jueves, 26 de noviembre de 2009

Domingo, Día de Descanso


Este es medio aburrido, pero no puedo dejar de contarlo.

El teléfono sonó a las 8:00 am, con El Gato Volador, pa' variar. Tardé un poco en recobrar mi identidad, en identificar la realidad correcta, y arrastrarme fuera de la cama. Era un "número desconocido," lo que significaba que la llamada muy probablemente era de Perú.

Inicialmente no reconocí quién me llamaba. Había música en el fondo, parecía un juergón. Eventualmente, dentro de la confusión, noté que era mi padre, y que me estaba agradeciendo algo.

Mi conciencia eventualmente se dio cuenta que debía actuar. Recordé que ese día se celebraban los 25 años del colegio. Para conmemorarlo, una madre de familia había grabado un video para mi padre, y nos había pedido a mi hermano y a mi, junto con varios profesores, otros padres de familia, trabajadores y alumnos, que grabáramos un testimonio sobre la labor de mi padre en el colegio. Y parecía que le había gustado lo que dije. Desafortunadamente, mi conciencia no logró activarse plenamente, y sólo logré emitir un ronco "Ajá, qué bueno que te haya gustado... sí, estaba durmiendo... no, no te preocupes, diviértanse mucho..." Creo que pa' cuando colgué, ya me había vuelto a dormir.

La razón por mi cansancio se debía a que la noche anterior había sido la despedida de Catalina, una de las cuatro mejores amigas que tengo aquí en Valencia. Ella partía el lunes siguiente a Lisboa, así que el sábado se hizo cena y demás. Terminé durmiendo a las 3:30 am, así que una llamada a las 8:00 am era medio fatal para mí.

Desperté nuevamente a las 11:00 am. ¡Cha mare! Se suponía que ese día iba a ayudar a Catalina a empacar sus cosas. Inmediatamente miré mi celular, a ver si tenía un mensaje. Y sí lo tenía, pero no de Catalina. Era de Esther (suena un tambor, o algo pa' marcar suspenso, pe).

Lo que siguió fue como una búsqueda del tesoro. Esther me pedía que entrara a Facebook, donde me había dejado un mensaje. Al levantarme y entrar al sitio en cuestión, lei su mensaje: Esther estaba en el aeropuerto, camino a Finlandia, y sin querer había dejado las llaves de su casa colgadas en la puerta, de forma que cualquier extraño podía entrar. Sí, con esto ya se imaginan lo organizadísima que es Esther. Y eso que lleva agenda (seguro que se olvidó apuntar "Sacar las llaves de la puerta.").

Whatever. Mi misión era recuperar las llaves. Grande. Me levanté, me duché y tomé desayuno. Llamé a Catalina, y descubrí que todavía no estaba 100% organizada. Chévere, me daba tiempo de ir donde Esther. Llegué al edificio, toqué un timbre al azar, y me inventé un cuento pa' que me dejaran pasar. Y no funcionó. Evidentemente.

Cha mare. Y eso que mi cuento era bueno. Luego me dijeron que lo que había fallado era que me había disculpado, y que había dicho "Buenos días"... España es distinta.

Luego de cinco minutos de espera, bajó una ancianita, aparentemente yendo a misa. La verdad es que cuando abrió la puerta tuve que combatir un impulso de lanzarla a la calle y meterme a lo bestia dentro del edificio. Afortunadamente logré controlarme, y tan sólo le dije "Voy al número 4" mientras ella, confusa, no decidía si olvidarse del asunto o llamar a gritos a la policía. Hizo lo primero, y logré escabullirme adentro.

Habiendo recuperado las llaves, y logrando controlar las ganas de meterme al piso de Esther y descubrir sus más perversos secretos, regresé a casa. Veinte minutos después, por internet, ofrecí su piso en alquiler como prostíbulo (todavía tengo las llaves, por si hay algún interesado por ahí...).

En eso llamó Catalina. Era hora de ayudarla. El plan era ir donde su amiga Lizbeth, quien tenía dos maletas de Catalina (como 35 kg en total). Recogeríamos las maletas y las llevaríamos a mi piso, donde yo las guardaría junto con otros 25 kg que ya tenía. El por qué Catalina tenía sus cosas desperdigadas por toda Valencia es una historia demasiado oscura y pertubadora para este blog, disculpenme por no contarla.

Una vez realizado el trámite, Catalina re-empacó todas las cosas. Esther y yo iremos a Lisboa en unas semanas, a visitarla a ella y a Paula, y la idea es que le llevemos unos 30 kg. Mientras ella re-empacaba, preparé una pasta al pesto sencilla, y comimos juntos. Tutto bene. Después de unas horas, Catalina regresó a casa. La idea era que terminara de empacar sus otros 90 kg, y luego yo iría a ayudarla a llevar sus maletas adicionales donde Dalia. El por qué Catalina no se llevaba sus cosas a Lisboa con ella es otra historia demasiado oscura y perturbadora para este blog. Disculpenme también.


Al regresar a mi habitación, casi me desmayé al ver que de todo lo que tenía de Catalina, ¡alrededor de 35 kg correspondían a muñecos de peluche!

Pos na'. Dejé mi laptop corriendo algunos programas, y decidí ver una película mientras esperaba que Catalina me llamara. Una hora y media después, me llamó mi madre. Estaba muy emocionada por la fiesta del día anterior. Yo conversé un rato, y luego le dije que necesitaba el teléfono libre, que Catalina me llamaría en cualquier momento, y que mejor sería que habláramos por Skype. Ella se resintió, me dijo que no quería hablar por Skype, y que me llamaría luego. Colgó.

Cha mare.

Media hora después, extrañado por no saber ninguna noticia de Catalina, revisé el Skype... y vi un mensaje suyo. Genial, no me había llamado, podría haberme ahorrado el resentimiento de mi madre... En el mensaje decía que ya podía ir a ayudarla. No obstante, también vi un mensaje de Paula, preguntándome sobre algo de física. Mein Gott! Esta vez decidí pasar.

Llegué a Burjassot a las 9 pm. Al entrar en la residencia donde Catalina se había hospedado en el último mes y medio... y descubrí que le faltaba mucho por terminar..... sigh....

Anyway, noté que de todas formas podía ayudar. Tomé unas mochilas suyas, y unas cajas que no se iba a llevar, y me las llevé a la universidad. La idea era dejarlas en su oficina, para que se las llevara la próxima vez que volviera a Valencia. Ahora bien, ir a la universidad un domingo, a las 9:30 pm, es ciertamente perturbador. Los guardias deben haber tenido una impresión bastante curiosa conmigo, al verme llegar con dos mochilotas y un par de cajas desarmadas. Estoy seguro de haber escuchado cómo uno, lentamente, quitaba el seguro a su pistola...

Bueno, ya perdí a la mitad de mi audiencia, así que termino la historia. Al final, tomamos dos taxis donde Dalia, quién nos recibió con una pizza. Espectacular. Catalina logró distribuir sus cosas, y regresó a Burjassot en taxi, a buscar su pasaporte en la universidad.

Sí. Dije su pasaporte. En la universidad. ¿Qué? ¿Pensaban que Esther era la distraída?

Anyway. Una amiga más que se va... En este caso, sé que Catalina regresará en unas semanas (recogerá unos 30 kg más para llevarse a Lisboa, calculo), pero si no fuera así, sería muy triste. Es verdad que esta vida de físico permite que uno conozca muchas cosas nuevas... pero todo esto será siempre pasajero. Ahora se me ha ido una amiga... y no me gusta.

Cha mare.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Recuerdos del Pasado: Mad Science



Hace unas semanas se presentó en Valencia una muestra de fotos del CERN. Eran fotos artístico-científicas del experimento LHC, que es aquel que todos (ok, casi todos) los físicos de partículas estamos esperando. Resulta que hicieron una convocatoria, pidiendo voluntarios físicos que le presentaran al público el contenido de las fotos. Por alguna extraña razón, decidí que la cantidad de trabajo que tengo hoy en día no es suficiente, y me apunté.

La verdad es que salió bastante bien. La presentación fue un sábado, y duró una hora. Fue curioso, porque las fotos eran más que nada experimentales, y los dos que estuvimos ese día eramos teóricos. Tuvimos que inventarnos un par de cosas (o tomar reasonable assumptions, como bien nos enseñan), pero al final creo que el impacto fue positivo, y las tres personas (público monumental) que vieron la presentación parecieron quedar contentas.

El haber dado esta presentación me recordó mucho a la época justo antes de salir de Lima, cuando trabajé en Mad Science. Pa los que no saben, Mad Science es una franquicia que se encarga de hacer entretenimiento científico para niños. Básicamente, en vez de tener al mago haciendo trucos en un cumpleaños, se tiene un "científico" haciendo "experimentos."Sí, yo me dediqué a entretener niños, no es raro, ¿no?

¿Cómo llegué a Mad Science? Resulta que después de terminar mi carrera de físico, evidentemente no tenía trabajo. La verdad es que no tenía ganas de trabajar en algo no relacionado con la física... después de estudiar esto por cinco años, no me parecía muy chévere terminar limpiando mesas, haciendo logística o cazando cocodrilos. Por consistencia, tenía que estar en algo relacionado con lo que había estudiado.

Y fue entonces que apareció Mad Science. Para serles honesto, no me contrataron pa que hiciera los shows, sino más bien para revisar los textos de las fiestas. Toda la gente de Mad Science en esa época eran actores, y las guías tenían unos cuántos errores que ellos no sabían corregir. No obstante, por razones burocráticas, no me podían pagar por eso, así que terminé haciendo fiestas de cumpleaños también.

La pasé bastante bien. Fue una experiencia muy buena, aprendí muchísimo sobre cómo transmitir información a niños, e incluso llegué a aplicarlo con mis alumnos en la universidad. Los resultados en la universidad fueron bastante decentes, aunque no sé si eso habla bien del método Mad Science, o si habla mal de mis alumnos universitarios...

Anyway, al recordar esta época de mi vida, decidí revisar los archivos de mi PC, a ver si encontraba algo relacionado. ¡Y lo encontré! Encontré unos seis informes que escribí sobre fiestas particularmente memorables. Para que tengan una idea, les voy a poner unos cuántos extractos, y les pido que usen su imaginación para llenar vacíos:

1. No me había dado cuenta que la fiesta era tan bacán, salí muy emocionado (...). Desde el primer experimento, donde el cohete de plástico salió volando, chocó con el techo (de KFC10!!!!), rebotó en los juegos y casi (casi!!!) entra en el bolsillo de mi guardapolvo, hasta el último, donde simplemente los niños ignoraron todo intento de mantenerlos sentados, todo salió chévere.

2. ... tuvimos un dilema existencial en el momento de hacer el truco de magia, ya que la madre había invitado también a un mago. ¡Y el mago hacía el mismo truco que nosotros!

3. En la primera fiesta se me escapó un detalle (je, je). Cuando terminé la fiesta y entré en la cocina, le dije a la primera persona que vi "¡Qué malcriados los chibolos!" sin darme cuenta que justo en ese momento la mamá estaba pagando al costado. Escuchó todo, pero escapé fugazmente. No me volvió a dirigir la palabra (lo siento!).
En la segunda fiesta, la madre tampoco me dirigió la palabra, pero simplemente por desprecio, no porque yo haya hecho algo. Malvada.

4. Niños posesos. (...) La mamá media monse también, al final de la fiesta (...) le digo que espero le haya agradado el show, y me respondió "Bueno, sí, simpático." Simpático, claro, muy simpático fue aguantar a sus chibolos. Ni quiero saber qué me puso en la encuesta.

5. Al final del taller, después de darles sus diplomas, les comenté sobre las fiestas en casa, en KFC y en Burger King. Inmediatamente me hicieron roche, diciendo "¡Se dice Boorger King!!" Así que pasamos a clase de inglés ("¿Acaso ustedes dicen Kentoocky?"). Uno de los chibolos se burló, diciendo que no podía ser que no supiera dónde trabajaba (claro, pa' eso no tartamudea, me saca de quicio gritando y tartamudeando todo Enero, pero pa' eso no tartamudea, ¿no?).

 El último informe que tengo guardado es épico. Lo pongo con lujo de detalles.

6. Mientras armaba el kit, empezaron a llegar los invitados. Todos japoneses, muy gracioso. Sin embargo, me llamó la atención que entre ellos hablaban japonés (dashikete, ohaiou, watashi wa, etc). Le comenté esto a la hostess (...) y ella me dijo que ellos no hablaban español.
¡Plop!
Me acerqué a la madre, y le pregunté. Me dijo que efectivamente, no entendían bien el español (en ese momento llegó una señora y todos los chibolos en coro gritaron "Ohaiou!!!"). Me dijo que justo por eso había contratado a Mad Science, porque era más que nada visual. Bueno, yo le dije que era un problema, ya que esta fiesta incluía mucha conversación, y que yo sólo sabia decir "Watashi wa Joeru" (todos los japoneses se rieron...). Para esto, la madre me respondió "Bueno, el dueño del cumpleaños sabe español... y esas dos chicas de allí también".
¡Re-plop!
Así que empecé. "¡¡Hola chicos, ¿cómo están?!!" Silencio. Tres segundos... y el dueño responde "¡Bien!".
Dios mío.
Ya pues. Seguí. Unos cuantos experimentos. "A ver, ¿a quién de aquí le gustan las aventuras?" Uno levantó la mano. Dos. Tres. ¿Me entendían? 
"¿Quién de aquí ha montado bicicleta muy rápido?" Más personas levantaron la mano. ¡Parecía que me entendían! 
"¿Quién ha patinado a toda velocidad?" ¡Levantaban la mano! ¡Me estaban entendiendo!
"¿Quién ha subido un cerro?" ¡Más manos! ¡Todos!
"¿Quién se ha lanzado en paracaídas?" Y allí me di cuenta... Todos levantaron la mano. Y ninguno se rió.
No entendían nada.
Cómo te explico que la fiesta, que debía durar una hora (con puaj todavía), duró 40 minutos...

Estuve en Mad Science casi dos años. Al final fue demasiado, pero no cambiaría esa experiencia por nada del mundo... a excepción de esa vez que reventó un contenedor de agua oxigenada en mi cara, justo cuando estaban grabando pa salir en la tele.... esa sí fue una vergüenza.

¡Hasta la próxima!