Les re-envío un mensaje que escribí a la lista interna del Foyer donde vivo, el 17 de Octubre de este año:
Dear friends from the Third Floor.
I understand that having new toilet seats is a motive for being truly happy. Of course, lacking toilet seats for the last months has been psicologically distressing, to say the least. Being able to sit while doing what we have to do is something to be cherished.
Nevertheless, I'd like to suggest expressing your happiness in ways different than "baptizing" the seats. I don't know, whistle, sing a song, smile to strangers, hug a puppy, you can do anything you want, but please, PLEASE, do not pee on the toilet seat. It's just not nice.
Supongo que este mensaje tiene muchísima información, seguramente chocante para muchos de ustedes. Ya les contaré más del Foyer en algún otro post, pero lo que deben saber es que estoy en un sitio donde viven 120 personas, distribuidas en seis pisos, con dos baños en cada piso. Eso significa que diez personas compartimos una misma ducha, y que hay un water por cada cinco personas.
En teoría, no es tan terrible como parece. Uno podría imaginar largas colas para las duchas en la mañana, pero considerando los diferentes horarios de cada persona, junto con la costumbre personal de ducharse por la mañana, por la noche noche, o no bañarse en absoluto, por lo general uno siempre encuentra alguna ducha disponible.
¿Qué es lo peor que puede pasar con la ducha? Pues que alguien deje bolas de pelo nadando por ahí. Pero eso por lo general no ocurre en mi piso, la gente deja las duchas bastante limpias, y no me puedo quejar.
Los inodoros son otra cosa. Es raro encontrarlos ocupados, pero acá lo peor que le puede pasar a uno es encontrarse con una situación similar a la descrita en mi mensaje a la lista del Foyer. Te mueres de ganas de ir al baño, encuentras un cubículo ocupado, te pasas al siguiente... y lo encuentras todo amarillo. Puaj.
Unos días después de enviar este mensaje, se me acercó El Uzbeko Reservado, y me dijo que estaba de acuerdo con mi mensaje, que él estaba también harto de encontrar ya sea el water o el piso del cubículo orinado encima. Estuvimos hablando de esto por un momento, él estaba preocupado que había gente de nuestro piso que no estaba en la lista, y que no se daría cuenta de nuestro descontento. Una idea fue sacar el tema a la luz, sin acusar a nadie, pero hablando personalmente con cada miembro del piso y dejando en claro nuestro descontento con la situación.
Justo en ese momento pasó El Tanzano Chévere, y nos escuchó hablar del tema. Dijo que estaba de acuerdo, que le parecía una cosa asquerosa el tema de la orina en los baños. Le contamos nuestra estrategia, y estuvo de acuerdo. La pregunta era estar seguro quién estaba en nuestro piso... Por ahí sabíamos que andaban El Coreano Desconocido, El Nigerino o Nigeriano, El Turco Artista, El Alemán Tímido, El Haitiano Sonriente... y más gente. Habría que hablar con cada uno de ellos.
En eso pasó El Niño Albanés, y recordamos que también vivía en el tercer piso. Nos acercamos a él, le comentamos el problema, y bueno, aceptó el comentario y siguió adelante. No muy satisfactorio, pero ya pues, por algo se empieza.
Por esas coincidencias de la vida, me dieron ganas de ir al baño. Pasé por mi habitación, cogí mi libro de "La Fisica di Star Trek" (¡no me juzguen!), mi rollo de papel higiénico, y nada, me fui a hacer lo que se tiene que hacer en esas situaciones.
Estando sentando, escuché que alguien usaba el cubículo del costado. Me sonreí, sería gracioso que luego, al salir, inspeccionara el cubículo y lo encontrara orinado. ¡Habría tenido al culpable al lado, sin poder hacer nada al respecto!
No obstante, esta otra persona se metió a la ducha luego de usar el baño. Fue entonces que me di cuenta que si encontraba el cubículo del costado sucio, tendría al sospechoso atrapado en la ducha. ¡Era perfecto! Interrumpí mi lectura, salí, me lavé las manos, y miré el cubículo del costado... y lo encontré todo orinado encima. Un asco. Pero ¡ampay! tenía al culpable en la mira.
Ahora, no quería hacer un escándalo, así que decidí observar el baño desde lejos, a ver quién salía. En eso, se abrió el ascensor, y apareció La Catalana y Olé. Le conté la situación, y le pedí que me hiciera conversación, para que no se me viera demasiado sospechoso, espiando el baño (ya tenemos suficientes pervertidos en el Foyer). Hablamos del tema, de los sospechosos, ella pensó en El Albanés Amable, mientras que yo rogaba que no fuera ningún africano, ya que teníamos suficientes temas de racismo dando vueltas como para tener que meter este tema dentro de la sopa.
Subió también El Uzbeko Reservado, y se unió a nosotros. La tensión aumentaba. Decidimos que tenía que ser un hombre, por un lado las chicas no son tan cochinas (sí pues, es sexismo, qué se hará), y por otro la distribución de orina a veces era tal, que una chica realmente tendría que esforzarse para conseguir patrones de ese tipo. Y seguramente alguien del medio del pasillo, ya que la cochinada se veía en los dos baños. Era eso, o eran dos personas las culpables.
En eso, la puerta del baño se abrió. Y no salió El Albanés Amable. Tampoco salió ningún africano. Y no, tampoco salió La Sueca Exhibicionista. Pero nos sorprendimos tanto de ver quién salió, que no supimos qué hacer. ¿En serio? ¿Él? ¿De toooodas las personas del tercer piso?
Y nada, ha pasado casi un mes desde entonces, y todavía no hablamos con él. No obstante, los baños están efectivamente más limpios últimamente. ¿Habrá leído mi mensaje? ¿Se habrá dado cuenta que lo ampayamos? ¿O habrá hablado con él El Uzbeko Reservado?
Pues como a mi me gusta contar sólo ciertas cosas, los dejo con el misterio. Bwa ja ja. ¡Será hasta la próxima!