Esta historia navideña es algo inusual.
Algunos de ustedes saben que la mitad de mi familia es inglesa, y que realmente no la conozco muy bien. Recién ahora, que estoy en Europa, he tenido un mayor contacto con ellos. Estando en Cambridge fui a visitarlos dos veces, y estando en España los he ido a visitar una vez. No obstante, en todas estas visitas, una prima estuvo ausente: mi prima Joanne. Ella abandonó Inglaterra con su esposo inglés y conquistaron la costa española, junto con una horda de ingleses veraniegos.
Y bueno. El 23 de Diciembre, mientras mi hermano Julian estaba visitándome en Valencia, recibí un mensaje de mi madre, diciendo que Joanne había fallecido de cáncer. No puedo realmente decir que me afectó, ya que como he dicho, realmente no la conocía. Más que nada me dio pena no haberla podido conocer antes.
El 24, mientras Julian y yo andábamos visitando un pueblo abandonado de Valencia, recibimos una llamada de mi padre. Nos contó que el entierro sería el 26, dos días después, y que sería bueno que fuéramos. Estaría toda la familia entera. A nosotros nos parecía bien ir, creo que ambos lo consideramos antes que mi padre lo mencionara. El problema sería llegar, ya que vivían por Gibraltar. Otro problema es que Julian regresaba a Inglaterra el mismo 26, así que o perdía el vuelo, o tendríamos una suerte increíble y conseguiría un vuelo Gibraltar-Valencia justo antes de su vuelo de regreso a UK.
Pero nosotros no nos caracterizamos por tener suerte. ¿Qué? ¿No se habían dado cuenta?
Al regresar del pueblito abandonado, miramos las opciones:
- Podíamos volar a Málaga, pagando como 300 euros. No way.
- Podíamos volar a Jerez de la Frontera, pagando también 300 euros. No way.
- Podíamos volar a Sevilla, por 100 euros. Pero estaba muy ajustado, no la hacíamos.
- Podíamos tomar un tren a Málaga, por 50 euros...
Esta última opción estaba algo mejor económicamente. Llegaríamos a Málaga a las 9:30 de la noche, dormiríamos allá, y al día siguiente tomaríamos un bus a wherever el entierro fuera a ser. ¿El problema? Estaríamos viajando 10 horas en tren. En Navidad.
Luego, el mismo 26, luego del entierro, Julian tendría que ir a Gibraltar, a tomar un vuelo de vuelta a Inglaterra. Yo regresaría a Málaga, dormiría una noche allá, y me regresaría a Valencia en tren el 27, otra vez 10 horas.
No van a decir que no somos buenos haciendo planes, eh.
Ya pues. El 25 salimos a las 11:00 am, y luego de un tediosísimo viaje, llegamos a Málaga, a las 9:00 pm. El siguiente objetivo: enterarnos a dónde cazzo teníamos que ir. Yo recordaba que mi tía Eileen mencionó Estepona cuando hablamos de Joanne, pero sabía que no vivía ahí. A las 10:00 pm logramos hablar con mi padre. Nos dijo que teníamos que ir a Savinillas, y que el entierro era a mediodía. Lamentablemente, había una complicación adicional: el entierro no era el 26, lo habían movido al 27.
'Cha mare.
En Málaga nos encontramos con Esther y su novio, Lucas. La verdad es que tuvimos mucha suerte, ya que fueron ellos quienes nos consiguieron una habitación en un hospedaje juvenil. Si no, probablemente habríamos terminado durmiendo en la estación de bus, o pagando un hotel demasiado caro. En este hospedaje determinamos nuestra próxima estrategia.
El nuevo plan era genial. Saldríamos tempranísimo a la estación de tren, e intentaríamos cambiar mi ticket de tren pa' la noche (Julian se perdería el entierro). Inmediatamente, correríamos a la estación de bus, y tomaríamos el primer bus a Savinillas, pa' encontrarnos con la familia. Y ya pues, en la noche Julian se iría a Gibraltar, de vuelta a Inglaterra. Yo regresaría a Málaga a dormir (no sabía si sería posible encontrar un sitio dónde dormir en Savinillas), y luego, el 27, tomaría nuevamente el bus, asistiría al entierro, regresaría a Málaga, y tomaría el tren de vuelta a Valencia.
Espectacular.
Y felicitaciones a los que lograron entender el plan sin tener que escribirlo.
Lamentablemente, las cosas no salieron tan bien. Primero nos separamos, yo me fui a la estación de tren a cambiar el ticket a Valencia mientras Julian se fue a la estación de bus a comprar el ticket a Savinillas. Pero el Australopiteco de la estación de tren no supo cómo cambiar el ticket. En eso, recibí una llamada de Julian: "El bus a Savinillas sale YA." Agarré todas mis cosas, salí volando, corrí a la estación de bus... y vi el bus partir sin mí. Y sin Julian. Había llegado dos minutos tarde, y el conductor no me había querido esperar a pesar de las insistencias de Julian.
Merry Christmas, with love, from Spain.
Luego de esta pequeña derrota, regresamos a la estación de tren, a ver si el otro Australopiteco (que se hacía pasar por Neandertal) lograba cambiar mi ticket. Luego de media hora de espera, el tipo levantó la cabeza y me dijo: "Acaban de vender el último ticket hace cinco minutos."
¿Les parece irónico? Pues peor aún, cuando tomamos el siguiente bus, que nos llevaba a Estepona (el siguiente a Savinillas salía muy tarde), este bus salió 15 minutos tarde. Cuando el anterior no me quiso esperar dos.
En Estepona tuvimos suerte. Nuestros primos Carolyn y Neil se ofrecieron a recogernos. Nos encontraron abandonados en la carretera, y nos llegaron a Savinillas. Ahí, Carolyn habló por teléfono con su padre, y nos dijo: "Están en el pub."
Dios mío, que inglesa es mi familia.
Y sí, ahí estaban todos. Cheleando.
Ahora, esta rama de mi familia es bastante graciosa. A pesar que mis primos son bastante normales, por decirlo de alguna forma, sus parejas tienen siempre algo curioso.
Carolyn, por ejemplo, está casada con un inglés que era policía. Digo, digo, era el policía. Sí, ese que trabaja junto con el constructor y el indio et al. Ustedes entenderán.
Mi prima Trisha está casada con un señor que no sabe socializar. Esta vez, cuando lo vi y lo saludé, me gruñó.
La misma Joanne estuvo casada con un amante de los animales. Cuando lo conocimos, estaba algo alterado porque el sacerdote que haría el entierro no quería que las mascotas estuvieran presentes. Así que no estarían ni los perros, ni el gato, ni la paloma, ni las gallinas.
Sí, dije gallinas. En el entierro.
Neil, por otro lado, no está casado. Estuvo casado, dos veces, pero parece que no le fue tan bien.
Y nada. De allí, reunión familiar, no creo que les interese. Llevamos a Julian a Gibraltar, ¡y llegamos a ver Africa! Neil me llevó luego a Málaga, donde hicimos el último intento con el ticket de tren (por si había ocurrido alguna cancelación). Al final no logré hacer el cambio, así que ni modo, me regresaría a Valencia al día siguiente, mandándole un fuerte abrazo al resto.
Las siguientes diez horas de viaje fueron tediosas, pero creo que mi sistema se acostumbró a estar sentado sin hacer nada, y pasaron relativamente rápido. En el camino, recibí un mensaje de mi tía Eileen, al final el cura atracó y permitió que los perros estuvieran en el entierro.
Y ya pues. Me da lástima reunirme con mi familia por este tipo de motivos, pero de todas formas uno se alegra de verlos, a pesar que sea necesario estar 22 horas sentado sin hacer nada. Las oportunidades no son muchas, y justamente en ocasiones como estas uno se da cuenta que la vida es corta y debe ser aprovechada.
Así que, siguiendo este punto de vista, seguiré viajando. Mañana me voy de viaje a Bélgica, a pasar el Año Nuevo por allá. Excelente. ¡Deséenme suerte!
domingo, 28 de diciembre de 2008
viernes, 12 de diciembre de 2008
Il Ritorno
Tomé el avión en Liverpool, luego de un fin de semana tranquilo con mis tíos de Inglaterra. Apenas el avión dejó el suelo inglés, tengo que admitir que empecé a temer. La razón por este temor era sencilla.
Estaba regresando a Padova.
A trabajar, nuevamente, con il Maestro.
Bueno, para ser exactos, la razón principal era trabajar con Jae-hyeon, el coreano que conocí durante mi estancia anterior, que es actualmente post-doc de il Maestro. El plan era estar ahí por una semana, trabajando en el modelo supersimétrico de toda la vida. También se uniría Lorenzo, con quien fui a Karlsruhe, que fue estudiante de doctorado de il Maestro.
El mundo de los físicos es pequeño.
Tenía muchas razones para temer. Mi vuelo llegaba a Treviso a las 8:30 pm, y el último bus a Padova salía a las 8:27 pm. O sea, ni de vainas. Ya antes de salir se predecía algún desastre. Incluso aunque lograra obtener una forma de llegar a Padova a salvo, nada me garantizaría que el sitio donde me iba a quedar estuviera abierto. Ya les conté sobre los problemas que tuve la vez pasada, que aparentemente fueron pequeños comparados a los del resto: al llegar Alfredo a Padova, sólo logró entrar a la residencia porque casualmente se encontró con su compañero de piso en la calle. La cazavampiros no logró entrar, y pasó la primera noche en un hotel de mala muerte. Por estadística, debería ocurrir algún desastre.
Por otro lado, temía por el trabajo. Nuevamente, siguiendo la estadística, me iba a pasar la semana leyendo algún review en la oficina de otra persona, sin que nadie me hiciera caso. Esperaba que las cosas no fueran así...
Pero empecemos desde el comienzo. Llegué a Treviso, y me dirigí a la oficina de bus.
Scuzi, parla anglese, non e' vero?
Es cierto, il mio italiano está un poquito mejor.
La chica me miró y me dijo: Yes.
No podía creerlo. ¡Me podía comunicar!
La chica me mandó en bus a Mestre, de donde debía tomar un tren a Padova. Okey. Se veía demasiado fácil para ser verdad. Pero, en efecto, el bus estaba afuera, me llevó a Mestre, y había un tren barato que me llevaría directo a Padova.
Scuzi, questo treno va a Padova?
El tren, a tiempo. Y me mandaron al tren correcto. Tuve el vagón para mí solo. E identifiqué Padova a tiempo, no me pasé de la estación.
Esto estaba muy raro. En algún momento algo debería salir mal.
Buona sera. Parla inglese?
No.
Spagnolo?
No.
Ok. Parecía que la mala suerte estaba por llegar.
Ma, si parliamo piano, e' possibile la comprenzioni.
O algo así le entendí. Se me abrieron los ojos. ¡Estaba entendiendo!
Io capisco tutto!
Cha qué thriller.
Al final, logré tomar el bus. Que me dejó a pocas cuadras del hotel. El cual estaba abierto, y con portero despierto. El cual tenía información sobre mi reservación. Y quien me dio las llaves inmediatamente. Las cuales abrían la puerta de una habitación con calefacción que funcionaba después de las 11:00 pm.
Me sentía en la dimensión desconocida.
Al día siguiente, llegué a la facultad. No estaba il Maestro, pero sí la secretaria, a quien conocía. Me dio una oficina, que compartiría con un anciano profesor. Fue curioso, aparentemente este anciano profesor habría estado en Brasil en algún momento de su vida, ya que la oficina estaba decorada con fotos de garotas brasileras en tanga.
Genial.
Increíblemente, el trabajo salió muy bien. Podría incluso afirmar que fue intenso. El trabajo con Jae-hyeon y Lorenzo salió bastante bien. E incluso tuvimos dos sesiones de trabajo muy intensas con el mismo il Maestro. Fue espectacular. No llegamos a terminar el paper, pero vamos, logramos avanzar mucho en nuestro entendimiento del modelo, y logramos restringir el espacio de parámetros de forma que el problema fuera manejable. Spettacolarissimo.
También fue excelente la reunión con los viejos amigos. Ahí estaban, como siempre, Alfredo y la Cazavampiros. El primero masoquista como siempre, levantándose todos los días a las cinco de la mañana para correr en el frío invernal, y la segunda más loca que nunca, decidida de que algún día tendría un novio vampiro.
Catalina, de Valencia, nuevamente había demorado su fecha de viaje, y coincidimos ahí también. Jae-hyeon se había integrado perfectamente, e incluso existía una nueva integrante en todo el "Crazy Team," Tatiana la Rumana (prima de Juana la Cubana). La historia no acababa con este grupete. Además de Lorenzo, se nos unió Elisa, una italiana incapaz de bajar de los 150 decibelios,
que conocí en Valencia. Ella era amiga de Guilherme y la Mari, y había regresado a Vicenza, a vivir allá.
Como dirían los italianos, esto fue un casino (no confundir con el 'casino' español, que se dice casinó).
Ahora, no sólo trabajamos y juergueamos, también llegamos a socializar con il Maestro. Increíble. Le llegué incluso a contar mi típica broma de querer organizar SUSY 2025 (la conferencia internacional de Supersimetría del año 2025), en Lima. Lo que me sorprendió fue que a il Maestro se le iluminaron los ojos.
Le había gustado la idea. Parece que siempre había buscado una excusa pa' ir a Machu Picchu. Se desilusionó un poco cuando se enteró que Lima está a nivel del mar, y hay que tomar un vuelo de una hora pa llegar al Cuzco... pero estoy seguro que podré contar con él si alguna vez necesito algún speaker.
Ahora, al acabar el viaje, estaba aterrorizado. No podía ser cierto. Todo había salido bien. Todo.
Non e' vero!
Me esperaba lo peor. Algo tenía que salir mal. Necesariamente.
El día que debía salir, bajé a la recepción.
Scuzi, e' posibile chiamar un taxi?
Si, un minuti...
Genial. No obstante, la compañía de taxi no contestaba. ¡Ajá! Estaba seguro que mi mala suerte empezaría ahora, ¡y que no saldría de Padova!
Pero contestaron. El taxi llegó. Y me dejó a tiempo en la estación de bus.
Hmmm...
En el bus, apareció una niebla muy intensa. No se veía nada. Estaba seguro que íbamos a chocar. Pero me dejó sano y salvo en el aeropuerto.
¿Cuándo llega? ¿Cuándo llega el desastre?
En el avión a Madrid, todo bien. La porca Iberia pa' variar nos trató como si fuera una compañía low-cost, pero llegamos a Madrid.
Que raro... parecía que iba a sobrevivir. ¡Debía estar soñando!
En el avión a Valencia no había casi nadie. Me pude sentar donde me dio la gana. Y la aeromoza me sonrió. No podía ser verdad.
No obstante, justo antes de despegar, el piloto nos habló: "Señoras y señores, espero nos disculpen, pero no podemos despegar aún. Tenemos un desperfecto, y es necesario regresar a la terminal."
Muy bien. Entonces, o uno o lo otro. O no se arreglaba el desperfecto, y moríamos todos los pasajeros en un accidente aéreo espantoso, o simplemente la suerte me estaba finalmente sonriendo de forma permanente.
Regresamos a la terminal, arreglaron el problema, y volamos.
Y llegamos a Valencia.
Sanos.
Y salvos.
Increíble.
El viaje había salido perfecto.
Sólo tenía que bajar del avión, entrar a la terminal, cruzar el pasillo, recoger la maleta, tomar el taxi, y llegar a casa. Había sobrevivido.
Entré a la terminal con una sonrisa gigantesca. Recogería la maleta, tomaría el taxi, y al llegar a casa me comería un helado o algo para celebrar.
Tan sólo tenía que esperar a que saliera la maleta, y saldría corriendo del aeropuerto, saltando, fácil la suerte me seguiría sonriendo y me encontraría con la simpática aeromoza, y descubriría que realmente es una exhibicionista semi-sueca con ganas de estudiar enfermería.
Esperé un poco más, ya se movía la cinta, saldría la maleta en segundos, tomaría el taxi, al día siguiente le contaría a Oscar, mi jefe, lo bien que había trabajado, él, satisfecho, me invitaría a almorzar.
Se movía la cinta, salían las maletas, yo esperaba, y pensaba en la forma de contar esta historia en el blog...
Pero se detuvo la cinta.
Y la maleta... y la maleta...
La maleta.
Porca miseria.
Estaba regresando a Padova.
A trabajar, nuevamente, con il Maestro.
Bueno, para ser exactos, la razón principal era trabajar con Jae-hyeon, el coreano que conocí durante mi estancia anterior, que es actualmente post-doc de il Maestro. El plan era estar ahí por una semana, trabajando en el modelo supersimétrico de toda la vida. También se uniría Lorenzo, con quien fui a Karlsruhe, que fue estudiante de doctorado de il Maestro.
El mundo de los físicos es pequeño.
Tenía muchas razones para temer. Mi vuelo llegaba a Treviso a las 8:30 pm, y el último bus a Padova salía a las 8:27 pm. O sea, ni de vainas. Ya antes de salir se predecía algún desastre. Incluso aunque lograra obtener una forma de llegar a Padova a salvo, nada me garantizaría que el sitio donde me iba a quedar estuviera abierto. Ya les conté sobre los problemas que tuve la vez pasada, que aparentemente fueron pequeños comparados a los del resto: al llegar Alfredo a Padova, sólo logró entrar a la residencia porque casualmente se encontró con su compañero de piso en la calle. La cazavampiros no logró entrar, y pasó la primera noche en un hotel de mala muerte. Por estadística, debería ocurrir algún desastre.
Por otro lado, temía por el trabajo. Nuevamente, siguiendo la estadística, me iba a pasar la semana leyendo algún review en la oficina de otra persona, sin que nadie me hiciera caso. Esperaba que las cosas no fueran así...
Pero empecemos desde el comienzo. Llegué a Treviso, y me dirigí a la oficina de bus.
Scuzi, parla anglese, non e' vero?
Es cierto, il mio italiano está un poquito mejor.
La chica me miró y me dijo: Yes.
No podía creerlo. ¡Me podía comunicar!
La chica me mandó en bus a Mestre, de donde debía tomar un tren a Padova. Okey. Se veía demasiado fácil para ser verdad. Pero, en efecto, el bus estaba afuera, me llevó a Mestre, y había un tren barato que me llevaría directo a Padova.
Scuzi, questo treno va a Padova?
El tren, a tiempo. Y me mandaron al tren correcto. Tuve el vagón para mí solo. E identifiqué Padova a tiempo, no me pasé de la estación.
Esto estaba muy raro. En algún momento algo debería salir mal.
Buona sera. Parla inglese?
No.
Spagnolo?
No.
Ok. Parecía que la mala suerte estaba por llegar.
Ma, si parliamo piano, e' possibile la comprenzioni.
O algo así le entendí. Se me abrieron los ojos. ¡Estaba entendiendo!
Io capisco tutto!
Cha qué thriller.
Al final, logré tomar el bus. Que me dejó a pocas cuadras del hotel. El cual estaba abierto, y con portero despierto. El cual tenía información sobre mi reservación. Y quien me dio las llaves inmediatamente. Las cuales abrían la puerta de una habitación con calefacción que funcionaba después de las 11:00 pm.
Me sentía en la dimensión desconocida.
Al día siguiente, llegué a la facultad. No estaba il Maestro, pero sí la secretaria, a quien conocía. Me dio una oficina, que compartiría con un anciano profesor. Fue curioso, aparentemente este anciano profesor habría estado en Brasil en algún momento de su vida, ya que la oficina estaba decorada con fotos de garotas brasileras en tanga.
Genial.
Increíblemente, el trabajo salió muy bien. Podría incluso afirmar que fue intenso. El trabajo con Jae-hyeon y Lorenzo salió bastante bien. E incluso tuvimos dos sesiones de trabajo muy intensas con el mismo il Maestro. Fue espectacular. No llegamos a terminar el paper, pero vamos, logramos avanzar mucho en nuestro entendimiento del modelo, y logramos restringir el espacio de parámetros de forma que el problema fuera manejable. Spettacolarissimo.
También fue excelente la reunión con los viejos amigos. Ahí estaban, como siempre, Alfredo y la Cazavampiros. El primero masoquista como siempre, levantándose todos los días a las cinco de la mañana para correr en el frío invernal, y la segunda más loca que nunca, decidida de que algún día tendría un novio vampiro.
Catalina, de Valencia, nuevamente había demorado su fecha de viaje, y coincidimos ahí también. Jae-hyeon se había integrado perfectamente, e incluso existía una nueva integrante en todo el "Crazy Team," Tatiana la Rumana (prima de Juana la Cubana). La historia no acababa con este grupete. Además de Lorenzo, se nos unió Elisa, una italiana incapaz de bajar de los 150 decibelios,
que conocí en Valencia. Ella era amiga de Guilherme y la Mari, y había regresado a Vicenza, a vivir allá.
Como dirían los italianos, esto fue un casino (no confundir con el 'casino' español, que se dice casinó).
Ahora, no sólo trabajamos y juergueamos, también llegamos a socializar con il Maestro. Increíble. Le llegué incluso a contar mi típica broma de querer organizar SUSY 2025 (la conferencia internacional de Supersimetría del año 2025), en Lima. Lo que me sorprendió fue que a il Maestro se le iluminaron los ojos.
Le había gustado la idea. Parece que siempre había buscado una excusa pa' ir a Machu Picchu. Se desilusionó un poco cuando se enteró que Lima está a nivel del mar, y hay que tomar un vuelo de una hora pa llegar al Cuzco... pero estoy seguro que podré contar con él si alguna vez necesito algún speaker.
Ahora, al acabar el viaje, estaba aterrorizado. No podía ser cierto. Todo había salido bien. Todo.
Non e' vero!
Me esperaba lo peor. Algo tenía que salir mal. Necesariamente.
El día que debía salir, bajé a la recepción.
Scuzi, e' posibile chiamar un taxi?
Si, un minuti...
Genial. No obstante, la compañía de taxi no contestaba. ¡Ajá! Estaba seguro que mi mala suerte empezaría ahora, ¡y que no saldría de Padova!
Pero contestaron. El taxi llegó. Y me dejó a tiempo en la estación de bus.
Hmmm...
En el bus, apareció una niebla muy intensa. No se veía nada. Estaba seguro que íbamos a chocar. Pero me dejó sano y salvo en el aeropuerto.
¿Cuándo llega? ¿Cuándo llega el desastre?
En el avión a Madrid, todo bien. La porca Iberia pa' variar nos trató como si fuera una compañía low-cost, pero llegamos a Madrid.
Que raro... parecía que iba a sobrevivir. ¡Debía estar soñando!
En el avión a Valencia no había casi nadie. Me pude sentar donde me dio la gana. Y la aeromoza me sonrió. No podía ser verdad.
No obstante, justo antes de despegar, el piloto nos habló: "Señoras y señores, espero nos disculpen, pero no podemos despegar aún. Tenemos un desperfecto, y es necesario regresar a la terminal."
Muy bien. Entonces, o uno o lo otro. O no se arreglaba el desperfecto, y moríamos todos los pasajeros en un accidente aéreo espantoso, o simplemente la suerte me estaba finalmente sonriendo de forma permanente.
Regresamos a la terminal, arreglaron el problema, y volamos.
Y llegamos a Valencia.
Sanos.
Y salvos.
Increíble.
El viaje había salido perfecto.
Sólo tenía que bajar del avión, entrar a la terminal, cruzar el pasillo, recoger la maleta, tomar el taxi, y llegar a casa. Había sobrevivido.
Entré a la terminal con una sonrisa gigantesca. Recogería la maleta, tomaría el taxi, y al llegar a casa me comería un helado o algo para celebrar.
Tan sólo tenía que esperar a que saliera la maleta, y saldría corriendo del aeropuerto, saltando, fácil la suerte me seguiría sonriendo y me encontraría con la simpática aeromoza, y descubriría que realmente es una exhibicionista semi-sueca con ganas de estudiar enfermería.
Esperé un poco más, ya se movía la cinta, saldría la maleta en segundos, tomaría el taxi, al día siguiente le contaría a Oscar, mi jefe, lo bien que había trabajado, él, satisfecho, me invitaría a almorzar.
Se movía la cinta, salían las maletas, yo esperaba, y pensaba en la forma de contar esta historia en el blog...
Pero se detuvo la cinta.
Y la maleta... y la maleta...
La maleta.
Porca miseria.
Labels:
Encuentros,
Pa tenerme envidia,
Padova
jueves, 27 de noviembre de 2008
Tránsitos
Finalmente termina la historia. Vuelvo a poner la musiquita, por si no las escucharon todas la última vez, y quieran probar nuevas.
Los que reciben esto por correo podrían tener que hacer click en el "Pop-Out Player" para escuchar las canciones.
Ahí vamos.
Acto 2, Escena 3
Nuevamente se prende la luz tenue. Entran los tres. Guilherme y Anderson discuten, Joel está silencioso. En eso, luego de un comentario de Anderson, Joel protesta.
Anderson: No, tú no digas nada, contigo no estoy hablando.
El público se enfurece, y trata de no gritar. El esfuerzo por calmarse es muy grande.
Joel: ¡¿Cómo que no estás hablando conmigo?! ¡Claro que estás hablando conmigo! ¿Quién te crees? ¿Me robas la laptop y me voy a quedar así nomás?
Anderson: Ahora me estoy amistando con Guilherme. Hablo contigo después.
Joel: ¿Qué cosa? ¡Te estás amistando con Guilherme! Pues eso no va a pasar. Tú aquí has hecho dos cosas mal, primero, me robaste mi laptop, y segundo, traicionaste la confianza de Guilherme, quién te recibió en nuestra casa. ¡Y ahora me vienes con que no estás hablando conmigo, y que te estás amistando con Guilherme!
Anderson: Vale, vale...
Siguen caminando en silencio, las luces se apagan.
Nuevamente, la luz tenue. Entran los tres, suena el celular de Joel.
Joel (contestando): Takashi! (...) No, I won't go, sorry. (...) Yeah, this turned out harder than we thought. (...) We're with the guy, I really doubt I'll make it. (...) We're going to the police now, even though I don't think they'll be able to do anything. (...) Yeah, we got not proof, but at least they'll get his info, you know, the name, address, phone number... (...) Tell Catalina I'm sorry, and hope you all have fun. (...) Thanks. See you on Monday! Bye!
El público siente mucha pena. Se apagan las luces.
Nuevamente se prenden las luces. Los tres entran por la derecha. Joel en eso mira hacia atrás, se le abren los ojos, camina más lento, hasta que se detiene. Los otros dos salen del escenario por la izquierda, mientras Joel sigue mirando un punto. Joel se da la vuelta, llama a Guilherme, y se escuchan protestas de Anderson.
Aparecen los dos por el lugar donde salieron. Guilherme tiene a Anderson agarrado por detrás, lo fuerza a ir hacia donde Joel apunta. Anderson protesta, Guilherme lo arrastra fuera de escena, por la derecha. Se escuchan golpes, gritos de Anderson, mientras Joel mira. Luego de un rato los gritos se detienen, pero se siguen escuchando golpes. Finalmente se mantiene el silencio.
Después de unos segundos, Guilherme y Anderson aparecen por la izquierda. El último no tiene ni un rasguño.
Guilherme: ¿Vamos?
Joel (sacudiendo la cabeza): ... Sí, sí... vamos...
Salen de escena, por la izquierda. Anderson sigue hablando, el público ya ni lo escucha. Se apagan las luces.
Se prenden las luces. Están los tres en la mitad del escenario. Guilherme está hablando por celular.
Guilherme: Si, amore, estamos en la parada de Reus, si sigues todo Sagunto y doblas a la izquierda nos encuentras.
Joel: ¿Le puedes pedir que traiga mi pasaporte también? Está en el bolsillo frontal de mi mochila. Que traiga el británico, que es con el cual he hecho le denuncia.
Guilherme sigue hablando.
Anderson (a Joel): ¿Por qué me miras tanto? Hace tiempo que me estás mirando.
Joel: ¡Será porque me gustas! ¡Animal!
El público se arrepiente de haber perdido el control.
Joel: Disculpa por esto último.
Anderson: Si, mira, me llamas animal, claro, yo también puedo llamar animal, porque al final...
El público deja de esucharlo.
Anderson: ¿Y el checo dónde está? ¿Por qué no está aquí? ¡A la policía no le digo nada si no viene el checo!
Joel lo mira. El público está harto. Joel saca su celular, marca un número.
Joel: ¿Tomas? (...) ¿Estás en una fiesta? (...) Mira, disculpa, estamos con el que se robó mi laptop, vamos a ir a la policía. (...) Quería saber si podías venir tu también. (...) Si, disculpa, pero está insoportable, y dice que no va a hablar con la policía si no estamos todos. (...) Muchas gracias Tomas, te pasaste, estamos en el paradero de Reus. (...) Muchas gracias.
Mientras tanto, Anderson ha sacado un papel de su bolsillo, lo mira seguido. Llega la Mari, silenciosa.
Guilherme: Gracias, amore.
Mari (a Anderson): Anderson, ¿por qué haces esto? ¿Por qué no devuelves el ordenador y nos vamos todos a nuestra casa?
Joel: No te esfuerces, Mari. No es lo que pensábamos. Esta no parece ser su primera vez, tiene una labia impresionante, y una increíble capacidad de llevar la conversación fuera del tema.
Anderson empieza a hablar, pero el público no quiere escuchar. Hay un momento incómodo, silencioso. En eso, Anderson muestra su papelito.
Anderson: ¿Ven esto? Es el número de mi abogada. Si no está, yo no hablo con la policía.
Guilherme: Bueno, llámala. Llámala, y que venga.
Anderson: Todavía no.
Joel (a Guilherme y la Mari): Me parece increíble que cargue con el teléfono de su abogada.
Anderson: Hay que estar preparado para todo.
Joel: Es cierto.
Se apagan las luces. Silencio. Pasan varios segundos.
Se prende una luz muy brillante. Se muestra una comisaría, diferente a la inicial. En el centro, un policía grande, gordo, calvo (PGGC), frente a una mesa. Hay bancos a la izquierda y derecha.
Entran Anderson, Joel, la Mari, ChicoCheco y Guilherme. Joel se da la vuelta, les pide que lo dejen hablar a él. Anderson se acerca al PGGC, le da la mano, lo saluda cortesmente.
Joel (al PGGC): Buenas noches.
PGGC: ¿Qué pasa?
Joel: Verá... el día de ayer, he puesto una denuncia. Una denuncia de un robo de un portátil. Hoy día me llamó la policía, pidiéndome los datos de algunas personas. Yo he venido, y además de dar los datos, también he indicado que tenemos cierto sospechoso.
PGGC: ¿Y el sospechoso es... ?
Joel: Este señor de acá.
PGGC: Bueno, pero ustedes no debieron haberlo traído acá. Yo no puedo hacer nada, eso está en manos del departamento de investigación, y ellos cierran a las ocho.
El público pierde esperanza.
Joel: Si... Entiendo... Entonces, por lo menos quisiéramos que le tomen los datos, que eran los últimos que faltaban.
PGGC (a Anderson): ¿Y tienen pruebas?
Anderson: No tienen nada.
Joel: Al hacer la denuncia e indicar que lo tenemos por sospechoso, también enfatizé que no tenía ninguna prueba. Llegamos a esta conclusión luego de cuadrar historias.
PGGC: Pues sin pruebas no pueden hacer nada, y el departamento de investigación está cerrado, yo no puedo hacer nada.
El público se impacienta. Guilherme y la Mari protestan, entra un segundo policía y se les queda mirando.
Joel: Entiendo todo esto, pero...
PGGC (alzando un poco la voz): Porque yo no puedo estar por ahí acusando a la gente, uno tiene que tener pruebas.
Joel: Disculpe, lo único que queremos es que le tome los datos, para que el departamento de investigación los tenga.
PGGC (sacando un papel y un lapicero): Bueno, bueno... a ver... ¿Su nombre?
Joel: Joel Jones.
PGGC: ¿Tiene el número de referencia de su denuncia?
El público se siente estúpido.
Joel: No... lo siento, la he olvidado.
PGGC: Ah.... Bueno, ¿su NIE?
Joel: Es #######.
PGGC (a Anderson): Ahora usted. ¿Su nombre?
El PGGC empieza a tomarle los datos. Al público le parece algo extraño que los apunte en un papel, con lapicero, cuando todas las denuncias anteriores fueron hechas frente a una computadora. En eso llega el momento en que el PGGC pregunta por la residencia de Anderson.
Anderson: Me he olvidado... Estoy en un hotel, por la Plaza del Ayuntamiento...
Guilherme: Era el hostal El Pilar, hostal El Pilar...
Mari: Pero eso no le va a servir. Se muda cada día a un sitio diferente.
PGGC: Pues que lo haga. ¡Que lo haga! ¡Porque acá en España se respeta el derecho de vivir donde uno quiera! ¡Si él quiere mudarse, puede hacerlo!
Anderson sonríe.
Joel: Sí, pero...
PGGC: Porque yo no lo puedo detener aquí, ¿sabes? Si yo lo detengo a él, ¡luego me detienen a mí!
Joel: No le hemos pedido que lo detengan, tan sólo...
PGGC: Bueno, ¿no recuerdas el hotel?
Anderson: No.
PGGC: Bueno, ya está.
El PGGC muestra el papel con los apuntes.
PGGC: Esto lo voy a dejar acá, para que mañana en la mañana lo ingresen. Y tú, ¡anda a donde quieras!
Anderson (levantándose): ¡Gracias! ¡Ha sido un gusto! ¡Adiós!
Joel: Si, ándate. ¡Ándate!
Anderson: No, si quiero no me voy. Porque aquí en España puedo ir a donde quiera, ¿no es cierto?
PGGC: Así es.
Anderson (a Joel, ofreciéndole la mano): Bueno, hasta pronto, ya nos vemos.
Joel (le da la mano, y sonríe): No, espero no volverte a ver nunca más en mi vida.
Anderson se despide de la Mari, le da un beso en la mejilla. Se acerca a Guilherme, le ofrece la mano, pero Guilherme no se la da. Mira a ChicoCheco, le da una palmada en el hombro, y se va.
PGGC: Ustedes están viendo demasiado esa serie, CSI... Venga, se necesita tomar algo. ¿La máquina esa de refrescos no venderá un whisky?
Los otros se miran, y abandonan el escenario lentamente. La sensación de derrota es absoluta. Joel se queda en el medio, mirando hacia el piso.
Las luces se apagan. Queda una luz muy débil sobre Joel. No se ve más.
Pasan momentos de silencio y oscuridad. En eso, el público siente una avalancha de emociones, rabia, desolación, frustración, tristeza. Personas del público se ponen a llorar, otras gritan de furia, otras golpean las butacas del frente. Algunos abandonan el recinto. Eventualmente todos se calman.
Joel no se ha movido. Levanta la cabeza, y, en silencio, sale del escenario. Se apaga la última luz.
Fin de Escena
Fin de Acto
Fin de Obra
Los que reciben esto por correo podrían tener que hacer click en el "Pop-Out Player" para escuchar las canciones.
Ahí vamos.
Acto 2, Escena 3
Nuevamente se prende la luz tenue. Entran los tres. Guilherme y Anderson discuten, Joel está silencioso. En eso, luego de un comentario de Anderson, Joel protesta.
Anderson: No, tú no digas nada, contigo no estoy hablando.
El público se enfurece, y trata de no gritar. El esfuerzo por calmarse es muy grande.
Joel: ¡¿Cómo que no estás hablando conmigo?! ¡Claro que estás hablando conmigo! ¿Quién te crees? ¿Me robas la laptop y me voy a quedar así nomás?
Anderson: Ahora me estoy amistando con Guilherme. Hablo contigo después.
Joel: ¿Qué cosa? ¡Te estás amistando con Guilherme! Pues eso no va a pasar. Tú aquí has hecho dos cosas mal, primero, me robaste mi laptop, y segundo, traicionaste la confianza de Guilherme, quién te recibió en nuestra casa. ¡Y ahora me vienes con que no estás hablando conmigo, y que te estás amistando con Guilherme!
Anderson: Vale, vale...
Siguen caminando en silencio, las luces se apagan.
Nuevamente, la luz tenue. Entran los tres, suena el celular de Joel.
Joel (contestando): Takashi! (...) No, I won't go, sorry. (...) Yeah, this turned out harder than we thought. (...) We're with the guy, I really doubt I'll make it. (...) We're going to the police now, even though I don't think they'll be able to do anything. (...) Yeah, we got not proof, but at least they'll get his info, you know, the name, address, phone number... (...) Tell Catalina I'm sorry, and hope you all have fun. (...) Thanks. See you on Monday! Bye!
El público siente mucha pena. Se apagan las luces.
Nuevamente se prenden las luces. Los tres entran por la derecha. Joel en eso mira hacia atrás, se le abren los ojos, camina más lento, hasta que se detiene. Los otros dos salen del escenario por la izquierda, mientras Joel sigue mirando un punto. Joel se da la vuelta, llama a Guilherme, y se escuchan protestas de Anderson.
Aparecen los dos por el lugar donde salieron. Guilherme tiene a Anderson agarrado por detrás, lo fuerza a ir hacia donde Joel apunta. Anderson protesta, Guilherme lo arrastra fuera de escena, por la derecha. Se escuchan golpes, gritos de Anderson, mientras Joel mira. Luego de un rato los gritos se detienen, pero se siguen escuchando golpes. Finalmente se mantiene el silencio.
Después de unos segundos, Guilherme y Anderson aparecen por la izquierda. El último no tiene ni un rasguño.
Guilherme: ¿Vamos?
Joel (sacudiendo la cabeza): ... Sí, sí... vamos...
Salen de escena, por la izquierda. Anderson sigue hablando, el público ya ni lo escucha. Se apagan las luces.
Se prenden las luces. Están los tres en la mitad del escenario. Guilherme está hablando por celular.
Guilherme: Si, amore, estamos en la parada de Reus, si sigues todo Sagunto y doblas a la izquierda nos encuentras.
Joel: ¿Le puedes pedir que traiga mi pasaporte también? Está en el bolsillo frontal de mi mochila. Que traiga el británico, que es con el cual he hecho le denuncia.
Guilherme sigue hablando.
Anderson (a Joel): ¿Por qué me miras tanto? Hace tiempo que me estás mirando.
Joel: ¡Será porque me gustas! ¡Animal!
El público se arrepiente de haber perdido el control.
Joel: Disculpa por esto último.
Anderson: Si, mira, me llamas animal, claro, yo también puedo llamar animal, porque al final...
El público deja de esucharlo.
Anderson: ¿Y el checo dónde está? ¿Por qué no está aquí? ¡A la policía no le digo nada si no viene el checo!
Joel lo mira. El público está harto. Joel saca su celular, marca un número.
Joel: ¿Tomas? (...) ¿Estás en una fiesta? (...) Mira, disculpa, estamos con el que se robó mi laptop, vamos a ir a la policía. (...) Quería saber si podías venir tu también. (...) Si, disculpa, pero está insoportable, y dice que no va a hablar con la policía si no estamos todos. (...) Muchas gracias Tomas, te pasaste, estamos en el paradero de Reus. (...) Muchas gracias.
Mientras tanto, Anderson ha sacado un papel de su bolsillo, lo mira seguido. Llega la Mari, silenciosa.
Guilherme: Gracias, amore.
Mari (a Anderson): Anderson, ¿por qué haces esto? ¿Por qué no devuelves el ordenador y nos vamos todos a nuestra casa?
Joel: No te esfuerces, Mari. No es lo que pensábamos. Esta no parece ser su primera vez, tiene una labia impresionante, y una increíble capacidad de llevar la conversación fuera del tema.
Anderson empieza a hablar, pero el público no quiere escuchar. Hay un momento incómodo, silencioso. En eso, Anderson muestra su papelito.
Anderson: ¿Ven esto? Es el número de mi abogada. Si no está, yo no hablo con la policía.
Guilherme: Bueno, llámala. Llámala, y que venga.
Anderson: Todavía no.
Joel (a Guilherme y la Mari): Me parece increíble que cargue con el teléfono de su abogada.
Anderson: Hay que estar preparado para todo.
Joel: Es cierto.
Se apagan las luces. Silencio. Pasan varios segundos.
Se prende una luz muy brillante. Se muestra una comisaría, diferente a la inicial. En el centro, un policía grande, gordo, calvo (PGGC), frente a una mesa. Hay bancos a la izquierda y derecha.
Entran Anderson, Joel, la Mari, ChicoCheco y Guilherme. Joel se da la vuelta, les pide que lo dejen hablar a él. Anderson se acerca al PGGC, le da la mano, lo saluda cortesmente.
Joel (al PGGC): Buenas noches.
PGGC: ¿Qué pasa?
Joel: Verá... el día de ayer, he puesto una denuncia. Una denuncia de un robo de un portátil. Hoy día me llamó la policía, pidiéndome los datos de algunas personas. Yo he venido, y además de dar los datos, también he indicado que tenemos cierto sospechoso.
PGGC: ¿Y el sospechoso es... ?
Joel: Este señor de acá.
PGGC: Bueno, pero ustedes no debieron haberlo traído acá. Yo no puedo hacer nada, eso está en manos del departamento de investigación, y ellos cierran a las ocho.
El público pierde esperanza.
Joel: Si... Entiendo... Entonces, por lo menos quisiéramos que le tomen los datos, que eran los últimos que faltaban.
PGGC (a Anderson): ¿Y tienen pruebas?
Anderson: No tienen nada.
Joel: Al hacer la denuncia e indicar que lo tenemos por sospechoso, también enfatizé que no tenía ninguna prueba. Llegamos a esta conclusión luego de cuadrar historias.
PGGC: Pues sin pruebas no pueden hacer nada, y el departamento de investigación está cerrado, yo no puedo hacer nada.
El público se impacienta. Guilherme y la Mari protestan, entra un segundo policía y se les queda mirando.
Joel: Entiendo todo esto, pero...
PGGC (alzando un poco la voz): Porque yo no puedo estar por ahí acusando a la gente, uno tiene que tener pruebas.
Joel: Disculpe, lo único que queremos es que le tome los datos, para que el departamento de investigación los tenga.
PGGC (sacando un papel y un lapicero): Bueno, bueno... a ver... ¿Su nombre?
Joel: Joel Jones.
PGGC: ¿Tiene el número de referencia de su denuncia?
El público se siente estúpido.
Joel: No... lo siento, la he olvidado.
PGGC: Ah.... Bueno, ¿su NIE?
Joel: Es #######.
PGGC (a Anderson): Ahora usted. ¿Su nombre?
El PGGC empieza a tomarle los datos. Al público le parece algo extraño que los apunte en un papel, con lapicero, cuando todas las denuncias anteriores fueron hechas frente a una computadora. En eso llega el momento en que el PGGC pregunta por la residencia de Anderson.
Anderson: Me he olvidado... Estoy en un hotel, por la Plaza del Ayuntamiento...
Guilherme: Era el hostal El Pilar, hostal El Pilar...
Mari: Pero eso no le va a servir. Se muda cada día a un sitio diferente.
PGGC: Pues que lo haga. ¡Que lo haga! ¡Porque acá en España se respeta el derecho de vivir donde uno quiera! ¡Si él quiere mudarse, puede hacerlo!
Anderson sonríe.
Joel: Sí, pero...
PGGC: Porque yo no lo puedo detener aquí, ¿sabes? Si yo lo detengo a él, ¡luego me detienen a mí!
Joel: No le hemos pedido que lo detengan, tan sólo...
PGGC: Bueno, ¿no recuerdas el hotel?
Anderson: No.
PGGC: Bueno, ya está.
El PGGC muestra el papel con los apuntes.
PGGC: Esto lo voy a dejar acá, para que mañana en la mañana lo ingresen. Y tú, ¡anda a donde quieras!
Anderson (levantándose): ¡Gracias! ¡Ha sido un gusto! ¡Adiós!
Joel: Si, ándate. ¡Ándate!
Anderson: No, si quiero no me voy. Porque aquí en España puedo ir a donde quiera, ¿no es cierto?
PGGC: Así es.
Anderson (a Joel, ofreciéndole la mano): Bueno, hasta pronto, ya nos vemos.
Joel (le da la mano, y sonríe): No, espero no volverte a ver nunca más en mi vida.
Anderson se despide de la Mari, le da un beso en la mejilla. Se acerca a Guilherme, le ofrece la mano, pero Guilherme no se la da. Mira a ChicoCheco, le da una palmada en el hombro, y se va.
PGGC: Ustedes están viendo demasiado esa serie, CSI... Venga, se necesita tomar algo. ¿La máquina esa de refrescos no venderá un whisky?
Los otros se miran, y abandonan el escenario lentamente. La sensación de derrota es absoluta. Joel se queda en el medio, mirando hacia el piso.
Las luces se apagan. Queda una luz muy débil sobre Joel. No se ve más.
Pasan momentos de silencio y oscuridad. En eso, el público siente una avalancha de emociones, rabia, desolación, frustración, tristeza. Personas del público se ponen a llorar, otras gritan de furia, otras golpean las butacas del frente. Algunos abandonan el recinto. Eventualmente todos se calman.
Joel no se ha movido. Levanta la cabeza, y, en silencio, sale del escenario. Se apaga la última luz.
Fin de Escena
Fin de Acto
Fin de Obra
lunes, 24 de noviembre de 2008
En Búsqueda de Mr Anderson
Esta escena viene musicalizada. En la lista de abajo pueden escoger cinco posibles canciones 'de combate'. No son exactamente las que quería, pero fueron las que encontré. Espero las disfruten, y si las escuchan todas cuentenme cuál creen que encaja mejor con la escena pe'.
Ahora sí, continuemos con la historia.
Acto 2, Escena 2
Suena música en el fondo. Todo está oscuro.
Se prende una luz tenue. Cruzan el escenario vacío Joel y Guilherme, muy serios. El público siente su adrenalina subir. La luz se apaga.
Luego de unos segundos de oscuridad, nuevamente se prende la luz tenue. Vuelven a entrar en escena Joel y Guilherme. El último se detiene.
Guilherme (en portuñol): ¿Y si nos dice que él no la robó?
Joel (deteniéndose): Le explicamos por qué creemos que fue él. Y le decimos que retiraremos la denuncia si la devuelve.
Guilherme: ¿Y si sigue diciendo "Yo no fui, yo no fui"?
El público se siente alerta, y recuerda la sugerencia previa de Guilherme de golpearlo.
Joel: Pues... podríamos decirle que si no fue él, nos lo demuestre llevándonos a donde se está quedando, a ver si realmente no está.
El público se arrepiente de las palabras de Joel.
Guilherme: ¿Y si dice "No, no, no los voy a llevar, yo no he sido"?
Joel: Mmm... Lo presionamos con lo del número este que tengo.
Guilherme: Vale. ¿Y lo llevamos a la policía?
Joel: Podría ser, aunque no se qué hará la policía...
Guilherme: Vale. Mi trabajo está por ahí.
Joel: Vamos.
Joel y Guilherme empiezan a caminar otra vez. La luz tenue se apaga.
Pasan segundos en oscuridad. Se prende una luz roja, dejando ver en el escenario varias mesas, con gente tomando silenciosamente. Todos son hombres.
De la oscuridad salen Joel y Guilherme. Todos los hombres los miran intensamente. El público se siente acosado, como si quince Brunos lo estuvieran mirando, a pesar que nadie sabe quién es exactamente Bruno.
Un hombre grande se levanta y saluda a Guilherme. Empiezan a conversar. En eso, Guilherme pregunta por Anderson, y le responden que no ha venido.
Joel y Guilherme se miran, y salen. Se apaga la luz.
Oscuridad. Se prende la luz tenue, el escenario está vacío nuevamente. Entran Joel y Guilherme, mirando alrededor, muy serios. Se detienen en la mitad del escenario.
Joel: Nada.
Guilherme: ¿Y si lo llamamos?
Joel: No nos queda otra, ¿no?
Guilherme saca su teléfono. Joel empieza a caminar por el escenario, algo cabizbajo. Guilherme luego de un rato empieza a hablar en portugués. Termina luego de pocos minutos.
Joel: ¿Y?
Guilherme: Está cerca. En el Café del Templo.
Joel: ¿Dónde es eso?
Guilherme: Dice que por aquí. Dice que hay unas construcciones en frente.
Joel asiente, caminan fuera del escenario. Se apagan las luces.
Las luces se prenden, iluminan la mitad del escenario. Se ven mesas, y meseras. Pero está vacío.
Entran Joel y Guilherme, algo sorprendidos por la falta de gente.
Mesera: Buenas.
Joel: Buenas.... Disculpe, ¿la zona de atrás está abierta?
Mesera: No, está cerrada. Vamos a limpiar.
Guilherme: ¿No hay nadie?
Mesera: Bueno, vamos a limpiar cuando salgan los que están ahí.
Joel: ¿Podríamos verla? Estamos buscando a unas personas, creemos que son ellos.
Mesera: Vale.
Joel y Guilherme se acercan a la segunda mitad del escenario. Se encienden todas las luces. En esa segunda mitad, sentado junto con otras tres personas, se encuentra Anderson.
Anderson se sorprende al ver a Joel. Él y Guilherme, con señas, le piden que se acerque. Anderson se levanta y, amigablemente, saluda a los dos.
El público siente su adrenalina al máximo.
Joel: Mira, Anderson, queríamos hablar contigo. Hoy he hecho la denuncia en la comisaría... y te he puesto a tí como sospechoso principal.
Anderson (abriendo los ojos): Pues eso está muy mal, tío...
Guilherme: Queremos que devuelvas el portatil.
Joel: Sabemos que has sido tú, y podemos rastrear la laptop, así que...
Anderson: Pero eso es muy bueno ¿no? Así podrás...
Joel: Ese no es el punto. Estamos aquí porque queremos que devuelvas la laptop. Si la devuelves, retiro la denuncia.
Anderson (calmado): Pues yo no he sido, y ustedes no tienen pruebas de nada.
El público se sorprende por la tranquilidad de Anderson.
Joel: Mira, ¿por qué no la devuelves nomás? Sabemos que estás haciendo trámites para conseguir la residencia, no creo que te convenga tener un registro en la comisaría.
Anderson: Pero yo no he sido, yo no he robado nada.
Guilherme y Joel se miran.
En eso, los compañeros de Anderson se levantan y se acercan. Uno es moreno, gordo, con pinta de mafioso. El otro es flaco, pero alto, con apariencia de español. El tercero es un viejo, con el pelo largo, la barba desarreglada y cara de loco.
Guilherme: Entonces llévanos a donde vives, demuestra que no tienes la laptop contigo.
Anderson: Si, si, vamos a mi hotel.
Moreno Mafioso (con acento brasilero): Hola, ¿cómo están?
Guilherme: Hola.
Joel: Hola.
Moreno Mafioso: Soy (olvidado). ¿Ustedes, de dónde son?
Guilherme: De Brasil.
Joel: Yo de Perú.
Moreno Mafioso (ofreciendo la mano): Un gusto.
Guilherme y Joel le dan la mano. Saludan tambien al español. El viejo se queda atrás.
Moreno Mafioso (a Anderson): ¿Salimos?
Anderson: Si, si, vamos.
Salen todos. Se apagan las luces.
Se prende una luz tenue, entran Guilherme, Joel y Anderson, discutiendo. Detrás caminan los compañeros de Anderson. En eso el viejo decide quedarse, los otros dos se quedan con él. Anderson se despide. El público se siente ligeramente aliviado. Se apagan las luces.
Se prenden las luces. Se muestra la recepción de un hotel de mala muerte. Está el recepcionista, sólo. Entra Guilherme.
Guilherme: Disculpa, ¿se está quedando aquí un chico Anderson?
Recepcionista (alerta): ¡Eso no te lo puedo decir!
Guilherme, frustrado, se da media vuelta, sale de escena. Segundos después vuelve a entrar, con Anderson y Joel. El recepcionista se muestra asustado.
Anderson (al recepcionista): No pasa nada, tan sólo quería demostrarles que sí estoy quedandome acá.
Recepcionista: Vale, sólo que yo no puedo decirle nada a nadie.
Anderson: No pasa nada, tío, ahora vamos a subir a mi habitación, ¿vale?
Joel (al recepcionista): ¿Te ha dejado algo para que cuides?
Recepcionista: ¿Tú quién eres? ¿Eres policía? ¡Yo no te tengo que responder eso!
El público se fuerza a si mismo a calmarse.
Joel: Disculpe. Lo que ocurre es que tenemos un problema con él, se ha robado mi ordenador, y creemos que lo puede haber escondido en recepción. Por eso le pregunté si había dejado algo.
Recepcionista (mirando a Anderson): Pues yo no te puedo responder eso. Si tú no eres policía no te tengo que responder.
Anderson: No te preocupes, respóndeles, ¿qué te he dado para que guardes?
Recepcionista: Me has dejado...
Anderson: ¿Qué te he dejado? Puedes responder.
Recepcionista: Me has dejado tu cargador de móvil.
Anderson (sonriendo): ¿Ves? Yo le dejé mi cargador de móvil. Ahí está.
Joel y Guilherme se miran.
Joel: Aquí no vamos a conseguir nada.
Guilherme: Mejor vamos con la policía.
Anderson: Vamos, vamos con la policía.
Se apagan las luces.
Fin de Escena 2
Ahora sí, continuemos con la historia.
Acto 2, Escena 2
Suena música en el fondo. Todo está oscuro.
Se prende una luz tenue. Cruzan el escenario vacío Joel y Guilherme, muy serios. El público siente su adrenalina subir. La luz se apaga.
Luego de unos segundos de oscuridad, nuevamente se prende la luz tenue. Vuelven a entrar en escena Joel y Guilherme. El último se detiene.
Guilherme (en portuñol): ¿Y si nos dice que él no la robó?
Joel (deteniéndose): Le explicamos por qué creemos que fue él. Y le decimos que retiraremos la denuncia si la devuelve.
Guilherme: ¿Y si sigue diciendo "Yo no fui, yo no fui"?
El público se siente alerta, y recuerda la sugerencia previa de Guilherme de golpearlo.
Joel: Pues... podríamos decirle que si no fue él, nos lo demuestre llevándonos a donde se está quedando, a ver si realmente no está.
El público se arrepiente de las palabras de Joel.
Guilherme: ¿Y si dice "No, no, no los voy a llevar, yo no he sido"?
Joel: Mmm... Lo presionamos con lo del número este que tengo.
Guilherme: Vale. ¿Y lo llevamos a la policía?
Joel: Podría ser, aunque no se qué hará la policía...
Guilherme: Vale. Mi trabajo está por ahí.
Joel: Vamos.
Joel y Guilherme empiezan a caminar otra vez. La luz tenue se apaga.
Pasan segundos en oscuridad. Se prende una luz roja, dejando ver en el escenario varias mesas, con gente tomando silenciosamente. Todos son hombres.
De la oscuridad salen Joel y Guilherme. Todos los hombres los miran intensamente. El público se siente acosado, como si quince Brunos lo estuvieran mirando, a pesar que nadie sabe quién es exactamente Bruno.
Un hombre grande se levanta y saluda a Guilherme. Empiezan a conversar. En eso, Guilherme pregunta por Anderson, y le responden que no ha venido.
Joel y Guilherme se miran, y salen. Se apaga la luz.
Oscuridad. Se prende la luz tenue, el escenario está vacío nuevamente. Entran Joel y Guilherme, mirando alrededor, muy serios. Se detienen en la mitad del escenario.
Joel: Nada.
Guilherme: ¿Y si lo llamamos?
Joel: No nos queda otra, ¿no?
Guilherme saca su teléfono. Joel empieza a caminar por el escenario, algo cabizbajo. Guilherme luego de un rato empieza a hablar en portugués. Termina luego de pocos minutos.
Joel: ¿Y?
Guilherme: Está cerca. En el Café del Templo.
Joel: ¿Dónde es eso?
Guilherme: Dice que por aquí. Dice que hay unas construcciones en frente.
Joel asiente, caminan fuera del escenario. Se apagan las luces.
Las luces se prenden, iluminan la mitad del escenario. Se ven mesas, y meseras. Pero está vacío.
Entran Joel y Guilherme, algo sorprendidos por la falta de gente.
Mesera: Buenas.
Joel: Buenas.... Disculpe, ¿la zona de atrás está abierta?
Mesera: No, está cerrada. Vamos a limpiar.
Guilherme: ¿No hay nadie?
Mesera: Bueno, vamos a limpiar cuando salgan los que están ahí.
Joel: ¿Podríamos verla? Estamos buscando a unas personas, creemos que son ellos.
Mesera: Vale.
Joel y Guilherme se acercan a la segunda mitad del escenario. Se encienden todas las luces. En esa segunda mitad, sentado junto con otras tres personas, se encuentra Anderson.
Anderson se sorprende al ver a Joel. Él y Guilherme, con señas, le piden que se acerque. Anderson se levanta y, amigablemente, saluda a los dos.
El público siente su adrenalina al máximo.
Joel: Mira, Anderson, queríamos hablar contigo. Hoy he hecho la denuncia en la comisaría... y te he puesto a tí como sospechoso principal.
Anderson (abriendo los ojos): Pues eso está muy mal, tío...
Guilherme: Queremos que devuelvas el portatil.
Joel: Sabemos que has sido tú, y podemos rastrear la laptop, así que...
Anderson: Pero eso es muy bueno ¿no? Así podrás...
Joel: Ese no es el punto. Estamos aquí porque queremos que devuelvas la laptop. Si la devuelves, retiro la denuncia.
Anderson (calmado): Pues yo no he sido, y ustedes no tienen pruebas de nada.
El público se sorprende por la tranquilidad de Anderson.
Joel: Mira, ¿por qué no la devuelves nomás? Sabemos que estás haciendo trámites para conseguir la residencia, no creo que te convenga tener un registro en la comisaría.
Anderson: Pero yo no he sido, yo no he robado nada.
Guilherme y Joel se miran.
En eso, los compañeros de Anderson se levantan y se acercan. Uno es moreno, gordo, con pinta de mafioso. El otro es flaco, pero alto, con apariencia de español. El tercero es un viejo, con el pelo largo, la barba desarreglada y cara de loco.
Guilherme: Entonces llévanos a donde vives, demuestra que no tienes la laptop contigo.
Anderson: Si, si, vamos a mi hotel.
Moreno Mafioso (con acento brasilero): Hola, ¿cómo están?
Guilherme: Hola.
Joel: Hola.
Moreno Mafioso: Soy (olvidado). ¿Ustedes, de dónde son?
Guilherme: De Brasil.
Joel: Yo de Perú.
Moreno Mafioso (ofreciendo la mano): Un gusto.
Guilherme y Joel le dan la mano. Saludan tambien al español. El viejo se queda atrás.
Moreno Mafioso (a Anderson): ¿Salimos?
Anderson: Si, si, vamos.
Salen todos. Se apagan las luces.
Se prende una luz tenue, entran Guilherme, Joel y Anderson, discutiendo. Detrás caminan los compañeros de Anderson. En eso el viejo decide quedarse, los otros dos se quedan con él. Anderson se despide. El público se siente ligeramente aliviado. Se apagan las luces.
Se prenden las luces. Se muestra la recepción de un hotel de mala muerte. Está el recepcionista, sólo. Entra Guilherme.
Guilherme: Disculpa, ¿se está quedando aquí un chico Anderson?
Recepcionista (alerta): ¡Eso no te lo puedo decir!
Guilherme, frustrado, se da media vuelta, sale de escena. Segundos después vuelve a entrar, con Anderson y Joel. El recepcionista se muestra asustado.
Anderson (al recepcionista): No pasa nada, tan sólo quería demostrarles que sí estoy quedandome acá.
Recepcionista: Vale, sólo que yo no puedo decirle nada a nadie.
Anderson: No pasa nada, tío, ahora vamos a subir a mi habitación, ¿vale?
Joel (al recepcionista): ¿Te ha dejado algo para que cuides?
Recepcionista: ¿Tú quién eres? ¿Eres policía? ¡Yo no te tengo que responder eso!
El público se fuerza a si mismo a calmarse.
Joel: Disculpe. Lo que ocurre es que tenemos un problema con él, se ha robado mi ordenador, y creemos que lo puede haber escondido en recepción. Por eso le pregunté si había dejado algo.
Recepcionista (mirando a Anderson): Pues yo no te puedo responder eso. Si tú no eres policía no te tengo que responder.
Anderson: No te preocupes, respóndeles, ¿qué te he dado para que guardes?
Recepcionista: Me has dejado...
Anderson: ¿Qué te he dejado? Puedes responder.
Recepcionista: Me has dejado tu cargador de móvil.
Anderson (sonriendo): ¿Ves? Yo le dejé mi cargador de móvil. Ahí está.
Joel y Guilherme se miran.
Joel: Aquí no vamos a conseguir nada.
Guilherme: Mejor vamos con la policía.
Anderson: Vamos, vamos con la policía.
Se apagan las luces.
Fin de Escena 2
viernes, 21 de noviembre de 2008
La Calma antes de la Tormenta
Acto 2, Escena 1
Se abre el telón, y se muestra nuevamente el piso de Joel, Guilherme, la Mari y ChicoCheco, tal como en el Acto 1. En la sala están Guilherme y ChicoCheco, el primero viendo televisión, el segundo frente a su laptop, silencioso. Se abre la puerta del ascensor, entra Joel en escena, cargando su mochila.
Joel abre la puerta del piso, y saluda a sus compañeros. Se dirige a su habitación (fuera del escenario), permanece ahí por unos segundos, y vuelve a la sala, sin mochila.
Guilherme (en portuñol): ¿Qué tal?
Joel: Bien... Me llamó la policía.
Guilherme: ¿Ah si? ¿Tan rápido?
Joel: Mmm. Me pidieron mis datos, y los de ustedes. La verdad es que me ha sorprendido que me hayan llamado al día siguiente de la denuncia.
Guilherme: Es bueno, ¿no?
Joel: Sí, sí... Ahora, lo que no he podido darles son los datos de Anderson. ¿Me los podrías dar?
Guilherme: ¿Qué necesitas?
Joel (saca su libreta de notas): A ver... ¿sabes su apellido?
Guilherme (agarrándose la cabeza): Noooo... Pero a ver...
El público emite un suspiro de resignación. Guilherme prende su laptop.
Guilherme: Tengo en el Messenger a su novia. Se lo puedo preguntar...
Joel: Ok... ¿su teléfono?
Guilherme: Eso sí lo tengo... es #########.
Joel (escribiendo): A ver... ¿cómo se escribe su nombre?
Guilherme (coge la libreta): Yo te lo escribo. También tengo su email.
Joel: No se qué tanto servirá, pero bueno. ¿Sabes dónde vive?
Guilherme: Sabía, pero lo han botado de su piso.
Joel (tomando la libreta): ¿Qué cosa?
Guilherme: Lo han botado, por no pagar la renta. Me acabo de enterar hoy.
Joel: No pagó la renta... ¿crees que ha sido él quién robó la laptop?
Guilherme: Claro, ¿no lo crees tu?
Joel: La verdad es que sí. Llegué a la conclusión esta tarde, y la verdad es que toda persona a quien le he contado del asunto me ha dicho lo mismo.
Guilherme: El hijo de #$%& se robó las llaves...
Se abre la puerta del ascensor, entra la Mari en escena. Busca las llaves en su cartera.
Joel: Pero, ¿no te parece demasiado obvio? Te roba las llaves, y luego, cuando ustedes no están, entra y se lleva la laptop. Luego deja las llaves detrás del sofá. ¡Es demasiado evidente!
Guilherme: Es evidente, es evidente.
Entra la Mari.
Mari: Hey. ¿Qué tal?
Joel: Aquí, llegando a la conclusión que fue Anderson quien se robó la laptop.
Mari (en itañol): ¡Ese %$@#! ¡Ayer hemos estado hablando sobre esto! ¡No puedo creerlo!
Joel: Pero, ¿cómo se robó las llaves?
Guilherme se sienta frente a su laptop. Empieza a tipear.
La discusión entre Joel y la Mari se vuelve algo errática, pero al final la idea que le queda al público es la siguiente:
Joel: Bueno, voy a ir a la comisaría a dejar los datos de Anderson. Cuando la policía me llamó les dije que lo tenía como sospechoso, sin pruebas. Ahora estoy más seguro.
Guilherme: La novia de Anderson dice que no sabe su apellido.
Mari: ¿Cómo que no lo sabe?
Guilherme: Dice que no sabe. He buscado en Orkut, y tampoco lo encuentro.
Joel: Que raro... bueno, ¿qué otra información tenemos? Sabemos dónde trabaja. ¿Me puedes dar la dirección de tu trabajo, Guilherme?
Guilherme: Sí, sí... es Moratín ##.
Joel: ¿No tiene nombre?
Guilherme: No, es sólo una puerta.
Joel: Ok... Voy a ir a la comisaría otra vez, a Tránsitos, a dar sus datos.
Guilherme (haciendo una seña de golpe): Después lo podemos buscar, y recuperar el portatil.
Mari: ¿Tú estás loco?
Joel: No creo que sea buena idea golpearlo... Yo creo que la ha robado para pagar la renta... fácil podemos convencerlo que la devuelva, tratar de razonar, o darle miedo.
Mari: ¡Si tu le golpeas va a ser él quien te va a demandar a la policía!
Joel: Si, mira, en este momento Anderson está viendo sus papeles para la residencia, no le convendrá tener una denuncia frente a la policía. Y además, creo que es posible que la policía rastree la laptop con un numerito que tengo, será mejor que la devuelva.
Guilherme: ¿Cómo es eso?
Joel: Es un numerito que no se puede borrar, pero no sé si la policía lo rastreará. Sé que es posible, pero no sé si la ley lo permite, o si la policía lo haría.
Mari: Yo creo que se la ha robado para uso personal, tiene a la novia en Holanda...
Joel: Sí, podría ser, pero ahora con la historia de la renta, no estoy tan seguro...
Guilherme: Yo creo que será más sencillo buscarlo, agarrarlo entre los dos...
Joel: Buscarlo sí. Pero vamos a hacer algo más... psicológico. Agarrarlo por el lado de los trámites y la novia, no creo que quiera ser deportado a Brasil, ¿no?
Guilherme: Entonces, ¿vuelves?
Joel: Si, probablemente para las ocho esté de vuelta. ¿A qué hora salimos a buscarlo?
Guilherme: Él dijo que iba a venir acá, a las 8:30.
Mari: No va a venir, ¡él ya está camino fuera de Valencia!
Guilherme: No, no, el me dijo que venía. Pero si no, lo vamos a buscar a mi trabajo.
Joel: Ok. Yo tampoco creo que venga. ¿A qué hora salimos, entonces?
Guilherme: Salgo al trabajo a las nueve.
Joel: Ok, entonces me apuro. Nos vemos en un rato, ¡si me demoro una hora en la comisaría llego a tiempo! ¡Nos vemos!
Joel va por su mochila, y sale del piso. Toma el ascensor, y se apagan las luces.
Fin de Escena 1.
Se abre el telón, y se muestra nuevamente el piso de Joel, Guilherme, la Mari y ChicoCheco, tal como en el Acto 1. En la sala están Guilherme y ChicoCheco, el primero viendo televisión, el segundo frente a su laptop, silencioso. Se abre la puerta del ascensor, entra Joel en escena, cargando su mochila.
Joel abre la puerta del piso, y saluda a sus compañeros. Se dirige a su habitación (fuera del escenario), permanece ahí por unos segundos, y vuelve a la sala, sin mochila.
Guilherme (en portuñol): ¿Qué tal?
Joel: Bien... Me llamó la policía.
Guilherme: ¿Ah si? ¿Tan rápido?
Joel: Mmm. Me pidieron mis datos, y los de ustedes. La verdad es que me ha sorprendido que me hayan llamado al día siguiente de la denuncia.
Guilherme: Es bueno, ¿no?
Joel: Sí, sí... Ahora, lo que no he podido darles son los datos de Anderson. ¿Me los podrías dar?
Guilherme: ¿Qué necesitas?
Joel (saca su libreta de notas): A ver... ¿sabes su apellido?
Guilherme (agarrándose la cabeza): Noooo... Pero a ver...
El público emite un suspiro de resignación. Guilherme prende su laptop.
Guilherme: Tengo en el Messenger a su novia. Se lo puedo preguntar...
Joel: Ok... ¿su teléfono?
Guilherme: Eso sí lo tengo... es #########.
Joel (escribiendo): A ver... ¿cómo se escribe su nombre?
Guilherme (coge la libreta): Yo te lo escribo. También tengo su email.
Joel: No se qué tanto servirá, pero bueno. ¿Sabes dónde vive?
Guilherme: Sabía, pero lo han botado de su piso.
Joel (tomando la libreta): ¿Qué cosa?
Guilherme: Lo han botado, por no pagar la renta. Me acabo de enterar hoy.
Joel: No pagó la renta... ¿crees que ha sido él quién robó la laptop?
Guilherme: Claro, ¿no lo crees tu?
Joel: La verdad es que sí. Llegué a la conclusión esta tarde, y la verdad es que toda persona a quien le he contado del asunto me ha dicho lo mismo.
Guilherme: El hijo de #$%& se robó las llaves...
Se abre la puerta del ascensor, entra la Mari en escena. Busca las llaves en su cartera.
Joel: Pero, ¿no te parece demasiado obvio? Te roba las llaves, y luego, cuando ustedes no están, entra y se lleva la laptop. Luego deja las llaves detrás del sofá. ¡Es demasiado evidente!
Guilherme: Es evidente, es evidente.
Entra la Mari.
Mari: Hey. ¿Qué tal?
Joel: Aquí, llegando a la conclusión que fue Anderson quien se robó la laptop.
Mari (en itañol): ¡Ese %$@#! ¡Ayer hemos estado hablando sobre esto! ¡No puedo creerlo!
Joel: Pero, ¿cómo se robó las llaves?
Guilherme se sienta frente a su laptop. Empieza a tipear.
La discusión entre Joel y la Mari se vuelve algo errática, pero al final la idea que le queda al público es la siguiente:
Anderson llegó mientras Guilherme y la Mari veían una película. Los acompañó, y en algún momento se quedó sólo en la sala. Es probable que es ese momento haya agarrado las llaves de Guilherme, quien las deja siempre en el mueble al costado de la puerta. Durante su estancia, Anderson ha preguntado sobre las actividades de ChicoCheco y las de Joel. La Mari y Guilherme deciden bajar a realizar compras, pero Guilherme no encuentra sus llaves. La Mari y Guilherme discuten porque Guilherme siempre pierde las llaves, aparentemente Anderson se sorprende mucho por la discusión. Al final deciden bajar con las llaves de la Mari, ya que el supermercado estaba por cerrar. Anderson y la pareja se han despedido en ese momento, y han bajado juntos.
Guilherme y la Mari han terminado sus compras 15 minutos después (el público está seguro que pasó mas tiempo), al regresar han encontrado las llaves detrás del sofá.
Esa misma noche, la laptop de Joel se declaró perdida. La hipótesis es que Anderson robó las llaves, volvió a subir inmediatamente después de despedirse, tomó la laptop, arrojó las llaves detrás del sofá, y escapó.
Joel: Bueno, voy a ir a la comisaría a dejar los datos de Anderson. Cuando la policía me llamó les dije que lo tenía como sospechoso, sin pruebas. Ahora estoy más seguro.
Guilherme: La novia de Anderson dice que no sabe su apellido.
Mari: ¿Cómo que no lo sabe?
Guilherme: Dice que no sabe. He buscado en Orkut, y tampoco lo encuentro.
Joel: Que raro... bueno, ¿qué otra información tenemos? Sabemos dónde trabaja. ¿Me puedes dar la dirección de tu trabajo, Guilherme?
Guilherme: Sí, sí... es Moratín ##.
Joel: ¿No tiene nombre?
Guilherme: No, es sólo una puerta.
Joel: Ok... Voy a ir a la comisaría otra vez, a Tránsitos, a dar sus datos.
Guilherme (haciendo una seña de golpe): Después lo podemos buscar, y recuperar el portatil.
Mari: ¿Tú estás loco?
Joel: No creo que sea buena idea golpearlo... Yo creo que la ha robado para pagar la renta... fácil podemos convencerlo que la devuelva, tratar de razonar, o darle miedo.
Mari: ¡Si tu le golpeas va a ser él quien te va a demandar a la policía!
Joel: Si, mira, en este momento Anderson está viendo sus papeles para la residencia, no le convendrá tener una denuncia frente a la policía. Y además, creo que es posible que la policía rastree la laptop con un numerito que tengo, será mejor que la devuelva.
Guilherme: ¿Cómo es eso?
Joel: Es un numerito que no se puede borrar, pero no sé si la policía lo rastreará. Sé que es posible, pero no sé si la ley lo permite, o si la policía lo haría.
Mari: Yo creo que se la ha robado para uso personal, tiene a la novia en Holanda...
Joel: Sí, podría ser, pero ahora con la historia de la renta, no estoy tan seguro...
Guilherme: Yo creo que será más sencillo buscarlo, agarrarlo entre los dos...
Joel: Buscarlo sí. Pero vamos a hacer algo más... psicológico. Agarrarlo por el lado de los trámites y la novia, no creo que quiera ser deportado a Brasil, ¿no?
Guilherme: Entonces, ¿vuelves?
Joel: Si, probablemente para las ocho esté de vuelta. ¿A qué hora salimos a buscarlo?
Guilherme: Él dijo que iba a venir acá, a las 8:30.
Mari: No va a venir, ¡él ya está camino fuera de Valencia!
Guilherme: No, no, el me dijo que venía. Pero si no, lo vamos a buscar a mi trabajo.
Joel: Ok. Yo tampoco creo que venga. ¿A qué hora salimos, entonces?
Guilherme: Salgo al trabajo a las nueve.
Joel: Ok, entonces me apuro. Nos vemos en un rato, ¡si me demoro una hora en la comisaría llego a tiempo! ¡Nos vemos!
Joel va por su mochila, y sale del piso. Toma el ascensor, y se apagan las luces.
Fin de Escena 1.
martes, 18 de noviembre de 2008
Una Noche en la Comisaría
Acto 1, Escena 2
Se levanta el telón. Deja ver una comisaría. Al centro se encuentra la recepción, con un policía gordo con bigote. A la derecha, la sala de espera, con una señora impaciente. A la izquierda, un cuarto oscuro. La puerta a la calle se encuentra junto a la sala de espera, y se nota que está lloviendo.
Otro reloj ficticio indica que son las 11:30 pm.
Entra Joel, se dirige al policía.
Joel: Buenas noches, quisiera denunciar un robo.
Policia Gordo con Bigote (PGB): ¿Qué le han robado?
Joel: Mi portátil.
PGB: ¿Dónde vive usted?
Joel: En la calle Sagunto, número #.
PGB: Pero... esa dirección no le corresponde a esta comisaría. Usted tiene que ir a la comisaría de Tránsitos.
Joel: Ok... pero llamé a un número, y me dieron varias opciones. La única que reconocí fue esta.
PGB: Si, pero esta la queda muy lejos. La de Tránsitos está más cerca.
El público empieza a impacientarse.
Joel: Bueno, bueno, la próxima vez iré a la de Tránsitos, aunque espero que no haya una próxima vez.
PGB: Pues nada. ¿Cuál es el número de referencia de su denuncia?
Joel: Es... a ver... #########.
PGB (buscando en la mesa): Pues no la encuentro...
Joel: Acabo de llamarlos. Hace quince minutos, media hora.
PGB: Pues no habrá llegado aún. Espere por favor en la sala.
Joel se dirige a la sala, y se sienta. El público siente cansancio.
Empieza conversación queterriblista con la señora impaciente. Joel le cuenta todo lo ocurrido con su laptop, e intenta obtener algo de información de por qué la señora se encuentra en la comisaría, pero no obtiene nada.
PGB se dirige al cuarto oscuro. Pasa un tiempo, vuelve a entrar y llama a la señora. Ambos entran al cuarto oscuro, PGB sale y se sienta en la recepción. Pasan minutos, mientras entran y salen policías. El público se aburre bastante.
La señora sale.
Pasa el tiempo. A media noche, sale un segundo policía (medio extraño), e invita a Joel a pasar al cuarto oscuro. Cuando estos entran, el cuarto se ilumina, mostrando una oficina.
Policía Medio Extraño (PME): Siéntese.
Joel: Gracias.
PME: Dígame. ¿Qué le ha pasado?
El público se irrita, ya que no entiende por qué le han preguntado la historia antes si se la iban a volver a preguntar luego. Siente un intento de calma.
Joel explica lo ocurrido.
PME: Muy bien. Voy a ingresar esto en el ordenador. Un momento.
El PME se para, sale de escena por dos segundos, vuelve a entrar.
PME: ¿Sabe usted que la comisaría de Tránsitos le queda más cerca?
Joel: Si, eso me han dicho, sólo que yo no sabía...
PME: No, no pasa nada. Uno es libre de presentar la denuncia donde quiera. Pero será Tránsitos los que se encarguen de esto, así que es mejor ir ahí. Aunque claro, si uno tiene sus propios motivos egoístas, puede presentarla acá.
Joel: ¿Perdón?
El público empieza a sentir irritación nuevamente.
PME: No, eso, que uno puede presentar sus denuncias donde quiera. Yo no tengo por qué juzgar los motivos egoístas de cada uno. Pero lo ideal es que presente todo en Tránsitos.
El público siente un intento fuertísimo por mantener la calma. Lo logra.
Joel: Está bien... Está bien...
El PME se sienta, tipea toda la información que Joel le ha dado. Luego levanta la mirada.
PME: El número de serie... ¿lo tiene?
Joel: El número de serie... no lo sé. Creo que podría averiguarlo.
PME: Claro, porque aunque encontremos su ordenador, sin el número de serie no podemos hacer nada.
(El PME empieza a hablar demasiado, el público deja de escucharlo)
Joel: Ahora que recuerdo... ¡Sí! ¡Creo tenerlo! Ahora mismo me dirijo a mi casa, y de encontrarlo se lo traigo.
Sigue conversación inútil. El público quiere irse. Finalmente, Joel logra escapar, y sale de la comisaría. Se baja el telón.
Con el telón bajo, se ve a Joel cruzar el escenario, aparentemente regresando a casa. Llueve. Se cruza con gente de fiesta. Al llegar al otro extremo, se apagan las luces. Al prenderse, el telón sigue abajo, pero se ve el sofá de la sala de su piso, con Guilherme, la Mari y ChicoCheco. Guilherme tiene el rostro ensombrecido. ChicoCheco está frente a su laptop. Joel entra.
El público no tiene ganas de que Joel hable con nadie.
La Mari: Joel, ¿estás seguro de no haber llevado tu portátil al trabajo hoy día?
Joel: Segurísimo, Mari. No me habría llevado la laptop sin el mouse ni el adaptador de corriente. Además, ¡la mochila me hubiera pesado!
La Mari: Bueno, entonces...
Joel: Ahora tengo que volver a la comisaría. Tengo que buscar el número de serie de la laptop, que me olvidé de llevar.
Guilherme: Muy bien, muy bien.
Joel sale de escena. Pasan unos segundos.
Joel (fuera de escena): ¡Aquí está!
Joel entra en escena, muy rápido. Se despide, y vuelve a salir. Se apagan las luces, y se repite la escena de Joel caminando por la calle, con la lluvia (más fuerte) y la gente de fiesta.
Al cruzar el escenario, se levanta el telón y se vuelve a ver la comisaría, con el PGB en la recepción y la sala de espera vacía. El reloj ficticio marca la 1:15 am. El PGB levanta la mirada, visiblemente irritado por la presencia de Joel. No dice nada.
Joel: Buenas. He traído el número de serie de la portátil.
PGB no dice nada. Se para, se dirige al cuarto oscuro. Pasan minutos. Entra con el PME, el cual se acerca a Joel.
PME: Me esperarás un poco, que estoy cenando.
Joel: Ok...
PME (sacando una lata de cerveza): Es que nuestros horarios están corridos, ¿sabes?
Joel: No importa, con tal de poner la denuncia, espero lo que sea.
PME (alerta): ¡Hombre! ¡Es humano! ¡Es humano querer tomarse algo!
Joel: Sí, sí, yo entiendo completamente, no se preocupe, lo espero.
El PME regresa al cuarto oscuro. Joel se dirige a la sala de espera, se sienta. El público se siente cansadísimo.
Pasan muchos minutos. El público se sigue aburriendo, y tiene ganas de dormir. Joel mira su libreta de notas, ve algo y se sobresalta. El público recupera un poco de energías.
Entra el PME. Invita a Joel a pasar. Se prende la luz. Se sientan en el mismo lugar que antes.
PME: A ver, ¿tienes el número de serie?
Joel: Si. Es #########.
PME: Un momento.
El PME empieza a tipear. El público nota que está tipeando todo desde el comienzo. Entiende el por qué de la demora en todas las comisarías del mundo. Después de varios minutos, pide el número de serie. Joel lo vuelve a dar.
PME: ¿Algo más?
Joel: Sí. Tengo la dirección MAC de las tarjetas de red. ¿Sabe que son?
PME: No.
Joel (cuidadoso): ¿Le gustaría saber?
PME: Bueno.
Joel: La dirección MAC es como una huella digital de la tarjeta de red. Tengo entendido que aunque se reformatee el disco duro, se mantiene la dirección MAC. Puede ser usada para identificar la portátil aunque borren en número de serie.
PME (no enterándose de mucho): Vale. Dámelo.
Joel: El de ethernet es #########. El de Wifi es ##########.
PME: Muy bien. ¿Algo más?
Joel: No.
PME: Pues nada. Ahora, nos encargamos nosotros.
Joel: Gracias.... ¡buenas noches!
PME: Buenas noches.
Joel se para y se dirige a la puerta. Se encuentra con el PGB.
PGB: ¿Todo bien?
Joel: Si, muchas gracias, buenas noches.
PGB: La próxima vez, vaya a Tránsitos, ¿vale?
Joel: ¿Dónde está la comisaría de Transitos? ¿Por la parada del tranvía?
PGB: Está entre la parada de Reus y Sagunto.
Joel: Ok, ok, uno pensaría que la comisaría de Tránsitos estaría cerca de la parada de Tránsitos. La próxima vez iré alla.
PGB: Vale. ¡Buenas noches!
Joel: Buenas noches....
Joel sale de la comisaría. Se baja el telón, marcando el reloj finalmente las 2:15 am.
Fin de Acto 1
Se levanta el telón. Deja ver una comisaría. Al centro se encuentra la recepción, con un policía gordo con bigote. A la derecha, la sala de espera, con una señora impaciente. A la izquierda, un cuarto oscuro. La puerta a la calle se encuentra junto a la sala de espera, y se nota que está lloviendo.
Otro reloj ficticio indica que son las 11:30 pm.
Entra Joel, se dirige al policía.
Joel: Buenas noches, quisiera denunciar un robo.
Policia Gordo con Bigote (PGB): ¿Qué le han robado?
Joel: Mi portátil.
PGB: ¿Dónde vive usted?
Joel: En la calle Sagunto, número #.
PGB: Pero... esa dirección no le corresponde a esta comisaría. Usted tiene que ir a la comisaría de Tránsitos.
Joel: Ok... pero llamé a un número, y me dieron varias opciones. La única que reconocí fue esta.
PGB: Si, pero esta la queda muy lejos. La de Tránsitos está más cerca.
El público empieza a impacientarse.
Joel: Bueno, bueno, la próxima vez iré a la de Tránsitos, aunque espero que no haya una próxima vez.
PGB: Pues nada. ¿Cuál es el número de referencia de su denuncia?
Joel: Es... a ver... #########.
PGB (buscando en la mesa): Pues no la encuentro...
Joel: Acabo de llamarlos. Hace quince minutos, media hora.
PGB: Pues no habrá llegado aún. Espere por favor en la sala.
Joel se dirige a la sala, y se sienta. El público siente cansancio.
Empieza conversación queterriblista con la señora impaciente. Joel le cuenta todo lo ocurrido con su laptop, e intenta obtener algo de información de por qué la señora se encuentra en la comisaría, pero no obtiene nada.
PGB se dirige al cuarto oscuro. Pasa un tiempo, vuelve a entrar y llama a la señora. Ambos entran al cuarto oscuro, PGB sale y se sienta en la recepción. Pasan minutos, mientras entran y salen policías. El público se aburre bastante.
La señora sale.
Pasa el tiempo. A media noche, sale un segundo policía (medio extraño), e invita a Joel a pasar al cuarto oscuro. Cuando estos entran, el cuarto se ilumina, mostrando una oficina.
Policía Medio Extraño (PME): Siéntese.
Joel: Gracias.
PME: Dígame. ¿Qué le ha pasado?
El público se irrita, ya que no entiende por qué le han preguntado la historia antes si se la iban a volver a preguntar luego. Siente un intento de calma.
Joel explica lo ocurrido.
PME: Muy bien. Voy a ingresar esto en el ordenador. Un momento.
El PME se para, sale de escena por dos segundos, vuelve a entrar.
PME: ¿Sabe usted que la comisaría de Tránsitos le queda más cerca?
Joel: Si, eso me han dicho, sólo que yo no sabía...
PME: No, no pasa nada. Uno es libre de presentar la denuncia donde quiera. Pero será Tránsitos los que se encarguen de esto, así que es mejor ir ahí. Aunque claro, si uno tiene sus propios motivos egoístas, puede presentarla acá.
Joel: ¿Perdón?
El público empieza a sentir irritación nuevamente.
PME: No, eso, que uno puede presentar sus denuncias donde quiera. Yo no tengo por qué juzgar los motivos egoístas de cada uno. Pero lo ideal es que presente todo en Tránsitos.
El público siente un intento fuertísimo por mantener la calma. Lo logra.
Joel: Está bien... Está bien...
El PME se sienta, tipea toda la información que Joel le ha dado. Luego levanta la mirada.
PME: El número de serie... ¿lo tiene?
Joel: El número de serie... no lo sé. Creo que podría averiguarlo.
PME: Claro, porque aunque encontremos su ordenador, sin el número de serie no podemos hacer nada.
(El PME empieza a hablar demasiado, el público deja de escucharlo)
Joel: Ahora que recuerdo... ¡Sí! ¡Creo tenerlo! Ahora mismo me dirijo a mi casa, y de encontrarlo se lo traigo.
Sigue conversación inútil. El público quiere irse. Finalmente, Joel logra escapar, y sale de la comisaría. Se baja el telón.
Con el telón bajo, se ve a Joel cruzar el escenario, aparentemente regresando a casa. Llueve. Se cruza con gente de fiesta. Al llegar al otro extremo, se apagan las luces. Al prenderse, el telón sigue abajo, pero se ve el sofá de la sala de su piso, con Guilherme, la Mari y ChicoCheco. Guilherme tiene el rostro ensombrecido. ChicoCheco está frente a su laptop. Joel entra.
El público no tiene ganas de que Joel hable con nadie.
La Mari: Joel, ¿estás seguro de no haber llevado tu portátil al trabajo hoy día?
Joel: Segurísimo, Mari. No me habría llevado la laptop sin el mouse ni el adaptador de corriente. Además, ¡la mochila me hubiera pesado!
La Mari: Bueno, entonces...
Joel: Ahora tengo que volver a la comisaría. Tengo que buscar el número de serie de la laptop, que me olvidé de llevar.
Guilherme: Muy bien, muy bien.
Joel sale de escena. Pasan unos segundos.
Joel (fuera de escena): ¡Aquí está!
Joel entra en escena, muy rápido. Se despide, y vuelve a salir. Se apagan las luces, y se repite la escena de Joel caminando por la calle, con la lluvia (más fuerte) y la gente de fiesta.
Al cruzar el escenario, se levanta el telón y se vuelve a ver la comisaría, con el PGB en la recepción y la sala de espera vacía. El reloj ficticio marca la 1:15 am. El PGB levanta la mirada, visiblemente irritado por la presencia de Joel. No dice nada.
Joel: Buenas. He traído el número de serie de la portátil.
PGB no dice nada. Se para, se dirige al cuarto oscuro. Pasan minutos. Entra con el PME, el cual se acerca a Joel.
PME: Me esperarás un poco, que estoy cenando.
Joel: Ok...
PME (sacando una lata de cerveza): Es que nuestros horarios están corridos, ¿sabes?
Joel: No importa, con tal de poner la denuncia, espero lo que sea.
PME (alerta): ¡Hombre! ¡Es humano! ¡Es humano querer tomarse algo!
Joel: Sí, sí, yo entiendo completamente, no se preocupe, lo espero.
El PME regresa al cuarto oscuro. Joel se dirige a la sala de espera, se sienta. El público se siente cansadísimo.
Pasan muchos minutos. El público se sigue aburriendo, y tiene ganas de dormir. Joel mira su libreta de notas, ve algo y se sobresalta. El público recupera un poco de energías.
Entra el PME. Invita a Joel a pasar. Se prende la luz. Se sientan en el mismo lugar que antes.
PME: A ver, ¿tienes el número de serie?
Joel: Si. Es #########.
PME: Un momento.
El PME empieza a tipear. El público nota que está tipeando todo desde el comienzo. Entiende el por qué de la demora en todas las comisarías del mundo. Después de varios minutos, pide el número de serie. Joel lo vuelve a dar.
PME: ¿Algo más?
Joel: Sí. Tengo la dirección MAC de las tarjetas de red. ¿Sabe que son?
PME: No.
Joel (cuidadoso): ¿Le gustaría saber?
PME: Bueno.
Joel: La dirección MAC es como una huella digital de la tarjeta de red. Tengo entendido que aunque se reformatee el disco duro, se mantiene la dirección MAC. Puede ser usada para identificar la portátil aunque borren en número de serie.
PME (no enterándose de mucho): Vale. Dámelo.
Joel: El de ethernet es #########. El de Wifi es ##########.
PME: Muy bien. ¿Algo más?
Joel: No.
PME: Pues nada. Ahora, nos encargamos nosotros.
Joel: Gracias.... ¡buenas noches!
PME: Buenas noches.
Joel se para y se dirige a la puerta. Se encuentra con el PGB.
PGB: ¿Todo bien?
Joel: Si, muchas gracias, buenas noches.
PGB: La próxima vez, vaya a Tránsitos, ¿vale?
Joel: ¿Dónde está la comisaría de Transitos? ¿Por la parada del tranvía?
PGB: Está entre la parada de Reus y Sagunto.
Joel: Ok, ok, uno pensaría que la comisaría de Tránsitos estaría cerca de la parada de Tránsitos. La próxima vez iré alla.
PGB: Vale. ¡Buenas noches!
Joel: Buenas noches....
Joel sale de la comisaría. Se baja el telón, marcando el reloj finalmente las 2:15 am.
Fin de Acto 1
Labels:
Trámites y Burocracia,
Traumas,
Valencia
sábado, 15 de noviembre de 2008
El Secuestro de Rakis/Caladan
(Ocurrido el 24/10/2008)
Acto 1, Escena 1
Se levanta el telón, dejando ver un piso. Al centro se encuentra la sala, con Guilherme y la Mari cenando frente al televisor. A la izquierda una puerta, perpendicular al público, y tras ella, las puertas de dos elevadores, con un letrero indicando Piso 12. A la derecha de la sala, otra puerta, correspondiente a la habitación de Guilherme y la Mari. Esta puerta está frente al público.
Un reloj en la sala (ficticio, realmente no está ahí) indica que son las 9:30 pm.
Se abre la puerta de uno de los elevadores, entra Joel en la escena. Abre la puerta del piso, saluda a Guilherme y a la Mari. Conversación típica, Joel está cansado, la Mari no ha trabajado ese día y tiene fiesta, Guilherme no dice mucho. Joel pasa la sala, y entra a primer plano. Deja entender que se encuentra en la cocina, y se prepara algo (un Cordon Bleu de Lidl con puré de papa). Lo trae de vuelta a la sala y lo come mientras conversa con la pareja, en una mesa aparte.
El reloj avanza. Son las 10:00 pm. Se abre el elevador nuevamente, entra en escena Tomas, el chico checo. Sigue una rutina similar a la de Joel, hablando menos (no habla bien español). Prende su laptop y la usa sobre la misma mesa donde está cenando Joel.
El reloj avanza. Son las 10:15 pm. La Mari sale del piso. Joel termina de cenar, y se pone a lavar los platos. Guilherme sigue frente a la televisión, ChicoCheco sigue frente a su laptop.
El reloj avanza. Son las 10:30 pm. Joel decide revisar su correo. Sale de escena por la derecha, donde se entiende se encuentra su habitación. Sólo se escucha el teclado del chico checo.
El público siente una ligera sorpresa, seguida de unos segundos de curiosidad. Esta curiosidad es seguida por un fuerte sentimiento de miedo.
Joel entra en escena, la preocupación es evidente en su rostro.
Joel: ¿Alguien ha visto mi laptop? ¡No la encuentro!
Guilherme lanza una palabrota. ChicoCheco sigue frente a su computadora (por lo general no se entera de mucho). Joel empieza a mirar alrededor de la sala. No encuentra nada. El público empieza a sentir más miedo.
Joel: ¡No está! (sale de escena, hacia su habitación, Guilherme le sigue)
(Fuera de escena)
Guilherme (en portuñol): ¿Estás seguro que estaba aquí?
Joel: ¡Sí! ¡Mira! Ahi está el mouse. Ahi está el adaptador del enchufe. La laptop ha desaparecido.
Guilherme:
El público siente desesperación. Confusión.
(Fuera de escena)
Joel: Tengo que... tengo que... ¡Tengo que decirle esto a la Elena! ¡Podría haber sido la chica que limpia! ¡No sé! ¡Y llamar a la policía!
Guilherme: Sí, sí, habla con la Elena.
Joel y Guilherme entran en escena. Joel se planta frente a ChicoCheco, mientras que Guilherme saca su celular y entra a su habitación, sin prender la luz.
Joel: Tomas, me han robado la laptop. ¿La has visto en algún lado?
ChicoCheco se asusta, pero dice que no. Se escucha a Guilherme hablando en portugués en su habitación.
Joel sale por la puerta, hacia los elevadores. En el extremo izquierdo del escenario, toca un timbre. Se abre una puerta en ese extremo del escenario, entra en escena Jose María.
J.M.: Hola, Joel, ¿qué tal?
Joel: Pues... mal. Ha desaparecido mi laptop.
J.M.: ¿Qué cosa?
Entra en escena Elena, detrás de Jose María.
Elena: ¡¿Te han robado?!
Joel: Si. Quería saber quién tiene acceso al piso.
J.M.: Nadie. Sólo ustedes tienen la llave.
Joel: ¿La chica que limpia?
Elena: Ella no tiene la llave, se la damos nosotros cuando viene. Y hoy no ha venido a limpiar, vino ayer.
Joel: Ok. Bueno, tengo que ir a la policía, esto es serio.
Empieza conversación indicando confusión, queterriblismo (acción por la cual se dice muchas veces "Qué terrible" o frases similares) y bastante desesperación por parte de Joel. El público siente la confusión y desesperación. Joel se dirige a su propio piso, cierra la puerta tras de sí, y se dirige a su habitación, fuera de escena. Jose María y Elena salen de escena. Guilherme sale de su habitación, y acompaña a Joel.
(Fuera de escena)
Joel: No entiendo, no entiendo...
Guilherme: ¿Que vas a hacer?
Joel: Tengo... que denunciar frente a la policía.
Guilherme: Si, denuncia, denuncia, Llámalos, aquí responderemos todos. Ya llamé a Anderson, y está en camino.
Joel: Ok... ok...
Guilherme: En algún momento del día he perdido mi llave. Alguien la puede haber tomado y entrado.
Joel: Ok... ok... déjame llamar...
Guilherme entra en escena, nuevamente prende el celular, llama a la Mari. Le dice que regrese.
Mientras, se escucha la conversación en la habitación de Joel. El público siente paranoia, desconfianza hacia todos.
(Fuera de escena)
Joel: Buenas noches, ¿policía? (...) Si, buenas, quisiera poner una denuncia. (...) Un robo. (...) Un portátil, de mi habitación. (...) No, no ha habido ningún ingreso forzado. (...) ¿Perdón? (...) ¿Me podría dar el número, por favor? (...) Gracias....
Se escucha un grito de furia. El público siente frustración extrema.
(Fuera de escena)
Joel: Buenas noches.... (...) Quisiera poner una denuncia. (...) Un robo, me han robado mi portátil. (...) De mi piso, de mi misma habitación. (...) No, no han forzado la puerta, bueno, por lo menos si lo han hecho no es evidente. (...) Vivimos cuatro personas, contándome a mi. (...) Valencia. (...) Joel Jones. (...) Es NIE. El número es #######. (...) Reino Unido. (...) En Lima, Perú. (...) Once de Setiembre, del Ochenta. (...) Donald. (...) Guadalupe. (...) Calle Sagunto, número #, Puerta ##. (...) Teléfono #########. (...) Una HP. (...) Puf, el modelo... Pavilion. (...) Si, Pavilion. (...) ¿Perdón? (...) No lo sé. ¿Me podría decir qué opciones tengo? (...) Pero, ¿la dirección de las comisarías? (...) No, esa no. (...) No. (...) No. (...) Okey. (...) Ajá. (...) Okey. Pues no estoy seguro dónde quedan muchas de estas comisarías, así que mandemos la denuncia a la que se encuentra en Paseo La Alameda. (...) ¿Está abierta 24 horas? (...) Genial, voy ahora mismo. Muchas gracias. (...) Buenas noches.
El público se tranquiliza un poco. Joel entra a la escena.
Joel: Me voy a la comisaría, a presentar la denuncia.
Guilherme: Pues vamos contigo. Ahora viene Anderson y la Mari.
Joel: No, no, prefiero ir sólo por ahora. Si la policía necesita que declaren, vendrán, o los llamarán.
Entra Jose María en la escena, toca el timbre del piso. Joel abre la puerta. Al mismo tiempo suena el timbre de la calle. Guilherme sale del piso y toma el ascensor (no se puede abrir la puerta a la calle desde el mismo piso).
J.M.: Mira, lo he estado pensando, la única manera que esto haya ocurrido es que haya pasado de forma interna.
Joel: Lo sé. Dudo que un ladrón externo se de el trabajo de ir hasta el doceavo piso de un edificio.
J.M.: ¿Saben quién ha entrado? ¿Alguien más tiene las llaves?
Joel: Guilherme dice que él y Mari han estado aquí todo el día. Con un amigo.
J.M.: ¿Y tu Tomas? ¿Algún amigo tuyo habrá entrado?
Tomas (nunca ha salido de escena): No, no.
Entra Elena.
Elena: Que terrible, Joel. No puede ser. ¡Pero nadie más tiene las llaves! Nosotros hemos cambiado el cerrojo de la puerta justo antes que ustedes llegaran. ¿No tendrá algún conocido una copia de sus llaves?
Joel: No... Lo que no entiendo es por qué han tomado mi laptop. Estaba en mi habitación. Cualquier ladrón casual habría tomado la de Tomas, o la de Guilherme, que están en la misma sala. ¿Por qué entrar hasta mi habitación?
Se abre la puerta del elevador. Entran en escena Guilherme y Anderson. Anderson inmediatamente se dirige a Joel, Jose María y Elena.
Anderson (en portuñol, pero mejor que el de Guilherme): No puedo creerlo, tío. Es increíble, acá hemos estado todo el día Guilherme, Mari y yo. Y luego, cuando hemos bajado, me he ido a tomar algo, he ido a un locutorio a hablar con mi novia, y en eso Guilherme me ha llamado. He venido corriendo.
El público siente una gran desconfianza. Siente confusión frente a la actitud de Anderson. ¿Por qué nos cuenta su rutina después de haber estado con Guilherme y la Mari?
Anderson: Es increíble, ¿por qué alguien tomaría esta portátil? Si están las de Tomas y la de Guilherme aquí en la sala. ¿Por qué entrar a la habitación? No entiendo.
Joel: Eso nos estábamos preguntando.
Elena empieza a hablar, pero Anderson la interrumpe.
Anderson: Tío, ¿me podrías dar un vaso con agua?
Joel: ¿Perdón?
Anderson: Un vaso con agua. ¿Podrías darme uno?
Joel: Si, si...
Pasan al primer plano, donde está la cocina. Joel mira a su alrededor, confuso. Anderson toma un vaso, se sirve agua.
Anderson: No entiendo, tío, no entiendo.
Joel pasa a segundo plano, todos hablan al mismo tiempo.
Joel: Ni modo. Me voy a la comisaría.
Guilherme: Si, vamos. Te damos nuestros pasaportes. Tomas, saca tu pasaporte. Anderson...
Joel: No, no, no los quiero. Si la policía los pide, ahí si. Pero yo no quiero encargarme de esto.
El público siente desconfianza completa, hacia todos, incluso los que están en las butacas de al lado. Joel se despide, toma el elevador, sale de escena.
Se baja el telón. Antes de ocultarse, el reloj marcaba las 11:15 pm.
Se escucha la voz de la Mari.
(Fuera de escena)
Mari: ¡Joeeeel!
Joel entra por la izquierda. La Mari entra por la derecha.
Mari: ¿Qué ha pasado? ¿Cómo ha pasado?
Empieza conversación queterriblista. Entran Guilherme y Anderson por la izquierda también. Siguen con toda la conversación. Joel los deja y empieza a caminar.
Es evidente que está lloviendo, y Joel no tiene paraguas. Se apagan las luces.
Fin de Escena 1
¿Tienen ustedes un sospechoso? ¿Quién creen que fue?
sábado, 8 de noviembre de 2008
Efecto Túnel
20/10/08
Estos últimos doce meses han sido una locura viajera.
Empezó con el viaje a Padova. Tres meses.
Regresé a Valencia por dos semanas.
Luego, un mes en Perú, a pasar Navidad.
De allí, un mes y medio en Valencia.
Cuatro meses en Würzburg.
Dos semanas en Valencia.
Dos semanas en Benasque, en una Escuela de Física de Sabor.
Tres semanas en Valencia.
Y finalmente, un mes en Perú. Otra vez.
Este último viaje al Perú ha sido muy diferente al resto de los viajes a Perú que he tenido. Es cierto, cada viaje a Perú ha sido muy, muy diferente, pero tenían el mismo objetivo: descansar. Este último viaje ha tenido un objetivo diferente: chambear.
Resulta que existen unas becas HELEN para establecer proyectos de física de partículas entre América Latina (en particular la PUCP, mi antigua universidad), y Europa (con la Universidad de Valencia). Son excelentes, ya que pagan el pasaje y dan dinero para sobrevivir. Esto para mí se veía muy bien, ya que de obtener la beca viviría con mis padres y me ahorraría un chupo de plata. Así que había que hacerlo.
El proyecto involucraría lo que siempre estudié en Lima: a los famosísimo neutrinos (no, no son los amigos de las Tortugas Ninja). La idea era realizar un análisis nuevo mezclando supersimetría, lo que estoy estudiando acá en Valencia. Escribí el proyecto, y mi jefe acá y mi ex-asesor de allá lo aprobaron. Postulé a la beca estando en Würzburg, ¡y me la dieron! Esto fue realmente genial, como mi objetivo es regresar a Perú, el establecer una colaboración entre la PUCP y la UV se vería muy bien en mi CV.
El viaje de ida, increíblemente, salió bien. Lo mejor fue la llegada. Como este viaje me lo pagaba la UV, decidí no avisarles a mis padres, y darles la sorpresa. Al llegar a mi casa, toqué el timbre y me respondió Ycela, quien cocina en mi casa. Le dije "¡Hey! ¡He venido de sorpresa! ¿Me puedes abrir sin que se entere mi madre?" Ella me respondió "¡Te ahorco!" y me abrió.
Ahora bien, este "te ahorco" tiene múltiples interpretaciones. La más sencilla es que me iba a ahorcar por la sorpresa que les estaba dando. Otra interpretación es que me lo haya dicho por encomendarle la ardua tarea de abrir la puerta de mi casa sin avisarle a mi madre. Y esto es porque a mi madre le fascina tener control absoluto sobre lo que ocurre en el hogar (¡Hola mamá, estoy hablando de ti! No te resientas, ¿ya?). Que entre gente a la casa sin que ella lo sepa es un pecado mortal. Y dicho y hecho, al yo entrar a la casa, me topé con mi madre bajando las escaleras a toda velocidad, a punto de gritar algo así como "¿Por qué abren la puerta sin decirme nada?"
Lo interesante es que justo cuando estaba por lanzar el grito, me vio. Y se congeló. Con la expresión de furia en la cara, por supuesto. Yo me palteé un poco, evidentemente, todo ser racional debe escapar si ve a mi madre con su cara de furia. Pero afortunadamente duró poco. "¿Que haces aquí?" dijo ella, a lo cual respondí "¡Hola! ¡He venido por un mes! ¿Qué hay de comida?" Luego ella empezó a saltar de la alegría, tengo que admitir que fue adorable, nunca la había visto así, parecía una chiquita (o sea, más chiquita).
El encuentro con mi padre fue más o menos lo esperado. Yo estaba viendo televisión, y el subió las escaleras. Lo recibí con un "¡Hola! ¿Qué tal?" Se quedó congelado también. Pero mi papá es más calladito. Se acercó despacito, como si tuviera miedo de haberse vuelto esquizofrénico. "¿Y tú? ¿Qué haces aquí?" me preguntó. "Ah, he venido por un mes, a chambear en la PUCP. ¡Sorpresa!" El no saltó, pero sonrió. Y se me quedó mirando, como si siguiera teniendo miedo de haberse vuelto esquizofrénico.
Chévere.
De la chamba no quiero contar mucho, porque si lo hago pierdo mi poca audiencia. Tan masocas no pueden ser, ¿no? Pero la situación que encontré fue muy interesante. Resulta que ahora existen muchos más proyectos de investigación. Hay ahora gente de la PUCP en el CERN (en el LHC, ese experimento que creará agujeros negros y destruirá el mundo), en Fermilab (los que construyeron el experimento previo al LHC, que también iba a destruir el mundo en su momento), y en México (ahí no quieren destruir el mundo, los mexicanos son muy padres, güey). Era evidente que la investigación va en aumento, y que lo que existe ahora en la PUCP es mil veces mejor que lo que hubo en mi época. Por un lado me dio algo de orgullo el haber colaborado en empujar la piedra que ahora rueda, pero también un poco de envidia, ya que tantos chances no tuve como estudiante de maestría. Claro, los chances los tengo ahora, no tengo de qué quejarme, les digo que fue tan sólo un poco de envidia.
En fin, al final otra persona terminó publicando lo que queríamos hacer con los neutrinos (historia vieja) y terminamos estudiando asimetrías de tiempo en observables de violación de sabor leptónico en un Colisionador Lineal Internacional (el experimento que vendría luego del LHC, que también destruiría el mundo), en un contexto de Supersimetría. Madre mía, lo dije todo en una línea, lo siento, no me pude contener. Pero no les digo más, lo prometo.
Del viaje hay mucho que contar, pero no creo que les interese. Fue chévere juntarse con la gente de siempre, tocar música con Fuga, pasearse en combi, comer rico por poco, avergonzar a Juan Pablo frente a su novia, caminar por el malecón de Miraflores, escapar de los acosos de Bruno, comer ceviche con Luciano, el Pollo y Zegarra (¡la Prom!), escuchar a Arens, maletear a Huber (¡y tenerle paciencia, Dios mío!), escuchar historias de taxistas (ese alcohólico me dio mucho miedo)... en fin, estar en Lima. La ciudad está mucho mejor en varios aspectos, aunque la contaminación está peor que nunca. Claro, fundan el Ministerio del Medio Ambiente, y naturalmente las cosas tienen que empeorar.
Lo que nunca me gusta de regresar a Perú es sentir que no me consideran peruano. Esta es la historia de mi vida, a pesar que adoro mi país, mi país como que no me quiere tanto. Prueba de ello son los dieciocho intentos de robo que he sufrido en mi vida. Y claro, los típicos comentarios de "¿Y usted de dónde es? ¿En serio es peruano?", que me dejan medio depre.
La última fue algo así:
"¿Tú eres peruano?"
"Si."
"Y cómo te llamas?"
"Joel."
"Pero, ¿el apellido?"
"..."
"..."
".... Jones."
"Ah, extranjero."
'Cha mare. ¿Qué parte del "Si" a la primera pregunta no entendió?
Pero bueno. En suma, el viaje bueno.
Irónicamente, tengo que admitir que estoy contento de haber vuelto a Valencia. Ya me he acostumbrado a la ciudad y me gusta la vida que llevo acá. Sé que esta vida en Valencia es transitoria, que me encuentro en un vacío metaestable que eventualmente decaerá a un estado final donde terminaré asentándome. Pero me gusta. No obstante, fue interesante simular un pequeño efecto túnel y atisbar cómo se vería mi estado final, este vacío estable como investigador en la PUCP, en la caótica Lima, en mi muy querido y controversial Perú. Y se vio bien. El viaje me ha dado muchas esperanzas en un futuro ideal en Perú, y realmente creo que a mi regreso podré hacer cosas muy buenas y productivas.
Pero no nos adelantemos. Este futuro tomará tiempo en llegar, y será necesario trabajar mucho en Europa antes de volver. Por lo pronto, me quedaré en mi pequeño vacío metaestable, disfrutándolo al máximo y exprimiéndolo fuerte, a ver qué más puedo sacar de él.
Tengo confianza que será mucho.
Estos últimos doce meses han sido una locura viajera.
Empezó con el viaje a Padova. Tres meses.
Regresé a Valencia por dos semanas.
Luego, un mes en Perú, a pasar Navidad.
De allí, un mes y medio en Valencia.
Cuatro meses en Würzburg.
Dos semanas en Valencia.
Dos semanas en Benasque, en una Escuela de Física de Sabor.
Tres semanas en Valencia.
Y finalmente, un mes en Perú. Otra vez.
Este último viaje al Perú ha sido muy diferente al resto de los viajes a Perú que he tenido. Es cierto, cada viaje a Perú ha sido muy, muy diferente, pero tenían el mismo objetivo: descansar. Este último viaje ha tenido un objetivo diferente: chambear.
Resulta que existen unas becas HELEN para establecer proyectos de física de partículas entre América Latina (en particular la PUCP, mi antigua universidad), y Europa (con la Universidad de Valencia). Son excelentes, ya que pagan el pasaje y dan dinero para sobrevivir. Esto para mí se veía muy bien, ya que de obtener la beca viviría con mis padres y me ahorraría un chupo de plata. Así que había que hacerlo.
El proyecto involucraría lo que siempre estudié en Lima: a los famosísimo neutrinos (no, no son los amigos de las Tortugas Ninja). La idea era realizar un análisis nuevo mezclando supersimetría, lo que estoy estudiando acá en Valencia. Escribí el proyecto, y mi jefe acá y mi ex-asesor de allá lo aprobaron. Postulé a la beca estando en Würzburg, ¡y me la dieron! Esto fue realmente genial, como mi objetivo es regresar a Perú, el establecer una colaboración entre la PUCP y la UV se vería muy bien en mi CV.
El viaje de ida, increíblemente, salió bien. Lo mejor fue la llegada. Como este viaje me lo pagaba la UV, decidí no avisarles a mis padres, y darles la sorpresa. Al llegar a mi casa, toqué el timbre y me respondió Ycela, quien cocina en mi casa. Le dije "¡Hey! ¡He venido de sorpresa! ¿Me puedes abrir sin que se entere mi madre?" Ella me respondió "¡Te ahorco!" y me abrió.
Ahora bien, este "te ahorco" tiene múltiples interpretaciones. La más sencilla es que me iba a ahorcar por la sorpresa que les estaba dando. Otra interpretación es que me lo haya dicho por encomendarle la ardua tarea de abrir la puerta de mi casa sin avisarle a mi madre. Y esto es porque a mi madre le fascina tener control absoluto sobre lo que ocurre en el hogar (¡Hola mamá, estoy hablando de ti! No te resientas, ¿ya?). Que entre gente a la casa sin que ella lo sepa es un pecado mortal. Y dicho y hecho, al yo entrar a la casa, me topé con mi madre bajando las escaleras a toda velocidad, a punto de gritar algo así como "¿Por qué abren la puerta sin decirme nada?"
Lo interesante es que justo cuando estaba por lanzar el grito, me vio. Y se congeló. Con la expresión de furia en la cara, por supuesto. Yo me palteé un poco, evidentemente, todo ser racional debe escapar si ve a mi madre con su cara de furia. Pero afortunadamente duró poco. "¿Que haces aquí?" dijo ella, a lo cual respondí "¡Hola! ¡He venido por un mes! ¿Qué hay de comida?" Luego ella empezó a saltar de la alegría, tengo que admitir que fue adorable, nunca la había visto así, parecía una chiquita (o sea, más chiquita).
El encuentro con mi padre fue más o menos lo esperado. Yo estaba viendo televisión, y el subió las escaleras. Lo recibí con un "¡Hola! ¿Qué tal?" Se quedó congelado también. Pero mi papá es más calladito. Se acercó despacito, como si tuviera miedo de haberse vuelto esquizofrénico. "¿Y tú? ¿Qué haces aquí?" me preguntó. "Ah, he venido por un mes, a chambear en la PUCP. ¡Sorpresa!" El no saltó, pero sonrió. Y se me quedó mirando, como si siguiera teniendo miedo de haberse vuelto esquizofrénico.
Chévere.
De la chamba no quiero contar mucho, porque si lo hago pierdo mi poca audiencia. Tan masocas no pueden ser, ¿no? Pero la situación que encontré fue muy interesante. Resulta que ahora existen muchos más proyectos de investigación. Hay ahora gente de la PUCP en el CERN (en el LHC, ese experimento que creará agujeros negros y destruirá el mundo), en Fermilab (los que construyeron el experimento previo al LHC, que también iba a destruir el mundo en su momento), y en México (ahí no quieren destruir el mundo, los mexicanos son muy padres, güey). Era evidente que la investigación va en aumento, y que lo que existe ahora en la PUCP es mil veces mejor que lo que hubo en mi época. Por un lado me dio algo de orgullo el haber colaborado en empujar la piedra que ahora rueda, pero también un poco de envidia, ya que tantos chances no tuve como estudiante de maestría. Claro, los chances los tengo ahora, no tengo de qué quejarme, les digo que fue tan sólo un poco de envidia.
En fin, al final otra persona terminó publicando lo que queríamos hacer con los neutrinos (historia vieja) y terminamos estudiando asimetrías de tiempo en observables de violación de sabor leptónico en un Colisionador Lineal Internacional (el experimento que vendría luego del LHC, que también destruiría el mundo), en un contexto de Supersimetría. Madre mía, lo dije todo en una línea, lo siento, no me pude contener. Pero no les digo más, lo prometo.
Del viaje hay mucho que contar, pero no creo que les interese. Fue chévere juntarse con la gente de siempre, tocar música con Fuga, pasearse en combi, comer rico por poco, avergonzar a Juan Pablo frente a su novia, caminar por el malecón de Miraflores, escapar de los acosos de Bruno, comer ceviche con Luciano, el Pollo y Zegarra (¡la Prom!), escuchar a Arens, maletear a Huber (¡y tenerle paciencia, Dios mío!), escuchar historias de taxistas (ese alcohólico me dio mucho miedo)... en fin, estar en Lima. La ciudad está mucho mejor en varios aspectos, aunque la contaminación está peor que nunca. Claro, fundan el Ministerio del Medio Ambiente, y naturalmente las cosas tienen que empeorar.
Lo que nunca me gusta de regresar a Perú es sentir que no me consideran peruano. Esta es la historia de mi vida, a pesar que adoro mi país, mi país como que no me quiere tanto. Prueba de ello son los dieciocho intentos de robo que he sufrido en mi vida. Y claro, los típicos comentarios de "¿Y usted de dónde es? ¿En serio es peruano?", que me dejan medio depre.
La última fue algo así:
"¿Tú eres peruano?"
"Si."
"Y cómo te llamas?"
"Joel."
"Pero, ¿el apellido?"
"..."
"..."
".... Jones."
"Ah, extranjero."
'Cha mare. ¿Qué parte del "Si" a la primera pregunta no entendió?
Pero bueno. En suma, el viaje bueno.
Irónicamente, tengo que admitir que estoy contento de haber vuelto a Valencia. Ya me he acostumbrado a la ciudad y me gusta la vida que llevo acá. Sé que esta vida en Valencia es transitoria, que me encuentro en un vacío metaestable que eventualmente decaerá a un estado final donde terminaré asentándome. Pero me gusta. No obstante, fue interesante simular un pequeño efecto túnel y atisbar cómo se vería mi estado final, este vacío estable como investigador en la PUCP, en la caótica Lima, en mi muy querido y controversial Perú. Y se vio bien. El viaje me ha dado muchas esperanzas en un futuro ideal en Perú, y realmente creo que a mi regreso podré hacer cosas muy buenas y productivas.
Pero no nos adelantemos. Este futuro tomará tiempo en llegar, y será necesario trabajar mucho en Europa antes de volver. Por lo pronto, me quedaré en mi pequeño vacío metaestable, disfrutándolo al máximo y exprimiéndolo fuerte, a ver qué más puedo sacar de él.
Tengo confianza que será mucho.
Labels:
Encuentros,
Momentos Reflexivos,
Pa tenerme envidia,
Perú
sábado, 1 de noviembre de 2008
La Sueca Exhibicionista
25/09/08
Luego de mi último viaje a Perú, tenía toda la intención de escribir cómo fue esta experiencia. Iba a ser más que nada un mensaje dirigido a la gentita que no es peruana pero que también lee mis posts (pa' que vean que el masoquismo es universal). No obstante, el primer día de mi regreso ocurrió algo que no puedo dejar de comentar.
Resulta que estaba campantemente colgando mi ropa recién lavada, cuando en eso escuché un ruido de agua. Luego de preguntarme por un rato a qué se debía esto, noté que más abajo había una luz prendida. Efectivamente, era una persona tomando una ducha. Y curiosamente, tenía la ventana abierta.
Ahora bien, desde mi posición, tenía una vista perfecta de la mitad del baño en cuestión. La otra mitad estaba cubierta por la otra ventana, que sí estaba cerrada. Y detrás de esta ventana cerrada, se veía una silueta. Una silueta que tenía cabello largo, y fisonomía femenina.
Ya sé qué estarán pensando. Muchos dirán "Cha que este idiota, desde que está soltero, se ha vuelto un pervertido." O "Pucha, pobre Joel, realmente está en necesidad, mira lo que nos cuenta." ¡Pero no! En esos momentos no me escondí detrás de una persiana americana y me puse a observar si es que la chica salía o no por la otra ventana. ¡Claro que no! Lo que ocurrió fue muy sencillo: simplemente no supe qué hacer.
Evidentemente me quedé un rato pensativo. Veamos, un gentleman correcto hubiera dejado la actividad de colgar la ropa para un momento posterior, cuando la chica en cuestión hubiera terminado. Pero ustedes saben que más que caballero, soy caballo, así que esto no se me ocurrió. Pensé mas bien que sería bueno hacerle notar a la pobre incauta que en este edificio hay balcones, y que la gente puede ver dentro de los baños si se deja la ventana abierta. Pero, ¿cómo hacerlo? No le iba a aventar nada por la ventana, tampoco la quería matar del susto. Entonces decidí continuar lo que había estado haciendo desde un comienzo: silbar. Fácil me escuchaba.
Yo no se por qué les cuento estas cosas, carambas, les debería dar vergüenza ajena ser mis amigos.
Fue en esos momentos que una idea graciosa se me pasó por la mente. Yo ya había estado silbando desde antes. Fácil la chica había escuchado mis silbidos, me había visto, ¡y había abierto la ventana a propósito! Después de todo, hay mucha gente rara en Europa. Fácil se trataba de una de esas suecas con tan buena reputación. Fácil era una sueca Erasmus estudiante de enfermería, y además exhibicionista. ¡Madre mía!
Mientras estaba divagando en estos pensamientos (obviamente en estos momentos estaba mirando el cielo en vez de observar la silueta), escuché un ruido abajo. Bajé la mirada, y vi que la otra ventana se había abierto. Es más, la sueca exhibicionista, completamente desnuda, se asomó, y miró directamente hacia arriba.
Nuestras miradas se cruzaron por una milésima de segundo. Y en esa milésima de segundo lo que vi fue... barba. Y pelos. Y no quiero recordar nada más.
No, no era una sueca exhibicionista Erasmus estudiante de enfermería. Claro que no.
He decidido dejar este incidente indecente en el pasado, olvidarlo, hacer como que no ocurrió. Pero si vuelve a bañarse con la ventana abierta, lo mato al pobre imbécil.
Luego de mi último viaje a Perú, tenía toda la intención de escribir cómo fue esta experiencia. Iba a ser más que nada un mensaje dirigido a la gentita que no es peruana pero que también lee mis posts (pa' que vean que el masoquismo es universal). No obstante, el primer día de mi regreso ocurrió algo que no puedo dejar de comentar.
Resulta que estaba campantemente colgando mi ropa recién lavada, cuando en eso escuché un ruido de agua. Luego de preguntarme por un rato a qué se debía esto, noté que más abajo había una luz prendida. Efectivamente, era una persona tomando una ducha. Y curiosamente, tenía la ventana abierta.
Ahora bien, desde mi posición, tenía una vista perfecta de la mitad del baño en cuestión. La otra mitad estaba cubierta por la otra ventana, que sí estaba cerrada. Y detrás de esta ventana cerrada, se veía una silueta. Una silueta que tenía cabello largo, y fisonomía femenina.
Ya sé qué estarán pensando. Muchos dirán "Cha que este idiota, desde que está soltero, se ha vuelto un pervertido." O "Pucha, pobre Joel, realmente está en necesidad, mira lo que nos cuenta." ¡Pero no! En esos momentos no me escondí detrás de una persiana americana y me puse a observar si es que la chica salía o no por la otra ventana. ¡Claro que no! Lo que ocurrió fue muy sencillo: simplemente no supe qué hacer.
Evidentemente me quedé un rato pensativo. Veamos, un gentleman correcto hubiera dejado la actividad de colgar la ropa para un momento posterior, cuando la chica en cuestión hubiera terminado. Pero ustedes saben que más que caballero, soy caballo, así que esto no se me ocurrió. Pensé mas bien que sería bueno hacerle notar a la pobre incauta que en este edificio hay balcones, y que la gente puede ver dentro de los baños si se deja la ventana abierta. Pero, ¿cómo hacerlo? No le iba a aventar nada por la ventana, tampoco la quería matar del susto. Entonces decidí continuar lo que había estado haciendo desde un comienzo: silbar. Fácil me escuchaba.
Yo no se por qué les cuento estas cosas, carambas, les debería dar vergüenza ajena ser mis amigos.
Fue en esos momentos que una idea graciosa se me pasó por la mente. Yo ya había estado silbando desde antes. Fácil la chica había escuchado mis silbidos, me había visto, ¡y había abierto la ventana a propósito! Después de todo, hay mucha gente rara en Europa. Fácil se trataba de una de esas suecas con tan buena reputación. Fácil era una sueca Erasmus estudiante de enfermería, y además exhibicionista. ¡Madre mía!
Mientras estaba divagando en estos pensamientos (obviamente en estos momentos estaba mirando el cielo en vez de observar la silueta), escuché un ruido abajo. Bajé la mirada, y vi que la otra ventana se había abierto. Es más, la sueca exhibicionista, completamente desnuda, se asomó, y miró directamente hacia arriba.
Nuestras miradas se cruzaron por una milésima de segundo. Y en esa milésima de segundo lo que vi fue... barba. Y pelos. Y no quiero recordar nada más.
No, no era una sueca exhibicionista Erasmus estudiante de enfermería. Claro que no.
He decidido dejar este incidente indecente en el pasado, olvidarlo, hacer como que no ocurrió. Pero si vuelve a bañarse con la ventana abierta, lo mato al pobre imbécil.
Labels:
Pavadas Inclasificables,
Valencia
lunes, 27 de octubre de 2008
Reset
03/08/2008
La luz del sol me despierta.
Miro alrededor, y veo mi nueva habitación en Valencia.
Estando todavía exhausto de la mudanza, me doy la vuelta, evito el charco de sudor característico de las noches valencianas, y trato de dormir otra vez. Lo logro por unos minutos, pero al final termino levantándome y empezando el día.
Hace ya un mes que salí de Alemania. Pero entre una cosa y la otra, recién hoy tengo tiempo de sentarme y descansar. Y por supuesto, de desarrollar mi hobby favorito: torturarlos con mis crónicas.
El viaje de vuelta a Valencia casi pasó sin ninguna eventualidad. Fue el primero de Julio, pocos días después de que España aplastara a Alemania en la Eurocopa. Al dejar mi oficina, mis amigos alemanes me regalaron una bandera alemana con la firma de todos los doctorandos y estudiantes de Diploma. "Pensábamos que íbamos a ganar," me dijo Nadine, resignada.
La verdad es que me pareció uno de los regalos más chéveres que he recibido en este tiempo fuera de Lima (si, Alicia, el delantal rosado todavía lo tengo, pero más que chévere me parece... ingenioso, digamos). Así que, buscando al mismo tiempo algo de problemas, decidí llevarlo colgado de mi mochila al regresar a España, pa' ver que me decían.
En el vuelo a Palma Mallorca no pasó nada. Claro, después de todo, Palma es prácticamente colonia alemana. Kein problem.
Donde sí hubo problemas fue en el vuelo a Valencia. Pero claro, ¿cómo se me iba a ocurrir que en mi mismo avión iban a meter a un equipo de fútbol de niños españoles de 13 años?
Al entrar al avión, los chibolos del demonio me empezaron a gritar "Spain!!! Spain!!" Con esto me quedo confirmado que la pinta de gringo monse la cargo hasta en Europa.
Pues nada, afortunadamente los profesores los controlaron, y no pasó nada. Claro, hasta que bajamos del avión, y termine en el mismo bus que todo el equipo. Genial. Lo mismo, "Spain, Spain" y las criaturas de Dios haciendo un "uno" con una mano y un "cero" con la otra. No sabía como explicarles que en Alemania apoyé a España, y que casi me linchan los germanos cuando, en medio del biergarten, celebré solito el gol de España. En fin, mis traumas son mas grandes que nada, así que en vez de hacer eso no se me ocurrió mejor idea que preguntarle al más cercano "¿Por qué me hablas en inglés si yo hablo castellano?"
Obviamente asombrado por esta pregunta, el niño exclamó "¡¡¡¡Yo no fui!!!! ¡Fue Manolo! ¡Fue Manolo!"
Al final logré explicarles que era un regalo de mis amigos alemanes, y que yo obviamente apoyaba a España. Y recalqué el "obviamente." Así que me dejaron en paz (o sea, me dejaron vivir).
El encuentro con el taxista en el aeropuerto de Valencia se los dejo a su imaginación.
En Valencia, mudarme era una prioridad. Mantener el piso en Valencia no tenía sentido, estaba harto de pasármela solo. Así que busqué un poco, y encontré un sitio espectacular. Estaba muy cerca del sitio donde vivía antes (que significaba no tener que cambiar rutinas), era más barato (que significaba poder salir a comer con la gente sin buscar los sanguches más mísios), tenía una habitación doble para mí (que significaba tener suficiente espacio para meter todas mis cosas), lo compartía con gente chévere (que significaba no tener que cenar sólo todos los días) y tenía una vista brutal desde un doceavo piso (que es bonito). Excelente. Firmamos el contrato inmediatemente, y quedamos en que entraría el 1ro de Agosto.
El regreso a la universidad no fue tan sencillo. Tenía dos semanas antes de partir a Benasque, a un Flavour School. Y tenía mucho por hacer antes, tenía que escribir el informe de mi estancia en Würzburg, tenía que organizar mi paso de beca a contrato (Behold! Ahora hablan con un Investigador en Formación contratado)... y bueno, mudarme. Así que grande fue mi espanto cuando Oscar, mi jefe, me dice "La próxima semana nos vamos a Padova, ¡para hablar con il Maestro!"
'Cha mare.
Afortunadamente logré convencerlo de que iba a ser demasiado para mí, pero que podía colaborar a la distancia. La muerte. Así que la semana siguiente, todo lo que podría haber hablado con ellos lo tuve que tipear y enviar por correo electrónico. Al final fue más chamba que si me hubiera ido (que de paso no hubiera estado mal, sería bueno volver a ver a Alfredo, Alicia, Jae-hyeon... y a il Maestro, por supuesto), pero bueno, de haberme ido no hubiera podido hacer cierto trámites previos a la firma del contrato y perdería un mes de sueldo. No way.
De Benasque no hay mucho que decir. Los Pirineos están bien, y les mandan saludos a todos. La escuelita fue bastante intensiva, no recuerdo ninguna de las ultimas charlas, ya que me dormí en casi todas. También conocí lo que realmente es humillación deportiva, cuando los locales de Benasque nos vencieron a nosotros físicos en dos partidos de fútbol. Ellos eran 10. Nosotros eramos 20, y con 14 en la cancha, sin contar el arquero que nos prestaron. Y aún así, perdimos en el primer partido por 11 - 0. En el segundo decidí jugar (no lo hacía desde que salí del colegio, creo). Perdimos 13 - 0, creo que mi contribución es evidente, ¿no?
Y a la vuelta... ¡a celebrar la independencia del Perú en Barcelona! Luego de ver a Diego, PiliChuez, Camila y Bruno, nos fuimos Cathe y yo a una celebración rojiblanca, repleta de salsa huancaína, yuca, música de Chichi Peralta, fotos de presidentes haciendo el ridículo, y un fujimorista (nunca faltan). Hasta cantamos el himno (ok, ok, cantaron, a mí me dio roche, los españoles presentes nos miraban con cara de "que curiosos estos peruanitos"). Pero bacán, toda la estancia fue muy agradable y relajante.
En fin. Luego de todo esto, he regresado a Valencia. A mi nueva casa.
Ahora tengo que sobrevivir Agosto (practicamente todos mis amigos han fugado en vacaciones, o estancias, o whatever), para enfrentar el comienzo del nuevo año académico. Un año nuevo con vivienda nueva, amigos nuevos (los de siempre también) y horizontes nuevos.
A pesar que no puedo negar que comenzar de nuevo es agotador y frustrante, tampoco puedo negar que, de aprovecharlo bien, podrá ser muy enriquecedor. La gente con quien vivo son personas muy interesantes: una pareja ítalo-brasileña y, por ahora, una chica íbero-inglesa. Yo soy el anglo-peruano. 'Cha que podríamos hacer una serie tipo "Friends."
Pues nada. Deseenme suerte, y recenle a Sarita Colonia por mi.
Cuidense mucho. Y será hasta pronto!
La luz del sol me despierta.
Miro alrededor, y veo mi nueva habitación en Valencia.
Estando todavía exhausto de la mudanza, me doy la vuelta, evito el charco de sudor característico de las noches valencianas, y trato de dormir otra vez. Lo logro por unos minutos, pero al final termino levantándome y empezando el día.
Hace ya un mes que salí de Alemania. Pero entre una cosa y la otra, recién hoy tengo tiempo de sentarme y descansar. Y por supuesto, de desarrollar mi hobby favorito: torturarlos con mis crónicas.
El viaje de vuelta a Valencia casi pasó sin ninguna eventualidad. Fue el primero de Julio, pocos días después de que España aplastara a Alemania en la Eurocopa. Al dejar mi oficina, mis amigos alemanes me regalaron una bandera alemana con la firma de todos los doctorandos y estudiantes de Diploma. "Pensábamos que íbamos a ganar," me dijo Nadine, resignada.
La verdad es que me pareció uno de los regalos más chéveres que he recibido en este tiempo fuera de Lima (si, Alicia, el delantal rosado todavía lo tengo, pero más que chévere me parece... ingenioso, digamos). Así que, buscando al mismo tiempo algo de problemas, decidí llevarlo colgado de mi mochila al regresar a España, pa' ver que me decían.
En el vuelo a Palma Mallorca no pasó nada. Claro, después de todo, Palma es prácticamente colonia alemana. Kein problem.
Donde sí hubo problemas fue en el vuelo a Valencia. Pero claro, ¿cómo se me iba a ocurrir que en mi mismo avión iban a meter a un equipo de fútbol de niños españoles de 13 años?
Al entrar al avión, los chibolos del demonio me empezaron a gritar "Spain!!! Spain!!" Con esto me quedo confirmado que la pinta de gringo monse la cargo hasta en Europa.
Pues nada, afortunadamente los profesores los controlaron, y no pasó nada. Claro, hasta que bajamos del avión, y termine en el mismo bus que todo el equipo. Genial. Lo mismo, "Spain, Spain" y las criaturas de Dios haciendo un "uno" con una mano y un "cero" con la otra. No sabía como explicarles que en Alemania apoyé a España, y que casi me linchan los germanos cuando, en medio del biergarten, celebré solito el gol de España. En fin, mis traumas son mas grandes que nada, así que en vez de hacer eso no se me ocurrió mejor idea que preguntarle al más cercano "¿Por qué me hablas en inglés si yo hablo castellano?"
Obviamente asombrado por esta pregunta, el niño exclamó "¡¡¡¡Yo no fui!!!! ¡Fue Manolo! ¡Fue Manolo!"
Al final logré explicarles que era un regalo de mis amigos alemanes, y que yo obviamente apoyaba a España. Y recalqué el "obviamente." Así que me dejaron en paz (o sea, me dejaron vivir).
El encuentro con el taxista en el aeropuerto de Valencia se los dejo a su imaginación.
En Valencia, mudarme era una prioridad. Mantener el piso en Valencia no tenía sentido, estaba harto de pasármela solo. Así que busqué un poco, y encontré un sitio espectacular. Estaba muy cerca del sitio donde vivía antes (que significaba no tener que cambiar rutinas), era más barato (que significaba poder salir a comer con la gente sin buscar los sanguches más mísios), tenía una habitación doble para mí (que significaba tener suficiente espacio para meter todas mis cosas), lo compartía con gente chévere (que significaba no tener que cenar sólo todos los días) y tenía una vista brutal desde un doceavo piso (que es bonito). Excelente. Firmamos el contrato inmediatemente, y quedamos en que entraría el 1ro de Agosto.
El regreso a la universidad no fue tan sencillo. Tenía dos semanas antes de partir a Benasque, a un Flavour School. Y tenía mucho por hacer antes, tenía que escribir el informe de mi estancia en Würzburg, tenía que organizar mi paso de beca a contrato (Behold! Ahora hablan con un Investigador en Formación contratado)... y bueno, mudarme. Así que grande fue mi espanto cuando Oscar, mi jefe, me dice "La próxima semana nos vamos a Padova, ¡para hablar con il Maestro!"
'Cha mare.
Afortunadamente logré convencerlo de que iba a ser demasiado para mí, pero que podía colaborar a la distancia. La muerte. Así que la semana siguiente, todo lo que podría haber hablado con ellos lo tuve que tipear y enviar por correo electrónico. Al final fue más chamba que si me hubiera ido (que de paso no hubiera estado mal, sería bueno volver a ver a Alfredo, Alicia, Jae-hyeon... y a il Maestro, por supuesto), pero bueno, de haberme ido no hubiera podido hacer cierto trámites previos a la firma del contrato y perdería un mes de sueldo. No way.
De Benasque no hay mucho que decir. Los Pirineos están bien, y les mandan saludos a todos. La escuelita fue bastante intensiva, no recuerdo ninguna de las ultimas charlas, ya que me dormí en casi todas. También conocí lo que realmente es humillación deportiva, cuando los locales de Benasque nos vencieron a nosotros físicos en dos partidos de fútbol. Ellos eran 10. Nosotros eramos 20, y con 14 en la cancha, sin contar el arquero que nos prestaron. Y aún así, perdimos en el primer partido por 11 - 0. En el segundo decidí jugar (no lo hacía desde que salí del colegio, creo). Perdimos 13 - 0, creo que mi contribución es evidente, ¿no?
Y a la vuelta... ¡a celebrar la independencia del Perú en Barcelona! Luego de ver a Diego, PiliChuez, Camila y Bruno, nos fuimos Cathe y yo a una celebración rojiblanca, repleta de salsa huancaína, yuca, música de Chichi Peralta, fotos de presidentes haciendo el ridículo, y un fujimorista (nunca faltan). Hasta cantamos el himno (ok, ok, cantaron, a mí me dio roche, los españoles presentes nos miraban con cara de "que curiosos estos peruanitos"). Pero bacán, toda la estancia fue muy agradable y relajante.
En fin. Luego de todo esto, he regresado a Valencia. A mi nueva casa.
Ahora tengo que sobrevivir Agosto (practicamente todos mis amigos han fugado en vacaciones, o estancias, o whatever), para enfrentar el comienzo del nuevo año académico. Un año nuevo con vivienda nueva, amigos nuevos (los de siempre también) y horizontes nuevos.
A pesar que no puedo negar que comenzar de nuevo es agotador y frustrante, tampoco puedo negar que, de aprovecharlo bien, podrá ser muy enriquecedor. La gente con quien vivo son personas muy interesantes: una pareja ítalo-brasileña y, por ahora, una chica íbero-inglesa. Yo soy el anglo-peruano. 'Cha que podríamos hacer una serie tipo "Friends."
Pues nada. Deseenme suerte, y recenle a Sarita Colonia por mi.
Cuidense mucho. Y será hasta pronto!
Labels:
Momentos Reflexivos,
Valencia,
Würzburg
sábado, 18 de octubre de 2008
Una Noche en Luxemburgo
03/06/2008
Los que conocen mis gustos musicales saben que hay un grupo de música con el que me he identificado desde que tengo 15 años... 'Cha que empezamos mal, ya me he empezado a sentir viejo y no he terminado la primera oración...
Otra vez.
Los que conocen mis gustos musicales saben que hay un grupo de música con el que me he identificado desde siempre (mejor). Es un grupo no muy conocido en Perú, ni en España, ni en Italia, ni en Alemania... 'cha mare, esto suena malazo, no, debe haber otra forma...
Tercer intento.
Los que conocen mis gustos musicales saben que hay un grupo de música con el que me he identificado desde siempre. Es un grupo no muy popular (¡ajá!), que toca lo que popularmente se llama "rock alternativo." El nombre de este grupo es Counting Crows, y me llama la atención por la letra, extremadamente compleja, llena de frustraciones, formas diferentes de ver relaciones, deseos por ser alguien mejor... en fin, letra chévere.
Pues nada. Cuando me enteré que por fin venían a Europa, era imposible que no fuera a alguno de sus conciertos. Lamentablemente, por alguna razón, no venían a Alemania. Revisando su lista de conciertos, descubrí que el más cercano a Würzburg era en... ¡Luxemburgo! Es más, resultó ser el único concierto al que podría ir, siendo fin de semana y no teniendo ningún compromiso académico de por medio. Así que me alisté, entré a la página web de trenes en Alemania, y averigüé el precio de un viaje a Luxemburgo. Y casi se me caen los ojos.
150 euros, ida y vuelta. Mamma mia.
Mientras me la pensaba, descubrí que había gente en Würzburg interesada en ir al concierto también. Y fue entonces que se prendió el foco. ¡¡¡Alquilaríamos un carro!!! Y si eramos tres o cuatro, ¡sería baratísimo! Bravazo. Ahora, solo faltaba la confirmación del resto. Pero el resto no confirmó. Una chica nunca se animó. Otra dependía de un compromiso con el novio. Y un patín tenía que ayudar a su madre a armar un PowerPoint (eso me suena a la gloriosa excusa de Gallo: "tengo que pintar el baño de mi abuela"). En fin. Sólo mi compañera de piso se apuntó. Pero cuando volví a revisar la página, porca miseria, se habían vendido todas las entradas.
Genial.
Esa semana... ok, ese mes no fue muy bueno que digamos. Me pasé bastante tiempo tratando de acomodar los otros conciertos a mi itinerario en Julio, que la verdad está bastante cargado. Y era imposible. Lo único que logré acomodar fue el concierto que daban en Mestre, en Italia (casi en Venecia), que no estaría mal, ya que probablemente me podría dar una vuelta por Padova y ver caras amigables. Pero el precio era demasiado, así que ni modo. No iba a ver Counting Crows. Fácil cuando me volviera rico y millonario, pero este año no.
Dos noches antes del concierto, luego de un día de chamba particularmente malo, decidí autotorturarme y revisar una vez más la página que vendía los tickets, para confirmar que ya no habían. Y entonces, milagro divino, ¡descubrí que la venta de entradas se había abierto otra vez! Fue entonces que empezó el trabajo intenso: debía, inmediatamente, descubrir cómo llegar a Luxemburgo. El tren era una posibilidad. Pero esa misma noche, descubrí un medio de transporte poco popular el Alemania: el bus.
Luego de comprar mi ticket, me pasé la mañana entera del día siguiente planeando el viaje. Noten, estaba viernes, el concierto era sábado. Nunca antes he planeado un viaje con tan poca anticipación, y como entenderán, mi adrenalina estaba al máximo. Y lo logré. Tenía frente a mí mi itinerario: tomar un bus de Würzburg a Frankfurt Hahn (4 horas), y de allí, luego de una hora de espera, tomaría otro bus a Luxemburgo (2 horas más). Llegaría a Luxemburgo a las 4:30 pm, hora en la cual debía recoger mis tickets, registrarme en el Youth Hostel, y embarcarme al concierto. Iba a ser la muerte.
Pero iba a escuchar a Counting Crows.
Al día siguiente, llegué a las 9:15 am a la estación de tren de Würzburg. Alrededor de ella debía estar cuadrado el bus que me llevaría a Frankfurt Hahn. Y obviamente, no lo encontré.
Ya me olía que me la iba a pasar esa noche cantando "A Long December," sólo, en Würzburg.
No obstante, tenía mi backup. Si no encontraba el bus, podría tomar un tren a Frankfurt Hahn. Antes de eso, fui a la estación, busqué la oficina de Información, y les pregunté "¿Conocen algún bus que me lleve a Frankfurt Hahn?" Sí, lo pregunté en la estación de tren, disculpen.
El patín me miró y me dijo "No."
Obvio.
Saqué todos mis apuntes (sí, así como científico loco, eso mismo), los puse frente a él, y le dije "Mira, hay esta compañía Kirchgässner que dice que me lleva a Frankfurt Hahn. ¿La conoces?"
El patín me miró y me dijo "Aquí dice que tienes que ir a Frankfurt Hahn en tren."
Genial, este chico se había puesto a descifrar mis propios apuntes, y había leído mi backup. No iba a llegar muy lejos.
Agradeciendo, salí de la estación y corrí al bus más cercano. Le pregunté al chofer "¿Conoces a la compañía Kirchgässner, que me lleva a Frankfurt Hahn?"
El chofer me miró, y apuntó a mi derecha: "El paradero está allá."
Me dí la vuelta, y casi lloro.
Casi lloro, porque lo que había era casi una combi. Vamos, era un van. Chévere. Iba a ir a Frankfurt Hahn. (Aunque casi no llego, hubo un momento que el chofer empezó a conducir como combista en Lima, no muy recomendable!!!)
En Frankfurt Hahn las cosas salieron bien. Llegamos 15 minutos temprano, lo que me permitiría tomar un bus que me dejaría en Luxemburgo una hora antes. Chévere. No obstante, al subir al bus y pagar mi ticket con un billete de 50 euros, el tipo me miró y me dijo "Nein!!!" No tenía vuelto.
Tranquilo, le dije "Mira, me bajo del bus, y espero a que los demás pasajeros paguen. Ahí fácil consigues sencillo."
Para mi desgracia, el resto de pasajeros había reservado su ticket por Internet, y no le dieron al chofer ni un real.
Ya me olía que me la iba a pasar esa noche cantando "Colorblind," sólo, en Frankfurt Hahn.
Afortunadamente el chofer se apiadó de mi, me hizo un gesto de "¡Sube nomas!" y sacó el vuelto de su propia billetera. Debe haber sido italiano.
Chévere. Iba a ir a Luxemburgo.
No voy a comentar sobre el rollo lingüístico que me dí al llegar Luxemburgo. Ok, lo siento, sí lo voy a hacer.
En Luxemburgo hablan raro. Es una mezcla de francés, alemán y una lengua local llamada Luxemburgish, o algo así. Y bueno, al ver esto, mi cerebro tuvo un cortocircuito. ¡Ya no sabía qué hablar! Tan solo pedir permiso entre los turistas era difícil: "¿Cómo era? Enschuldigung? ¡No, alemán! Scuzi? ¡Italiano! Gomenasai? ¡Dragonball! ¿Cómo es? ¿Cómo es? Sacre bleu! Excusez moi?"
De vuelta al cuento...
El bus me dejó al sur de Luxemburgo.
Debía recoger mis tickets al norte de Luxemburgo.
'Cha mare.
Luego de mucha caminata, llegué a la dirección indicada.
Era una rotonda.
Y los únicos edificios eran un baño público, y un megateatro.
El megateatro estaba cerrado.
Preferí no averiguar sobre el baño.
'Cha mare.
Ya me olía que me la iba a pasar esa noche cantando "High Life," sólo, en el Youth Hostel de Luxemburgo.
Decidí ir al Youth Hostel, con suerte serían amigables y me aconsejarían sobre mi situación.
Pero el Youth Hostel estaba al este de Luxemburgo.
'Cha mare.
Luego de muchísima caminata, descubrí que los mapas de Google Maps no siempre son buenos. Me dí una perdida brutal.
Ya me olía que me la iba a pasar esa noche cantando "Hanginaround," sólo, buscando el Youth Hostel de Luxemburgo.
Al final, tuve que triangular mi posición con un puente, las vías del ferrocarril, y una iglesia cercana. Debería ser geógrafo. En fin, descubrí que el Youth Hostel se encontraba al fondo de un valle. Genial.
Noten, por favor, que en ningún momento he mencionado el haber ingerido alimento o bebida alguna.
El Youth Hostel, genial. Me dijeron que lo más probable era que los tickets los entregaran en la entrada del lugar del concierto. Que, de paso, no quedaba en Luxemburgo, sino a 20 kilómetros de allí. Tenía que tomar un tren para llegar. Y debía tomarlo en ese momento. Lo que implicaba caminar a la estación de tren. Que quedaba... al sur de Luxemburgo.
'Cha mare.
Afortunadamente, tuve 20 minutos de espera en la estación de tren, los cuales fueron aprovechados pa' comer un buen sanguche. Lo devoré. En fin, el tren me llevó a mi y a un grupo de niñas gritonas al lugar del concierto, que era... en un fábrica. Ok, seamos exactos, al costado de una fábrica. Pero era rarazo. Al llegar, unas 20 personas haciendo cola. Bien.
No obstante, noté que había muchas personas que tenían el mismo papelito impreso que yo (o sea, que no tenían ticket), todas ellas igual de preocupadas. Bueno, en el peor de los casos nos quedaríamos todos juntos, cantando "Round Here," en la puerta del club.
En eso, una de estas personas le hizo señas a la gente de adentro, y estos le abrieron la puerta. Inmediatamente, todos los que no teníamos ticket nos lanzamos a la puerta, donde nos dijeron que esperemos un momento, y adentro nos darían nuestros tickets. Ok, extraño, pero estaba a salvo.
Y entonces, al darme la vuelta, descubrí que era tercero de la fila. Y nadie se quejó que nos hubiéramos adelantado. Así que me quedé ahí. Tercero de la fila. Calladito, que no se den cuenta. Pero mejor aún, cuando abrieron las puertas y nos dejaron entrar, ¿saben dónde terminé?
Primera.
Fila.
Tenme envidia, Alicia Cazavampiros.
Ahora, el comienzo del concierto fue... extraño. Salió el grupo. Pero... a Duritz se le veía... diferente. "Ahhh, lo que pasa es que se ha afeitado." Pero igual... "Ahhh, se ha cortado los dreads." ¿¿¿Se cortó los dreads??? ¡No way! ¿Y ahora? Hablando en... ¿¿francés??
¿Estaba en el concierto correcto?
Lo que no habían anunciado por ningún lado es que iba a haber un "cover." Estos eran los Dreamcatchers, o algo así.
Ah. Ya.
En fin, luego salió el grupo de verdad, y empezaron a cantar de verdad. Y junto con las antes mencionadas, cantamos "Hard Candy," "Hanging Tree," "Cowboys," "Recovering the Satellites," "Richard Manuel is Dead," y más. Y fue chévere. Y no hay más palabras que puedan describirlo, así que aquí me quedo. Tan sólo cuento que en el tren de regreso a Luxemburgo he dormido como nunca en mi vida. Y en el bus a Frankfurt Hahn tambien. Así como en el bus a Frankfurt. Y en el tren a Würzburg.
'Cha que buen concierto.
Los que conocen mis gustos musicales saben que hay un grupo de música con el que me he identificado desde que tengo 15 años... 'Cha que empezamos mal, ya me he empezado a sentir viejo y no he terminado la primera oración...
Otra vez.
Los que conocen mis gustos musicales saben que hay un grupo de música con el que me he identificado desde siempre (mejor). Es un grupo no muy conocido en Perú, ni en España, ni en Italia, ni en Alemania... 'cha mare, esto suena malazo, no, debe haber otra forma...
Tercer intento.
Los que conocen mis gustos musicales saben que hay un grupo de música con el que me he identificado desde siempre. Es un grupo no muy popular (¡ajá!), que toca lo que popularmente se llama "rock alternativo." El nombre de este grupo es Counting Crows, y me llama la atención por la letra, extremadamente compleja, llena de frustraciones, formas diferentes de ver relaciones, deseos por ser alguien mejor... en fin, letra chévere.
Pues nada. Cuando me enteré que por fin venían a Europa, era imposible que no fuera a alguno de sus conciertos. Lamentablemente, por alguna razón, no venían a Alemania. Revisando su lista de conciertos, descubrí que el más cercano a Würzburg era en... ¡Luxemburgo! Es más, resultó ser el único concierto al que podría ir, siendo fin de semana y no teniendo ningún compromiso académico de por medio. Así que me alisté, entré a la página web de trenes en Alemania, y averigüé el precio de un viaje a Luxemburgo. Y casi se me caen los ojos.
150 euros, ida y vuelta. Mamma mia.
Mientras me la pensaba, descubrí que había gente en Würzburg interesada en ir al concierto también. Y fue entonces que se prendió el foco. ¡¡¡Alquilaríamos un carro!!! Y si eramos tres o cuatro, ¡sería baratísimo! Bravazo. Ahora, solo faltaba la confirmación del resto. Pero el resto no confirmó. Una chica nunca se animó. Otra dependía de un compromiso con el novio. Y un patín tenía que ayudar a su madre a armar un PowerPoint (eso me suena a la gloriosa excusa de Gallo: "tengo que pintar el baño de mi abuela"). En fin. Sólo mi compañera de piso se apuntó. Pero cuando volví a revisar la página, porca miseria, se habían vendido todas las entradas.
Genial.
Esa semana... ok, ese mes no fue muy bueno que digamos. Me pasé bastante tiempo tratando de acomodar los otros conciertos a mi itinerario en Julio, que la verdad está bastante cargado. Y era imposible. Lo único que logré acomodar fue el concierto que daban en Mestre, en Italia (casi en Venecia), que no estaría mal, ya que probablemente me podría dar una vuelta por Padova y ver caras amigables. Pero el precio era demasiado, así que ni modo. No iba a ver Counting Crows. Fácil cuando me volviera rico y millonario, pero este año no.
Dos noches antes del concierto, luego de un día de chamba particularmente malo, decidí autotorturarme y revisar una vez más la página que vendía los tickets, para confirmar que ya no habían. Y entonces, milagro divino, ¡descubrí que la venta de entradas se había abierto otra vez! Fue entonces que empezó el trabajo intenso: debía, inmediatamente, descubrir cómo llegar a Luxemburgo. El tren era una posibilidad. Pero esa misma noche, descubrí un medio de transporte poco popular el Alemania: el bus.
Luego de comprar mi ticket, me pasé la mañana entera del día siguiente planeando el viaje. Noten, estaba viernes, el concierto era sábado. Nunca antes he planeado un viaje con tan poca anticipación, y como entenderán, mi adrenalina estaba al máximo. Y lo logré. Tenía frente a mí mi itinerario: tomar un bus de Würzburg a Frankfurt Hahn (4 horas), y de allí, luego de una hora de espera, tomaría otro bus a Luxemburgo (2 horas más). Llegaría a Luxemburgo a las 4:30 pm, hora en la cual debía recoger mis tickets, registrarme en el Youth Hostel, y embarcarme al concierto. Iba a ser la muerte.
Pero iba a escuchar a Counting Crows.
Al día siguiente, llegué a las 9:15 am a la estación de tren de Würzburg. Alrededor de ella debía estar cuadrado el bus que me llevaría a Frankfurt Hahn. Y obviamente, no lo encontré.
Ya me olía que me la iba a pasar esa noche cantando "A Long December," sólo, en Würzburg.
No obstante, tenía mi backup. Si no encontraba el bus, podría tomar un tren a Frankfurt Hahn. Antes de eso, fui a la estación, busqué la oficina de Información, y les pregunté "¿Conocen algún bus que me lleve a Frankfurt Hahn?" Sí, lo pregunté en la estación de tren, disculpen.
El patín me miró y me dijo "No."
Obvio.
Saqué todos mis apuntes (sí, así como científico loco, eso mismo), los puse frente a él, y le dije "Mira, hay esta compañía Kirchgässner que dice que me lleva a Frankfurt Hahn. ¿La conoces?"
El patín me miró y me dijo "Aquí dice que tienes que ir a Frankfurt Hahn en tren."
Genial, este chico se había puesto a descifrar mis propios apuntes, y había leído mi backup. No iba a llegar muy lejos.
Agradeciendo, salí de la estación y corrí al bus más cercano. Le pregunté al chofer "¿Conoces a la compañía Kirchgässner, que me lleva a Frankfurt Hahn?"
El chofer me miró, y apuntó a mi derecha: "El paradero está allá."
Me dí la vuelta, y casi lloro.
Casi lloro, porque lo que había era casi una combi. Vamos, era un van. Chévere. Iba a ir a Frankfurt Hahn. (Aunque casi no llego, hubo un momento que el chofer empezó a conducir como combista en Lima, no muy recomendable!!!)
En Frankfurt Hahn las cosas salieron bien. Llegamos 15 minutos temprano, lo que me permitiría tomar un bus que me dejaría en Luxemburgo una hora antes. Chévere. No obstante, al subir al bus y pagar mi ticket con un billete de 50 euros, el tipo me miró y me dijo "Nein!!!" No tenía vuelto.
Tranquilo, le dije "Mira, me bajo del bus, y espero a que los demás pasajeros paguen. Ahí fácil consigues sencillo."
Para mi desgracia, el resto de pasajeros había reservado su ticket por Internet, y no le dieron al chofer ni un real.
Ya me olía que me la iba a pasar esa noche cantando "Colorblind," sólo, en Frankfurt Hahn.
Afortunadamente el chofer se apiadó de mi, me hizo un gesto de "¡Sube nomas!" y sacó el vuelto de su propia billetera. Debe haber sido italiano.
Chévere. Iba a ir a Luxemburgo.
No voy a comentar sobre el rollo lingüístico que me dí al llegar Luxemburgo. Ok, lo siento, sí lo voy a hacer.
En Luxemburgo hablan raro. Es una mezcla de francés, alemán y una lengua local llamada Luxemburgish, o algo así. Y bueno, al ver esto, mi cerebro tuvo un cortocircuito. ¡Ya no sabía qué hablar! Tan solo pedir permiso entre los turistas era difícil: "¿Cómo era? Enschuldigung? ¡No, alemán! Scuzi? ¡Italiano! Gomenasai? ¡Dragonball! ¿Cómo es? ¿Cómo es? Sacre bleu! Excusez moi?"
De vuelta al cuento...
El bus me dejó al sur de Luxemburgo.
Debía recoger mis tickets al norte de Luxemburgo.
'Cha mare.
Luego de mucha caminata, llegué a la dirección indicada.
Era una rotonda.
Y los únicos edificios eran un baño público, y un megateatro.
El megateatro estaba cerrado.
Preferí no averiguar sobre el baño.
'Cha mare.
Ya me olía que me la iba a pasar esa noche cantando "High Life," sólo, en el Youth Hostel de Luxemburgo.
Decidí ir al Youth Hostel, con suerte serían amigables y me aconsejarían sobre mi situación.
Pero el Youth Hostel estaba al este de Luxemburgo.
'Cha mare.
Luego de muchísima caminata, descubrí que los mapas de Google Maps no siempre son buenos. Me dí una perdida brutal.
Ya me olía que me la iba a pasar esa noche cantando "Hanginaround," sólo, buscando el Youth Hostel de Luxemburgo.
Al final, tuve que triangular mi posición con un puente, las vías del ferrocarril, y una iglesia cercana. Debería ser geógrafo. En fin, descubrí que el Youth Hostel se encontraba al fondo de un valle. Genial.
Noten, por favor, que en ningún momento he mencionado el haber ingerido alimento o bebida alguna.
El Youth Hostel, genial. Me dijeron que lo más probable era que los tickets los entregaran en la entrada del lugar del concierto. Que, de paso, no quedaba en Luxemburgo, sino a 20 kilómetros de allí. Tenía que tomar un tren para llegar. Y debía tomarlo en ese momento. Lo que implicaba caminar a la estación de tren. Que quedaba... al sur de Luxemburgo.
'Cha mare.
Afortunadamente, tuve 20 minutos de espera en la estación de tren, los cuales fueron aprovechados pa' comer un buen sanguche. Lo devoré. En fin, el tren me llevó a mi y a un grupo de niñas gritonas al lugar del concierto, que era... en un fábrica. Ok, seamos exactos, al costado de una fábrica. Pero era rarazo. Al llegar, unas 20 personas haciendo cola. Bien.
No obstante, noté que había muchas personas que tenían el mismo papelito impreso que yo (o sea, que no tenían ticket), todas ellas igual de preocupadas. Bueno, en el peor de los casos nos quedaríamos todos juntos, cantando "Round Here," en la puerta del club.
En eso, una de estas personas le hizo señas a la gente de adentro, y estos le abrieron la puerta. Inmediatamente, todos los que no teníamos ticket nos lanzamos a la puerta, donde nos dijeron que esperemos un momento, y adentro nos darían nuestros tickets. Ok, extraño, pero estaba a salvo.
Y entonces, al darme la vuelta, descubrí que era tercero de la fila. Y nadie se quejó que nos hubiéramos adelantado. Así que me quedé ahí. Tercero de la fila. Calladito, que no se den cuenta. Pero mejor aún, cuando abrieron las puertas y nos dejaron entrar, ¿saben dónde terminé?
Primera.
Fila.
Tenme envidia, Alicia Cazavampiros.
Ahora, el comienzo del concierto fue... extraño. Salió el grupo. Pero... a Duritz se le veía... diferente. "Ahhh, lo que pasa es que se ha afeitado." Pero igual... "Ahhh, se ha cortado los dreads." ¿¿¿Se cortó los dreads??? ¡No way! ¿Y ahora? Hablando en... ¿¿francés??
¿Estaba en el concierto correcto?
Lo que no habían anunciado por ningún lado es que iba a haber un "cover." Estos eran los Dreamcatchers, o algo así.
Ah. Ya.
En fin, luego salió el grupo de verdad, y empezaron a cantar de verdad. Y junto con las antes mencionadas, cantamos "Hard Candy," "Hanging Tree," "Cowboys," "Recovering the Satellites," "Richard Manuel is Dead," y más. Y fue chévere. Y no hay más palabras que puedan describirlo, así que aquí me quedo. Tan sólo cuento que en el tren de regreso a Luxemburgo he dormido como nunca en mi vida. Y en el bus a Frankfurt Hahn tambien. Así como en el bus a Frankfurt. Y en el tren a Würzburg.
'Cha que buen concierto.
Labels:
Pa tenerme envidia,
Würzburg
Suscribirse a:
Entradas (Atom)