viernes, 27 de enero de 2012

El Aprendiz de Grinch

Hace poco más de un mes, tuve el honor de tener un post dedicado a mi en en el blog de Claudia (conocida popularmente como La Miss Claudia). Claudia fue mi profesora de literatura en esas épocas en que yo era más bestia, y curiosamente, a pesar de que abandoné su salón hace ya más de diez años ('tas tía, Claudia), no ha dejado de enseñarme cosas.

Para empezar, podríamos decir que fue ella quien me inspiró a abrir este blog. Así que ya tienen a la culpable, no la linchen, pe, que cualquiera se equivoca. Anyway, en esas épocas en que yo no sabía cómo manejar mi lista de correos, Claudia abrió su blog, enpuntomuerto. Luego de leerlo por un par de meses, me pareció una buena idea, y abrí yo el mío. Por supuesto, su blog es infinitamente más complejo y profundo que este, evidentemente sigo siendo un aprendiz.

Otra cosa en la que Claudia sigue siendo maestra absoluta es en su sentimiento Grinchial. Sí, ese Grinch. Cada Navidad me contagia más, llegando al punto en que mi repulsión fue tan evidente, que Claudia tuvo que escribir al respecto. Yo le respondí el post, respuesta que fue publicada también.

Pues nada, hoy decidí poner las dos conversaciones juntas. Lamentablemente para mi, Claudia tiene la primicia, así que yo les tendré que entretener con el contenido expandido. Un ejemplo de contenido expandido es este ejemplo.

Así que nada, reproduzco acá el post de Claudia, y más abajo encontrarán mi respuesta.

¡Hasta la próxima!

***
De un Grinch a otro:

Seguramente en el viejo continente en el que tú vives, las navidades se viven de otra manera, son más de película gringa, llenas de nieve y con árboles con luces LED por todos lados. Me queda claro, mi querida colega, que tu histeria debe ser un poco más fuerte que la mía, aunque supongo que por la crisis económica, la tembladera de del euro, y la búsqueda de un rescate de la comunidad europea, la cosa debe estar complicada.

Mi querido amigo, te pongo un poco en autos de lo que he visto en estas latitudes, calurosas y a la vez brumosas cuando la neblina limeña nos visita casi siempre.

Los toribianitos siguen al ataque, con esas ganas de cantar con sus calzoncillos apretados puesto que la voz aflautada con la que entonan los villancicos navideños me obliga casi a denunciarlos a Indecopi. Felizmente que a una mano divina se le ocurrió crear el Cd Voces del Perú, que suena totalmente adecuado para la ocasión. Tengo que ser un Grinch muy honesto y aceptarlo.

El panetón y el chocolate nos invaden como siempre, ahora podrás imaginarte que las versiones light, integrales, y otras han vuelto el mercado más artificialmente atractivo. Puedes calcular un tremendo pedazo de panetón que no engorde?¡?¡?¡ No tiene sentido. Además, cuando lo bueno de la comida navideña es disfrutarla con 0 culpa y echarle harta mantequilla al panetón real, es uno de ellos.

Ni te digo de la espantosidad de árboles de navidad que veo en Plazas de los diferentes distritos capitalinos, sobre sale... el del Ovalo de la de Lima, parece forrado en celofan verde y tiene, los conté, 12 adornos... como que misiazo!

Volvía de mi trabajo cotidiano, que tú bien sabes cuánto aprecio, cuando entré en pánico: a mi lado, en un semáforo cercano al Óvalo Gutiérrez, vi una camionetita que decía: http://www.papanoelentucasa.com/ Inmediatamente morí y resucité. Puesto que dentro, iba un papa noel más lampiño que perro chino (seguro que había puesto sus barbas en remojo) y un grupete de mamitas noelas que más parecían del grupo Agua Marina….!!!!!

En fin, mi querido espero que ahora, mientras vas mudando la vida de una ciudad europea a otra, estés tan verde como siempre con el estrés navideño y otras creatividades de la vida.

Mericrismas... ¿será?


***

Estimada Grinch Mayor,

Gracias por tu preocupación por mi. Disculpa la demora, pero como bien sabes, no tengo tanta experiencia aguantando Navidades como tú, y de vez en cuando el chuquaque me vence.

Tal vez te sorprenda lo que te voy a contar, pero las navidades en Europa no son tan geniales como crees. Sí, efectivamente, existen varias cosas que hacen que salgan los instintos Grinchiales a todo dar. No obstante, debo reconocer que tiene un poco más de sentido tomar chocolate caliente (¡o vino caliente!) y decorar las cosas con nieve cuando efectivamente es invierno. Por lo menos existe cierta coherencia que le da tranquilidad a mi mente.

Pero de ahí, todo igual. Okey, tal vez acá no tengan a los Toribianitos. Pero en cambio, en España por lo menos, todas las tiendas pasan ciertos soundtracks de grupos de niños y señoras mayores desafinadas cantando los mismos villancicos españoles una y otra vez. No sé, en Lima por lo menos una que otra tienda pasaba villancicos en inglés, así que algo de variedad había...

Si hablamos de comilonas, comilonas hay. En Italia en particular es impresionante. Tu te quejas del panetón integral que no adelgaza, ¡pues debes agradecer que allá no hay panetón relleno de crema de pistacchio! Y no sólo hay panetón, hay pandoro, hay panforte, hay turrones (¡y en España también!), y si paso por Inglaterra no faltan los mince pies... En España eso luego se remata con la rosca de reyes, mientras que en Italia tienen la cena adicional de la Befana (la rara bruja que reemplaza a los Reyes Magos en la distribución de regalos). Así que nada, al final todos terminamos como tu querido Triple Pechuga.

¿Y los árboles? ¡Ja! Pues en Roma el árbol más bonito era uno auspiciado por Mercedes (la marca de autos, no la ex-candidata), con el símbolo de la marca por todos lados, así que ya te imaginarás. Bueno, dicen que este año ha sido particularmente misia la decoración por la crisis esta, pero quién sabe...

Ahora, hay algo adicional acá que no hay en Lima. La addicción a los nacimientos (Belén en España, Presepio en Italia). Por supuesto, en Lima cada iglesia tiene su nacimiento, y de vez en cuando te das cuenta que hay uno en el Wong de la esquina... Pero en Italia... mannaggia... hasta el Colosseo tenía su nacimiento. Y todos iguales. Todos. Ok, de vez en cuando hay uno que otro chévere, pero por lo general, mal. Y cuando, por "originalidad," deciden reemplazar las estatuas por rigatoni... pues mejor no te digo.

Te dejo, estimada Grinch Mayor. Aprovechando que ya pasaron las fiestas, te deseo un sincero Feliz Año Nuevo. ¡Y a no bajar la guardia! ¡Que en un ratito llega San Valentín, y regresamos a lo mismo!

 Adeu!!!

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