Era un sábado en la mañana y, de la misma forma que se han caracterizado todos los sábados de este terrible semestre, alisté las cosas para ir a la PUCP. No obstante, esta vez cargaría con algo adicional: un aikido-ji, con cinturón amarillo.
Empecé a practicar aikido hace años, antes de ir a Europa. Debido a la tesis de maestría, y el posterior viaje, abandoné la práctica, no sin antes sacar el cinturón amarillo.
Pues este año decidí retomar el aikido, con la buena suerte de conseguir que me reconocieran el cinturón. Luego de unos meses de práctica, mi sensei me dijo que probara dar el examen para cinturón naranja.
Ya pues.
La cosa se complicó desde el inicio, ya que el pre-examen se llevó a cabo justamente durante una semana en la que yo estaría en Colombia. No obstante, hicieron una excepción sólo para mi, y me permitieron dar el pre-examen en otra fecha.
Fue un desastre.
Básicamente, me puse nervioso. El pre-examen se dio en el Dojo Central, al cual nunca había ido, y se llevó a cabo luego de una clase regular. Fui el único en darlo. Entenderán entonces mi nerviosismo, durante esta evaluación me estaban mirando absolutamente todos los asistentes a la clase, gente completamente desconocida, que sacrificaban el tiempo de su clase para que este tipo pudiera dar su pre-examen.
Y nada, cometí mil errores. Y luego me lo hicieron saber, me dieron una lista de cosas por corregir, frente a todos los espectadores, que duró como 15 minutos. Horrible, oye.
Pues nada, cuatro días despues, estaba dando el examen. Pero el problema era que el examen se daba a las 14:00, en San Borja, y yo tenía que dictar una clase en la PUCP, de 10:00 a 13:00. Sí, clases en la PUCP los sábados, ha sido el tema recurrente de mis conversaciones este semestre.
Anyway, el examen era a las 14:00, pero antes habría una clase previa, tipo "calentamiento". Hice mis cálculos, pero imposible, ni aunque terminara mi clase 30 minutos antes llegaría a tiempo al "calentamiento". Así que ni modo, la clase acabó a las 13:00, agarré una empanada, y salí volando en busca de un taxi.
El taxista me dijo que me cobraba S/.18. Ya, lo que sea. Me subí, avanzamos cuatro cuadras, y se le reventó la llanta. Cha mare....
En sitio donde me dejó el primer taxista fue muy inconveniente. En ese lugar paraban muchos buses, y los taxis lo evitaban. Pasaron como cinco minutos antes de que lograra conseguir uno. Me empecé a desesperar.
El segundo taxi inicialmente parecía informal, ya que no tenía el casquete que dice "taxi." No obstante, su placa sí era correcta (tenía la bandita amarilla), así que me subí nomás. Me dijo S/20, que me pareció un abuso, pero no tenía mucha opción.
Al subir, le dije que iba a poner Waze, para llegar lo más rápido posible. Le indiqué la ruta, él me miró, y dijo que no, que quería ir por la Costa Verde, que el Waze no considera semáforos ni tiene la información de atascos. Yo lo miré con cara de "¿De qué cueva te han sacado?"
Le dije al tipo que tenía que estar en el sitio a las 14:00. Y que la ruta de Waze indicaba que llegaríamos a las 13:50. Que yo no tenía problema en usar otra ruta, pero que si me hacía perder el examen, me iba a molestar mucho.
A él no le importó.
O bueno, más o menos. Siguió su ruta, pero en el camino cruzó todos los semáforos en rojo. Manejó como un animal por la Costa Verde y, encontrando el atasco de siempre en Armendáriz, esquivó la cola, metiéndose ilegalmente por otro lugar.
Lo que debí haber hecho en ese momento era bajarme. Mandarlo al demonio. Pero si lo hacía, no llegaría en la vida al examen. Así que me puse en modo zen, y consideré esta situación como el inicio de la evaluación. O algo por el estilo.
Llegamos a las 13:50. O sea, igual que si seguíamos al Waze. Pero claro, Waze no asume que uno rompería todas las reglas del manual de tránsito. El tipo luego tuvo el descaro de enorgullecerse "¿Ya ves? Llegamos más rápido."
Yo seguía en modo zen, y me bajé sin decir mucho. ¿Para qué pelearse con alguien así?
Pos na'. Llegué al examen a tiempo. Y bueno, cometí errores nuevamente, pero esta vez muchos menos. El mejor momento del examen fue cuando pidieron que ejecute ushiro-tekubitori-sankyo. Yo yo siempre me hago bolas con sankyo. Y lo genial fue que, cuando lo llevé a cabo, me salió tan bien que el Gran Sensei se paró, y exclamó jubiloso "¡Bien, Joel!". ¡La gente aplaudió!
Ok, no. Es mentira. Me salió bien, y el Gran Sensei dijo "Bien, Joel" en voz baja, casi un susurro, pero lo escuché, y para mi eso daba igual que que se parara jubiloso, con la gente aplaudiendo.
Y eso. Cinturón naranja. A pesar de todo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario