conferencia tiene sus cosas. Creo que el feature más saltante fue la charla de Iwamoto. Hablaba de algo relacionado al momento magnético anómalo del muón, de encontrar zonas en el espacio de parámetros supersimétrico que resolvieran la tensión existente entre la predicción teórica y la observación experimental... y en eso, cuando muestra el espacio de parámetros... digamos que la zona de exclusión fue algo... fálica.

Sí. Dije fálica. Y si no me creen, pueden verlo ustedes mismos, en la diapositiva 21 de su charla (que empeora en la diapositiva 26). O en la página 4 de este paper.

Digamos que muchos de nosotros perdimos la concentración en ese momento. No joroben, si estás en una charla de supersimetría, ¡lo último que esperas es que aparezca un pene proyectado en la pantalla! Pero parece que la charla causó furor, al punto que el mismo Sir John Ellis decidió "flashear" la misma diapositiva en su plenaria el último día.

Anyway... Otro detalle de la conferencia fue el banquete. Los banquetes en las conferencias destacan por llevarse a cabo en sitios exóticos, tipo castillos, ofreciendo maravillas culinarias, y alcohol en exceso. Y este banquete no fue la excepción. Fue espectacular ver a físicos respetables (amigos de amigos, dicen) caminando en zig-zag luego de tres copas de prosecco, y medio litro de vino.

El problema es lo que puede pasar luego. Estaba con la gentita de Bonn, tomando medio litro de Spritz, cuando en eso apareció el Dr Z, en un estado de ebriedad mucho peor al de todos nosotros, combinados. Se unió al grupo, y entre conversaciones involucrando al amplituhedrón (no me pregunten), notamos que el Dr Z estaba deprimiéndose. Lamentablemente, fui yo quien decidió animarlo, diciéndole que era una persona chévere, que la gente estaba contenta al verlo, y tal y cual, cuando en eso el Dr Z decidió que era un buen momento para un beso.

Say what?

Debo agradecer a mi buen amigo, el pronto Dr. B, quien desde Estudios Generales Ciencias se obstinó en entrenarme en el arte de evitar hombres lujuriosos. Logré evitar el ataque del Dr Z en el último segundo, y mis amigos de Bonn lo alejaron inmediatamente. "¡Tenías que ser tan hétero!", me gritó.

'Ta mare.

Anyway...  Creo que ya han sido suficientes diapositivas fálicas, atentados de agarre, y recuerdos macabros de intentos de masajes, para un solo post. Me despido por ahora, sin más que desearles que la noche os sea propicia...