Evidentemente, no me encontraba en Lima.
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Hace ya dos años decidí dejar Europa. No "volví" a Lima, sino más bien me dirigí hacia allá para empezar una nueva aventura. Y salió bien.
Me incorporé a la PUCP, y ahora trabajo como Profesor Investigador. Tengo cuatro estudiantes de Maestría, y uno de Licenciatura y, si todo sale bien, llevará a cinco tesis, y cinco papers. Además, en este tiempo me he preparado para dictar cinco cursos, tres en Maestría (Teoría Cuántica de Campos 1 y 2, además de Supersimetría), uno en Pregrado (Mecánica Cuántica) y uno en Estudios Generales (el terrible IFU).
Por el lado personal, me he re-encontrado con viejos amigos, y he conocido nuevos. Veo a mi familia al menos una vez a la semana, y no he vuelto a usar Skype. Además, las cosas sentimentales han evolucionado favorablemente, al punto que me he mudado con la novia.
Llegando el segundo aniversario de mi mudanza a Lima, estaba claro que tenía que hacer algo especial. Y como soy súper consistente, no encontré nada mejor que escapar a Europa.
La idea salió al encontrar unos proyectos BAYLAT, de cooperación entre Alemania y Latinoamérica. Formulé un proyecto junto con Werner, y obtuvimos el financiamiento. Él y un alumno vinieron a Lima a inicios de año, y hace semana y media estuve allá, en Würzburg.
Por supuesto, yo también viajé con un alumno. Aprovechando el financiamiento que el Estado le da a los estudiantes de Maestría, lo envié a una escuela en Hamburgo, para que luego me alcance en Würzburg. Tengo que admitir que andaba medio preocupado, mi estudiante entiende inglés, pero en escritura y expresión oral es más malo que un futbolista peruano hablando castellano. Tengo entendido que no era el último, y que en la universidad habían apuestas a ver dónde exactamente se perdía. Fue un alivio encontrarlo en la estación de Würzburg, a salvo.
La semana de trabajo fue intensa, pero provechosa. Resolvimos cuestiones importantes en el código, cosa que probablemente no habríamos hecho desde lejos. Se durmió poco, por mi lado habrán sido unas cuatro o cinco horas diarias.
También hablé un poco más con mi estudiante. Fue muy gracioso verlo cometer tonterías similares a las que cometí yo cuando viajé por primera vez fuera de Lima. El momento facepalm fue cuando me consultó si los alemanes sólo usaban agua caliente para ducharse, ya que no había visto cómo cambiar la temperatura de la ducha. Resulta que en Würzburg usan unas llaves de agua distintas, y al buen estudiante no se le ocurrió girarlas.
Estuve a punto de sugerirle que abriera un blog, pero la verdad es que no quiero competencia.
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Y nada. El último día en Würzburg me encontré con la novia. Viajamos a Münich, y encontramos a mis antiguos compañeros de piso de Valencia: Herr Deutschland, ODD y la Tedesca Pazza. También me vi con el buen Martin y Adeline, con La Portuguesa Borracha de Ginebra, y con David y familia. Muy bonito, salchicha y cerveza constante, para desayuno, almuerzo y cena.
Más aún, de Münich volamos a Valencia. Nos alojamos donde Paola, y logramos a ver a casi todos los que siguen ahí: Paula y familia, Neus, Roberto, Pablo, Felip, Andrew, Oscar... Le mostré la ciudad a la novia, y nos la pasamos tragando todo el día: paella, tinto de verano, horchata, y todas esas cosas buenas de por ahí.
Y fue entonces que llegó el día de hoy, que despertamos empapados de sudor, como es normal en Valencia en Julio. Y era el día en el que dejé Valencia, nuevamente. Ahora les escribo desde Madrid, y en breve estaremos de vuelta en Lima.
Es un regreso medio melancólico. Porque, seamos honestos, en Alemania y en España se vive súper bien. Würzburg, Münich, Valencia, Madrid, son todas ciudades maravillosas, y dejarlas, como siempre, es un tema.
Volver a Lima implica volver a varias cosas negativas. Lima es una ciudad violenta, gente, no sólo por el tema del crimen, sino por cómo nos tratamos, por cómo, por lo general, no existe un pensamiento a favor de la sociedad. Llegar a esto luego de dos semanas idílicas no es fácil.
No obstante, por supuesto, se vuelve a Lima porque hay cosas positivas. Y sí, están los amigos y la familia y la nueva vida con la novia, pero además se pueden lograr cambios muy grandes en esta ciudad. Se pueden lograr cambios grandes en el Perú, incluso.
Y no sólo hablo de desarrollar la física nacional, de eso creo haber hablado antes. Ahora hablo también de la posibilidad de mejorar la sociedad. Hoy en Perú se están dando cambios muy grandes, hay movimientos importantes a favor de la igualdad de derechos, en contra del sexismo, en contra de la porquería del populismo autoritario fujimorista. Y cada uno de nosotros cuenta, y la verdad es que es muy bonito ser parte de eso también.
Así que nada, a tomar el vuelo de vuelta pasado mañana, y a seguir adelante, y a mirar con esperanza no sólo los próximos dos años en Lima, sino toda una vida nueva.
Ojalá sea así.
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