miércoles, 29 de marzo de 2017

Gota a gota


https://flic.kr/p/f4kaA8Estas dos semanas han sido terribles para el Perú. Supongo que habrán visto las noticias, pero el norte del país colapsó, con lluvias, huaycos e inundaciones.


Por supuesto, los limeños no nos podíamos quedar atrás, el desastre debía llegar a nosotros también. Y sí, una gran zona de Lima tuvo lluvias, huaycos e inundaciones también. A otra zona no le pasó nada relevante, pero bueno, como es la zona en la que vivo, pues vamos a contar qué pasó.

Más o menos una semana después de que empezamos a darnos cuenta de que los desastres que estaban ocurriendo no eran los típicos desastres que golpean al país cada año, salió una advertencia: Lima se quedaría sin agua.

La verdad es que no le di mucha importancia al tema del agua. En ese momento, estaba más preocupado en los rollos burrocráticos de un curso que estoy dictando. Incluso, cuando decidieron cerrar la universidad el jueves 16, yo no me hice muchas bolas, y seguí trabajando desde casa.

Por supuesto, cuando uno está en casa tiende a divagar un poco más de lo normal, y terminé conversando bastante en Facebook. Y curiosamente, varias personas me dijeron que no tenían agua desde el miércoles 15. Incluso escuché que la histeria se había apoderado de un sector de la población limeña, y que habían comprado masivamente toda el agua de los supermercados. Me pareció curioso, abrí el caño, vi que había agua, y no me hice bolas.

La noche del viernes 17 salí con unos amigos, y al regresar, oh sorpresa, no había agua. Nuevamente no le di mucha importancia, revisé el Twitter de Sedapal, y comprobé que el agua sería restablecida al día siguiente, a las 6:00 am. Perfecto.

El sábado 18 me desperté temprano. La novia regresaba ese día de sus vacaciones, y me había pedido que la recoja del aeropuerto. Decidí tomarme una ducha, y miren ustedes, no había agua. El Twitter decía que había caído tres huaycos de manera inesperada, y que el servicio se restablecería a las 14:00. Cha mare, a recibirla apestoso, ni modo. Por si acaso, compré las últimas tres botellitas de agua en la tienda de al frente.

Tomé el bus al aeropuerto, y en el camino vi mucha gente en la calle haciendo cola, con baldes y contenedores. Me di cuenta que la situación era más seria de lo que pensaba, y que haber estado encerrado en casa trabajando tal vez no fue la mejor de las ideas.

Anyway, llegó la novia, quien no estaba muy enterada de la situación, y regresamos a casa. Decidimos salir a almorzar, y dar una vuelta, y al volver a casa a las 16:00, pues todavía no había agua. Resulta que el agua demora unas ocho horas en llenar todo el sistema de la ciudad, una vez que se restablece el servicio, así que... era posible que tuviéramos que esperar hasta las 22:00.

Fue entonces que me di cuenta de la gravedad de la situación. Lamentablemente, la novia no lo había hecho aún, y se tomó dos de las tres botellitas de agua que había comprado. Crisis conyugal.

Así que decidí hacer lo que cualquier persona cuerda haría en esta situación: llamar a mamá.

- "Mamaaaaa, ¿tienes aguaaaa?"
- "Si, claro, ¿ustedes no?"
- "No, desde ayer."
- "Nosotros tenemos una cisterna grande."
- "¿Y te sobran botellones de agua?"
- "Bueno, tengo dos, pero no te puedo dar ninguno, que acá en la casa consumimos mucha agua."

 Cha mare.

https://flic.kr/p/dVAmUU

- "Mamaaaaa, ¿y puedo ir a recolectar agua de caño?"
- "Sí, por supuesto, trae tus botellas y las llenamos."

Así que manos a la obra. Mira, que ese yogur está casi acabado, vamos a tomarlo para usar su botella, son dos litros después de todo. ¿Y este vino? Ya está malo, al caño, mira, podemos almacenar poco más de medio litro por acá. Esta botella de Schweppes que estaba en el reciclaje, hay que usarla, vamos, con esto casi cuatro litros. Y así.

Nos trajimos bastante agua esa vez. Y por supuesto, apenas la conseguimos, el agua regresó... pero por diez minutos. Suficiente para ducharse y jalar los waters.

El domingo 19 fue similar, con la novia dándose cuenta de la posibilidad de no tener agua hasta Navidad. Nos preocupamos. Jalábamos el water con el agua recolectada del sábado, y ni pensar en lavar la ropa. Nos dimos cuenta de la cantidad de agua que usamos diariamente, y la infinidad de maneras de ahorrarla. Claro, algunas de esas maneras no son muy agradables, pero supongo que uno se acostumbra.

Esa noche, tuvimos agua por un par de horas. El edificio implantó un programa de racionamiento, tendríamos agua por dos horas en la mañana, dos horas en la tarde, y dos horas en la noche. El resto del tiempo, a recolectar lo recolectable.

El lunes 20 en la mañana, es sistema funcionó. Tuvimos agua para ducharnos, lavar platos, jalar waters. En la tarde también. Confiado, esa noche decidí ir normalmente a mi clase de aikido, hacer ejercicio y sudar un poco. Total, las cosas estaban más aceptables, y más tarde habría agua, ¿no?

Pues no.

Y en la mañana del martes 21 tampoco.

Cha mare....