He estado estresado.
En esta segunda mitad del año, en algún momento, debo haberme golpeado la cabeza y haber perturbado seriamente mi forma de razonar. Solamente eso podría explicar cómo me he metido en esta situación. Pero permítanme explicarles a qué se debe mi estrés: estoy dando clases.
Hace ya muchos años, en la PUCP, fui "jefe de prácticas" en cursos de Estudios Generales Ciencias. Fue una experiencia interesante, pero agotadora. Si uno se dedicaba a los cursos de teoría, debía asesorar a los alumnos durante las prácticas y, dos veces al semestre, debía corregir unos 60 - 80 cuadernillos. O sea, olvídate del fin de semana (y gran parte de la semana siguiente también). Por otro lado estaban los cursos de laboratorio, que eran más tranquilos, pero se repetían muchas veces al semestre.
En esta segunda mitad del año, algo se me metió en la cabeza y me hizo pensar mal. Por alguna razón, creí que sería interesante para mí el volver a repetir esta experiencia aquí en Valencia. Como tengo pensado regresar a Perú e incorporarme en la PUCP algún día, creí que tener en mi CV una experiencia docente en Europa sería algo bueno.
Terrible error.
Para empezar, algo que distingue a las Tutorías de Valencia de las Jefaturas de Práctica en la PUCP es que en la primera no te pagan. Sí, la PUCP, una "universidad tercermundista," te da un salario por dar clases. Tiene sentido, ¿no? Pues en Valencia no. Como dar clases es bueno pa tu CV, pues ahí tienes tu recompensa. Y si no te gusta... pues no das las clases. Total, los que se perjudican son los alumnos, no las autoridades universitarias. Olé.
Esto lo supe desde el comienzo. Pero estaba dispuesto a trabajar gratis, ya que se suponía que sería bueno en el futuro (y porque me había golpeado la cabeza). Además, los cursos en los que estaría involucrado serían interesantes: Física Cuántica y Laboratorio de Física Cuántica (no sé por qué, siendo yo teórico, siempre termino dando un laboratorio).
Vamos por partes. Las tutorías de Física Cuántica serían sesiones opcionales de problemas guiados. Algún profesor me entregaría una hoja de problemas, y yo los resolvería con detalle, de forma que los alumnos entiendan pasos cruciales de la resolución. Noten la diferencia con las jefaturas de práctica de teoría en la PUCP: aquí tendría que preparar una mini-clase. Asimismo, tendría que dejar tareas que luego corregiría.
El primer problema ocurrió cuando me mandaron dar clases al grupo de valenciano. De valenciano yo sólo sé decir "Vols un cafè?" y "Anem a dinar!" así que empecé las clases disculpándome por no poder hablarles en el idioma que habían escogido (no tuve los huevos de invitarles un café ni ofrecerles ir a cenar). No me hicieron roche, por suerte.
Segundo problema: la cantidad de alumnos. A mi me aseguraron que la cantidad de alumnos disminuiría exponencialmente, así que al final no tendría tánto por corregir. Error. Parece que a esta gente le gustó mi forma de hablar (parece que no he usado mi acento peruano apropiadamente en Valencia), porque ninguno dejó de venir. Así que el trabajo nunca disminuyó. No sólo eso, luego me enteré que, como esperaban que se redujera el número de alumnos, los geniales jefazos habían juntado cuatro horarios dentro de los tres que tenía asignado. Así que tuve mucho más trabajo del que debía tener, y no me lo iban a reconocer. Maravilloso.
Tercer problema: los ejercicios que me daban no coincidían con lo que les enseñaban en las clases de teoría. Y yo me enteraba de esto en plena tutoría. Así que cada cierto tiempo tenía que improvisar una clase, para enseñarles lo que tenían que saber para que pudieran intentar hacer los problemas. Bacán. ¿Cómo haces para enseñarle a quince personas de dónde viene la ecuación de Schrödinger, sin haberlo preparado antes?
Pero vamos, esto es sólo la tutoría. Es chancay de a veinte comparado con el laboratorio.
El agravante en el laboratorio es que mi laboratorio de física cuántica en pregrado fue... nulo. La mayoría de los experimentos que debía enseñar no los había hecho nunca. Pero no me preocupé, recordaba que en los laboratorios de la PUCP, Edith organizaba sesiones para que los jefes de práctica nuevos practiquen los experimentos. Pensé que en Valencia habría lo mismo. Error.
Mi entrenamiento se redujo a que el organizador de los laboratorios me entregara el manual que se les da a todos los alumnos, me enseñara dónde quedaba el laboratorio, y cómo se prendían las luces.
Me pasé varias noches revisando los porcos experimentos. Aprendí a usar un espectrogoniómetro usando lógica (que vamos, ustedes mejor que nadie saben que no me funciona bien). Descubrí que uno no debe hacerle caso al letrero de "No abrir, peligro de radiación" en la máquina de Rayos X. Aprendí que para estudiar el efecto fotoeléctrico, uno debe cubrir el detector (aunque no se la razón, porque un filtro es un filtro). Y muchas cosas más.
¿Por qué me demoré tanto? Sencillo: tenía el manual del alumno. No hay un manual para el profesor. Así que, por ejemplo, en la parte del experimento de Franck-Hertz, donde dice "Si ocurre esto desconecte el equipo y contacte con el encargado del laboratorio," yo tengo tanta información como ellos. Si contactan conmigo, les diría, "¡Muy bien!" ya ya está.
Y esto lleva a lo siguiente: cada vez que hay un procedimiento oscuro en el manual, y los alumnos me preguntan "¿Esto por qué?", pues me tengo que inventar algo.
Valencia es progreso.
La pregunta de oro fue ¿cómo califico a los alumnos? El organizador de los laboratorios me respondió "Tú haz lo que quieras. Yo estoy contento con una nota al final del curso." O sea: no me compliques la vida, chocherita, ya verás cómo armas un criterio de evaluación tu mismo.
Lo peor fue el primer día del laboratorio. Bajé el día anterior, a revisar que todo estuviera en orden, y descubro que habían puesto un calendario. Se veían doce sesiones... y luego reaccioné. Yo sólo había entrenado ocho experimentos... ¿qué pasaba con los otros cuatro?
Luego de una crisis existencial, y varias llamadas telefónicas, descubrí que el primer día no había laboratorio. Era simplemente una sesión informativa donde se entregaban los manuales y se asignaban grupos.El último día era un examen (que no sé en qué consiste). Y habían dos experimentos que, oh sorpresa, duraban dos sesiones.
Todo esto el día anterior a empezar. Luego, al querer contactarme con los alumnos para avisarles que ese día no vinieran a las 8:30 am, descubrí... que no tenía una lista de alumnos. Bien ahí.
Podría seguir. Pero seguramente, por haber leído esto, están tan estresados como yo lo he estado. Y no quiero estresarlos más, tomando en cuenta que se viene Navidad. Afortunadamente puedo decir que por lo menos las tutorías me han servido. He recordado muchas cosas de mecánica cuántica antigua... e incluso la otra vez, ¡llegué a usar uno de estos procedimientos en mi trabajo! ¡Ueeeeee!
...
Pero nada. El estrés ya acabó. No, sólo las tutorías han terminado, todavía me quedan unas cuantas sesiones de laboratorio. ¿Por qué no estoy estresado entonces?
Porque estoy de vacaciones. En Perú.
Tenganme envidia.
miércoles, 23 de diciembre de 2009
jueves, 26 de noviembre de 2009
Domingo, Día de Descanso
Este es medio aburrido, pero no puedo dejar de contarlo.
El teléfono sonó a las 8:00 am, con El Gato Volador, pa' variar. Tardé un poco en recobrar mi identidad, en identificar la realidad correcta, y arrastrarme fuera de la cama. Era un "número desconocido," lo que significaba que la llamada muy probablemente era de Perú.
Inicialmente no reconocí quién me llamaba. Había música en el fondo, parecía un juergón. Eventualmente, dentro de la confusión, noté que era mi padre, y que me estaba agradeciendo algo.
Mi conciencia eventualmente se dio cuenta que debía actuar. Recordé que ese día se celebraban los 25 años del colegio. Para conmemorarlo, una madre de familia había grabado un video para mi padre, y nos había pedido a mi hermano y a mi, junto con varios profesores, otros padres de familia, trabajadores y alumnos, que grabáramos un testimonio sobre la labor de mi padre en el colegio. Y parecía que le había gustado lo que dije. Desafortunadamente, mi conciencia no logró activarse plenamente, y sólo logré emitir un ronco "Ajá, qué bueno que te haya gustado... sí, estaba durmiendo... no, no te preocupes, diviértanse mucho..." Creo que pa' cuando colgué, ya me había vuelto a dormir.
La razón por mi cansancio se debía a que la noche anterior había sido la despedida de Catalina, una de las cuatro mejores amigas que tengo aquí en Valencia. Ella partía el lunes siguiente a Lisboa, así que el sábado se hizo cena y demás. Terminé durmiendo a las 3:30 am, así que una llamada a las 8:00 am era medio fatal para mí.
Desperté nuevamente a las 11:00 am. ¡Cha mare! Se suponía que ese día iba a ayudar a Catalina a empacar sus cosas. Inmediatamente miré mi celular, a ver si tenía un mensaje. Y sí lo tenía, pero no de Catalina. Era de Esther (suena un tambor, o algo pa' marcar suspenso, pe).
Lo que siguió fue como una búsqueda del tesoro. Esther me pedía que entrara a Facebook, donde me había dejado un mensaje. Al levantarme y entrar al sitio en cuestión, lei su mensaje: Esther estaba en el aeropuerto, camino a Finlandia, y sin querer había dejado las llaves de su casa colgadas en la puerta, de forma que cualquier extraño podía entrar. Sí, con esto ya se imaginan lo organizadísima que es Esther. Y eso que lleva agenda (seguro que se olvidó apuntar "Sacar las llaves de la puerta.").
Whatever. Mi misión era recuperar las llaves. Grande. Me levanté, me duché y tomé desayuno. Llamé a Catalina, y descubrí que todavía no estaba 100% organizada. Chévere, me daba tiempo de ir donde Esther. Llegué al edificio, toqué un timbre al azar, y me inventé un cuento pa' que me dejaran pasar. Y no funcionó. Evidentemente.
Cha mare. Y eso que mi cuento era bueno. Luego me dijeron que lo que había fallado era que me había disculpado, y que había dicho "Buenos días"... España es distinta.
Luego de cinco minutos de espera, bajó una ancianita, aparentemente yendo a misa. La verdad es que cuando abrió la puerta tuve que combatir un impulso de lanzarla a la calle y meterme a lo bestia dentro del edificio. Afortunadamente logré controlarme, y tan sólo le dije "Voy al número 4" mientras ella, confusa, no decidía si olvidarse del asunto o llamar a gritos a la policía. Hizo lo primero, y logré escabullirme adentro.
Habiendo recuperado las llaves, y logrando controlar las ganas de meterme al piso de Esther y descubrir sus más perversos secretos, regresé a casa. Veinte minutos después, por internet, ofrecí su piso en alquiler como prostíbulo (todavía tengo las llaves, por si hay algún interesado por ahí...).
En eso llamó Catalina. Era hora de ayudarla. El plan era ir donde su amiga Lizbeth, quien tenía dos maletas de Catalina (como 35 kg en total). Recogeríamos las maletas y las llevaríamos a mi piso, donde yo las guardaría junto con otros 25 kg que ya tenía. El por qué Catalina tenía sus cosas desperdigadas por toda Valencia es una historia demasiado oscura y pertubadora para este blog, disculpenme por no contarla.
Una vez realizado el trámite, Catalina re-empacó todas las cosas. Esther y yo iremos a Lisboa en unas semanas, a visitarla a ella y a Paula, y la idea es que le llevemos unos 30 kg. Mientras ella re-empacaba, preparé una pasta al pesto sencilla, y comimos juntos. Tutto bene. Después de unas horas, Catalina regresó a casa. La idea era que terminara de empacar sus otros 90 kg, y luego yo iría a ayudarla a llevar sus maletas adicionales donde Dalia. El por qué Catalina no se llevaba sus cosas a Lisboa con ella es otra historia demasiado oscura y perturbadora para este blog. Disculpenme también.
Al regresar a mi habitación, casi me desmayé al ver que de todo lo que tenía de Catalina, ¡alrededor de 35 kg correspondían a muñecos de peluche!
Pos na'. Dejé mi laptop corriendo algunos programas, y decidí ver una película mientras esperaba que Catalina me llamara. Una hora y media después, me llamó mi madre. Estaba muy emocionada por la fiesta del día anterior. Yo conversé un rato, y luego le dije que necesitaba el teléfono libre, que Catalina me llamaría en cualquier momento, y que mejor sería que habláramos por Skype. Ella se resintió, me dijo que no quería hablar por Skype, y que me llamaría luego. Colgó.
Cha mare.
Media hora después, extrañado por no saber ninguna noticia de Catalina, revisé el Skype... y vi un mensaje suyo. Genial, no me había llamado, podría haberme ahorrado el resentimiento de mi madre... En el mensaje decía que ya podía ir a ayudarla. No obstante, también vi un mensaje de Paula, preguntándome sobre algo de física. Mein Gott! Esta vez decidí pasar.
Llegué a Burjassot a las 9 pm. Al entrar en la residencia donde Catalina se había hospedado en el último mes y medio... y descubrí que le faltaba mucho por terminar..... sigh....
Anyway, noté que de todas formas podía ayudar. Tomé unas mochilas suyas, y unas cajas que no se iba a llevar, y me las llevé a la universidad. La idea era dejarlas en su oficina, para que se las llevara la próxima vez que volviera a Valencia. Ahora bien, ir a la universidad un domingo, a las 9:30 pm, es ciertamente perturbador. Los guardias deben haber tenido una impresión bastante curiosa conmigo, al verme llegar con dos mochilotas y un par de cajas desarmadas. Estoy seguro de haber escuchado cómo uno, lentamente, quitaba el seguro a su pistola...
Bueno, ya perdí a la mitad de mi audiencia, así que termino la historia. Al final, tomamos dos taxis donde Dalia, quién nos recibió con una pizza. Espectacular. Catalina logró distribuir sus cosas, y regresó a Burjassot en taxi, a buscar su pasaporte en la universidad.
Sí. Dije su pasaporte. En la universidad. ¿Qué? ¿Pensaban que Esther era la distraída?
Anyway. Una amiga más que se va... En este caso, sé que Catalina regresará en unas semanas (recogerá unos 30 kg más para llevarse a Lisboa, calculo), pero si no fuera así, sería muy triste. Es verdad que esta vida de físico permite que uno conozca muchas cosas nuevas... pero todo esto será siempre pasajero. Ahora se me ha ido una amiga... y no me gusta.
Cha mare.
El teléfono sonó a las 8:00 am, con El Gato Volador, pa' variar. Tardé un poco en recobrar mi identidad, en identificar la realidad correcta, y arrastrarme fuera de la cama. Era un "número desconocido," lo que significaba que la llamada muy probablemente era de Perú.
Inicialmente no reconocí quién me llamaba. Había música en el fondo, parecía un juergón. Eventualmente, dentro de la confusión, noté que era mi padre, y que me estaba agradeciendo algo.
Mi conciencia eventualmente se dio cuenta que debía actuar. Recordé que ese día se celebraban los 25 años del colegio. Para conmemorarlo, una madre de familia había grabado un video para mi padre, y nos había pedido a mi hermano y a mi, junto con varios profesores, otros padres de familia, trabajadores y alumnos, que grabáramos un testimonio sobre la labor de mi padre en el colegio. Y parecía que le había gustado lo que dije. Desafortunadamente, mi conciencia no logró activarse plenamente, y sólo logré emitir un ronco "Ajá, qué bueno que te haya gustado... sí, estaba durmiendo... no, no te preocupes, diviértanse mucho..." Creo que pa' cuando colgué, ya me había vuelto a dormir.
La razón por mi cansancio se debía a que la noche anterior había sido la despedida de Catalina, una de las cuatro mejores amigas que tengo aquí en Valencia. Ella partía el lunes siguiente a Lisboa, así que el sábado se hizo cena y demás. Terminé durmiendo a las 3:30 am, así que una llamada a las 8:00 am era medio fatal para mí.
Desperté nuevamente a las 11:00 am. ¡Cha mare! Se suponía que ese día iba a ayudar a Catalina a empacar sus cosas. Inmediatamente miré mi celular, a ver si tenía un mensaje. Y sí lo tenía, pero no de Catalina. Era de Esther (suena un tambor, o algo pa' marcar suspenso, pe).
Lo que siguió fue como una búsqueda del tesoro. Esther me pedía que entrara a Facebook, donde me había dejado un mensaje. Al levantarme y entrar al sitio en cuestión, lei su mensaje: Esther estaba en el aeropuerto, camino a Finlandia, y sin querer había dejado las llaves de su casa colgadas en la puerta, de forma que cualquier extraño podía entrar. Sí, con esto ya se imaginan lo organizadísima que es Esther. Y eso que lleva agenda (seguro que se olvidó apuntar "Sacar las llaves de la puerta.").
Whatever. Mi misión era recuperar las llaves. Grande. Me levanté, me duché y tomé desayuno. Llamé a Catalina, y descubrí que todavía no estaba 100% organizada. Chévere, me daba tiempo de ir donde Esther. Llegué al edificio, toqué un timbre al azar, y me inventé un cuento pa' que me dejaran pasar. Y no funcionó. Evidentemente.
Cha mare. Y eso que mi cuento era bueno. Luego me dijeron que lo que había fallado era que me había disculpado, y que había dicho "Buenos días"... España es distinta.
Luego de cinco minutos de espera, bajó una ancianita, aparentemente yendo a misa. La verdad es que cuando abrió la puerta tuve que combatir un impulso de lanzarla a la calle y meterme a lo bestia dentro del edificio. Afortunadamente logré controlarme, y tan sólo le dije "Voy al número 4" mientras ella, confusa, no decidía si olvidarse del asunto o llamar a gritos a la policía. Hizo lo primero, y logré escabullirme adentro.
Habiendo recuperado las llaves, y logrando controlar las ganas de meterme al piso de Esther y descubrir sus más perversos secretos, regresé a casa. Veinte minutos después, por internet, ofrecí su piso en alquiler como prostíbulo (todavía tengo las llaves, por si hay algún interesado por ahí...).
En eso llamó Catalina. Era hora de ayudarla. El plan era ir donde su amiga Lizbeth, quien tenía dos maletas de Catalina (como 35 kg en total). Recogeríamos las maletas y las llevaríamos a mi piso, donde yo las guardaría junto con otros 25 kg que ya tenía. El por qué Catalina tenía sus cosas desperdigadas por toda Valencia es una historia demasiado oscura y pertubadora para este blog, disculpenme por no contarla.
Una vez realizado el trámite, Catalina re-empacó todas las cosas. Esther y yo iremos a Lisboa en unas semanas, a visitarla a ella y a Paula, y la idea es que le llevemos unos 30 kg. Mientras ella re-empacaba, preparé una pasta al pesto sencilla, y comimos juntos. Tutto bene. Después de unas horas, Catalina regresó a casa. La idea era que terminara de empacar sus otros 90 kg, y luego yo iría a ayudarla a llevar sus maletas adicionales donde Dalia. El por qué Catalina no se llevaba sus cosas a Lisboa con ella es otra historia demasiado oscura y perturbadora para este blog. Disculpenme también.
Al regresar a mi habitación, casi me desmayé al ver que de todo lo que tenía de Catalina, ¡alrededor de 35 kg correspondían a muñecos de peluche!
Pos na'. Dejé mi laptop corriendo algunos programas, y decidí ver una película mientras esperaba que Catalina me llamara. Una hora y media después, me llamó mi madre. Estaba muy emocionada por la fiesta del día anterior. Yo conversé un rato, y luego le dije que necesitaba el teléfono libre, que Catalina me llamaría en cualquier momento, y que mejor sería que habláramos por Skype. Ella se resintió, me dijo que no quería hablar por Skype, y que me llamaría luego. Colgó.
Cha mare.
Media hora después, extrañado por no saber ninguna noticia de Catalina, revisé el Skype... y vi un mensaje suyo. Genial, no me había llamado, podría haberme ahorrado el resentimiento de mi madre... En el mensaje decía que ya podía ir a ayudarla. No obstante, también vi un mensaje de Paula, preguntándome sobre algo de física. Mein Gott! Esta vez decidí pasar.
Llegué a Burjassot a las 9 pm. Al entrar en la residencia donde Catalina se había hospedado en el último mes y medio... y descubrí que le faltaba mucho por terminar..... sigh....
Anyway, noté que de todas formas podía ayudar. Tomé unas mochilas suyas, y unas cajas que no se iba a llevar, y me las llevé a la universidad. La idea era dejarlas en su oficina, para que se las llevara la próxima vez que volviera a Valencia. Ahora bien, ir a la universidad un domingo, a las 9:30 pm, es ciertamente perturbador. Los guardias deben haber tenido una impresión bastante curiosa conmigo, al verme llegar con dos mochilotas y un par de cajas desarmadas. Estoy seguro de haber escuchado cómo uno, lentamente, quitaba el seguro a su pistola...
Bueno, ya perdí a la mitad de mi audiencia, así que termino la historia. Al final, tomamos dos taxis donde Dalia, quién nos recibió con una pizza. Espectacular. Catalina logró distribuir sus cosas, y regresó a Burjassot en taxi, a buscar su pasaporte en la universidad.
Sí. Dije su pasaporte. En la universidad. ¿Qué? ¿Pensaban que Esther era la distraída?
Anyway. Una amiga más que se va... En este caso, sé que Catalina regresará en unas semanas (recogerá unos 30 kg más para llevarse a Lisboa, calculo), pero si no fuera así, sería muy triste. Es verdad que esta vida de físico permite que uno conozca muchas cosas nuevas... pero todo esto será siempre pasajero. Ahora se me ha ido una amiga... y no me gusta.
Cha mare.
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Trámites y Burocracia,
Valencia
domingo, 1 de noviembre de 2009
Recuerdos del Pasado: Mad Science
La verdad es que salió bastante bien. La presentación fue un sábado, y duró una hora. Fue curioso, porque las fotos eran más que nada experimentales, y los dos que estuvimos ese día eramos teóricos. Tuvimos que inventarnos un par de cosas (o tomar reasonable assumptions, como bien nos enseñan), pero al final creo que el impacto fue positivo, y las tres personas (público monumental) que vieron la presentación parecieron quedar contentas.
El haber dado esta presentación me recordó mucho a la época justo antes de salir de Lima, cuando trabajé en Mad Science. Pa los que no saben, Mad Science es una franquicia que se encarga de hacer entretenimiento científico para niños. Básicamente, en vez de tener al mago haciendo trucos en un cumpleaños, se tiene un "científico" haciendo "experimentos."Sí, yo me dediqué a entretener niños, no es raro, ¿no?
¿Cómo llegué a Mad Science? Resulta que después de terminar mi carrera de físico, evidentemente no tenía trabajo. La verdad es que no tenía ganas de trabajar en algo no relacionado con la física... después de estudiar esto por cinco años, no me parecía muy chévere terminar limpiando mesas, haciendo logística o cazando cocodrilos. Por consistencia, tenía que estar en algo relacionado con lo que había estudiado.
Y fue entonces que apareció Mad Science. Para serles honesto, no me contrataron pa que hiciera los shows, sino más bien para revisar los textos de las fiestas. Toda la gente de Mad Science en esa época eran actores, y las guías tenían unos cuántos errores que ellos no sabían corregir. No obstante, por razones burocráticas, no me podían pagar por eso, así que terminé haciendo fiestas de cumpleaños también.
La pasé bastante bien. Fue una experiencia muy buena, aprendí muchísimo sobre cómo transmitir información a niños, e incluso llegué a aplicarlo con mis alumnos en la universidad. Los resultados en la universidad fueron bastante decentes, aunque no sé si eso habla bien del método Mad Science, o si habla mal de mis alumnos universitarios...
Anyway, al recordar esta época de mi vida, decidí revisar los archivos de mi PC, a ver si encontraba algo relacionado. ¡Y lo encontré! Encontré unos seis informes que escribí sobre fiestas particularmente memorables. Para que tengan una idea, les voy a poner unos cuántos extractos, y les pido que usen su imaginación para llenar vacíos:
1. No me había dado cuenta que la fiesta era tan bacán, salí muy emocionado (...). Desde el primer experimento, donde el cohete de plástico salió volando, chocó con el techo (de KFC10!!!!), rebotó en los juegos y casi (casi!!!) entra en el bolsillo de mi guardapolvo, hasta el último, donde simplemente los niños ignoraron todo intento de mantenerlos sentados, todo salió chévere.
2. ... tuvimos un dilema existencial en el momento de hacer el truco de magia, ya que la madre había invitado también a un mago. ¡Y el mago hacía el mismo truco que nosotros!
3. En la primera fiesta se me escapó un detalle (je, je). Cuando terminé la fiesta y entré en la cocina, le dije a la primera persona que vi "¡Qué malcriados los chibolos!" sin darme cuenta que justo en ese momento la mamá estaba pagando al costado. Escuchó todo, pero escapé fugazmente. No me volvió a dirigir la palabra (lo siento!).
En la segunda fiesta, la madre tampoco me dirigió la palabra, pero simplemente por desprecio, no porque yo haya hecho algo. Malvada.
4. Niños posesos. (...) La mamá media monse también, al final de la fiesta (...) le digo que espero le haya agradado el show, y me respondió "Bueno, sí, simpático." Simpático, claro, muy simpático fue aguantar a sus chibolos. Ni quiero saber qué me puso en la encuesta.
5. Al final del taller, después de darles sus diplomas, les comenté sobre las fiestas en casa, en KFC y en Burger King. Inmediatamente me hicieron roche, diciendo "¡Se dice Boorger King!!" Así que pasamos a clase de inglés ("¿Acaso ustedes dicen Kentoocky?"). Uno de los chibolos se burló, diciendo que no podía ser que no supiera dónde trabajaba (claro, pa' eso no tartamudea, me saca de quicio gritando y tartamudeando todo Enero, pero pa' eso no tartamudea, ¿no?).
El último informe que tengo guardado es épico. Lo pongo con lujo de detalles.
6. Mientras armaba el kit, empezaron a llegar los invitados. Todos japoneses, muy gracioso. Sin embargo, me llamó la atención que entre ellos hablaban japonés (dashikete, ohaiou, watashi wa, etc). Le comenté esto a la hostess (...) y ella me dijo que ellos no hablaban español.
¡Plop!
Me acerqué a la madre, y le pregunté. Me dijo que efectivamente, no entendían bien el español (en ese momento llegó una señora y todos los chibolos en coro gritaron "Ohaiou!!!"). Me dijo que justo por eso había contratado a Mad Science, porque era más que nada visual. Bueno, yo le dije que era un problema, ya que esta fiesta incluía mucha conversación, y que yo sólo sabia decir "Watashi wa Joeru" (todos los japoneses se rieron...). Para esto, la madre me respondió "Bueno, el dueño del cumpleaños sabe español... y esas dos chicas de allí también".
¡Re-plop!
Así que empecé. "¡¡Hola chicos, ¿cómo están?!!" Silencio. Tres segundos... y el dueño responde "¡Bien!".
Dios mío.
Ya pues. Seguí. Unos cuantos experimentos. "A ver, ¿a quién de aquí le gustan las aventuras?" Uno levantó la mano. Dos. Tres. ¿Me entendían?
"¿Quién de aquí ha montado bicicleta muy rápido?" Más personas levantaron la mano. ¡Parecía que me entendían!
"¿Quién ha patinado a toda velocidad?" ¡Levantaban la mano! ¡Me estaban entendiendo!
"¿Quién ha subido un cerro?" ¡Más manos! ¡Todos!
"¿Quién se ha lanzado en paracaídas?" Y allí me di cuenta... Todos levantaron la mano. Y ninguno se rió.
No entendían nada.
Cómo te explico que la fiesta, que debía durar una hora (con puaj todavía), duró 40 minutos...
Estuve en Mad Science casi dos años. Al final fue demasiado, pero no cambiaría esa experiencia por nada del mundo... a excepción de esa vez que reventó un contenedor de agua oxigenada en mi cara, justo cuando estaban grabando pa salir en la tele.... esa sí fue una vergüenza.
¡Hasta la próxima!
domingo, 11 de octubre de 2009
Aventuras en Madrid, Parte 2
Yo siempre he dicho que en este mundo no existen las coincidencias, y que solamente está lo inevitable (ustedes pueden analizar luego lo que quiero decir con inevitable). No obstante, cuando uno se sienta a analizar cómo se dieron las circunstancias que llevaron a cierto evento, a veces no puede dejar de maravillarse por el poder de la coincidencia. Este viaje a Madrid para mí era inevitable, pero cómo se llevó a cabo parece ser cuestión de muchas coincidencias.
Empecemos. Era Agosto, estaba mudándome al IFIC por ese mes, cuando vi una carta en mi buzón. Al tomarla, vi que era del Ministerio de Educación de España, o alguna organización similar, ya no recuerdo bien. La carta decía que finalmente mi título peruano de físico había sido homologado, y que debía ir a Madrid para recoger la homologación.
La verdad, me fue algo difícil creer esto. La homologación la había empezado yo hacía un año atrás, y todo el mundo sabe que estas cosas duran mínimo dos años. Llamé a Madrid a sacar cita, y de paso asegurarme que no había ningún error. Y no, aparentemente todo bien.
Yo tenía pensado hacer un viaje de ida y vuelta, ya que Madrid no me había gustado tanto la última vez que fui. Si, si, no está mal, pero ir otra vez allá a visitar El Prado, o caminar por el Retiro, no me llamaba mucho la atención. Especialmente yendo sólo. Esa tarde, en el IFIC, fui a visitar a Esther en su oficina, y mientras hablábamos de una u otra cosa, vi en su calendario que tenía apuntado un viaje a Madrid justamente en el fin de semana que iba a ir yo.
Así que era inevitable. No sería un viaje de ida y vuelta, me iría todo el fin de semana, recogería mi homologación el viernes y saldría de fiesta con Esther y sus amigos por el resto del fin de semana. Chévere.
Luego me llegó un mensaje de Paco. Tenía finalmente vacaciones luego de estar chambeando por cinco años en Alemania, y quería visitar España. Quería venir a Valencia, y me propuso ir luego a Madrid. Yo le dije que estaba recontra bienvenido en Valencia, pero como me iba a Madrid el fin de semana siguiente, no me interesaba mucho acompañarlo. Luego de unos días de silencio, me volvió a escribir: se venía a Madrid ese mismo fin de semana, con un postdoc alemán. Excelente.
Un par de días después, me escribió Carolina, contándome que vendría a España, de Brasil, por unas semanas. Dani, su esposo, tenía un congreso o algo en Portugal, y luego se la pasarían viajando en España. Cuando le conté que me encontraría con Paco en Madrid, fue inevitable: ellos adaptarían sus planes para encontrarnos en Madrid ese mismo fin de semana. Genial.
Ahora, esta conversación se dio por Facebook, así que la mitad de la especie humana se enteró. Entre ellos, se enteró Bruno, quien acababa de llegar a París para un master. Fue inevitable: Bruno nos encontraría en Madrid ese fin de semana. No sólo eso, sino que le pasaría la voz a Marianella, que acababa de mudarse a Barcelona, para que se viniera también. Espectacular.
Y finalmente, coordinamos con Mariella, quien vive en Madrid. Inevitable. Y épico.
La gente llegó de a pocos, así que la primera noche, luego de unos montaditos con Paco y Mariella (el montadito es comida, ¡no sean malpensados!), salí con Esther y sus amigos. Y ahí ocurrió. Estuve a cinco segundos de tener mi primera pelea en una discoteca.
Fue con un amigo de Esther. Bueno, técnicamente, un amigo de un amigo. Era un gallego con quien terminé conversando al final de la noche, quien resultó ser una pobre excusa de ser humano. La conversación no tuvo mucho de particular, cuando en eso él dijo algo como "América es una extensión de Europa."
A pesar que mucha gente hubiera cambiado el tema inmediatamente, pequé de ingenuo y traté de aclarar lo que quería decir con eso. Craso error. Según este ser, América Latina era una especie de espejo roto de Europa, que todo lo que éramos lo habíamos recibido de Europa. Elevó a Europa por los cielos de una forma desmedida.
Yo quise que bajara de las nubes, y le recordé que Europa no es lo mejor de lo mejor, que junto con EEUU ha propiciado en el pasado muchos conflictos en América Latina para su beneficio. Le recordé la explotación de los nativos, y que todo el oro, plata (etc) robado había salvado a España de una bancarrota gigantesca, y ayudado muchísimo a la economía europea. Que lo que Europa es ahora se debe en gran parte al abuso que en alguna época ha habido de naciones en África y América.
Me respondió que no. Que todo ese dinero había parado en la mano de unos cuatro banqueros que se habían vuelto ricos. Que Europa había salido adelante por su cuenta. Que la única gran contribución latinoamericana a Europa había sido la papa, que los había salvado del hambre.
Yo no sé cómo logré conversar con esta pobre excusa de ser humano por tanto tiempo. Menos aún sé por qué tuve una conversación de política en una discoteca. Anyway, entre las cosas que dijo, rescato las joyas más grandes:
- Con respecto a la venta de armas, dijo que el vendedor no tenía ninguna responsabilidad en los conflictos. Que eran los asesinos africanos que se mataban entre si los únicos responsables de todas las cosas horribles que ocurren en África.
- Siguiendo con África, argumentó que la mejor época en la historia de este continente ha sido la época colonial. Que antes de esa época, los africanos estaban en un estado de salvajismo absoluto. Y que ahora están mal porque no están los europeos para poner orden.
- Negó la esclavitud. Dijo que todos los europeos eran en esa época esclavos del rey, así que era normal que los africanos y latinoamericanos fueran esclavos también.
- Dijo que Europa ha determinado la cultura latinoamericana. Que no tendríamos cultura sin Europa. Y luego hizo la igualdad cultura = conocimiento.
- Negó la intervención europea en conflictos latinoamericanos (por ejemplo, guerra Brasil + Argentina vs Paraguay). Pero sí aceptó la intervención estadounidense en Chile. Conveniente.
- Afirmó que Argentina había sido potencia en Sudamérica (¿?) porque ahí los explotados no habían sido nativos (a los cuales mataron, por supuesto), sino españoles gallegos.
Cuando dijo esto último, ocurrió lo inevitable: tuve que abandonar el local. No podía estar más tiempo con esta persona. Había acabado con mi paciencia, y si se acaba mi paciencia reacciono muy mal. En los cuatro años que he estado fuera de Perú nunca había encontrado algo similar. He sentido racismos implícitos, y si han sido explícitos han venido de gente sin mucha educación, o de ancianos a quienes les podías entender que no pudieran cambiar su paradigma. Pero esto era un estudiante universitario. De alrededor de 25 años. Muy fuerte.
Anyway, le dije a Esther que me iba a casa, y partí caminando, con el fin de calmarme. Pues desde la Plaza de Santo Domingo llegué caminando a Cuatro Caminos (la gente de Madrid entenderá que no es poco), y no lo logré.
Afortunadamente, al día siguiente la cosa mejoró. Luego de otro día de turismo fracasado, nos encontramos los peruanos, y les conté del asunto. Fue muy divertido cuando lo vimos esa noche, el individuo debe haber sentido el odio combinado proveniente de la mirada de cinco peruanos, todo dirigido hacia él. ¡Nunca olvidaré su cara cuando Carolina le pidió que nos tomara una foto a los cinco!
Lamentablemente el fin de semana duró poco, y al final nos separamos. En grupos empezamos a volver a Río de Janeiro, Duisburg, Paris, Barcelona y Valencia (excepto la loser de Mariella que se quedó en Madrid :-P). A pesar de todo, fue un fin de semana muy bueno, y fue excelente sentir que, a pesar que todos hemos avanzado y madurado un huevo, en esencia seguimos siendo los mismos, y que las amistades que alguna vez hemos establecido se mantienen invariantes en el tiempo.
Espero que nos volvamos a ver pronto.
Empecemos. Era Agosto, estaba mudándome al IFIC por ese mes, cuando vi una carta en mi buzón. Al tomarla, vi que era del Ministerio de Educación de España, o alguna organización similar, ya no recuerdo bien. La carta decía que finalmente mi título peruano de físico había sido homologado, y que debía ir a Madrid para recoger la homologación.
La verdad, me fue algo difícil creer esto. La homologación la había empezado yo hacía un año atrás, y todo el mundo sabe que estas cosas duran mínimo dos años. Llamé a Madrid a sacar cita, y de paso asegurarme que no había ningún error. Y no, aparentemente todo bien.
Yo tenía pensado hacer un viaje de ida y vuelta, ya que Madrid no me había gustado tanto la última vez que fui. Si, si, no está mal, pero ir otra vez allá a visitar El Prado, o caminar por el Retiro, no me llamaba mucho la atención. Especialmente yendo sólo. Esa tarde, en el IFIC, fui a visitar a Esther en su oficina, y mientras hablábamos de una u otra cosa, vi en su calendario que tenía apuntado un viaje a Madrid justamente en el fin de semana que iba a ir yo.
Así que era inevitable. No sería un viaje de ida y vuelta, me iría todo el fin de semana, recogería mi homologación el viernes y saldría de fiesta con Esther y sus amigos por el resto del fin de semana. Chévere.
Luego me llegó un mensaje de Paco. Tenía finalmente vacaciones luego de estar chambeando por cinco años en Alemania, y quería visitar España. Quería venir a Valencia, y me propuso ir luego a Madrid. Yo le dije que estaba recontra bienvenido en Valencia, pero como me iba a Madrid el fin de semana siguiente, no me interesaba mucho acompañarlo. Luego de unos días de silencio, me volvió a escribir: se venía a Madrid ese mismo fin de semana, con un postdoc alemán. Excelente.
Un par de días después, me escribió Carolina, contándome que vendría a España, de Brasil, por unas semanas. Dani, su esposo, tenía un congreso o algo en Portugal, y luego se la pasarían viajando en España. Cuando le conté que me encontraría con Paco en Madrid, fue inevitable: ellos adaptarían sus planes para encontrarnos en Madrid ese mismo fin de semana. Genial.
Ahora, esta conversación se dio por Facebook, así que la mitad de la especie humana se enteró. Entre ellos, se enteró Bruno, quien acababa de llegar a París para un master. Fue inevitable: Bruno nos encontraría en Madrid ese fin de semana. No sólo eso, sino que le pasaría la voz a Marianella, que acababa de mudarse a Barcelona, para que se viniera también. Espectacular.
Y finalmente, coordinamos con Mariella, quien vive en Madrid. Inevitable. Y épico.
La gente llegó de a pocos, así que la primera noche, luego de unos montaditos con Paco y Mariella (el montadito es comida, ¡no sean malpensados!), salí con Esther y sus amigos. Y ahí ocurrió. Estuve a cinco segundos de tener mi primera pelea en una discoteca.
Fue con un amigo de Esther. Bueno, técnicamente, un amigo de un amigo. Era un gallego con quien terminé conversando al final de la noche, quien resultó ser una pobre excusa de ser humano. La conversación no tuvo mucho de particular, cuando en eso él dijo algo como "América es una extensión de Europa."
A pesar que mucha gente hubiera cambiado el tema inmediatamente, pequé de ingenuo y traté de aclarar lo que quería decir con eso. Craso error. Según este ser, América Latina era una especie de espejo roto de Europa, que todo lo que éramos lo habíamos recibido de Europa. Elevó a Europa por los cielos de una forma desmedida.
Yo quise que bajara de las nubes, y le recordé que Europa no es lo mejor de lo mejor, que junto con EEUU ha propiciado en el pasado muchos conflictos en América Latina para su beneficio. Le recordé la explotación de los nativos, y que todo el oro, plata (etc) robado había salvado a España de una bancarrota gigantesca, y ayudado muchísimo a la economía europea. Que lo que Europa es ahora se debe en gran parte al abuso que en alguna época ha habido de naciones en África y América.
Me respondió que no. Que todo ese dinero había parado en la mano de unos cuatro banqueros que se habían vuelto ricos. Que Europa había salido adelante por su cuenta. Que la única gran contribución latinoamericana a Europa había sido la papa, que los había salvado del hambre.
Yo no sé cómo logré conversar con esta pobre excusa de ser humano por tanto tiempo. Menos aún sé por qué tuve una conversación de política en una discoteca. Anyway, entre las cosas que dijo, rescato las joyas más grandes:
- Con respecto a la venta de armas, dijo que el vendedor no tenía ninguna responsabilidad en los conflictos. Que eran los asesinos africanos que se mataban entre si los únicos responsables de todas las cosas horribles que ocurren en África.
- Siguiendo con África, argumentó que la mejor época en la historia de este continente ha sido la época colonial. Que antes de esa época, los africanos estaban en un estado de salvajismo absoluto. Y que ahora están mal porque no están los europeos para poner orden.
- Negó la esclavitud. Dijo que todos los europeos eran en esa época esclavos del rey, así que era normal que los africanos y latinoamericanos fueran esclavos también.
- Dijo que Europa ha determinado la cultura latinoamericana. Que no tendríamos cultura sin Europa. Y luego hizo la igualdad cultura = conocimiento.
- Negó la intervención europea en conflictos latinoamericanos (por ejemplo, guerra Brasil + Argentina vs Paraguay). Pero sí aceptó la intervención estadounidense en Chile. Conveniente.
- Afirmó que Argentina había sido potencia en Sudamérica (¿?) porque ahí los explotados no habían sido nativos (a los cuales mataron, por supuesto), sino españoles gallegos.
Cuando dijo esto último, ocurrió lo inevitable: tuve que abandonar el local. No podía estar más tiempo con esta persona. Había acabado con mi paciencia, y si se acaba mi paciencia reacciono muy mal. En los cuatro años que he estado fuera de Perú nunca había encontrado algo similar. He sentido racismos implícitos, y si han sido explícitos han venido de gente sin mucha educación, o de ancianos a quienes les podías entender que no pudieran cambiar su paradigma. Pero esto era un estudiante universitario. De alrededor de 25 años. Muy fuerte.
Anyway, le dije a Esther que me iba a casa, y partí caminando, con el fin de calmarme. Pues desde la Plaza de Santo Domingo llegué caminando a Cuatro Caminos (la gente de Madrid entenderá que no es poco), y no lo logré.
Afortunadamente, al día siguiente la cosa mejoró. Luego de otro día de turismo fracasado, nos encontramos los peruanos, y les conté del asunto. Fue muy divertido cuando lo vimos esa noche, el individuo debe haber sentido el odio combinado proveniente de la mirada de cinco peruanos, todo dirigido hacia él. ¡Nunca olvidaré su cara cuando Carolina le pidió que nos tomara una foto a los cinco!
Lamentablemente el fin de semana duró poco, y al final nos separamos. En grupos empezamos a volver a Río de Janeiro, Duisburg, Paris, Barcelona y Valencia (excepto la loser de Mariella que se quedó en Madrid :-P). A pesar de todo, fue un fin de semana muy bueno, y fue excelente sentir que, a pesar que todos hemos avanzado y madurado un huevo, en esencia seguimos siendo los mismos, y que las amistades que alguna vez hemos establecido se mantienen invariantes en el tiempo.
Espero que nos volvamos a ver pronto.
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lunes, 28 de septiembre de 2009
Aventuras en Madrid, Parte 1
Estimado Sr / Sra / Srta,
A pesar de la distancia, nuestra agencia Porca Padova siempre lo recordará. Por ello, quisiéramos acercarnos a Ud nuevamente para hacerle presente la expansión de nuestros servicios. ¡Los rumores son ciertos! ¡Porca Padova ahora está en España!
Actualmente contamos solamente con un Paquete de Viajero, pero estamos seguros le encantará. El nombre de dicho paquete es:
Como siempre, Porca Padova se esmera en ofrecer experiencias de viaje poco comunes, abriendo el turismo a una nueva dimensión. ¡Este paquete le permitirá descubrir aspectos de Madrid que pocas agencias de turismo logran mostrar! Por ello, ¡considérese afortunado! ¡Porca Padova nunca se olvidará de Ud!
En el Paquete Viajero, Ud cumplirá con el siguiente programa:
1. Dos semanas antes del viaje, recibirá una carta del Ministerio de Educación de España. Dicha carta le indicará que la homologación de su título de físico ha sido aprobada, y deberá viajar a Madrid a recoger dicho papelito.
2. Ud planeará su viaje vía internet, y encontrará un tren a la estación de Atocha por un muy buen precio.
3. Tres días antes de su viaje, tendrá la despedida de sus amigos japoneses. Esa noche dormirá cuatro horas.
4. Dos días antes de su viaje, tendrá la segunda despedida de sus amigos japoneses. Esa noche dormirá cinco horas.
5. La noche anterior a su viaje, tendrá la despedida de su amiga Neus. Al tener que levantarse a las 5:00 am al día siguiente, y no haber preparado su mochila con la debida anticipación, ¡esa noche dormirá unas fantásticas tres horas!
6. Llegará a la estación de tren cinco minutos antes de la partida de este. ¡Y aún así, conseguirá un buen asiento!
Nota: para Porca Padova, un buen asiento se define como aquel que no es lo suficientemente cómodo como para dormir en el tren, de forma que pueda ver la película proyectada sin el peligro de quedarse dormido. ¡Porca Padova siempre piensa en Ud!
7. Se bajará en Atocha cuatro horas después, y descubrirá que la oficina está muy cerca de Ud.
8. Llegará a la oficina, y recogerá su credencial de homologación en cinco minutos. Se asombrará de la eficiencia de los madrileños.
Distancia caminada: 0.7 Km
9. Al salir de la oficina, se preocupará, ya que la amiga con quién viajará no llegará a Madrid hasta dentro de 11 horas. Llamará a sus contactos en Madrid, y descubrirá que no estarán disponibles hasta dentro de 8 horas.
10. Sacará el libro de Lonely Planet que la agencia le habrá proveído. Descubrirá un par de rutas que podrá caminar.
11. Caminará al Jardín Botánico. Recordará que la última vez en Madrid no lo visitó, y entrará.
12. Descubrirá que esta época no es la mejor para visitar el Jardín Botánico. Después de una hora de ver plantas sin flores, se retirará.
Distancia caminada: 1.7 km.
13. El siguiente destino será Plaza Cibeles. La encontrará en reparaciones, y le será imposible ver apropiadamente el Palacio de Comunicaciones.
Distancia caminada: 2.7 km.
14. La ruta le llevará a la Puerta de Cibeles, y le indicará que baje por la exclusiva Calle de Serrano. Su emoción se diluirá cuando descubra que la calle también está siendo reparada, y que el ruido es casi insoportable.
15. Al llegar al Monumento Colón, dará media vuelta, y bajará prácticamente por donde vino, hasta llegar nuevamente a la Plaza Cibeles. Todo el camino recorrido se encontrará de una forma u otra en reparación.
Distancia caminada: 4.4 km.
16. Luego de tanto caminar, decidirá comer. Se meterá por las bellas callecitas de la zona de Chueca, y encontrará un sitio donde podrá comer por menos de 10 euros.
Distancia caminada: 5.1 km.
17. En el restaurante, decidirá que quiere saber más sobre la historia de Madrid. Al salir, se dirigirá al Museo Municipal de Madrid.
18. Llegará al Museo Municipal de Madrid, y lo encontrará cerrado. En reparaciones. Recordará que su guía de España es del 2005.
Distancia caminada: 5.8 km
19. El sueño empezará a invadirlo, y decidirá dirigirse a un parque para descansar. Encontrará un parque atractivo en el mapa, con un edificio interesante en el camino: el Antiguo Cuartel del Conde Duque.
20. Al llegar al edificio interesante, lo encontrará cerrado... y en reparaciones.
Distancia caminada: 6.9 km.
21. Llegará al Parque de la Montaña, y contemplará por cinco segundos el Templo de Debod, antes de caer inconsciente en una banca en el parque.
Distancia caminada: 8.2 km.
22. Una hora después, despertará gracias a los adorables gritos de un niño que no desea regresar a casa. En ese momento, deseará la resurrección de Herodes.
23. Decidirá que ha tenido suficiente, y se dirigirá a Sol, donde se deberá encontrar eventualmente con sus amigos de Madrid. Casi inconscientemente, caminará a la Plaza de Santo Domingo, donde decidirá detenerse a beber algo.
Distancia caminada: 9.5 km.
24. Luego de ser cobrado 6 euros por dos coca colas, decidirá abandonar, indignado, la Plaza de Santo Domingo.
25. Después de erróneamente creer haber visto a su ex-novia (quien vive en Madrid) por quinceava vez, considerará adquirir un marcapasos. Y tal vez tomar una Sal de Andrews.
26. Bajando por pequeñas calles, eventualmente llegará a la Puerta del Sol.
Distancia caminada: 10.4 km.
A pesar de la distancia, nuestra agencia Porca Padova siempre lo recordará. Por ello, quisiéramos acercarnos a Ud nuevamente para hacerle presente la expansión de nuestros servicios. ¡Los rumores son ciertos! ¡Porca Padova ahora está en España!
Actualmente contamos solamente con un Paquete de Viajero, pero estamos seguros le encantará. El nombre de dicho paquete es:
La Avventura in Città di Madrid
(Próximamente traducido al Español )
Como siempre, Porca Padova se esmera en ofrecer experiencias de viaje poco comunes, abriendo el turismo a una nueva dimensión. ¡Este paquete le permitirá descubrir aspectos de Madrid que pocas agencias de turismo logran mostrar! Por ello, ¡considérese afortunado! ¡Porca Padova nunca se olvidará de Ud!
En el Paquete Viajero, Ud cumplirá con el siguiente programa:
1. Dos semanas antes del viaje, recibirá una carta del Ministerio de Educación de España. Dicha carta le indicará que la homologación de su título de físico ha sido aprobada, y deberá viajar a Madrid a recoger dicho papelito.
2. Ud planeará su viaje vía internet, y encontrará un tren a la estación de Atocha por un muy buen precio.
3. Tres días antes de su viaje, tendrá la despedida de sus amigos japoneses. Esa noche dormirá cuatro horas.
4. Dos días antes de su viaje, tendrá la segunda despedida de sus amigos japoneses. Esa noche dormirá cinco horas.
5. La noche anterior a su viaje, tendrá la despedida de su amiga Neus. Al tener que levantarse a las 5:00 am al día siguiente, y no haber preparado su mochila con la debida anticipación, ¡esa noche dormirá unas fantásticas tres horas!
6. Llegará a la estación de tren cinco minutos antes de la partida de este. ¡Y aún así, conseguirá un buen asiento!
Nota: para Porca Padova, un buen asiento se define como aquel que no es lo suficientemente cómodo como para dormir en el tren, de forma que pueda ver la película proyectada sin el peligro de quedarse dormido. ¡Porca Padova siempre piensa en Ud!
7. Se bajará en Atocha cuatro horas después, y descubrirá que la oficina está muy cerca de Ud.
8. Llegará a la oficina, y recogerá su credencial de homologación en cinco minutos. Se asombrará de la eficiencia de los madrileños.
Distancia caminada: 0.7 Km
9. Al salir de la oficina, se preocupará, ya que la amiga con quién viajará no llegará a Madrid hasta dentro de 11 horas. Llamará a sus contactos en Madrid, y descubrirá que no estarán disponibles hasta dentro de 8 horas.
¡¡¡¡Porca Padova, manteniendo siempre el suspenso al máximo!!!!
10. Sacará el libro de Lonely Planet que la agencia le habrá proveído. Descubrirá un par de rutas que podrá caminar.
11. Caminará al Jardín Botánico. Recordará que la última vez en Madrid no lo visitó, y entrará.
12. Descubrirá que esta época no es la mejor para visitar el Jardín Botánico. Después de una hora de ver plantas sin flores, se retirará.
Distancia caminada: 1.7 km.
13. El siguiente destino será Plaza Cibeles. La encontrará en reparaciones, y le será imposible ver apropiadamente el Palacio de Comunicaciones.
Distancia caminada: 2.7 km.
14. La ruta le llevará a la Puerta de Cibeles, y le indicará que baje por la exclusiva Calle de Serrano. Su emoción se diluirá cuando descubra que la calle también está siendo reparada, y que el ruido es casi insoportable.
15. Al llegar al Monumento Colón, dará media vuelta, y bajará prácticamente por donde vino, hasta llegar nuevamente a la Plaza Cibeles. Todo el camino recorrido se encontrará de una forma u otra en reparación.
Distancia caminada: 4.4 km.
16. Luego de tanto caminar, decidirá comer. Se meterá por las bellas callecitas de la zona de Chueca, y encontrará un sitio donde podrá comer por menos de 10 euros.
Distancia caminada: 5.1 km.
17. En el restaurante, decidirá que quiere saber más sobre la historia de Madrid. Al salir, se dirigirá al Museo Municipal de Madrid.
18. Llegará al Museo Municipal de Madrid, y lo encontrará cerrado. En reparaciones. Recordará que su guía de España es del 2005.
Distancia caminada: 5.8 km
19. El sueño empezará a invadirlo, y decidirá dirigirse a un parque para descansar. Encontrará un parque atractivo en el mapa, con un edificio interesante en el camino: el Antiguo Cuartel del Conde Duque.
20. Al llegar al edificio interesante, lo encontrará cerrado... y en reparaciones.
¡Porca Padova, siempre manteniendo sus atracciones en la mejor forma!
Distancia caminada: 6.9 km.
21. Llegará al Parque de la Montaña, y contemplará por cinco segundos el Templo de Debod, antes de caer inconsciente en una banca en el parque.
Distancia caminada: 8.2 km.
22. Una hora después, despertará gracias a los adorables gritos de un niño que no desea regresar a casa. En ese momento, deseará la resurrección de Herodes.
23. Decidirá que ha tenido suficiente, y se dirigirá a Sol, donde se deberá encontrar eventualmente con sus amigos de Madrid. Casi inconscientemente, caminará a la Plaza de Santo Domingo, donde decidirá detenerse a beber algo.
Distancia caminada: 9.5 km.
24. Luego de ser cobrado 6 euros por dos coca colas, decidirá abandonar, indignado, la Plaza de Santo Domingo.
25. Después de erróneamente creer haber visto a su ex-novia (quien vive en Madrid) por quinceava vez, considerará adquirir un marcapasos. Y tal vez tomar una Sal de Andrews.
26. Bajando por pequeñas calles, eventualmente llegará a la Puerta del Sol.
Distancia caminada: 10.4 km.
En este punto, Porca Padova le permitirá completar su viaje de la forma que Ud desee. La compañía se responsabiliza de su entretenimiento en este Paquete Viajero hasta su llegada a Sol. Una vez ahí puede dedicarse a labores tal vez menos emocionantes, como encontrarse con amigos a quienes no ha visto en cuatro años.
No obstante, ¡siga en contacto con nuestra agencia! ¡Muy pronto tendremos nuevos paquetes, que le brindarán el turismo alternativo que caracteriza a Porca Padova por 24 horas al día! Nuestros próximos paquetes en España serán:
- Nazionalismo Fortísimo in Paesi Baschi.
- Attacco Taurino in Pamplona.
- Niente in Campillos Paravientos.
¡¡¡¡Porca Padova, la mejor agencia de viajes en el Véneto!!!!
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Porca Padova
domingo, 13 de septiembre de 2009
Intermezzo
Extractos de una agenda negra arrugada:
04/09/2006: Posibilidad de viajar a Valencia.
06/09/2006: Rectorado UV, CADE, Benimaclet
07/09/2006: 7:15 - Piso Burjassot
10/09/2006: Regreso a Cambridge (EBTG3V5)
13/09/2006: 12:00, Bike - Inka; Mobile; Nicole; Box-bubble; Youngs; Bank
14/09/2006: Viaje final a Valencia
Tres años en Valencia. Y cuatro fuera de Perú. Mare de Deu.
Recuerdo bastante bien ese momento en el 2006, que pisé Valencia por primera vez. Recuerdo el hotel donde me hospedé la primera noche, en el barrio de Russafa. El momento que llegué al campus de Burjassot, que me entrevisté con Botella, y que conocí a Oscar, mi jefe.
Recuerdo el regreso a Cambridge, para cerrar las cosas allá, celebrar mi cumple, despedirme de la gente.
Recuerdo mis primeros contactos en Valencia.
La vez que me recomendaron que hablara con Catalina pa que me ayude con los trámites...
El encuentro con Paula en el ascensor (¡no sean malpensados!)...
La estancia en la residencia universitaria, donde conocí a Wilmer y Teresa (¿qué será de sus vidas?)...
Mi piso en la Calle Padre Urbano...
La primera vez que me pasaron la voz pa salir por El Carmen...
Los traumas burocráticos...
La carta de protesta por el Máster...
Podría seguir por horas....
Luego vino Padova. Y luego vino Würzburg.
Y luego vino el año más difícil que he tenido en toda mi vida adulta.
Además de todas las inestabilidades que podría traer el haber terminado con Jessica, el regreso de Würzburg me presentó una Valencia nueva, de la cual había estado casi ausente por un año. Una Valencia donde la mecánica de grupo había cambiado. Una Valencia en un nuevo piso, en donde surgieron más complicaciones de las que necesitaba.
Fue entonces que empezó una segunda fase en Valencia. Una fase realmente dura, a la cual sobreviví debido a ciertos eventos cruciales.
Apareció Esther y las conversaciones largas sobre música latinoamericana, Grendizer, los Halcones Galácticos y más de una pavada.
Llegó Mauricio, quién me recordó lo que era motivarse por trabajar en física.
Llegaron los días de playa con Paola y Alberto.
Empezó el kendo y el teatro.
Y más.
Al llegar Agosto, llegó un momento en que me di cuenta que debía detenerme. Ya no estaba 100% seguro si estaba realmente en el camino en el que me enrumbé en Octubre del 2005. Había pasado tanto, habían cambiado tanto las cosas, que necesitaba un break para pensar.
Hacía mucho tiempo había planeado ir con Esther a hacer el Camino de Santiago, plan que nunca logré llevar a cabo. En Agosto, me decidí hacerlo, ir a caminar sólo y pensar en mi vida. No obstante, esta vez tampoco pude ir, y en cambio terminé viajando a Morella. El no haber podido ir al Camino me chocó un poco, pero era bastante complicado, se me cruzaban muchas cosas. Por otro lado, Morella no se veía mal, en la página web del pueblo había encontrado una ruta que podía caminar en un par de días... no serían las dos semanas de Camino de Santiago, pero algo es algo.
Al llegar a Morella, descubrí que el pueblo es precioso, pero que uno lo puede ver entero en un día. De todas formas, esa no era la razón por la cual había ido. Al día siguiente de mi llegada, alisté mi mochila, avisé en el hotel que regresaría al día siguiente, y salí.
El camino inicial iba de Morella a Forcall, pasando por Xiva de Morella (población: 21 habitantes) y Ortells. Fue genial. A los cinco minutos me encontré con un señor amable, que me explicó todas las señales que me encontraría en el camino. Parecía el típico personaje que te explica cómo se juega un videojuego. La ruta a Xiva de Morella fue muy tranquila y fácil de seguir (aún así me perdí en un momento).
En Xiva no estuve mucho tiempo. Comí, recargué mis reservas de agua, y volví a salir. En el camino a Ortells, noté algo curioso. Además de las marcas de la ruta, habían flechitas amarillas por todos lados. Me dio un poco de melancolía, ya que me recordaron las flechas de Camino de Santiago que tanto me había hablado Yoko. La melancolía cambió cuando, cien metros después, llegué a un obelisco: "Camino Castellón - Santiago de Compostela."
Era un porco Camino de Santiago.
Supongo que entenderán mi emoción. Fue tan grande que empecé a correr. Claro, como el camino era cuesta arriba, la correteada me duró diez segundos. Pero estaba haciendo un Camino de Santiago. Genial.
Luego de esto, el camino hasta Forcall sólo tuvo una eventualidad: se me acabó el agua. La situación fue bastante tonta, como iba a parar en Xiva y en Ortells, sólo cargué conmigo un litro de agua, esperando recargarlo en cada pueblo. El camino a Forcall era de 20 kilómetros, así que necesitaba bastante. El problema ocurrió cuando llegué a Ortells, que parecía un pueblo fantasma. Me di cuenta luego que era la hora de la siesta, y que si había algún sitio donde me pudieran vender agua, estaría cerrado. Como quería llegar a Forcall antes de las 6:00 pm, decidí seguir adelante, sin parar en Ortells. Este error fue magnificado por dos factores adicionales:
- En Xiva me vendieron 800 mL de agua, no un litro.
- Me volví a perder (¡doh!)
Para darles una ideas de cómo llegué a Forcall, les cuento que en el hotel casi ni me reciben.
El viaje de vuelta a Morella no tuvo eventualidades. Llevé conmigo tres litros de agua, claro, esta vez eran 15 kilómetros sin ningún pueblo en el medio. El camino fue espectacular, desde la salida de Morella hasta el retorno, sólo encontré gente en los pueblos. En el resto del camino, estaba absolutamente sólo (esto preocupaba un poco, porque si algo me pasaba me moría abandonado, de hecho).
Y pensé.
Y concluí: no estoy mal. A pesar de este año, estoy bien.
Académicamente, estoy bien. Tal vez podría haber aprovechado el doctorado más si hubiera estado en el IFIC en vez de en el departamento, pero estar en el departamento tiene sus ventajas también (comparando historias, me he dado cuenta que tengo un jefe espectacular).
Socialmente, estoy bien. Tengo amigos. De calidad. Y muchos, de muchos sitios. Gente a quien estimo mucho, y que parece que me estima. Gente que me alimenta con sus vidas, que a través de la comunicación de sus experiencias pasadas me enriquecen.
Mi estado espiritual no está mal. Haberme rodeado de gente explícitamente atea (incluso anti-religiosa) me ha motivado a cuestionar las bases de lo que creo. He abandonado muchas creencias, pero he adoptado otras. A pesar de estar en un intermedio incómodo, donde ambos ateos y cristianos me miran raro, me siento bien, siento que estoy analizando mi lado humano desde la perspectiva correcta (aunque pa variar me falta avanzar mucho).
Por el lado sentimental... okey, podría estar mejor. Pero no estoy mal. La larga distancia creó un vacío afectivo en mí, que no se ha llenado en este año de soltería. No obstante, creo tener ya las herramientas para lidiar con esto, y tengo el apoyo de mucha gente a mi alrededor.
Y mi futuro... no se ve mal. Seguiré con mis planes. Seguiré trabajando en física teórica, seguiré el camino de los postdocs, y regresaré a Perú, a ayudar a armar un doctorado del mismo nivel que los extranjeros. Será grande. Será espectacular.
Los dejo con la letra de la canción que me acompañó durante todo mi camino (versión de Mercedes Sosa). Cuidense, y pa la próxima prometo regresar con el "humor" de siempre. ¡Hasta pronto!
04/09/2006: Posibilidad de viajar a Valencia.
06/09/2006: Rectorado UV, CADE, Benimaclet
07/09/2006: 7:15 - Piso Burjassot
10/09/2006: Regreso a Cambridge (EBTG3V5)
13/09/2006: 12:00, Bike - Inka; Mobile; Nicole; Box-bubble; Youngs; Bank
14/09/2006: Viaje final a Valencia
Tres años en Valencia. Y cuatro fuera de Perú. Mare de Deu.
Recuerdo bastante bien ese momento en el 2006, que pisé Valencia por primera vez. Recuerdo el hotel donde me hospedé la primera noche, en el barrio de Russafa. El momento que llegué al campus de Burjassot, que me entrevisté con Botella, y que conocí a Oscar, mi jefe.
Recuerdo el regreso a Cambridge, para cerrar las cosas allá, celebrar mi cumple, despedirme de la gente.
Recuerdo mis primeros contactos en Valencia.
La vez que me recomendaron que hablara con Catalina pa que me ayude con los trámites...
El encuentro con Paula en el ascensor (¡no sean malpensados!)...
La estancia en la residencia universitaria, donde conocí a Wilmer y Teresa (¿qué será de sus vidas?)...
Mi piso en la Calle Padre Urbano...
La primera vez que me pasaron la voz pa salir por El Carmen...
Los traumas burocráticos...
La carta de protesta por el Máster...
Podría seguir por horas....
Luego vino Padova. Y luego vino Würzburg.
Y luego vino el año más difícil que he tenido en toda mi vida adulta.
Además de todas las inestabilidades que podría traer el haber terminado con Jessica, el regreso de Würzburg me presentó una Valencia nueva, de la cual había estado casi ausente por un año. Una Valencia donde la mecánica de grupo había cambiado. Una Valencia en un nuevo piso, en donde surgieron más complicaciones de las que necesitaba.
Fue entonces que empezó una segunda fase en Valencia. Una fase realmente dura, a la cual sobreviví debido a ciertos eventos cruciales.
Apareció Esther y las conversaciones largas sobre música latinoamericana, Grendizer, los Halcones Galácticos y más de una pavada.
Llegó Mauricio, quién me recordó lo que era motivarse por trabajar en física.
Llegaron los días de playa con Paola y Alberto.
Empezó el kendo y el teatro.
Y más.
Al llegar Agosto, llegó un momento en que me di cuenta que debía detenerme. Ya no estaba 100% seguro si estaba realmente en el camino en el que me enrumbé en Octubre del 2005. Había pasado tanto, habían cambiado tanto las cosas, que necesitaba un break para pensar.
Hacía mucho tiempo había planeado ir con Esther a hacer el Camino de Santiago, plan que nunca logré llevar a cabo. En Agosto, me decidí hacerlo, ir a caminar sólo y pensar en mi vida. No obstante, esta vez tampoco pude ir, y en cambio terminé viajando a Morella. El no haber podido ir al Camino me chocó un poco, pero era bastante complicado, se me cruzaban muchas cosas. Por otro lado, Morella no se veía mal, en la página web del pueblo había encontrado una ruta que podía caminar en un par de días... no serían las dos semanas de Camino de Santiago, pero algo es algo.
Al llegar a Morella, descubrí que el pueblo es precioso, pero que uno lo puede ver entero en un día. De todas formas, esa no era la razón por la cual había ido. Al día siguiente de mi llegada, alisté mi mochila, avisé en el hotel que regresaría al día siguiente, y salí.
El camino inicial iba de Morella a Forcall, pasando por Xiva de Morella (población: 21 habitantes) y Ortells. Fue genial. A los cinco minutos me encontré con un señor amable, que me explicó todas las señales que me encontraría en el camino. Parecía el típico personaje que te explica cómo se juega un videojuego. La ruta a Xiva de Morella fue muy tranquila y fácil de seguir (aún así me perdí en un momento).
En Xiva no estuve mucho tiempo. Comí, recargué mis reservas de agua, y volví a salir. En el camino a Ortells, noté algo curioso. Además de las marcas de la ruta, habían flechitas amarillas por todos lados. Me dio un poco de melancolía, ya que me recordaron las flechas de Camino de Santiago que tanto me había hablado Yoko. La melancolía cambió cuando, cien metros después, llegué a un obelisco: "Camino Castellón - Santiago de Compostela."
Era un porco Camino de Santiago.
Supongo que entenderán mi emoción. Fue tan grande que empecé a correr. Claro, como el camino era cuesta arriba, la correteada me duró diez segundos. Pero estaba haciendo un Camino de Santiago. Genial.
Luego de esto, el camino hasta Forcall sólo tuvo una eventualidad: se me acabó el agua. La situación fue bastante tonta, como iba a parar en Xiva y en Ortells, sólo cargué conmigo un litro de agua, esperando recargarlo en cada pueblo. El camino a Forcall era de 20 kilómetros, así que necesitaba bastante. El problema ocurrió cuando llegué a Ortells, que parecía un pueblo fantasma. Me di cuenta luego que era la hora de la siesta, y que si había algún sitio donde me pudieran vender agua, estaría cerrado. Como quería llegar a Forcall antes de las 6:00 pm, decidí seguir adelante, sin parar en Ortells. Este error fue magnificado por dos factores adicionales:
- En Xiva me vendieron 800 mL de agua, no un litro.
- Me volví a perder (¡doh!)
Para darles una ideas de cómo llegué a Forcall, les cuento que en el hotel casi ni me reciben.
El viaje de vuelta a Morella no tuvo eventualidades. Llevé conmigo tres litros de agua, claro, esta vez eran 15 kilómetros sin ningún pueblo en el medio. El camino fue espectacular, desde la salida de Morella hasta el retorno, sólo encontré gente en los pueblos. En el resto del camino, estaba absolutamente sólo (esto preocupaba un poco, porque si algo me pasaba me moría abandonado, de hecho).
Y pensé.
Y concluí: no estoy mal. A pesar de este año, estoy bien.
Académicamente, estoy bien. Tal vez podría haber aprovechado el doctorado más si hubiera estado en el IFIC en vez de en el departamento, pero estar en el departamento tiene sus ventajas también (comparando historias, me he dado cuenta que tengo un jefe espectacular).
Socialmente, estoy bien. Tengo amigos. De calidad. Y muchos, de muchos sitios. Gente a quien estimo mucho, y que parece que me estima. Gente que me alimenta con sus vidas, que a través de la comunicación de sus experiencias pasadas me enriquecen.
Mi estado espiritual no está mal. Haberme rodeado de gente explícitamente atea (incluso anti-religiosa) me ha motivado a cuestionar las bases de lo que creo. He abandonado muchas creencias, pero he adoptado otras. A pesar de estar en un intermedio incómodo, donde ambos ateos y cristianos me miran raro, me siento bien, siento que estoy analizando mi lado humano desde la perspectiva correcta (aunque pa variar me falta avanzar mucho).
Por el lado sentimental... okey, podría estar mejor. Pero no estoy mal. La larga distancia creó un vacío afectivo en mí, que no se ha llenado en este año de soltería. No obstante, creo tener ya las herramientas para lidiar con esto, y tengo el apoyo de mucha gente a mi alrededor.
Y mi futuro... no se ve mal. Seguiré con mis planes. Seguiré trabajando en física teórica, seguiré el camino de los postdocs, y regresaré a Perú, a ayudar a armar un doctorado del mismo nivel que los extranjeros. Será grande. Será espectacular.
Está siendo, y será, espectacular.
Los dejo con la letra de la canción que me acompañó durante todo mi camino (versión de Mercedes Sosa). Cuidense, y pa la próxima prometo regresar con el "humor" de siempre. ¡Hasta pronto!
Estamos ciegos de ver, cansados de tanto andar.
Estamos hartos de huir en la ciudad.
Nunca tendremos país. Nunca tendremos hogar.
Y sin embargo, ya ves, somos de acá.
Vibramos como las campanas, como iglesias, que se acercan desde el sur,
como vestidos negros que se quieren desvestir.
Yo siempre te he llevado bajo mi bufanda azul,
por las calles como Cristo a la cruz.
Estamos hartos de huir en la ciudad.
Nunca tendremos país. Nunca tendremos hogar.
Y sin embargo, ya ves, somos de acá.
Vibramos como las campanas, como iglesias, que se acercan desde el sur,
como vestidos negros que se quieren desvestir.
Yo siempre te he llevado bajo mi bufanda azul,
por las calles como Cristo a la cruz.
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Momentos Reflexivos,
Valencia
viernes, 28 de agosto de 2009
Las Culturas Distintas
Reset.
Se fue la Mari.
Se fue Guilherme.
Se fue la Belga.
Enter Herr Deutschland.
Enter Signore Italianissimo.
Herr Deutschland y Signore Italianissimo son muy distintos. Evidentemente, Herr Deutschland es alemán, mientras que Signore Italianissimo es natural del país de los romanos. Al primero le gusta cocinar, montar bicicleta, hacer turismo con moto... Al segundo le gusta la vida nocturna, y ya está.
¿Con quién me llevo mejor? Pues me siento más o menos en la mitad, tirando un poco más hacia Herr Deutschland. ¿Y qué hace la diferencia? Es sencillo: la limpieza. Herr Deutschland es muy ordenado y limpio. Signore Italianissimo... no tanto.
Signore Italianissimo ha venido a Valencia por dos meses. A pasarla bien. A trabajar, estudiar español, y juerguear duro. La verdad es que me cayó muy bien, su vida es estos momentos es muy sencilla, y la disfruta al máximo. Pero no es muy limpio, a decir verdad, su habitación parece un campo de batalla (cosa que no me incumbe realmente), y deja siempre la ducha llena de arena. Pero este tipo de cosas son bastante soportables.
Los "problemas" empezaron un mes después de su llegada. Las comillas las pongo porque han sido cosas bastante tontas, en comparación con las cosas que me han ocurrido antes, pero fueron cosas que definitivamente incomodaron a todos los participantes.
Todo empezó un día que Herr Deutschland me avisó que venía Frau Deutschland, su novia, de visita. ¡Se quedaría seis semanas! Ese mismo día, Signore Italianissimo me contó que venía il Mezzo Fratello, su medio hermano, a quedarse todo Agosto. De un día pa' otro, de ser tres, pasamos a ser cinco.
Enter Frau Deutschland.
Enter il Mezzo Fratello.
Las cosas sospechosas empezaron a ocurrir poco tiempo después de la llegada de estos dos. De repente noté que alguien usaba mi champú. Sí, mi super champú contra la calvicie, que me cuesta un ojo de la cara, estaba siendo usado. Pero no me hice problemas, empecé a guardar el champú en mi habitación. Asunto arreglado.
Luego, una tarde en que estaba trabajando en mi piso, noté que alguien se había tomado mi agua. Un litro entero. Ahí me di cuenta que era Signore Italianissimo o il Mezzo Fratello quien usaba mis cosas, porque Herr und Frau Deutschland no habían estado en el piso. Ampay.
Ahora, antes que les pudiera decir algo, ocurrió algo serio. De la cocina empezaron a salir llamaradas de medio metro de altura. Le pasó una vez a Signore Italianissimo, y le pasó una segunda vez a Herr Deutschland. Hablé con Elena, la casera, quién estaba por salir de vacaciones. Ella encontró un gasfitero, pa' que revisara la instalación de gas, y este reportó al volver que no había nada malo, pero que había encontrado la llave de gas abierta. O sea, alguien había cocinado y había dejado el piso lleno de gas. Explosivo.
Al volver me encontré con Herr und Frau Deutschland, y con il Mezzo Fratello. Y había sido este último el culpable. Hablamos seriamente sobre el orden en la casa. Este tipo de cosas ocurren por descuido, y la única forma de prevenir descuidos es cuidando la cocina. Dejar todo limpio, poner cosas en orden. Listo, nada más. Con esto esperaba resolver el problema de la suciedad en el piso, junto con el problema de las llamaradas (aparentemente fueron causadas por la combinación suciedad + grasa + fuego). No obstante, parece que a il Mezzo Fratello se le olvidó la discusión a los dos días.
Las cosas se complicaron cuando Elena se fue de vacaciones. Llegó il Grande Fratello, el hermano mayor de Signore Italianissimo. Este llegó pa' quedarse, Signore Italianissimo abandonó el piso, y nos dejó con los Fratelli. il Grande Fratello no nos hablaba prácticamente nada, llegaban los dos a las 8 am, dormían hasta las 5 pm, y salían otra vez a las 9 pm. La situación se puso más tensa con la llegada de las novias de los Fratelli, que coincidió con la visita de Alfredo y Alicia a Valencia. Alfredo se quedó en mi piso, así que de ser tres, pasamos a ser cinco, y luego ocho (aunque no todos dormían ahí).
Mare de Deu.
La suciedad aumentó de forma exponencial. Las toallas limpias de la cocina no duraban más de medio día, el papel higiénico duraba dos. En la cocina había basura acumulada en el piso. Llegaron incluso a haber vasos llenos de cerveza en la sala, abandonados por tanto tiempo que desarrollaron hongos. Herr und Frau Deutschland y yo intentamos limpiar algo del desorden (en contra de mi política de no limpiar la cochinada del resto), pero la verdad es que era imposible.
Para empeorar las cosas, los italianos no compraban nada.
Se acabó el papel higiénico. Los alemanes y yo empezamos a mantener el nuevo en nuestras habitaciones. Los italianos empezaron a usar el papel de cocina.
Se acabó el lavaplatos. Los italianos empezaron a usar el líquido para limpiar la losa (cosa que yo desaparecí inmediatamente).
Se acabó el jabón. Los alemanes y yo hicimos lo mismo que con el papel higiénico. Los italianos... quién sabe qué habrán hecho.
Herr Deutschland me contó un día que le había escrito un mail a Elena, contándole todo. Y ni se imaginan la que se armó. Aparentemente, il Grande Fratello no tenía autorización de quedarse en este piso. Signore Italianissimo, quien había firmado el contrato, no le había mencionado que su hermano venía a quedarse. Al volver ella de vacaciones, los echó a todos a la calle.
Exit Signore Italianissimo. Exit il Mezzo Fratello. Exit il Grande Fratello. Exit la Piccola Ragazza. Exit Ragazza Super-Tatuaata.
Ahora somos tres. Y todo 'ta limpio.
Chévere.
Se fue la Mari.
Se fue Guilherme.
Se fue la Belga.
Enter Herr Deutschland.
Enter Signore Italianissimo.
Herr Deutschland y Signore Italianissimo son muy distintos. Evidentemente, Herr Deutschland es alemán, mientras que Signore Italianissimo es natural del país de los romanos. Al primero le gusta cocinar, montar bicicleta, hacer turismo con moto... Al segundo le gusta la vida nocturna, y ya está.
¿Con quién me llevo mejor? Pues me siento más o menos en la mitad, tirando un poco más hacia Herr Deutschland. ¿Y qué hace la diferencia? Es sencillo: la limpieza. Herr Deutschland es muy ordenado y limpio. Signore Italianissimo... no tanto.
Signore Italianissimo ha venido a Valencia por dos meses. A pasarla bien. A trabajar, estudiar español, y juerguear duro. La verdad es que me cayó muy bien, su vida es estos momentos es muy sencilla, y la disfruta al máximo. Pero no es muy limpio, a decir verdad, su habitación parece un campo de batalla (cosa que no me incumbe realmente), y deja siempre la ducha llena de arena. Pero este tipo de cosas son bastante soportables.
Los "problemas" empezaron un mes después de su llegada. Las comillas las pongo porque han sido cosas bastante tontas, en comparación con las cosas que me han ocurrido antes, pero fueron cosas que definitivamente incomodaron a todos los participantes.
Todo empezó un día que Herr Deutschland me avisó que venía Frau Deutschland, su novia, de visita. ¡Se quedaría seis semanas! Ese mismo día, Signore Italianissimo me contó que venía il Mezzo Fratello, su medio hermano, a quedarse todo Agosto. De un día pa' otro, de ser tres, pasamos a ser cinco.
Enter Frau Deutschland.
Enter il Mezzo Fratello.
Las cosas sospechosas empezaron a ocurrir poco tiempo después de la llegada de estos dos. De repente noté que alguien usaba mi champú. Sí, mi super champú contra la calvicie, que me cuesta un ojo de la cara, estaba siendo usado. Pero no me hice problemas, empecé a guardar el champú en mi habitación. Asunto arreglado.
Luego, una tarde en que estaba trabajando en mi piso, noté que alguien se había tomado mi agua. Un litro entero. Ahí me di cuenta que era Signore Italianissimo o il Mezzo Fratello quien usaba mis cosas, porque Herr und Frau Deutschland no habían estado en el piso. Ampay.
Ahora, antes que les pudiera decir algo, ocurrió algo serio. De la cocina empezaron a salir llamaradas de medio metro de altura. Le pasó una vez a Signore Italianissimo, y le pasó una segunda vez a Herr Deutschland. Hablé con Elena, la casera, quién estaba por salir de vacaciones. Ella encontró un gasfitero, pa' que revisara la instalación de gas, y este reportó al volver que no había nada malo, pero que había encontrado la llave de gas abierta. O sea, alguien había cocinado y había dejado el piso lleno de gas. Explosivo.
Al volver me encontré con Herr und Frau Deutschland, y con il Mezzo Fratello. Y había sido este último el culpable. Hablamos seriamente sobre el orden en la casa. Este tipo de cosas ocurren por descuido, y la única forma de prevenir descuidos es cuidando la cocina. Dejar todo limpio, poner cosas en orden. Listo, nada más. Con esto esperaba resolver el problema de la suciedad en el piso, junto con el problema de las llamaradas (aparentemente fueron causadas por la combinación suciedad + grasa + fuego). No obstante, parece que a il Mezzo Fratello se le olvidó la discusión a los dos días.
Las cosas se complicaron cuando Elena se fue de vacaciones. Llegó il Grande Fratello, el hermano mayor de Signore Italianissimo. Este llegó pa' quedarse, Signore Italianissimo abandonó el piso, y nos dejó con los Fratelli. il Grande Fratello no nos hablaba prácticamente nada, llegaban los dos a las 8 am, dormían hasta las 5 pm, y salían otra vez a las 9 pm. La situación se puso más tensa con la llegada de las novias de los Fratelli, que coincidió con la visita de Alfredo y Alicia a Valencia. Alfredo se quedó en mi piso, así que de ser tres, pasamos a ser cinco, y luego ocho (aunque no todos dormían ahí).
Mare de Deu.
La suciedad aumentó de forma exponencial. Las toallas limpias de la cocina no duraban más de medio día, el papel higiénico duraba dos. En la cocina había basura acumulada en el piso. Llegaron incluso a haber vasos llenos de cerveza en la sala, abandonados por tanto tiempo que desarrollaron hongos. Herr und Frau Deutschland y yo intentamos limpiar algo del desorden (en contra de mi política de no limpiar la cochinada del resto), pero la verdad es que era imposible.
Para empeorar las cosas, los italianos no compraban nada.
Se acabó el papel higiénico. Los alemanes y yo empezamos a mantener el nuevo en nuestras habitaciones. Los italianos empezaron a usar el papel de cocina.
Se acabó el lavaplatos. Los italianos empezaron a usar el líquido para limpiar la losa (cosa que yo desaparecí inmediatamente).
Se acabó el jabón. Los alemanes y yo hicimos lo mismo que con el papel higiénico. Los italianos... quién sabe qué habrán hecho.
Herr Deutschland me contó un día que le había escrito un mail a Elena, contándole todo. Y ni se imaginan la que se armó. Aparentemente, il Grande Fratello no tenía autorización de quedarse en este piso. Signore Italianissimo, quien había firmado el contrato, no le había mencionado que su hermano venía a quedarse. Al volver ella de vacaciones, los echó a todos a la calle.
Exit Signore Italianissimo. Exit il Mezzo Fratello. Exit il Grande Fratello. Exit la Piccola Ragazza. Exit Ragazza Super-Tatuaata.
Ahora somos tres. Y todo 'ta limpio.
Chévere.
domingo, 19 de julio de 2009
Una Noche de Gileo Polaco
Gilear en Perú se define más o menos como "el arte de enamorar a alguien." Esto puede tener varios niveles, así que una definición más transparente podría ser "buscar que ocurra algo con otra persona."
Anyway, llevo ya cuatro días en Cracovia, estoy participando en una conferencia en física de altas energías de la European Physical Society. La conferencia está muy interesante, y la ciudad está preciosa. Ahora, lo conveniente de esta conferencia es que tiene un fin de semana de por medio, con el domingo libre para ir de excursión. Esto también significa que la noche del sábado es una noche libre, es decir, una noche donde no hay necesidad de levantarse muy temprano al día siguiente.
O sea, que la conferencia incluye una noche perfecta pa' el gileo polaco. Eso quieres decir, ¿no?
La verdad es que ese sábado tenía muchas ganas de salir de fiesta. Di mi charla el jueves, y la verdad es que no había celebrado apropiadamente. Además, ese día había ido a Auschwitz, y necesitaba descargarme un poco de las cosas que había visto ese día.
Sí, sí, échale la culpa a Auschwitz.
El plan era básico. Nos íbamos a juntar todos en el centro, cenar, y luego ver qué encontrábamos. Éramos 10, había cuatro italianos, cuatro españoles, un iraní y yo. Cenamos en un restaurante mexicano, donde lo único mexicano que había eran las enchiladas (tengo entendido que las fajitas son realmente Tex-Mex, ¿no?). Luego de esto, la idea era ir a un bar donde tocaban jazz. Chévere.
Y luego... ¡parrandear!
Encontramos el bar cerrado, así que decidimos cambiar de sitio. Encontramos una discoteca donde el ingreso era gratuito, y al subir notamos que estaba bastante bien. En particular, había muchas chicas solas, que era un requisito indispensable. Éramos diez, pero todos físicos, lo que implicaba una reducción notable en el número de mujeres que nos acompañaban. De los diez, sólo había dos chicas.
Como siempre, por ese lado muy mala elección de carrera, eh.
Empezamos a ubicarnos en la discoteca, intercambiando un par de miradas interesantes, cuando en eso llegó Neus a avisarnos que no habían dejado entrar a dos de los italianos. Uno porque tenía shorts, y el otro por no se qué otra estupidez. Había que dejar el local.
¡Rayos! Mala suerte. Pero no hay que desanimarse, ¡la noche es joven!
El segundo local fue locazo. Era una pizzería abandonada por fuera, pero al entrar encontramos unas escaleras que nos llevaron al sótano, donde había... un harem.
Órale.
En serio, era un sitio indio, donde todas las meseras estaban disfrazadas de bailarinas del vientre. Genial. Tenía una pista de baile pequeña, y nuevamente había chicas bailando solas. No obstante, no duró mucho el asunto. A la gente le gustó el sitio, pero para entonces ya varios estaban cansados, y ya no querían bailar. Pasó un rato y la gente fugó.
¡Traidores!
Salí con ellos, total, tenía ganas de bailar, pero tampoco me emocionaba mucho la idea de quedarme solo allí. Pensé que la noche se había acabado, cuando en eso el Tito, Ricardo, Giulio y Salva me dijeron que se desacoplaban del resto y que iban a subir a la primera discoteca donde habíamos estado. Espectacular. Me fui con ellos.
¡A bailar!
Lamentablemente el sitio ya no estaba tan bien como antes. La gente había fugado, y no había chicas solas. Nos quedamos ahí diez minutos, y escapamos.
Esto está empezando a volverse tedioso, eh....
Luego de no poder entrar a una tercera discoteca (aparentemente era polacos-only), entramos por una puertita pequeña donde encontramos una escalera. Descendimos varios metros... y lo vimos. Un antro.
Órale.
Bueno, bueno, tanto así como un antro no era. Pero la gente tenía muy claro qué era lo que se iba a hacer allí. Ligar en one, con la primera que te diera bola. Esto no me convenció mucho, la verdad es que la forma en que esto ocurría era medio rara y desistí intentar bailar (no puedo bailar con alguien si no me mira a los ojos). Haría algo más old-fashioned, digamos, e iba a intentar conocer a alguien en la barra.
Siempre siguiendo el camino difícil... 'cha mare, esta noche va a ser aburrida...
Me pedí una Sprite, la verdad es que ya había tomado suficiente alcohol para esa noche. Me quedé mirando por ahí, y no vi nada. Así que me quedé apoyado sobre la barra, mirando el infinito.
Realmente eres old-fashioned, ¿no?
En eso, aparecieron dos chicas, y se veían estresadas. Las perseguía un chico grande, e inmediatamente me di cuenta la razón por la cual estaban estresadas. El chico no las dejaba en paz. Observé el espectáculo por unos minutos, y me reí bastante. Las chicas se dieron cuenta que las estaba observando, y empezaron a reírse también. Excelente, se había producido una conexión.
No me lo puedo creer, esto es contra todo pronóstico...
Cuando el pata las dejó respirar, me acerqué y empecé a conversarles. Claro, primero preguntándoles si sabían inglés. Les comenté lo gracioso de la situación con el chico este, y ellas respondieron que sí, que era un amigo de ellas, pero que estaba loco. La conversación luego siguió un camino similar a este:
- ¡Realmente se les ve estresadas!
- Si, lo estamos.
- Pues hay dos soluciones fáciles. Una es ir a la derecha (apunté a la pista de baile), y la otra es ir a la izquierda (apunté al bar).
¿Y a ti cuándo se te ocurren estas cosas?
Ellas se rieron. Dijeron que acababan de bailar, y que estaban un poco cansadas. Yo respondí entonces que la solución era muy fácil, y volví a apuntar a la izquierda. Ellas se rieron otra vez, y accedieron.
¡Maestro! ¡Eres un maestrooooooo!
Les pregunté qué querían. Luego de enterarme que en Polonia no existen los mojitos, ellas dijeron "¡Vodka!."
Por supuesto.
Mira en la que te has metido, a ver, a ver, ¿qué haces?
A mi no me gusta mucho el vodka, pero anyway, no había marcha atrás. Tres vodkas, por favor. Me dieron tres shots que parecían seis, y un vaso de jugo de naranja. Adelante. La chica alta empezó: púm. La chica baja le siguió: púm. Mi turno... púm.
Y milagrosamente lo que no hizo púm luego fue tu cabeza chocando contra el piso.
La conversación mejoró. En eso vi que la chica baja estaba bailando en su sitio, y al escuchar la música noté que era una versión tecno de Químbara. Bueno, si, medio chocante, pero era lo más cercano a mi terreno, si el 95% de las chicas por o general se burlan de mi luego de bailar, podría darse que estas dos se unan a ese pequeño 5% con esta canción. Dijeron que sí.
¡No way! ¡Grande, grandeeeeeee!
Entramos a la pista de baile. La chica baja primero, luego yo, y la alta detrás. La cosa se veía bien. Pero en eso, un pobre estúpido levantó los brazos y le dio un manotazo en la cara a la chica baja, probablemente clavándole el lente de contacto en medio de la retina. Dejamos de bailar.
¡'Cha mareeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!
Las chicas escaparon al baño. Maldición. Tenía dos opciones: o me olvidaba de ellas y me buscaba alguien más con quién bailar, o me quedaba en la puerta del baño a ver cómo estaba la chica baja. Opté por la segunda opción.
¿Oe qué? ¿Qué estás haciendo, imbécil?
Luego de como diez minutos esperando, salieron las chicas. La situación no estaba muy bien, pero la chica baja viviría. No obstante, ya no querían saber nada sobre bailar, y me propusieron ir a conversar.
¿Ves? ¿Ves?
Pos na'. Me quedé el resto de la noche subiéndole el ánimo a la chica baja, haciendo chistes de piratas y demás. Sí, yo siempre con el comentario justo. Pero terminó aburrido el asunto. No por culpa de ellas, ni mía, sino que la situación ya se había vuelto medio forzada. El momento de bailar había sido perfecto, y fue arruinado por el estúpido boxeador. Y la verdad era que me sentía medio mal dejándolas solas (y tuertas, bueno, por lo menos una) y buscando a alguien más con quien bailar.
Y no sólo eso, sino que luego cuentas tu fracaso. Grande, eh.
Salí de la discoteca con las chicas a las 5:15 am. Ellas se iban a la izquierda, y yo a la derecha. Dijeron que fue un placer conocerme, y yo les deseé que tengan un buen viaje a Bulgaria (habíamos tenido que forzar mucho la conversación, como entenderán). Llegué a casa casi a las 6 am, derrotado, porque ni siquiera había logrado convencerlas que me hicieran un city-tour en algún momento de lo que quedaba de la semana. 'Cha mare.
'Cha mare.
Anyway, no sé qué les habrá pasado al resto, al salir ya no los vi. Pero tendré que inventarme una historia ahora que los veo en la tarde, porque esto, la verdad, queda muy triste.
Aunque aquí todos sabemos que al final les contarás la verdad... ¡idiota!
Anyway, llevo ya cuatro días en Cracovia, estoy participando en una conferencia en física de altas energías de la European Physical Society. La conferencia está muy interesante, y la ciudad está preciosa. Ahora, lo conveniente de esta conferencia es que tiene un fin de semana de por medio, con el domingo libre para ir de excursión. Esto también significa que la noche del sábado es una noche libre, es decir, una noche donde no hay necesidad de levantarse muy temprano al día siguiente.
O sea, que la conferencia incluye una noche perfecta pa' el gileo polaco. Eso quieres decir, ¿no?
La verdad es que ese sábado tenía muchas ganas de salir de fiesta. Di mi charla el jueves, y la verdad es que no había celebrado apropiadamente. Además, ese día había ido a Auschwitz, y necesitaba descargarme un poco de las cosas que había visto ese día.
Sí, sí, échale la culpa a Auschwitz.
El plan era básico. Nos íbamos a juntar todos en el centro, cenar, y luego ver qué encontrábamos. Éramos 10, había cuatro italianos, cuatro españoles, un iraní y yo. Cenamos en un restaurante mexicano, donde lo único mexicano que había eran las enchiladas (tengo entendido que las fajitas son realmente Tex-Mex, ¿no?). Luego de esto, la idea era ir a un bar donde tocaban jazz. Chévere.
Y luego... ¡parrandear!
Encontramos el bar cerrado, así que decidimos cambiar de sitio. Encontramos una discoteca donde el ingreso era gratuito, y al subir notamos que estaba bastante bien. En particular, había muchas chicas solas, que era un requisito indispensable. Éramos diez, pero todos físicos, lo que implicaba una reducción notable en el número de mujeres que nos acompañaban. De los diez, sólo había dos chicas.
Como siempre, por ese lado muy mala elección de carrera, eh.
Empezamos a ubicarnos en la discoteca, intercambiando un par de miradas interesantes, cuando en eso llegó Neus a avisarnos que no habían dejado entrar a dos de los italianos. Uno porque tenía shorts, y el otro por no se qué otra estupidez. Había que dejar el local.
¡Rayos! Mala suerte. Pero no hay que desanimarse, ¡la noche es joven!
El segundo local fue locazo. Era una pizzería abandonada por fuera, pero al entrar encontramos unas escaleras que nos llevaron al sótano, donde había... un harem.
Órale.
En serio, era un sitio indio, donde todas las meseras estaban disfrazadas de bailarinas del vientre. Genial. Tenía una pista de baile pequeña, y nuevamente había chicas bailando solas. No obstante, no duró mucho el asunto. A la gente le gustó el sitio, pero para entonces ya varios estaban cansados, y ya no querían bailar. Pasó un rato y la gente fugó.
¡Traidores!
Salí con ellos, total, tenía ganas de bailar, pero tampoco me emocionaba mucho la idea de quedarme solo allí. Pensé que la noche se había acabado, cuando en eso el Tito, Ricardo, Giulio y Salva me dijeron que se desacoplaban del resto y que iban a subir a la primera discoteca donde habíamos estado. Espectacular. Me fui con ellos.
¡A bailar!
Lamentablemente el sitio ya no estaba tan bien como antes. La gente había fugado, y no había chicas solas. Nos quedamos ahí diez minutos, y escapamos.
Esto está empezando a volverse tedioso, eh....
Luego de no poder entrar a una tercera discoteca (aparentemente era polacos-only), entramos por una puertita pequeña donde encontramos una escalera. Descendimos varios metros... y lo vimos. Un antro.
Órale.
Bueno, bueno, tanto así como un antro no era. Pero la gente tenía muy claro qué era lo que se iba a hacer allí. Ligar en one, con la primera que te diera bola. Esto no me convenció mucho, la verdad es que la forma en que esto ocurría era medio rara y desistí intentar bailar (no puedo bailar con alguien si no me mira a los ojos). Haría algo más old-fashioned, digamos, e iba a intentar conocer a alguien en la barra.
Siempre siguiendo el camino difícil... 'cha mare, esta noche va a ser aburrida...
Me pedí una Sprite, la verdad es que ya había tomado suficiente alcohol para esa noche. Me quedé mirando por ahí, y no vi nada. Así que me quedé apoyado sobre la barra, mirando el infinito.
Realmente eres old-fashioned, ¿no?
En eso, aparecieron dos chicas, y se veían estresadas. Las perseguía un chico grande, e inmediatamente me di cuenta la razón por la cual estaban estresadas. El chico no las dejaba en paz. Observé el espectáculo por unos minutos, y me reí bastante. Las chicas se dieron cuenta que las estaba observando, y empezaron a reírse también. Excelente, se había producido una conexión.
No me lo puedo creer, esto es contra todo pronóstico...
Cuando el pata las dejó respirar, me acerqué y empecé a conversarles. Claro, primero preguntándoles si sabían inglés. Les comenté lo gracioso de la situación con el chico este, y ellas respondieron que sí, que era un amigo de ellas, pero que estaba loco. La conversación luego siguió un camino similar a este:
- ¡Realmente se les ve estresadas!
- Si, lo estamos.
- Pues hay dos soluciones fáciles. Una es ir a la derecha (apunté a la pista de baile), y la otra es ir a la izquierda (apunté al bar).
¿Y a ti cuándo se te ocurren estas cosas?
Ellas se rieron. Dijeron que acababan de bailar, y que estaban un poco cansadas. Yo respondí entonces que la solución era muy fácil, y volví a apuntar a la izquierda. Ellas se rieron otra vez, y accedieron.
¡Maestro! ¡Eres un maestrooooooo!
Les pregunté qué querían. Luego de enterarme que en Polonia no existen los mojitos, ellas dijeron "¡Vodka!."
Por supuesto.
Mira en la que te has metido, a ver, a ver, ¿qué haces?
A mi no me gusta mucho el vodka, pero anyway, no había marcha atrás. Tres vodkas, por favor. Me dieron tres shots que parecían seis, y un vaso de jugo de naranja. Adelante. La chica alta empezó: púm. La chica baja le siguió: púm. Mi turno... púm.
Y milagrosamente lo que no hizo púm luego fue tu cabeza chocando contra el piso.
La conversación mejoró. En eso vi que la chica baja estaba bailando en su sitio, y al escuchar la música noté que era una versión tecno de Químbara. Bueno, si, medio chocante, pero era lo más cercano a mi terreno, si el 95% de las chicas por o general se burlan de mi luego de bailar, podría darse que estas dos se unan a ese pequeño 5% con esta canción. Dijeron que sí.
¡No way! ¡Grande, grandeeeeeee!
Entramos a la pista de baile. La chica baja primero, luego yo, y la alta detrás. La cosa se veía bien. Pero en eso, un pobre estúpido levantó los brazos y le dio un manotazo en la cara a la chica baja, probablemente clavándole el lente de contacto en medio de la retina. Dejamos de bailar.
¡'Cha mareeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!
Las chicas escaparon al baño. Maldición. Tenía dos opciones: o me olvidaba de ellas y me buscaba alguien más con quién bailar, o me quedaba en la puerta del baño a ver cómo estaba la chica baja. Opté por la segunda opción.
¿Oe qué? ¿Qué estás haciendo, imbécil?
Luego de como diez minutos esperando, salieron las chicas. La situación no estaba muy bien, pero la chica baja viviría. No obstante, ya no querían saber nada sobre bailar, y me propusieron ir a conversar.
¿Ves? ¿Ves?
Pos na'. Me quedé el resto de la noche subiéndole el ánimo a la chica baja, haciendo chistes de piratas y demás. Sí, yo siempre con el comentario justo. Pero terminó aburrido el asunto. No por culpa de ellas, ni mía, sino que la situación ya se había vuelto medio forzada. El momento de bailar había sido perfecto, y fue arruinado por el estúpido boxeador. Y la verdad era que me sentía medio mal dejándolas solas (y tuertas, bueno, por lo menos una) y buscando a alguien más con quien bailar.
Y no sólo eso, sino que luego cuentas tu fracaso. Grande, eh.
Salí de la discoteca con las chicas a las 5:15 am. Ellas se iban a la izquierda, y yo a la derecha. Dijeron que fue un placer conocerme, y yo les deseé que tengan un buen viaje a Bulgaria (habíamos tenido que forzar mucho la conversación, como entenderán). Llegué a casa casi a las 6 am, derrotado, porque ni siquiera había logrado convencerlas que me hicieran un city-tour en algún momento de lo que quedaba de la semana. 'Cha mare.
'Cha mare.
Anyway, no sé qué les habrá pasado al resto, al salir ya no los vi. Pero tendré que inventarme una historia ahora que los veo en la tarde, porque esto, la verdad, queda muy triste.
Aunque aquí todos sabemos que al final les contarás la verdad... ¡idiota!
domingo, 12 de julio de 2009
Tribulaciones de unos Japoneses en Valencia
Estas dos historias que contaré no me pasaron a mí directamente, pero sí estuve involucrado en ellas. Son protagonizadas por un colaborador mío en Valencia, japonés, llamado Takashi. Sí, el mismo con quien fui a Padova la última vez. También involucran a su esposa Yoko, que vive en Valencia con él. Takashi no habla ni una pizca de español (okey, okey, seamos justos, sabe pedir el café), mientras que Yoko lo habla bastante bien. Ahora, en emergencias, por lo general Yoko decide no arriesgarse, y conseguir a alguien que hable español de forma más fluida.
Y esa persona a veces soy yo.
La primera emergencia por la que pasaron estos dos ocurrió el año pasado. Recuerdo estar viendo Wall-E con Alberto y Paola, cuando de repente recibí una llamada de Takashi. En inglés, me explicó que tenían una gotera en su casa (estaba lloviendo terriblemente), y no sabían qué hacer. Me dijo también que había tratado de conseguir ayuda con los vecinos, y que no había nadie más. Yo le dije que lo sentía mucho, pero que era domingo, y era imposible que consiguieran a alguien en Valencia para arreglar el problema. No había mucho más que hacer, así que colgamos.
Dos minutos después, la lluvia empeoró, y eventualmente Takashi me volvió a llamar. En el fondo, escuché el ruido de agua chorreando libremente, como si fuera una ducha. Órale. Takashi me dijo que tenían como tres baldes llenándose de agua, y que los tenían que cambiar cada cinco minutos. La verdad es que no sabía realmente qué decirle, pero en eso él me contó que había conseguido un número de teléfono de "emergencias domésticas," al cual se podía llamar para resolver esto. La verdad es que me sorprendí mucho, no sabía la existencia de semejante servicio en España. Me pidió que los llamara, por los motivos que ya expliqué antes. Así que le dije que lo haría.
Al colgar y ver el número que me había dado, me di cuenta que este número me era muy familiar. Me di cuenta entonces que Takashi me había dejado el número de "Emergencias," sí, ese número al cual llamas para decir que tu casa se incendia, que te has roto la pierna mientras le hacías maromas a tu perro, que un asesino semidesnudo te persigue con una motosierra... no para anunciar que tienes goteras en la casa. Obviamente era crucial presentar la situación de una forma más… dramática. Pensé unos momentos, y llamé.
La señora que me contestó fue bastante amable. Le dije que no sabía si realmente debía llamar a ese número, pero que no sabía a quién más llamar. Le conté de mi amigo japonés que no habla español y de sus goteras, pero hice énfasis en que tenía goteras a pesar que había otro piso encima suyo. Esto realmente podría ser urgente, si el chico tenía goteras, podría deberse a que el piso de encima estaba inundado. Y como los vecinos no estaban, el piso podría estar peligrosamente inundado, con riesgo a provocar cortocircuitos e incendios, sin que nadie se diera cuenta. Así que convertí las goteras en una inundación cataclísmica. 'Cha que debería escribir novelas mexicanas, ¿no?
Anyway, asunto arreglado. La señorita dijo que mandaría a alguien. Yo me tranquilicé, y seguí con Wall-E.
Dos minutos después, recibí otra llamada. Fue más o menos así:
- ¿Sí?
- ¡Buenas noches! Habla con la compañía de bomberos.
- ¡Ah! ¡Buenas noches!
- …
- …
- …
- …
- Bueno, ¿qué le ocurre?
- ¡Ah! ¡Sí! Llamé a Emergencias debido a (acá va la historia otra vez)
- Pero, ¿está Ud en el lugar del incidente?
- No, no, el chico me ha llamado porque no habla español, yo estoy en otro sitio.
- ¿No habla español?
- No.
- ¡Hombreee! ¡Entonces no nos vamos a entender!
- …
- Bueno, bueno, llamaré a su amigo y veremos…
Regresé a Wall-E. Pero por alguna razón no podían pasar más de dos minutos sin ser interrumpido por el teléfono. El Sr Bombero otra vez.
- ¿Si?
- ¡Buenas noches! Le habla el cuerpo de bomberos nuevamente.
- Buenas noches, ¿necesita algo más?
- Quería preguntarle sobre el piso de su amigo. ¿Sabe en que planta se encuentra?
- Hmmm… Me parece que es segunda… o tercera…
- ¿Y da a la calle?
- Sí, me parece que sí.
- ¿Y cree Ud que podríamos entrar por la ventana, Ud sabe, con nuestras escaleras?
En ese momento me imaginé al camión de bomberos irrumpiendo a toda velocidad en la calle Don Juan de Austria, con sirenas y todo, deteniéndose y desplegando su escalera, para que luego un bombero gigantesco provisto de un hacha épica la trepe y destruya la ventana, lanzándose dentro del piso de unos espantados Takashi y Yoko.... para resolver una gotera.
- Pues yo creo que sí sería posible, sí.
- Excelente, muchas gracias.
El desenlace fue menos espectacular de lo que imaginé. Takashi me contó que llegaron los bomberos, vieron las goteras, tocaron el techo con el dedo, y concluyeron: "Esto no se cae."
Luego se despidieron, sonrieron, y les instruyeron: "Si se cae nos llaman, ¿vale?"
Y ya está. Bomberos profesionales españoles en acción. No sé qué pasó con las goteras, pero definitivamente el servicio de emergencias no lo solucionó.
La segunda emergencia de estos dos es menos espectacular, pero algo más seria. Ocurrió hace dos semanas, mientras yo preparaba mi cena. Eran cerca de las 11:00 pm, cuando recibí una llamada de Takashi. Al contestar, me contó que Yoko estaba enferma, que tenía dolor de barriga, y que necesitaba ir al hospital. Él no la podía llevar, ya que se encontraba todavía en la universidad, en Burjassot (recuerden por favor que estábamos cerca de las 11:00 pm). Así que me pidió que la recogiera y la llevara a la clínica.
La verdad es que no le di mucha seriedad al asunto. Vamos, ¡un dolor de barriga! ¿Quién va a tomar eso en serio? Pero luego, al llegar a su casa y ver a la pobre Yoko con cara de pasa, con un dolor tan intenso que no podía caminar sin ayuda, y más blanca que turista inglés, pues le di un poco más de importancia al asunto.
En la clínica, Yoko terminó abandonada por los doctores en una camilla, por más o menos media hora. En ese intervalo de tiempo llegó Takashi, con una cara de preocupación digna de todo un japonés.
Luego que Takashi llegara a la clínica, consideré irme. Después de todo, no tenía mucho sentido que estuviera yo allí. Yoko hablaba español, y aunque estaba débil, podía hablar sin problemas. ¡Hasta bromeaba! Yo, por mi lado, tenía un pastel de choclo en plena preparación, y me olía que mis compañeros de piso no iban a estar muy contentos por el campo de batalla que había dejado en la cocina. No obstante, un intercambio de palabras con Yoko me convenció rápidamente de quedarme. Yoko, en su agonía, miró a Takashi y le dijo “cosita.” Luego me miró a mí y me dijo “me duele.”
Entenderán que mi escándalo no pudo ser mayor. ¡A Yoko le dolía la cosita! Estaba a punto de llamar a los bomberos. Luego entendí qué estaba pasando: “cosita” realmente era japonés, estaba diciendo algo como “kushi itai,” que significa “me duele la espalda.” Okey. Tenía que quedarme. Una cosa es que este malentendido ocurra conmigo, y otra es que ocurra con los doctores. ¿Quién sabe qué le podría pasar? ¡No quiero ni imaginarlo!
Anyway, después de media hora los doctores se dignaron en mostrar la nariz. El intercambio fue lamentable.
- ¿Qué tienes?
- Me duele la barriga.
- Hmm…. ¿Qué has comido hoy?
- Nada, no he comido nada en todo el día.
- ¡Doh!
- …
- …
- …
- ¿Estás embarazada?
- No.
- ¡Doh!
- …
- ¿Has tomado algún medicamento esta semana?
- No.
- ¡Doh!
- …
- Pues no sé que tienes. Te haré unas pruebas, ¿vale?
Brutal el cuestionario. ¡Tan detallado! Se notaba que estos doctores eran arduos seguidores de ER, Dr House, Gray’s Anatomy o uno de esos.
Luego de varios tests, lo único que lograron decirle a Yoko es que no tenía hepatitis. Eso fue lamentable también. Yoko no entendía, así que el doctor se lo quiso decir en inglés. Le quería decir que no tenía el hígado inflamado, pero no sabía cómo traducir “inflamado.” Yo le sugería que usara “swollen,” pero no me hizo mucho caso. Al final llamó a otro doctor.
- Dile que no tiene el hígado inflamado.
- Your liver is fine.
Genial. Ahora el objetivo era lograr que los doctores se entendieran entre sí. ¡Tan profesionales como los bomberos! ¡Seguro que salen de parranda juntos!
Dos semanas después, Yoko aún no sabe qué tuvo. La internaron dos noches en la clínica, le hicieron mil pruebas… y lo único que le sacaron fueron 14 euros de alquiler del control remoto de la televisión. Además de los dos litros de sangre en tests sin sentido. ¡Y todo esto en una clínica privada! Por suerte para ellos, en un par de meses regresan a Japón, y podrán revisarla apropiadamente allá.
Es curioso cómo cada físico tiene miles de aventuras al moverse de un lugar al otro. Algunas trágicas, pero la mayoría no. Hacen que uno se sienta de alguna forma acompañado dentro de su pequeño vacío metaestable, al entender que existen otras personas en situaciones similares, adaptándose a nuevos mundos, teniendo experiencias únicas… pero eventualmente asentándose en algún sitio y teniendo finalmente una vida tranquila. A Takashi y Yoko les llegará muy pronto el momento de regresar, y la verdad es que se les va a extrañar por aquí.
Gambatte, Shimomura-sempai! Gambatte, Yoko-douno! Matta ashita!
Y esa persona a veces soy yo.
La primera emergencia por la que pasaron estos dos ocurrió el año pasado. Recuerdo estar viendo Wall-E con Alberto y Paola, cuando de repente recibí una llamada de Takashi. En inglés, me explicó que tenían una gotera en su casa (estaba lloviendo terriblemente), y no sabían qué hacer. Me dijo también que había tratado de conseguir ayuda con los vecinos, y que no había nadie más. Yo le dije que lo sentía mucho, pero que era domingo, y era imposible que consiguieran a alguien en Valencia para arreglar el problema. No había mucho más que hacer, así que colgamos.
Dos minutos después, la lluvia empeoró, y eventualmente Takashi me volvió a llamar. En el fondo, escuché el ruido de agua chorreando libremente, como si fuera una ducha. Órale. Takashi me dijo que tenían como tres baldes llenándose de agua, y que los tenían que cambiar cada cinco minutos. La verdad es que no sabía realmente qué decirle, pero en eso él me contó que había conseguido un número de teléfono de "emergencias domésticas," al cual se podía llamar para resolver esto. La verdad es que me sorprendí mucho, no sabía la existencia de semejante servicio en España. Me pidió que los llamara, por los motivos que ya expliqué antes. Así que le dije que lo haría.
Al colgar y ver el número que me había dado, me di cuenta que este número me era muy familiar. Me di cuenta entonces que Takashi me había dejado el número de "Emergencias," sí, ese número al cual llamas para decir que tu casa se incendia, que te has roto la pierna mientras le hacías maromas a tu perro, que un asesino semidesnudo te persigue con una motosierra... no para anunciar que tienes goteras en la casa. Obviamente era crucial presentar la situación de una forma más… dramática. Pensé unos momentos, y llamé.
La señora que me contestó fue bastante amable. Le dije que no sabía si realmente debía llamar a ese número, pero que no sabía a quién más llamar. Le conté de mi amigo japonés que no habla español y de sus goteras, pero hice énfasis en que tenía goteras a pesar que había otro piso encima suyo. Esto realmente podría ser urgente, si el chico tenía goteras, podría deberse a que el piso de encima estaba inundado. Y como los vecinos no estaban, el piso podría estar peligrosamente inundado, con riesgo a provocar cortocircuitos e incendios, sin que nadie se diera cuenta. Así que convertí las goteras en una inundación cataclísmica. 'Cha que debería escribir novelas mexicanas, ¿no?
Anyway, asunto arreglado. La señorita dijo que mandaría a alguien. Yo me tranquilicé, y seguí con Wall-E.
Dos minutos después, recibí otra llamada. Fue más o menos así:
- ¿Sí?
- ¡Buenas noches! Habla con la compañía de bomberos.
- ¡Ah! ¡Buenas noches!
- …
- …
- …
- …
- Bueno, ¿qué le ocurre?
- ¡Ah! ¡Sí! Llamé a Emergencias debido a (acá va la historia otra vez)
- Pero, ¿está Ud en el lugar del incidente?
- No, no, el chico me ha llamado porque no habla español, yo estoy en otro sitio.
- ¿No habla español?
- No.
- ¡Hombreee! ¡Entonces no nos vamos a entender!
- …
- Bueno, bueno, llamaré a su amigo y veremos…
Regresé a Wall-E. Pero por alguna razón no podían pasar más de dos minutos sin ser interrumpido por el teléfono. El Sr Bombero otra vez.
- ¿Si?
- ¡Buenas noches! Le habla el cuerpo de bomberos nuevamente.
- Buenas noches, ¿necesita algo más?
- Quería preguntarle sobre el piso de su amigo. ¿Sabe en que planta se encuentra?
- Hmmm… Me parece que es segunda… o tercera…
- ¿Y da a la calle?
- Sí, me parece que sí.
- ¿Y cree Ud que podríamos entrar por la ventana, Ud sabe, con nuestras escaleras?
En ese momento me imaginé al camión de bomberos irrumpiendo a toda velocidad en la calle Don Juan de Austria, con sirenas y todo, deteniéndose y desplegando su escalera, para que luego un bombero gigantesco provisto de un hacha épica la trepe y destruya la ventana, lanzándose dentro del piso de unos espantados Takashi y Yoko.... para resolver una gotera.
- Pues yo creo que sí sería posible, sí.
- Excelente, muchas gracias.
El desenlace fue menos espectacular de lo que imaginé. Takashi me contó que llegaron los bomberos, vieron las goteras, tocaron el techo con el dedo, y concluyeron: "Esto no se cae."
Luego se despidieron, sonrieron, y les instruyeron: "Si se cae nos llaman, ¿vale?"
Y ya está. Bomberos profesionales españoles en acción. No sé qué pasó con las goteras, pero definitivamente el servicio de emergencias no lo solucionó.
La segunda emergencia de estos dos es menos espectacular, pero algo más seria. Ocurrió hace dos semanas, mientras yo preparaba mi cena. Eran cerca de las 11:00 pm, cuando recibí una llamada de Takashi. Al contestar, me contó que Yoko estaba enferma, que tenía dolor de barriga, y que necesitaba ir al hospital. Él no la podía llevar, ya que se encontraba todavía en la universidad, en Burjassot (recuerden por favor que estábamos cerca de las 11:00 pm). Así que me pidió que la recogiera y la llevara a la clínica.
La verdad es que no le di mucha seriedad al asunto. Vamos, ¡un dolor de barriga! ¿Quién va a tomar eso en serio? Pero luego, al llegar a su casa y ver a la pobre Yoko con cara de pasa, con un dolor tan intenso que no podía caminar sin ayuda, y más blanca que turista inglés, pues le di un poco más de importancia al asunto.
En la clínica, Yoko terminó abandonada por los doctores en una camilla, por más o menos media hora. En ese intervalo de tiempo llegó Takashi, con una cara de preocupación digna de todo un japonés.
Luego que Takashi llegara a la clínica, consideré irme. Después de todo, no tenía mucho sentido que estuviera yo allí. Yoko hablaba español, y aunque estaba débil, podía hablar sin problemas. ¡Hasta bromeaba! Yo, por mi lado, tenía un pastel de choclo en plena preparación, y me olía que mis compañeros de piso no iban a estar muy contentos por el campo de batalla que había dejado en la cocina. No obstante, un intercambio de palabras con Yoko me convenció rápidamente de quedarme. Yoko, en su agonía, miró a Takashi y le dijo “cosita.” Luego me miró a mí y me dijo “me duele.”
Entenderán que mi escándalo no pudo ser mayor. ¡A Yoko le dolía la cosita! Estaba a punto de llamar a los bomberos. Luego entendí qué estaba pasando: “cosita” realmente era japonés, estaba diciendo algo como “kushi itai,” que significa “me duele la espalda.” Okey. Tenía que quedarme. Una cosa es que este malentendido ocurra conmigo, y otra es que ocurra con los doctores. ¿Quién sabe qué le podría pasar? ¡No quiero ni imaginarlo!
Anyway, después de media hora los doctores se dignaron en mostrar la nariz. El intercambio fue lamentable.
- ¿Qué tienes?
- Me duele la barriga.
- Hmm…. ¿Qué has comido hoy?
- Nada, no he comido nada en todo el día.
- ¡Doh!
- …
- …
- …
- ¿Estás embarazada?
- No.
- ¡Doh!
- …
- ¿Has tomado algún medicamento esta semana?
- No.
- ¡Doh!
- …
- Pues no sé que tienes. Te haré unas pruebas, ¿vale?
Brutal el cuestionario. ¡Tan detallado! Se notaba que estos doctores eran arduos seguidores de ER, Dr House, Gray’s Anatomy o uno de esos.
Luego de varios tests, lo único que lograron decirle a Yoko es que no tenía hepatitis. Eso fue lamentable también. Yoko no entendía, así que el doctor se lo quiso decir en inglés. Le quería decir que no tenía el hígado inflamado, pero no sabía cómo traducir “inflamado.” Yo le sugería que usara “swollen,” pero no me hizo mucho caso. Al final llamó a otro doctor.
- Dile que no tiene el hígado inflamado.
- Your liver is fine.
Genial. Ahora el objetivo era lograr que los doctores se entendieran entre sí. ¡Tan profesionales como los bomberos! ¡Seguro que salen de parranda juntos!
Dos semanas después, Yoko aún no sabe qué tuvo. La internaron dos noches en la clínica, le hicieron mil pruebas… y lo único que le sacaron fueron 14 euros de alquiler del control remoto de la televisión. Además de los dos litros de sangre en tests sin sentido. ¡Y todo esto en una clínica privada! Por suerte para ellos, en un par de meses regresan a Japón, y podrán revisarla apropiadamente allá.
Es curioso cómo cada físico tiene miles de aventuras al moverse de un lugar al otro. Algunas trágicas, pero la mayoría no. Hacen que uno se sienta de alguna forma acompañado dentro de su pequeño vacío metaestable, al entender que existen otras personas en situaciones similares, adaptándose a nuevos mundos, teniendo experiencias únicas… pero eventualmente asentándose en algún sitio y teniendo finalmente una vida tranquila. A Takashi y Yoko les llegará muy pronto el momento de regresar, y la verdad es que se les va a extrañar por aquí.
Gambatte, Shimomura-sempai! Gambatte, Yoko-douno! Matta ashita!
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Interacciones Interculturales,
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lunes, 1 de junio de 2009
Padova Revolutions
Dicen que una no es ninguna, y que no hay segunda sin tercera. Pues resulta que dijeron bien. Me encontré en Padova por tercera vez.
El viaje esta vez se debía a mi asistencia a la conferencia "Planck 2009." La idea era presentar un póster de mi trabajo, pero lo que más me llamaba la atención del viaje obviamente era ver a la gentita de Padova otra vez. Era también la última oportunidad que tenía de verlos a todos juntos. Alfredo regresará a México en Agosto, la Cazavampiros volverá a España en Setiembre, y Jae-hyeon se trasladará a Hamburgo ese mismo mes. Sólo se quedaría il Maestro. Así que nada, era ahora o nunca.
El viaje de ida a Padova fue curioso. Debido a los problemas con la porca Iberia en el viaje anterior, decidí volar en Alitalia. En el mismo check-in del aeropuerto de Valencia noté la diferencia: la gente no hacía cola, sino que se amontonaba alrededor del mostrador. Italianissimo. No había dejado España y ya sentía que estaba en Italia. ¡Se sentían buenos aires!
La llegada a Padova fue la muerte. Me encontré con Takashi, quien también iba a la conferencia, en el aeropuerto de Venezia. Tomamos el bus juntos, y fue genial, el viaje salió bastante ameno. Ahora bien, en el momento en que llegamos a Padova y bajamos del bus, empezó a llover. Literalmente, puse el pie en el suelo Padovano y cayó la primera gota. Claro, esta lluvia se terminó transformando en granizo, y Takashi y yo terminamos debajo de un árbol. Excelente el recibimiento, gracias Padova. Pero eso no es todo. Pasaron unos cinco minutos, y en eso apareció de la nada un hombre gigantesco de mal aspecto. Me empezó a hablar en italiano con un acento extraño, parecía brasilero... En fín, el hombre este se me acercó, me miró, y me dijo algo como:
- Io sono il braccio destro del signore.
Hmmm. El brazo derecho del señor... Genial.
Me quedé mirándolo por un rato, pensando que era el guardaespaldas de un capo mafioso o algo así. Sabía que no debía de decir nada, pero no me pude contener:
- Ehhhh.... di che signore?
- Di que signore? Il papa di Gesu!
- Ahhhhhh.... ese signore...
Se me hizo agüita. Me empezó a hablar de cuatro días de oscuridad y otras cosas que no le entendí. Y nosotros ahí, atrapados bajo el árbol con El Brazo Derecho Del Papá De Jesús, con una tormenta de granizo a nuestro alrededor. En eso, Takashi me dijo que se iba a otro lado, que el árbol no lo protegía y se estaba mojando. A mi parecer también se le hizo agüita. ¡Me iba a dejar sólo con El Brazo Derecho Del Papá De Jesús! Pero antes que le pudiera decir nada, Takashi fugó y me dejó con mi nuevo amigo.
Arigatou, Takashi-san.
Miré a El Brazo Derecho Del Papá De Jesús, miré la tormenta, volví a mirar a El Brazo Derecho Del Papá De Jesús, volví a mirar la tormenta... y dije ¡al diablo! Terminé empapado... pero por lo menos a salvo.
Anyway, luego de este evento las cosas se mantuvieron tranquilas. No obstante, tengo que confesar que la conferencia no me interesó tanto como debería. Estaba un poco frustrado, ya que yo quería presentar una charla, y no me lo permitieron. Me dieron sólo el chance de mostrar un póster (a nadie le interesan los pósters), y para colmo no habría sesión de pósters per-se, sino que sería una presentación on-line del trabajo de cada uno. O sea, recontra leído. Resulta que no tenían suficiente tiempo para permitir que todos den charla, ni suficiente espacio para colgar pósters de verdad. Me imagino perfectamente la situación, con un alumno entrando asustadísimo a la oficina de il Maestro:
- Maestro! Maestro! Abbiamo un problemo! Abbiamo 500 postulazioni per charli, ma solo a' 20 sessione disponibili!
- Ma, fratello... non a un problemo. Facciamo una sessione di poster, tutto arreglato!
- Ma, Maestro... como facciamo questo? Non abbiamo locazione disponibili per tanti poster!
- Fratello, fratello... non estressare. Facciamo la sessione di poster on-line! E' molto facile!
- On-line, Maestro?
- E' clarissimo, fratello... e sugerimo che il participanti discussi in privato il poster.
- Maestro, sei un mago! Un genio!
- E' per questo que io sono il Maestro, fratello....
Por otro lado, el viaje resultó una reunión social mucho mayor de la que esperaba. Además de los ya mencionados, en Padova se encontraban Lorenzo, Elisa, Zahara y Paolo (a quienes conozco de Valencia), Alex, Gerhart y Florian (de Würzburg), y la gente del departamento de física teórica de Padova... incluyendo, por supuesto, a il Maestro. Hasta había alguien de Cambridge, a quien nunca hablé durante mi estancia allá. Era raro, parecía que todas mis experiencias en Europa estaban manifestándose de alguna forma en esta ciudad. La verdad es que fue perfecto, a través de ellos he conocido gente de Italia, Japón, Corea y Alemania (en particular de Munich, donde me gustaría hacer el post-doc), así que siento que la conferencia fue bastante útil. La cena fue en el Palazzo da Raggione, espectacular, donde terminé sentado con Alex y otros físicos que no conocíamos, y donde descubrí el impacto que tengo en la gente: una física italiana no me reconoció diez minutos después que nos paramos de la mesa. Bravo.
El fin de semana fue brutal. Alfredo, Jae-hyeon, Elisa, Takashi, Alex, Isabel (una amiga de Alfredo) y yo salimos de juerga (la Cazavampiros aparentemente tenía una misión en Transilvania y nos dejó el jueves), y madre mía, me di cuenta que ¡se extraña la pachanga! Debo corregir esto urgentemente en Valencia...
- Maestro! Maestro! Abbiamo un problemo! La stanza disegnata e' molto calda e oscura!
- Ma fratello... non a un problemo. Guarda il muro, pero favore. Facciamo un bucco en questo muro, tutto arreglato!
- Ma Maestro... como soluzionamo il problemo de questa forma? Non capisco!
- Fratello, fratello... non estressare. Il bucco con il vento da la ventilazione, e' molto facile.
- Pero e' oscura!
- E' clarissimo, fratello... el bucco con il sole da la iluminazione.
- Maestro, sei un mago! Un genio!
- E' per questo que io sono il Maestro, fratello...
'Cha que voy a extrañar Padova. La verdad es que siento que este viaje me ha exorcizado de muchas cosas que me tenían estresado. Molto grazie, gente. Grazie Elisa por venir desde Vicenza, por el volumen y por reconocer que un chino efectivamente puede preparar la mejor piadina de Padova. Grazie Isabel por lo bailado, y por hacerme recordar cómo son las juergas en Perú. Grazie Tatiana, que aunque no estuviste aquí esta vez, fuiste recordada con cariño. Grazie Jae-hyeon, por ser tan sorprendente, por hablar inglés como italiano, cocinar como español y bailar como mexicano. Grazie Alicia por aguantarme, por permitir que te moleste, por defender el mundo de la amenaza de vampiros, por salir en la noche a pesar de la cantidad de trabajo, y por reirte de mi mala imitación de español carajillero. Y Alfredo... gracias por todo compadre. Grazie mille.
Pues nada. Será un hasta nunca, Padova, y un hasta siempre. Hasta nunca, porque sé que, aunque regrese, nunca será lo mismo sin toda esta gente. Y hasta siempre, porque aunque no vuelva, estará siempre presente en mi vida.
El viaje esta vez se debía a mi asistencia a la conferencia "Planck 2009." La idea era presentar un póster de mi trabajo, pero lo que más me llamaba la atención del viaje obviamente era ver a la gentita de Padova otra vez. Era también la última oportunidad que tenía de verlos a todos juntos. Alfredo regresará a México en Agosto, la Cazavampiros volverá a España en Setiembre, y Jae-hyeon se trasladará a Hamburgo ese mismo mes. Sólo se quedaría il Maestro. Así que nada, era ahora o nunca.
El viaje de ida a Padova fue curioso. Debido a los problemas con la porca Iberia en el viaje anterior, decidí volar en Alitalia. En el mismo check-in del aeropuerto de Valencia noté la diferencia: la gente no hacía cola, sino que se amontonaba alrededor del mostrador. Italianissimo. No había dejado España y ya sentía que estaba en Italia. ¡Se sentían buenos aires!
La llegada a Padova fue la muerte. Me encontré con Takashi, quien también iba a la conferencia, en el aeropuerto de Venezia. Tomamos el bus juntos, y fue genial, el viaje salió bastante ameno. Ahora bien, en el momento en que llegamos a Padova y bajamos del bus, empezó a llover. Literalmente, puse el pie en el suelo Padovano y cayó la primera gota. Claro, esta lluvia se terminó transformando en granizo, y Takashi y yo terminamos debajo de un árbol. Excelente el recibimiento, gracias Padova. Pero eso no es todo. Pasaron unos cinco minutos, y en eso apareció de la nada un hombre gigantesco de mal aspecto. Me empezó a hablar en italiano con un acento extraño, parecía brasilero... En fín, el hombre este se me acercó, me miró, y me dijo algo como:
- Io sono il braccio destro del signore.
Hmmm. El brazo derecho del señor... Genial.
Me quedé mirándolo por un rato, pensando que era el guardaespaldas de un capo mafioso o algo así. Sabía que no debía de decir nada, pero no me pude contener:
- Ehhhh.... di che signore?
- Di que signore? Il papa di Gesu!
- Ahhhhhh.... ese signore...
Se me hizo agüita. Me empezó a hablar de cuatro días de oscuridad y otras cosas que no le entendí. Y nosotros ahí, atrapados bajo el árbol con El Brazo Derecho Del Papá De Jesús, con una tormenta de granizo a nuestro alrededor. En eso, Takashi me dijo que se iba a otro lado, que el árbol no lo protegía y se estaba mojando. A mi parecer también se le hizo agüita. ¡Me iba a dejar sólo con El Brazo Derecho Del Papá De Jesús! Pero antes que le pudiera decir nada, Takashi fugó y me dejó con mi nuevo amigo.
Arigatou, Takashi-san.
Miré a El Brazo Derecho Del Papá De Jesús, miré la tormenta, volví a mirar a El Brazo Derecho Del Papá De Jesús, volví a mirar la tormenta... y dije ¡al diablo! Terminé empapado... pero por lo menos a salvo.
Anyway, luego de este evento las cosas se mantuvieron tranquilas. No obstante, tengo que confesar que la conferencia no me interesó tanto como debería. Estaba un poco frustrado, ya que yo quería presentar una charla, y no me lo permitieron. Me dieron sólo el chance de mostrar un póster (a nadie le interesan los pósters), y para colmo no habría sesión de pósters per-se, sino que sería una presentación on-line del trabajo de cada uno. O sea, recontra leído. Resulta que no tenían suficiente tiempo para permitir que todos den charla, ni suficiente espacio para colgar pósters de verdad. Me imagino perfectamente la situación, con un alumno entrando asustadísimo a la oficina de il Maestro:
- Maestro! Maestro! Abbiamo un problemo! Abbiamo 500 postulazioni per charli, ma solo a' 20 sessione disponibili!
- Ma, fratello... non a un problemo. Facciamo una sessione di poster, tutto arreglato!
- Ma, Maestro... como facciamo questo? Non abbiamo locazione disponibili per tanti poster!
- Fratello, fratello... non estressare. Facciamo la sessione di poster on-line! E' molto facile!
- On-line, Maestro?
- E' clarissimo, fratello... e sugerimo che il participanti discussi in privato il poster.
- Maestro, sei un mago! Un genio!
- E' per questo que io sono il Maestro, fratello....
Por otro lado, el viaje resultó una reunión social mucho mayor de la que esperaba. Además de los ya mencionados, en Padova se encontraban Lorenzo, Elisa, Zahara y Paolo (a quienes conozco de Valencia), Alex, Gerhart y Florian (de Würzburg), y la gente del departamento de física teórica de Padova... incluyendo, por supuesto, a il Maestro. Hasta había alguien de Cambridge, a quien nunca hablé durante mi estancia allá. Era raro, parecía que todas mis experiencias en Europa estaban manifestándose de alguna forma en esta ciudad. La verdad es que fue perfecto, a través de ellos he conocido gente de Italia, Japón, Corea y Alemania (en particular de Munich, donde me gustaría hacer el post-doc), así que siento que la conferencia fue bastante útil. La cena fue en el Palazzo da Raggione, espectacular, donde terminé sentado con Alex y otros físicos que no conocíamos, y donde descubrí el impacto que tengo en la gente: una física italiana no me reconoció diez minutos después que nos paramos de la mesa. Bravo.
El fin de semana fue brutal. Alfredo, Jae-hyeon, Elisa, Takashi, Alex, Isabel (una amiga de Alfredo) y yo salimos de juerga (la Cazavampiros aparentemente tenía una misión en Transilvania y nos dejó el jueves), y madre mía, me di cuenta que ¡se extraña la pachanga! Debo corregir esto urgentemente en Valencia...
Además de la fiesta, el fin de semana destacó por el típico viaje con Alfredo a un rincón de Italia. Terminamos yendo al pueblo de Elisa, Vicenza, y estuvimos unas cinco horas subiendo y bajando las calles, hasta no dejar ningún rincón desconocido. Conocimos la existencia del gran arquitecto Andrea Palladio, que no estoy seguro qué hizo, pero que es el orgullo de Vicenza. Entre las características de su estilo, aparentemente destaca el poner agujeros gigantes en los muros para que entre luz y esté todo fresco. Algo así como una ventana sin cristal. Grande, Palladio. Me imagino la situación, con el discípulo entrando asustadísimo a su oficina:
- Maestro! Maestro! Abbiamo un problemo! La stanza disegnata e' molto calda e oscura!
- Ma fratello... non a un problemo. Guarda il muro, pero favore. Facciamo un bucco en questo muro, tutto arreglato!
- Ma Maestro... como soluzionamo il problemo de questa forma? Non capisco!
- Fratello, fratello... non estressare. Il bucco con il vento da la ventilazione, e' molto facile.
- Pero e' oscura!
- E' clarissimo, fratello... el bucco con il sole da la iluminazione.
- Maestro, sei un mago! Un genio!
- E' per questo que io sono il Maestro, fratello...
'Cha que voy a extrañar Padova. La verdad es que siento que este viaje me ha exorcizado de muchas cosas que me tenían estresado. Molto grazie, gente. Grazie Elisa por venir desde Vicenza, por el volumen y por reconocer que un chino efectivamente puede preparar la mejor piadina de Padova. Grazie Isabel por lo bailado, y por hacerme recordar cómo son las juergas en Perú. Grazie Tatiana, que aunque no estuviste aquí esta vez, fuiste recordada con cariño. Grazie Jae-hyeon, por ser tan sorprendente, por hablar inglés como italiano, cocinar como español y bailar como mexicano. Grazie Alicia por aguantarme, por permitir que te moleste, por defender el mundo de la amenaza de vampiros, por salir en la noche a pesar de la cantidad de trabajo, y por reirte de mi mala imitación de español carajillero. Y Alfredo... gracias por todo compadre. Grazie mille.
Pues nada. Será un hasta nunca, Padova, y un hasta siempre. Hasta nunca, porque sé que, aunque regrese, nunca será lo mismo sin toda esta gente. Y hasta siempre, porque aunque no vuelva, estará siempre presente en mi vida.
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Encuentros,
Padova
domingo, 10 de mayo de 2009
Algunas Cosas Heredadas
Aprovechando que hoy se celebra el Día de la Madre en Perú, quería comentar sobre aquellas cosas curiosas que heredamos de los padres. Creo que es imposible negar que, querámoslo o no, las personas que nos criaron nos transmiten mucho más de lo que ellos planean transmitir. O a veces más de lo que a ellos les gustaría.
Por ejemplo, de mi madre creo haber heredado alguna noción sobre la correcta distribución de objetos dentro de un espacio particular. Permitanme explicarme. Desde que cumplí 15 años de edad, mi madre redecoró-reorganizó-reconstruyó la casa donde vivíamos constantemente. En muchos momentos fue exasperante, ya que justo cuando tenía que estudiar para algún examen, había alguien martillando o taladrando alguna pared. No obstante, con todo esto estoy seguro que aprendí a colocar muebles, iluminar habitaciones, escoger cuadros que combinen... o sea, decorar interiores. Ay sí, hija, otro día te cuento más.
Por supuesto, la gente que ha visto mi habitación en Valencia no estará de acuerdo, pero esto es porque no tengo tiempo ni dinero pa buscar cuadros o posters apropiados. Pero debo confesar que sufro al ver todos los días esas paredes blancas y sin gracia. ¡Algún día cambiaré las cosas ahí!
Por el lado de mi padre, queda claro que he heredado su frondosa cabellera. Pero también estoy seguro que este afán que tengo de armar un doctorado en física teórica cuando regrese a Perú está conectado de alguna manera con el hecho de que mi padre haya fundado un colegio. De forma subconsciente claro, pero seguro que algo hay.
Ahora, ¿de dónde ha venido toda esta reflexión? Todo esto empezó hace un par de días, cuando decidí cocinar mi ultra-famoso pastel de papa relleno de carne (¡recetario Nicolini corazón!). La preparación empezó muy bien, tuve listo el puré en poco tiempo, combinado con yemas de huevo y las especias respectivas. Luego pasé a freír cebollas, agregando tomate y condimentos. En el momento de agregar la carne fue que todo el desastre comenzó. Al desempacar la carne molida, descubrí que estaba negra, emanando un extraño fluido viscoso.
Puaj.
Era de esperarse. Esa carne la debía haber preparado un lunes, y ya era jueves. Mal jugado. No obstante, se me ocurrió que sería posible salvar el pastel. Había salvado de alguna forma el fetuccini a lo Alfredo, el año pasado ayudé a salvar la comida que Esther quemó, digo, cocinó para la Mari, Guilherme y para mi, y hace un mes logré salvar mi hiper-guiso de lentejas, cuando no me di cuenta que las lentejas del fondo se habían quemado. El hecho de que la carne se hubiera malogrado no debía ser un problema muy serio. ¡Tenía confianza en mi mismo!
Fue entonces que estas cosas que uno hereda de los padres me jugó una mala pasada. Resulta que en mi casa mi madre siempre compraba exactamente lo necesario. Cuando quería invitar a algún amigo a comer a mi casa se pasaba por un trámite terrible. No había suficientes presas de pollo, o no había suficiente espinaca, o no quedaban frejoles. Debía avisar con una semana de anticipación. Al final mi madre (o mejor dicho, Ycela, mi heroína en la cocina) siempre lograba ajustar el menú, y la persona invitada podía comer. Pero Dios mío, ¡qué estrés invitar a alguien!
En fin, regresando a la historia, ese día descubrí que he heredado la costumbre de comprar exactamente lo que necesito. Cuando se malogró la carne, abrí mi armario en busca de algo que la reemplazara.
Corn-flakes.... no.
Lúcuma deshidratada... no.
En el armario no estaba la solución. Abrí el refrigerador.
Mayonesa... no.
Jugo de naranja... no.
Leche... no.
Yogurt... mejor no.
La solución tampoco estaba en el refrigerador. Mi única esperanza estaba en el freezer.
Helado (obvio)... no.
Croquetas de pollo congeladas... hmmmmmmm....
En fin. No tenía opción. Agarré las croquetas, las freí, las apané, y las usé pa rellenar el pastel.
¿Resultado? Desastre. Total. Resulta que ocho croquetas de pollo no son suficientes pa reemplazar medio kilo de carne. Pequeño detalle. Terminé con un contenedor gigante de puré de papa con pedacitos de tomate, cebolla y croquetas de pollo. Genial.
Anyway, como siempre es bueno meditar y reflexionar sobre todo lo que ocurre en la vida, en vez de culpar a mi madre por haberme hecho heredar este hábito y arruinarme el pastel, pensé en todas aquellas cosas que los padres transmiten, y que nos hacen quienes somos. De una forma u otra, estas características que nos hacen seres humanos únicos y que creemos que nos definen tienen su origen en los más mínimos detalles de las personas con quienes crecimos. Estoy seguro que si nos diéramos suficiente tiempo, muchos de nosotros seríamos capaces de encontrar la influencia de los padres en prácticamente todo aspecto de nuestras vidas.
Así que ya saben a quién agradecer, o a quién culpar. Yo agradezco, a los dos, y mucho.
Pues nada. Aprovecho pa saludar a las madres allá afuera por su día. Pasenla bravazo. Y como no creo escribir un post similar en el futuro cercano, mando de paso un saludo adelantado por el día del padre, miren, así de bestia soy.
Y si alguien quiere un poco de pastel de papa, avísenme, nadie en mi piso quiso comerlo, y me sobra un huevo.
Por ejemplo, de mi madre creo haber heredado alguna noción sobre la correcta distribución de objetos dentro de un espacio particular. Permitanme explicarme. Desde que cumplí 15 años de edad, mi madre redecoró-reorganizó-reconstruyó la casa donde vivíamos constantemente. En muchos momentos fue exasperante, ya que justo cuando tenía que estudiar para algún examen, había alguien martillando o taladrando alguna pared. No obstante, con todo esto estoy seguro que aprendí a colocar muebles, iluminar habitaciones, escoger cuadros que combinen... o sea, decorar interiores. Ay sí, hija, otro día te cuento más.
Por supuesto, la gente que ha visto mi habitación en Valencia no estará de acuerdo, pero esto es porque no tengo tiempo ni dinero pa buscar cuadros o posters apropiados. Pero debo confesar que sufro al ver todos los días esas paredes blancas y sin gracia. ¡Algún día cambiaré las cosas ahí!
Por el lado de mi padre, queda claro que he heredado su frondosa cabellera. Pero también estoy seguro que este afán que tengo de armar un doctorado en física teórica cuando regrese a Perú está conectado de alguna manera con el hecho de que mi padre haya fundado un colegio. De forma subconsciente claro, pero seguro que algo hay.
Ahora, ¿de dónde ha venido toda esta reflexión? Todo esto empezó hace un par de días, cuando decidí cocinar mi ultra-famoso pastel de papa relleno de carne (¡recetario Nicolini corazón!). La preparación empezó muy bien, tuve listo el puré en poco tiempo, combinado con yemas de huevo y las especias respectivas. Luego pasé a freír cebollas, agregando tomate y condimentos. En el momento de agregar la carne fue que todo el desastre comenzó. Al desempacar la carne molida, descubrí que estaba negra, emanando un extraño fluido viscoso.
Puaj.
Era de esperarse. Esa carne la debía haber preparado un lunes, y ya era jueves. Mal jugado. No obstante, se me ocurrió que sería posible salvar el pastel. Había salvado de alguna forma el fetuccini a lo Alfredo, el año pasado ayudé a salvar la comida que Esther quemó, digo, cocinó para la Mari, Guilherme y para mi, y hace un mes logré salvar mi hiper-guiso de lentejas, cuando no me di cuenta que las lentejas del fondo se habían quemado. El hecho de que la carne se hubiera malogrado no debía ser un problema muy serio. ¡Tenía confianza en mi mismo!
Fue entonces que estas cosas que uno hereda de los padres me jugó una mala pasada. Resulta que en mi casa mi madre siempre compraba exactamente lo necesario. Cuando quería invitar a algún amigo a comer a mi casa se pasaba por un trámite terrible. No había suficientes presas de pollo, o no había suficiente espinaca, o no quedaban frejoles. Debía avisar con una semana de anticipación. Al final mi madre (o mejor dicho, Ycela, mi heroína en la cocina) siempre lograba ajustar el menú, y la persona invitada podía comer. Pero Dios mío, ¡qué estrés invitar a alguien!
En fin, regresando a la historia, ese día descubrí que he heredado la costumbre de comprar exactamente lo que necesito. Cuando se malogró la carne, abrí mi armario en busca de algo que la reemplazara.
Corn-flakes.... no.
Lúcuma deshidratada... no.
En el armario no estaba la solución. Abrí el refrigerador.
Mayonesa... no.
Jugo de naranja... no.
Leche... no.
Yogurt... mejor no.
La solución tampoco estaba en el refrigerador. Mi única esperanza estaba en el freezer.
Helado (obvio)... no.
Croquetas de pollo congeladas... hmmmmmmm....
En fin. No tenía opción. Agarré las croquetas, las freí, las apané, y las usé pa rellenar el pastel.
¿Resultado? Desastre. Total. Resulta que ocho croquetas de pollo no son suficientes pa reemplazar medio kilo de carne. Pequeño detalle. Terminé con un contenedor gigante de puré de papa con pedacitos de tomate, cebolla y croquetas de pollo. Genial.
Anyway, como siempre es bueno meditar y reflexionar sobre todo lo que ocurre en la vida, en vez de culpar a mi madre por haberme hecho heredar este hábito y arruinarme el pastel, pensé en todas aquellas cosas que los padres transmiten, y que nos hacen quienes somos. De una forma u otra, estas características que nos hacen seres humanos únicos y que creemos que nos definen tienen su origen en los más mínimos detalles de las personas con quienes crecimos. Estoy seguro que si nos diéramos suficiente tiempo, muchos de nosotros seríamos capaces de encontrar la influencia de los padres en prácticamente todo aspecto de nuestras vidas.
Así que ya saben a quién agradecer, o a quién culpar. Yo agradezco, a los dos, y mucho.
Pues nada. Aprovecho pa saludar a las madres allá afuera por su día. Pasenla bravazo. Y como no creo escribir un post similar en el futuro cercano, mando de paso un saludo adelantado por el día del padre, miren, así de bestia soy.
Y si alguien quiere un poco de pastel de papa, avísenme, nadie en mi piso quiso comerlo, y me sobra un huevo.
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domingo, 12 de abril de 2009
El Jueguito de Semana Santa
Hace ya varios años seguí un "jueguito" personal en Semana Santa. Lo habré hecho una o dos veces en toda mi vida, ya que no es posible repetirlo con las mismas personas.
Era muy sencillo, básicamente compraba huevitos de chocolate y, sin que nadie supiera, los repartía alrededor de la casa. Luego "encontraba" uno, y le preguntaba a mi mamá, por ejemplo, si es que había sido ella quien repartió los huevitos. Ella decía que no, encontraba alguno, y entonces asumíamos que habían sido escondidos por mi papá. Al preguntarle, el decía que no, probablemente encontrando algún otro huevito por la casa. Culpábamos entonces a mi hermano, quien eventualmente se negaba. En ese momento se ponía divertido el asunto, ya que nos dábamos cuenta que alguien estaba mintiendo.
Al final de la mañana, yo no me aguantaba la risa, y mi culpabilidad en el asunto de los huevitos era revelada.
En fin, este año decidí volver a jugar este "jueguito." Compré cuatro huevos de chocolate Kinder, esos que vienen con sorpresa adentro. El sábado, llegué a casa como a las 3:30 am (si pes, de vez en cuando hay que salir de juerga), y escondí los huevitos en los estantes de la cocina. Dos para la Mari y Guilherme, uno para la Belga, y otro para mí.
En la mañana siguiente fui el primero en despertar. Al salir la Belga de su habitación, le pregunté si ella había dejado el huevito de chocolate en mi estante, y claro, me dijo que no. Creo que no entendió muy bien lo que le había preguntado, porque tuve que hacerle énfasis en el asunto y preguntarle si es que no había encontrado un huevito en su estante. Al darse cuenta que yo tenía un huevito inesperado, se emocionó y buscó en su estante, y efectivamente, ahí estaba. Debía haber sido idea de la Mari, que buena la Mari, vamos a agradecerle cuando se despierte.
Al salir la Mari, lo mismo. Tampoco entendió bien el asunto, y tuve que hacerle énfasis en "¿No tendrás tu también algún huevito?" Abrió su estante, vio los dos huevitos, y dijo "¡Ah, mira, habrá sido Guilherme!"
El plan funcionaba perfectamente.
En fin, Guilherme no despertó hasta las cinco de la tarde, así que hubo que postergar el juego un rato. Salimos los tres a ver un desfile, dejando a Guilherme durmiendo en casa, y cada uno regresó por separado a casa. Primero la Mari, luego yo, y finalmente la Belga.
Al llegar a casa, subiendo por el ascensor, ya estaba planeando el asunto. Al negarse Guilherme a ser el autor de los regalos, le echaría la culpabilidad a la Belga. Luego esperaría a que ella llegara y vería el desarrollo del asunto, probablemente le pasaría la pelota a la Mari. Anyway, subí al piso, entré, y encontré a la Mari y a Guilherme en la sala, tirados en el sofá. Después de saludar, le agradecí a Guilherme por los huevitos.
El respondió: "De nada."
Fue entonces que me quedé frío. ¿Había escuchado bien? ¡El plan no estaba funcionando como debería! Pero no, fácil él no me había entendido, después de todo, ni la Belga ni laMari entendieron bien a lo que me refería. Podría ser que simplemente había escuchado el "gracias" y respondió con un "de nada" por inercia.
No obstante, la Belga regresó. Y ocurrió lo mismo: "¡Muchas gracias, Guilherme, por los huevitos de chocolate!"
Él respondió: "No, no es nada."
'Cha mare!
Y ahora... ¿cómo sigo con el jueguito?
Era muy sencillo, básicamente compraba huevitos de chocolate y, sin que nadie supiera, los repartía alrededor de la casa. Luego "encontraba" uno, y le preguntaba a mi mamá, por ejemplo, si es que había sido ella quien repartió los huevitos. Ella decía que no, encontraba alguno, y entonces asumíamos que habían sido escondidos por mi papá. Al preguntarle, el decía que no, probablemente encontrando algún otro huevito por la casa. Culpábamos entonces a mi hermano, quien eventualmente se negaba. En ese momento se ponía divertido el asunto, ya que nos dábamos cuenta que alguien estaba mintiendo.
Al final de la mañana, yo no me aguantaba la risa, y mi culpabilidad en el asunto de los huevitos era revelada.
En fin, este año decidí volver a jugar este "jueguito." Compré cuatro huevos de chocolate Kinder, esos que vienen con sorpresa adentro. El sábado, llegué a casa como a las 3:30 am (si pes, de vez en cuando hay que salir de juerga), y escondí los huevitos en los estantes de la cocina. Dos para la Mari y Guilherme, uno para la Belga, y otro para mí.
En la mañana siguiente fui el primero en despertar. Al salir la Belga de su habitación, le pregunté si ella había dejado el huevito de chocolate en mi estante, y claro, me dijo que no. Creo que no entendió muy bien lo que le había preguntado, porque tuve que hacerle énfasis en el asunto y preguntarle si es que no había encontrado un huevito en su estante. Al darse cuenta que yo tenía un huevito inesperado, se emocionó y buscó en su estante, y efectivamente, ahí estaba. Debía haber sido idea de la Mari, que buena la Mari, vamos a agradecerle cuando se despierte.
Al salir la Mari, lo mismo. Tampoco entendió bien el asunto, y tuve que hacerle énfasis en "¿No tendrás tu también algún huevito?" Abrió su estante, vio los dos huevitos, y dijo "¡Ah, mira, habrá sido Guilherme!"
El plan funcionaba perfectamente.
En fin, Guilherme no despertó hasta las cinco de la tarde, así que hubo que postergar el juego un rato. Salimos los tres a ver un desfile, dejando a Guilherme durmiendo en casa, y cada uno regresó por separado a casa. Primero la Mari, luego yo, y finalmente la Belga.
Al llegar a casa, subiendo por el ascensor, ya estaba planeando el asunto. Al negarse Guilherme a ser el autor de los regalos, le echaría la culpabilidad a la Belga. Luego esperaría a que ella llegara y vería el desarrollo del asunto, probablemente le pasaría la pelota a la Mari. Anyway, subí al piso, entré, y encontré a la Mari y a Guilherme en la sala, tirados en el sofá. Después de saludar, le agradecí a Guilherme por los huevitos.
El respondió: "De nada."
Fue entonces que me quedé frío. ¿Había escuchado bien? ¡El plan no estaba funcionando como debería! Pero no, fácil él no me había entendido, después de todo, ni la Belga ni laMari entendieron bien a lo que me refería. Podría ser que simplemente había escuchado el "gracias" y respondió con un "de nada" por inercia.
No obstante, la Belga regresó. Y ocurrió lo mismo: "¡Muchas gracias, Guilherme, por los huevitos de chocolate!"
Él respondió: "No, no es nada."
'Cha mare!
Y ahora... ¿cómo sigo con el jueguito?
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