domingo, 16 de octubre de 2011

El Transporte Público, Parte II

Ok. Luego de haber hablado del transporte público en Lima, me siento en el derecho de despotricar contra los medios de transporte acá en Europa.

Empecemos con Inglaterra. A decir verdad, al mudarme a Cambridge no pude experimentar el transporte público inglés. En Cambridge está de moda andar en bicicleta, y ya pes, algunas modas se siguen. Me compré mi bicicleta (llamada Chari, averigüen ustedes qué significa), y salí a la aventura.

Por supuesto, no llegué muy lejos. La condenada bicicleta no sólo pesaba como doce kilos, sino que tenía la buena costumbre de atraer todo clavo, vidrio u objeto cortante hacia sus llantas. Y claro, cuando mandar a cambiar una cámara de bicicleta costaba unas buenas 15 libras, me tuve que volver un experto en el cambio de cámaras. Quién sabe cuánto tiempo de estudio perdí allá simplemente cambiando la condenada llanta...

Pero no sólo eso, sino que aparentemente el contacto con mi cuerpo activaba un mecanismo dentro de la bicicleta, aparentemente conectado con la atmósfera, que desencadenaba una lluvia terrible cada vez que salía yo a la calle. Por supuesto, una vez terminado el paseo, y conmigo bajo techo, la bicicleta se veía sola bajo la lluvia, y convenientemente decidía detener la lluvia. No se vaya a mojar mucho, la pobrecita.

Maldita Chari.


En Valencia la cosa fue distinta. Teniendo que ir a Burjassot todos los días, la mejor opción me pareció usar el metro, bus o tranvía. Y descubrí que, a pesar que en Europa el transporte público no causa accidentes como lo pueden hacer las combis en Lima, acá ocurren otras cosas que pueden destruir la paciencia de uno. Lo que les contaré ahora tiene que ver con lo que ocurría en el año 2006, más o menos, ahora ha mejorado un huevo.

El primer rollo es la espera. Luego de tener la costumbre de salir a la calle y chapar la combi en menos de 10 minutos, tener que esperar 35 minutos por el tranvía se convertía en en algo realmente frustrante. Vamos, esto no ocurría muy seguido, pero las veces que pasaba, uno terminaba queriendo matar a alguien.

Los tranvías tenían la mala costumbre de aparentar burlarse de uno. En Valencia, claro, hay paraderos, uno no puede subirse al bus o tranvía en cualquier sitio. Por ende, una vez que se cierran las puertas y el tranvía avanza, estas no se vuelven a abrir hasta el siguiente paradero. El tema frustrante acá era que, a veces, existía un semáforo inmediatamente después del paradero, y una cosa que hacía el tranvía era cerrar las puertas, avanzar dos centímetros, y detenerse frente al semáforo. A pesar de que realmente no se había alejado del paradero, el tranvía no volvía a abrir las puertas. Si  no llegaste a tiempo, piña pe.

Aquellos que tomaban el tranvía desde Burjassot para luego cambiar al metro en la estación de Empalme sabrán de qué voy a hablar ahora. En esta estación el metro no es subterráneo, es más, uno en el metro ve al tranvía, y viceversa. Algo que ocurría mucho era que ambos, metro y tranvía, llegaban al mismo tiempo a la estación. Por supuesto, esperar a que la gente del tranvía llegue al metro era impensable. Uno veía a aquellos desafortunados que tenían que cambiar correr como locos... y ver como las puertas del metro se les cerraban en las caras, y ver al metro partir todo campante.


Otro tema son los buses nocturnos. Tener unas diez líneas nocturnas a partir de media noche, pasando una vez cada hora, no es bacán. Okey, tal vez no es Grenoble, donde los buses nocturnos empiezan a las ocho de la noche, y el transporte público se acaba a medianoche (en Grenoble no se sale de fiesta, no, no)... pero poner dos buses cada hora tampoco es un esfuerzo tan grande, ¿no?

Ahora, tengo que admitir que el transporte en Valencia ha mejorado un huevo. Hoy en día existe el ValenBici, que corrige el problema de los buses nocturnos (chapa tu cleta nomás). Además, los paraderos ahora tienen un código, de forma que uno puede enviar un SMS a un número, y te indican cuánto tardarán los próximos buses (así que si se demorará más de diez minutos, puedes tomarte un cafecito). Bacán.

Por supuesto, todo esto lo implementaron un par de meses antes que yo me mude.
Malditos.

De Padova no hay mucho que decir. También estuve en bicicleta, y los rollos feos ustedes los conocen.

En Würzburg no anduve en cleta. Allá había que tomar bus. Y bueno, también he hablado de las primeras complicaciones al respecto. A decir verdad, a pesar que la universidad se encontraba un poco lejos, y los buses no eran muy frecuentes, la cosa funcionaba. El problema principal era que costaba un hue-vo. Así, separado. Peor aún si uno se quería mover en tren, había que romper el chanchito en esos casos.

Por supuesto, hasta que descubrí el Mitfahrgelegenheit. Les toca a ustedes averiguar qué es. Y no me llamen maldito. Yo también me demoré un huevo en saber qué era, más aún en pronunciarlo.

No diré nada del transporte en Ginebra, porque básicamente sería repetir lo que dije de Würzburg, pero sin Mitfahrgelegenheit. Por suerte.

Y ahora... Roma. Ay ay ay ay...

Empecemos. Roma tiene dos líneas de metro. Sí, no se rían. Caput Mundi, que le dicen. Y tiene dos líneas.


No sólo eso. Ahora, la línea que uso, la Línea A, no funciona en la noche. Hasta las nueves nomas, jefe. ¿Y por qué? No, que estamos construyendo la Línea C, y hay que cerrar la Línea A, porque nos cansamos. Ahhh... ¿y cuánto tiempo llevan construyendo la Línea C? Pues qué decirle, jefe, serán unos cinco-ocho años.... Ahhh... auguri!
 
Las mañanas son lo máximo. ¿Han escuchado ustedes del problema de sobrepoblación en el mundo? ¿No se habrán preguntado alguna vez dónde está toda esta gente? Pues fácil, están todos metidos en el metro de Roma. TODOS.

¡Y qué decir de los trenes! No, señores, el problema no es que los trenes a veces están con retraso. ¡A veces pasan antes de tiempo! ¡Han habido veces que me he he quedado estancado en Frascati por 45 minutos porque el porco tren pasó cinco minutos antes!

Ustedes dirán, no pes, lo que pasa es que tienes el reloj atrasado. Tienes que sincronizarlo con el reloj de Termini. ¿Y cómo hacerlo, mis estimados, si cada reloj de Termini muestra una hora distinta? Así, así, ¡hasta con cinco minutos de diferencia! Por ello, pa ir a la chamba, siempre trato de estar 10 minutos antes en el tren. Mejor prevenir que lamentar.

Los buses también son otra historia. Acá también existe el sistema de Valencia, aunque no por SMS, acá hay que entrar a una página web y te dicen a qué hora pasa el bus (o sea, los que no tienen internet se fregaron). No obstante, este sistema no resulta muy confiable. Hace un tiempo estuve esperando la línea 87, alrededor de medianoche. El sistema indicó que un 87 pasaría luego de 30 minutos, y me dije va bene, espero. 40 minutos después, pasó un bus anunciando que iba al depósito, y luego el 87 despareció del sistema. Oops. Y claro, luego ya no pasaba otro. A caminar a casa, dai, 45 minutos más.

Maledetto...
 
Acá también podría seguir por bastante tiempo, pero ya me está saliendo larguito esto. Así que los dejo, sin otra esperanza que el sueño del carro propio. A mi me falta un huevo pa eso, creo...

3 comentarios:

supernena4 dijo...

Sí, desde luego, lo peor es lo de "y el metro se va tan campante", parece que se mofa en tu cara!

De Valencia, otra cosa graciosa es cuando te pone "la hora esperada de llegada del metro" en esos paneles que hay en las estaciones. ¡Son estimaciones nada significativas! Porque a medida que se retrasa, va cambiando el tiempo estimado, ¿entonces pa' qué sirve si se reajusta hasta que llega?

En fin, pero bueno..., parece que por Roma lo sufrís más, desde luego, lo de los 5 minutos de adelanto ya es la releche!

Jajaja, buen post. Besos majo!

Jomra dijo...

Salud

En conclusión: Debes caminar más y confiar menos en extraños que te llevan :P.

Lo peor, comparando Lima con el resto del mundo que se cree civilizado, es que en esta parte del globo hay que esperar, como dices, hay que esperar, y a veces mucho. Eso y que el precio no es negociable, no hay descuentos por ir solo cuatro cuadras, y no te recogen donde te viene mejor.

En Pucela al bus sí le he visto abrir las puertas en el semáforo a media cuadra del paradero, sobre todo en las líneas que pasan cada 30 minutos y cosas así... (La otra ventaja es que existe el trasbordo en los buses :D.)

Hasta luego ;)

PD: ¿Mitfahrgelegenheit es tren ligero?

Joel Jones Pérez. dijo...

Cierto, me había olvidado de la estimación tipo "self-adjusting." El metro llega en 7 min... en 6... en 5... en 8... en 7... en 10... en 2... en 4... en 1...

Jomra, creo que sí, si no fuera por los accidentes, el tráfico y la contaminación, me daría más gusto ir en transporte público limeño (porque vamos, acá en los buses romanos uno va igual de apretado).