viernes, 29 de diciembre de 2017

Navidad sin Panetón

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Son épocas duras. No, no hablo de la Oscura Navidad que hemos tenido los peruanos, cuando nuestro presidente (un Pelmazo de Lujo, sin lugar a dudas) otorgó el indulto al ex-Dictador Fujimori.

Hablo de otra cosa. Hablo de los problemas en los que me meto por escribir cosas en el blog.

Siendo Navidad, abundan las reuniones sociales. Ahora creo que los llaman "compartires" (no estoy seguro si el plural me salió bien). Los amigos, o la gente de trabajo, se junta pa comer rico, y de vez en cuando intercambiar regalos.

El primero fue en la Sección Física, organizado por los mismos estudiantes. Llegué ligeramente tarde y, como todos, participé en el sorteo de regalos para luego bajar a la mesa a comer. Fue entonces que me encontré con C., una ex-alumna.

Sí, C., te estoy mencionando, y sabes bien por qué.

Llegué feliz a la mesa, y observé las finas viandas que los alumnos habían preparado. Sánguches, empanadas, panetón, alfajores, y demás. Mi boca se hizo agua.

Y entonces, C., tuviste que arruinarlo todo.

C. se acercó, "Hola Joel, leí en tu blog que estabas a dieta, así que te compré fruta."

...

A partir de ese momento sentí cómo el panetón, los alfajores, los brownies, eran alejados de mi por seres invisibles, crueles, que reían mientras mi mundo perdía los colores, los pájaros dejaban de cantar, las paredes del salón se derrumbaban, el sol se apagaba.

Te odio, C.

Lo peor es que me lo hizo recordar en la primera reunión Navideña de la temporada. Así que tuve sus palabras presentes en todas las reuniones siguientes.

Por ejemplo, en la reunión del Departamento de Ciencias. Los mozos pasaban sólo dulces, nada de salado. Y sólo tenían jugo de caja o gaseosa, nada de agua. Me la pasé mal.

Luego, la gente de la PUCP. La mesa de dulces me acechaba (y debo confesar que tuve que comer algo).

De ahí, los amigos del colegio. Sólo una tajadita de torta. Sí, nada más.

Nochebuena, donde mi tío Augusto. Sí, tía Blanca, sólo un poquito de uno de los cinco postres que normalmente preparas. Y nada de arroz árabe, por favor.

Y el día siguiente, Navidad donde mis padres. No, he tomado jugo de fruta, ya no puedo tomar chocolate caliente.

Me arruinaste la vida, C.

Y nada. No me he pesado en semana y media. Pero hoy en la tarde lo haré. Y, por el bien de C., espero no haber subido ni medio kilo. ¡Ni medio! De no ser así, tendré que empezar a maquinar mi venganza, y confíen en mi, esta venganza SERÁ DULCE.

Buen año, a todos.