miércoles, 28 de febrero de 2018

Otro Gato

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Sí, señores. Nuevamente tengo un gato compartiendo mis días.

Se llama Iñaki. Y no, nosotros no le pusimos ese nombre. Es un gato prestado.

Resulta que este chico español y esta chica búlgara adoptaron a Iñaki mientras vivían en Lima. No obstante, en el momento de regresar a las Europas, la pareja descubrió que es complicado sacarle visa a cualquier ser vivo con nacionalidad peruana. Así que Iñaki se tuvo que quedar en Perú por unos meses más, mientras regularizaba su situación.

¿Cómo llego al depa? Cosas de la novia. Pero ya van dos meses que tenemos al gato.

Lamentablemente, empezamos con crisis. Esta ocurrió durante mi viaje a Chile. Yo no sé qué habrá pasado, pero el gato terminó atacando a la novia. Sí, atacando de verdad, con colmillos y garras causando cicatrices, y la novia en el hospital.

Mi novia dice que ella le maulló raro, y que el gato malinterpretó sus intenciones. Otros dicen que seguramente la novia le habló de política. No sé, ambas explicaciones me parecen plausibles. Lo real es que el gato atacó, menos de una semana después de llegar a casa.

Preocupante. Por suerte, hasta ahora no se repite.

Ahora, un feature conveniente que tienen los gatos es que entierran su... ejem... caca. Tienen su arenita, hacen sus cosas encima, y la tapan. Siempre me ha parecido muy civilizado de ellos, y creo que le haría bien a muchas personas  aprender de ellos, especialmente cuando están en la calle. Anyway, los gatos normalmente entierran sus deshechos, y eso está bien.

El caso de Iñaki... pues es curioso. Sí, como todos los gatos, hacen sus cosas encima de su arenita, pero luego parece que no tiene muy claro con qué la tiene que tapar. Porque claro, él no va a tocar esa arena llena de pichi, no señor, él es un gato limpio. Así que se pone a raspar las paredes de su porta-arena (o como se llame esa vaina), haciendo un ruido bastante pesado, a ver si milagrosamente aparece algo que tape sus pestilencias.

Y claro, no aparece nada, y sus deshechos se quedan por ahí. Yummy. Afortunadamente, los verdaderos dueños de Iñaki le pusieron un techito y una puertita a su porta-arena, así que los olores se quedan adentro. De lo que no nos salvamos es del ruido que hace cada vez que va al baño, especialmente cuando decide hacerlo a las 3:00 am.

Por el lado de las despertadas en la mitad de la noche, la verdad es que Iñaki normalmente se porta bien. Nos despierta a las 5:00, ya que le damos de comer siempre a las 6:00, y quiere asegurarse de que no se nos pase. Pero no es tan grave, especialmente porque este año me estoy despertando normalmente a las 5:30 (ya les contaré por qué en otro momento).

Eso sí, no es grave siempre que ocurra durante semana. Si ocurre el fin de semana, la solución normal es la de encerrarlo en el baño (no tenemos puertas en el dormitorio). Porque ay de nosotros si es que no lo alimentamos a tiempo. Se molesta, y empieza a lanzar cosas al piso. Ya perdimos un vaso, y últimamente le está echando ojo a la lámpara de la novia. Chesss....

Pero bueno, a pesar de esto que les cuento, Iñaki realmente se porta bien. Como todos los gatos, da mucha risa, y alegra el depa. ¡Lo vamos a extrañar cuando se vaya!