domingo, 29 de abril de 2018

El Espejo

Una vez que uno tiene estudiantes tesistas, uno se pregunta si estos harán el mismo tipo de idioteces que uno hizo cuando estuvo en sus zapatos. Y las cosa es que uno recuerda lo bestia que uno fue, y dice No way, ese tipo de barbaridades sólo las cometo yo.

Estos meses estoy teniendo unos doctorandos de Würzburg en la PUCP, debido a un convenio via la DAAD (en unos meses mis tesistas irán para allá). Y es curioso ver cómo se adaptan ellos al Perú. Porque claro, de estar una semana, uno se encarga de ellos, los recoje, los lleva a cenar, etc etc. Pero si están un par de meses, pues no es factible. Así que a enseñarles a tomar bus, a indicarles dónde no comer, ¡y liberarlos!

El problema es que, claro, eso no garantiza que no metan la pata. Por ejemplo, que suban a un bus a las 10:00 pm, y como hay poca gente, decidan sacar la laptop y ponerse a trabajar.

A los que estén leyendo esto y no hayan venido nunca a Lima, esto no es muy recomendable, a pesar de que hable bien de su disposición al trabajo. Digamos que la laptop se podría... perder.

Luego uno se da cuenta de que se olvida de decirles cosas. Como, por ejemplo, no entrar caminando a La Victoria. Especialmente si es que el plan inicial era caminar, campantes y despreocupados, hacia el Centro de Lima. Una muy buena idea, en caso de tener estudiantes de afuera, es conseguirles un mapa. Y marcar, bien grande, POR ACÁ NO.

Uno termina teniendo conversaciones que uno nunca esperaba tener. Por ejemplo, que vengan y que digan que qué bonitas las cucarachas, que les encantan sus antenas. Y luego uno piensa que AirBnB a veces no es la mejor opción.

¡Y no me imagino cómo será la interacción con los doctorandos locales! La idea es que los doctorandos interactúen entre sí la mayor cantidad de tiempo posible. Sí, discutir de física conmigo les sirve de algo, pero a mi personalmente lo que me sirvió más de mis estancias fue interactuar con otros estudiantes. Así que motivé que salieran todos a comer, al menos un par de veces a la semana.

Luego del primer almuerzo, les pregunté a los alemanes, ¿qué tal todo? Ellos dijeron que muy bien, que el almuerzo duró dos horas, que los hicieron bailar salsa, y luego les invitaron a escuchar música folklórica.

Por mi mente pasaron las ideas más absurdas que puedan imaginar.


¿Y algo de física? Parece que no... a lo mucho, fútbol, y cerveza.

Mein Gott..... ¡Por lo menos me sirvió a mi para enterarme que mis doctorandos se toman dos horas comiendo!

Pues na', les quedan dos semanas en Lima, y el próximo mes es mi doctorando que se va. ¡Y luego yo! A ver qué les contamos.

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