Creo que al estar ahora fijo en Perú, el tema de los viajes ya no me es tan natural. En el pasado, con tanta vuelta que tenía que dar, terminaba conociendo las tácticas secretas de cada aeropuerto que frecuentaba. Trasladarme dentro de las ciudades nuevas tampoco era complicado, y normalmente terminaba resolviendo cualquier issue en poco tiempo. Aquellos días en donde Porca Padova ofrecía sus servicios estaban ya lejos.
Luego de mi último viaje a Valparaíso, me da la impresión de que estoy perdiendo práctica.
Primero el aeropuerto en Lima. Luego de la conferencia en Valparaíso, me quedaría un fin de semana donde los Millner, así que sería apropiado llevarles algo. No obstante, por esas cosas de la vida, llegué al aeropuerto con las manos vacías. Pero no me preocupé, hice mi check-in, y me fui a mirar las tiendas.
Lo primero que busqué, por supuesto, fue pisco. Claro, estando los pobres Millner en Chile, lo primero que necesitarían sería un buen pisco. Y para suerte de ellos, en Chile sí permiten el ingreso de pisco peruano (a diferencia de otro país idiota que no hace lo mismo con el chileno). Me paseé por la tienda, y me sorprendió encontrar solamente botellas pequeñas de pisco.
"Es que las botellas grandes no pasan por aduanas," me dijo la asistenta. Por supuesto. Primer indicio de mi falta de práctica. Nada de líquidos al hacer la emigración. Me sentí súper bestia, pero bueno, ni modo, les compré chocolates de pisco y lúcuma.
Luego de pasar por aduanas, me volví a sentir súper bestia. Por supuesto, luego de aduanas viene el Duty Free y, siempre y cuando uno no viaje a Gringolandia, uno puede comprar todo el líquido que quiera. Ya pues, compré una botella de pisco nomas, ya decidiría qué hacer con los chocolates más adelante.
Porque claramente no me los iba a comer, gracias otra vez, C.
La tercera evidencia de mi falta de práctica se dio al llegar a Santiago. Habiendo recogido mi maleta, me dirigí a la terminal de bus de Pajaritos, para luego subir al bus a Valparaíso.
Ahora bien, en ese momento tenía en mis manos la maletota, la mochila con la laptop, y la bolsa con los chocolates y el pisco. Maniobrar era complicado. Cualquier ser pensante abriría la maletota para guardar la bolsa y ser libre, pero recordemos que quien les escribe a veces pierde dicha condición. Mi bestialidad llegó al límite en el stands de hot dogs, una vez que me vi obligado a lidiar con maleta, mochila, bolsa, billetera y hot dog, perdí el control de todos estos objetos. El resultado: un repugnante chicle verde pegado a la bolsa. ¡Por suerte no se pegó al hot dog!
Ni aún así atiné a meter las botellas y chocolates en la maleta: terminé llevándome el chicle hasta Valparaíso. A veces me recuerdo, y no me entiendo.
Llegué a Valparaíso tarde, casi a las 10 de la noche. Cansado de tanta vuelta, decidí tomar el primer taxi que encontrara. Decidí seguir el viejo refrán, "cuando estés en Roma, has lo que hacen los romanos" (que fuera de contexto podría interpretase como acosar sexualmente a las extranjeras). En este caso, buscar a un chileno en necesidad de taxi, y observar qué hacía.
Lamentablemente, el chileno que escogí no tenía la más remota idea de cómo encontrar taxis. Y terminé parado en la calle por bastantes minutos, viendo cómo el chileno observaba al tráfico.
Abandonando a mi guía, le pregunté a un tipo que andaba por ahí, y me mandó a caminar un poco. Volví a preguntar, y me mandaron a caminar aún más. Seguí y seguí (siempre con mi maletota, mochila, bolsa y chicle), hasta que en eso me topé con una cabina tipo teléfono londinense, que decía "Taxi."
Lamentablemente, no había ningún taxi alrededor y, a diferencia de sus análogos londinenses, tampoco encontré un teléfono adentro. Mi única opción era parar a un transeúnte arbitrario y pedirle que me deje usar su Uber. Cha mare...
Pero nada. Estaba ya por perder las esperanzas cuando en eso un auto, con toda la pinta de ser un taxi ilegal, frenó en seco y ofreció llevarme. Luego me enteré que sí era un taxi ilegal, que los taxis en Chile tienen taxímetros, pero bueno, ¿qué iba a hacer?
A partir de entonces, todo en Valparaíso salió muy bien. La conferencia estuvo excelente, y vi a muchos amigos antiguos. La ciudad es preciosa, también, no se la pueden perder si están por la zona. Aunque, bueno, lamentablemente.... no puedo recomendar el pisco sour. Ya pues, ¿qué querían que hiciera?
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