jueves, 27 de noviembre de 2008

Tránsitos

Finalmente termina la historia. Vuelvo a poner la musiquita, por si no las escucharon todas la última vez, y quieran probar nuevas.
Los que reciben esto por correo podrían tener que hacer click en el "Pop-Out Player" para escuchar las canciones.





Ahí vamos.


Acto 2, Escena 3

Nuevamente se prende la luz tenue. Entran los tres. Guilherme y Anderson discuten, Joel está silencioso. En eso, luego de un comentario de Anderson, Joel protesta.

Anderson: No, tú no digas nada, contigo no estoy hablando.

El público se enfurece, y trata de no gritar. El esfuerzo por calmarse es muy grande.

Joel: ¡¿Cómo que no estás hablando conmigo?! ¡Claro que estás hablando conmigo! ¿Quién te crees? ¿Me robas la laptop y me voy a quedar así nomás?
Anderson: Ahora me estoy amistando con Guilherme. Hablo contigo después.
Joel: ¿Qué cosa? ¡Te estás amistando con Guilherme! Pues eso no va a pasar. Tú aquí has hecho dos cosas mal, primero, me robaste mi laptop, y segundo, traicionaste la confianza de Guilherme, quién te recibió en nuestra casa. ¡Y ahora me vienes con que no estás hablando conmigo, y que te estás amistando con Guilherme!
Anderson: Vale, vale...

Siguen caminando en silencio, las luces se apagan.

Nuevamente, la luz tenue. Entran los tres, suena el celular de Joel.

Joel (contestando): Takashi! (...) No, I won't go, sorry. (...) Yeah, this turned out harder than we thought. (...) We're with the guy, I really doubt I'll make it. (...) We're going to the police now, even though I don't think they'll be able to do anything. (...) Yeah, we got not proof, but at least they'll get his info, you know, the name, address, phone number... (...) Tell Catalina I'm sorry, and hope you all have fun. (...) Thanks. See you on Monday! Bye!

El público siente mucha pena. Se apagan las luces.

Nuevamente se prenden las luces. Los tres entran por la derecha. Joel en eso mira hacia atrás, se le abren los ojos, camina más lento, hasta que se detiene. Los otros dos salen del escenario por la izquierda, mientras Joel sigue mirando un punto. Joel se da la vuelta, llama a Guilherme, y se escuchan protestas de Anderson.
Aparecen los dos por el lugar donde salieron. Guilherme tiene a Anderson agarrado por detrás, lo fuerza a ir hacia donde Joel apunta. Anderson protesta, Guilherme lo arrastra fuera de escena, por la derecha. Se escuchan golpes, gritos de Anderson, mientras Joel mira. Luego de un rato los gritos se detienen, pero se siguen escuchando golpes. Finalmente se mantiene el silencio.
Después de unos segundos, Guilherme y Anderson aparecen por la izquierda. El último no tiene ni un rasguño.

Guilherme: ¿Vamos?
Joel (sacudiendo la cabeza): ... Sí, sí... vamos...

Salen de escena, por la izquierda. Anderson sigue hablando, el público ya ni lo escucha. Se apagan las luces.

Se prenden las luces. Están los tres en la mitad del escenario. Guilherme está hablando por celular.

Guilherme: Si, amore, estamos en la parada de Reus, si sigues todo Sagunto y doblas a la izquierda nos encuentras.
Joel: ¿Le puedes pedir que traiga mi pasaporte también? Está en el bolsillo frontal de mi mochila. Que traiga el británico, que es con el cual he hecho le denuncia.

Guilherme sigue hablando.

Anderson (a Joel): ¿Por qué me miras tanto? Hace tiempo que me estás mirando.
Joel: ¡Será porque me gustas! ¡Animal!

El público se arrepiente de haber perdido el control.

Joel: Disculpa por esto último.
Anderson: Si, mira, me llamas animal, claro, yo también puedo llamar animal, porque al final...

El público deja de esucharlo.

Anderson: ¿Y el checo dónde está? ¿Por qué no está aquí? ¡A la policía no le digo nada si no viene el checo!

Joel lo mira. El público está harto. Joel saca su celular, marca un número.

Joel: ¿Tomas? (...) ¿Estás en una fiesta? (...) Mira, disculpa, estamos con el que se robó mi laptop, vamos a ir a la policía. (...) Quería saber si podías venir tu también. (...) Si, disculpa, pero está insoportable, y dice que no va a hablar con la policía si no estamos todos. (...) Muchas gracias Tomas, te pasaste, estamos en el paradero de Reus. (...) Muchas gracias.

Mientras tanto, Anderson ha sacado un papel de su bolsillo, lo mira seguido. Llega la Mari, silenciosa.

Guilherme: Gracias, amore.
Mari (a Anderson): Anderson, ¿por qué haces esto? ¿Por qué no devuelves el ordenador y nos vamos todos a nuestra casa?
Joel: No te esfuerces, Mari. No es lo que pensábamos. Esta no parece ser su primera vez, tiene una labia impresionante, y una increíble capacidad de llevar la conversación fuera del tema.

Anderson empieza a hablar, pero el público no quiere escuchar. Hay un momento incómodo, silencioso. En eso, Anderson muestra su papelito.

Anderson: ¿Ven esto? Es el número de mi abogada. Si no está, yo no hablo con la policía.
Guilherme: Bueno, llámala. Llámala, y que venga.
Anderson: Todavía no.
Joel (a Guilherme y la Mari): Me parece increíble que cargue con el teléfono de su abogada.
Anderson: Hay que estar preparado para todo.
Joel: Es cierto.

Se apagan las luces. Silencio. Pasan varios segundos.


Se prende una luz muy brillante. Se muestra una comisaría, diferente a la inicial. En el centro, un policía grande, gordo, calvo (PGGC), frente a una mesa. Hay bancos a la izquierda y derecha.

Entran Anderson, Joel, la Mari, ChicoCheco y Guilherme. Joel se da la vuelta, les pide que lo dejen hablar a él. Anderson se acerca al PGGC, le da la mano, lo saluda cortesmente.

Joel (al PGGC): Buenas noches.
PGGC: ¿Qué pasa?
Joel: Verá... el día de ayer, he puesto una denuncia. Una denuncia de un robo de un portátil. Hoy día me llamó la policía, pidiéndome los datos de algunas personas. Yo he venido, y además de dar los datos, también he indicado que tenemos cierto sospechoso.
PGGC: ¿Y el sospechoso es... ?
Joel: Este señor de acá.
PGGC: Bueno, pero ustedes no debieron haberlo traído acá. Yo no puedo hacer nada, eso está en manos del departamento de investigación, y ellos cierran a las ocho.

El público pierde esperanza.

Joel: Si... Entiendo... Entonces, por lo menos quisiéramos que le tomen los datos, que eran los últimos que faltaban.
PGGC (a Anderson): ¿Y tienen pruebas?
Anderson: No tienen nada.
Joel: Al hacer la denuncia e indicar que lo tenemos por sospechoso, también enfatizé que no tenía ninguna prueba. Llegamos a esta conclusión luego de cuadrar historias.
PGGC: Pues sin pruebas no pueden hacer nada, y el departamento de investigación está cerrado, yo no puedo hacer nada.

El público se impacienta. Guilherme y la Mari protestan, entra un segundo policía y se les queda mirando.

Joel: Entiendo todo esto, pero...
PGGC (alzando un poco la voz): Porque yo no puedo estar por ahí acusando a la gente, uno tiene que tener pruebas.
Joel: Disculpe, lo único que queremos es que le tome los datos, para que el departamento de investigación los tenga.
PGGC (sacando un papel y un lapicero): Bueno, bueno... a ver... ¿Su nombre?
Joel: Joel Jones.
PGGC: ¿Tiene el número de referencia de su denuncia?

El público se siente estúpido.

Joel: No... lo siento, la he olvidado.
PGGC: Ah.... Bueno, ¿su NIE?
Joel: Es #######.
PGGC (a Anderson): Ahora usted. ¿Su nombre?

El PGGC empieza a tomarle los datos. Al público le parece algo extraño que los apunte en un papel, con lapicero, cuando todas las denuncias anteriores fueron hechas frente a una computadora. En eso llega el momento en que el PGGC pregunta por la residencia de Anderson.

Anderson: Me he olvidado... Estoy en un hotel, por la Plaza del Ayuntamiento...
Guilherme: Era el hostal El Pilar, hostal El Pilar...
Mari: Pero eso no le va a servir. Se muda cada día a un sitio diferente.
PGGC: Pues que lo haga. ¡Que lo haga! ¡Porque acá en España se respeta el derecho de vivir donde uno quiera! ¡Si él quiere mudarse, puede hacerlo!

Anderson sonríe.

Joel: Sí, pero...
PGGC: Porque yo no lo puedo detener aquí, ¿sabes? Si yo lo detengo a él, ¡luego me detienen a mí!
Joel: No le hemos pedido que lo detengan, tan sólo...
PGGC: Bueno, ¿no recuerdas el hotel?
Anderson: No.
PGGC: Bueno, ya está.

El PGGC muestra el papel con los apuntes.

PGGC: Esto lo voy a dejar acá, para que mañana en la mañana lo ingresen. Y tú, ¡anda a donde quieras!
Anderson (levantándose): ¡Gracias! ¡Ha sido un gusto! ¡Adiós!
Joel: Si, ándate. ¡Ándate!
Anderson: No, si quiero no me voy. Porque aquí en España puedo ir a donde quiera, ¿no es cierto?
PGGC: Así es.
Anderson (a Joel, ofreciéndole la mano): Bueno, hasta pronto, ya nos vemos.
Joel (le da la mano, y sonríe): No, espero no volverte a ver nunca más en mi vida.

Anderson se despide de la Mari, le da un beso en la mejilla. Se acerca a Guilherme, le ofrece la mano, pero Guilherme no se la da. Mira a ChicoCheco, le da una palmada en el hombro, y se va.

PGGC: Ustedes están viendo demasiado esa serie, CSI... Venga, se necesita tomar algo. ¿La máquina esa de refrescos no venderá un whisky?

Los otros se miran, y abandonan el escenario lentamente. La sensación de derrota es absoluta. Joel se queda en el medio, mirando hacia el piso.
Las luces se apagan. Queda una luz muy débil sobre Joel. No se ve más.

Pasan momentos de silencio y oscuridad. En eso, el público siente una avalancha de emociones, rabia, desolación, frustración, tristeza. Personas del público se ponen a llorar, otras gritan de furia, otras golpean las butacas del frente. Algunos abandonan el recinto. Eventualmente todos se calman.

Joel no se ha movido. Levanta la cabeza, y, en silencio, sale del escenario. Se apaga la última luz.

Fin de Escena
Fin de Acto
Fin de Obra

lunes, 24 de noviembre de 2008

En Búsqueda de Mr Anderson

Esta escena viene musicalizada. En la lista de abajo pueden escoger cinco posibles canciones 'de combate'. No son exactamente las que quería, pero fueron las que encontré. Espero las disfruten, y si las escuchan todas cuentenme cuál creen que encaja mejor con la escena pe'.





Ahora sí, continuemos con la historia.



Acto 2, Escena 2

Suena música en el fondo. Todo está oscuro.
Se prende una luz tenue. Cruzan el escenario vacío Joel y Guilherme, muy serios. El público siente su adrenalina subir. La luz se apaga.

Luego de unos segundos de oscuridad, nuevamente se prende la luz tenue. Vuelven a entrar en escena Joel y Guilherme. El último se detiene.

Guilherme (en portuñol): ¿Y si nos dice que él no la robó?
Joel (deteniéndose): Le explicamos por qué creemos que fue él. Y le decimos que retiraremos la denuncia si la devuelve.
Guilherme: ¿Y si sigue diciendo "Yo no fui, yo no fui"?

El público se siente alerta, y recuerda la sugerencia previa de Guilherme de golpearlo.

Joel: Pues... podríamos decirle que si no fue él, nos lo demuestre llevándonos a donde se está quedando, a ver si realmente no está.

El público se arrepiente de las palabras de Joel.

Guilherme: ¿Y si dice "No, no, no los voy a llevar, yo no he sido"?
Joel: Mmm... Lo presionamos con lo del número este que tengo.
Guilherme: Vale. ¿Y lo llevamos a la policía?
Joel: Podría ser, aunque no se qué hará la policía...
Guilherme: Vale. Mi trabajo está por ahí.
Joel: Vamos.

Joel y Guilherme empiezan a caminar otra vez. La luz tenue se apaga.
Pasan segundos en oscuridad. Se prende una luz roja, dejando ver en el escenario varias mesas, con gente tomando silenciosamente. Todos son hombres.
De la oscuridad salen Joel y Guilherme. Todos los hombres los miran intensamente. El público se siente acosado, como si quince Brunos lo estuvieran mirando, a pesar que nadie sabe quién es exactamente Bruno.
Un hombre grande se levanta y saluda a Guilherme. Empiezan a conversar. En eso, Guilherme pregunta por Anderson, y le responden que no ha venido.
Joel y Guilherme se miran, y salen. Se apaga la luz.

Oscuridad. Se prende la luz tenue, el escenario está vacío nuevamente. Entran Joel y Guilherme, mirando alrededor, muy serios. Se detienen en la mitad del escenario.

Joel: Nada.
Guilherme: ¿Y si lo llamamos?
Joel: No nos queda otra, ¿no?

Guilherme saca su teléfono. Joel empieza a caminar por el escenario, algo cabizbajo. Guilherme luego de un rato empieza a hablar en portugués. Termina luego de pocos minutos.

Joel: ¿Y?
Guilherme: Está cerca. En el Café del Templo.
Joel: ¿Dónde es eso?
Guilherme: Dice que por aquí. Dice que hay unas construcciones en frente.

Joel asiente, caminan fuera del escenario. Se apagan las luces.

Las luces se prenden, iluminan la mitad del escenario. Se ven mesas, y meseras. Pero está vacío.
Entran Joel y Guilherme, algo sorprendidos por la falta de gente.

Mesera: Buenas.
Joel: Buenas.... Disculpe, ¿la zona de atrás está abierta?
Mesera: No, está cerrada. Vamos a limpiar.
Guilherme: ¿No hay nadie?
Mesera: Bueno, vamos a limpiar cuando salgan los que están ahí.
Joel: ¿Podríamos verla? Estamos buscando a unas personas, creemos que son ellos.
Mesera: Vale.

Joel y Guilherme se acercan a la segunda mitad del escenario. Se encienden todas las luces. En esa segunda mitad, sentado junto con otras tres personas, se encuentra Anderson.


Anderson se sorprende al ver a Joel. Él y Guilherme, con señas, le piden que se acerque. Anderson se levanta y, amigablemente, saluda a los dos.
El público siente su adrenalina al máximo.

Joel: Mira, Anderson, queríamos hablar contigo. Hoy he hecho la denuncia en la comisaría... y te he puesto a tí como sospechoso principal.
Anderson (abriendo los ojos): Pues eso está muy mal, tío...
Guilherme: Queremos que devuelvas el portatil.
Joel: Sabemos que has sido tú, y podemos rastrear la laptop, así que...
Anderson: Pero eso es muy bueno ¿no? Así podrás...
Joel: Ese no es el punto. Estamos aquí porque queremos que devuelvas la laptop. Si la devuelves, retiro la denuncia.
Anderson (calmado): Pues yo no he sido, y ustedes no tienen pruebas de nada.

El público se sorprende por la tranquilidad de Anderson.

Joel: Mira, ¿por qué no la devuelves nomás? Sabemos que estás haciendo trámites para conseguir la residencia, no creo que te convenga tener un registro en la comisaría.
Anderson: Pero yo no he sido, yo no he robado nada.

Guilherme y Joel se miran.
En eso, los compañeros de Anderson se levantan y se acercan. Uno es moreno, gordo, con pinta de mafioso. El otro es flaco, pero alto, con apariencia de español. El tercero es un viejo, con el pelo largo, la barba desarreglada y cara de loco.

Guilherme: Entonces llévanos a donde vives, demuestra que no tienes la laptop contigo.
Anderson: Si, si, vamos a mi hotel.

Moreno Mafioso (con acento brasilero): Hola, ¿cómo están?
Guilherme: Hola.
Joel: Hola.
Moreno Mafioso: Soy (olvidado). ¿Ustedes, de dónde son?
Guilherme: De Brasil.
Joel: Yo de Perú.
Moreno Mafioso (ofreciendo la mano): Un gusto.

Guilherme y Joel le dan la mano. Saludan tambien al español. El viejo se queda atrás.

Moreno Mafioso (a Anderson): ¿Salimos?
Anderson: Si, si, vamos.

Salen todos. Se apagan las luces.

Se prende una luz tenue, entran Guilherme, Joel y Anderson, discutiendo. Detrás caminan los compañeros de Anderson. En eso el viejo decide quedarse, los otros dos se quedan con él. Anderson se despide. El público se siente ligeramente aliviado. Se apagan las luces.

Se prenden las luces. Se muestra la recepción de un hotel de mala muerte. Está el recepcionista, sólo. Entra Guilherme.

Guilherme: Disculpa, ¿se está quedando aquí un chico Anderson?
Recepcionista (alerta): ¡Eso no te lo puedo decir!

Guilherme, frustrado, se da media vuelta, sale de escena. Segundos después vuelve a entrar, con Anderson y Joel. El recepcionista se muestra asustado.

Anderson (al recepcionista): No pasa nada, tan sólo quería demostrarles que sí estoy quedandome acá.
Recepcionista: Vale, sólo que yo no puedo decirle nada a nadie.
Anderson: No pasa nada, tío, ahora vamos a subir a mi habitación, ¿vale?
Joel (al recepcionista): ¿Te ha dejado algo para que cuides?
Recepcionista: ¿Tú quién eres? ¿Eres policía? ¡Yo no te tengo que responder eso!

El público se fuerza a si mismo a calmarse.

Joel: Disculpe. Lo que ocurre es que tenemos un problema con él, se ha robado mi ordenador, y creemos que lo puede haber escondido en recepción. Por eso le pregunté si había dejado algo.
Recepcionista (mirando a Anderson): Pues yo no te puedo responder eso. Si tú no eres policía no te tengo que responder.
Anderson: No te preocupes, respóndeles, ¿qué te he dado para que guardes?
Recepcionista: Me has dejado...
Anderson: ¿Qué te he dejado? Puedes responder.
Recepcionista: Me has dejado tu cargador de móvil.
Anderson (sonriendo): ¿Ves? Yo le dejé mi cargador de móvil. Ahí está.

Joel y Guilherme se miran.

Joel: Aquí no vamos a conseguir nada.
Guilherme: Mejor vamos con la policía.
Anderson: Vamos, vamos con la policía.

Se apagan las luces.

Fin de Escena 2

viernes, 21 de noviembre de 2008

La Calma antes de la Tormenta

Acto 2, Escena 1

Se abre el telón, y se muestra nuevamente el piso de Joel, Guilherme, la Mari y ChicoCheco, tal como en el Acto 1. En la sala están Guilherme y ChicoCheco, el primero viendo televisión, el segundo frente a su laptop, silencioso. Se abre la puerta del ascensor, entra Joel en escena, cargando su mochila.

Joel abre la puerta del piso, y saluda a sus compañeros. Se dirige a su habitación (fuera del escenario), permanece ahí por unos segundos, y vuelve a la sala, sin mochila.

Guilherme (en portuñol): ¿Qué tal?
Joel: Bien... Me llamó la policía.
Guilherme: ¿Ah si? ¿Tan rápido?
Joel: Mmm. Me pidieron mis datos, y los de ustedes. La verdad es que me ha sorprendido que me hayan llamado al día siguiente de la denuncia.
Guilherme: Es bueno, ¿no?
Joel: Sí, sí... Ahora, lo que no he podido darles son los datos de Anderson. ¿Me los podrías dar?
Guilherme: ¿Qué necesitas?
Joel (saca su libreta de notas): A ver... ¿sabes su apellido?
Guilherme (agarrándose la cabeza): Noooo... Pero a ver...

El público emite un suspiro de resignación. Guilherme prende su laptop.

Guilherme: Tengo en el Messenger a su novia. Se lo puedo preguntar...
Joel: Ok... ¿su teléfono?
Guilherme: Eso sí lo tengo... es #########.
Joel (escribiendo): A ver... ¿cómo se escribe su nombre?
Guilherme (coge la libreta): Yo te lo escribo. También tengo su email.
Joel: No se qué tanto servirá, pero bueno. ¿Sabes dónde vive?
Guilherme: Sabía, pero lo han botado de su piso.
Joel (tomando la libreta): ¿Qué cosa?
Guilherme: Lo han botado, por no pagar la renta. Me acabo de enterar hoy.
Joel: No pagó la renta... ¿crees que ha sido él quién robó la laptop?
Guilherme: Claro, ¿no lo crees tu?
Joel: La verdad es que sí. Llegué a la conclusión esta tarde, y la verdad es que toda persona a quien le he contado del asunto me ha dicho lo mismo.
Guilherme: El hijo de #$%& se robó las llaves...

Se abre la puerta del ascensor, entra la Mari en escena. Busca las llaves en su cartera.

Joel: Pero, ¿no te parece demasiado obvio? Te roba las llaves, y luego, cuando ustedes no están, entra y se lleva la laptop. Luego deja las llaves detrás del sofá. ¡Es demasiado evidente!
Guilherme: Es evidente, es evidente.

Entra la Mari.

Mari: Hey. ¿Qué tal?
Joel: Aquí, llegando a la conclusión que fue Anderson quien se robó la laptop.
Mari (en itañol): ¡Ese %$@#! ¡Ayer hemos estado hablando sobre esto! ¡No puedo creerlo!
Joel: Pero, ¿cómo se robó las llaves?

Guilherme se sienta frente a su laptop. Empieza a tipear.

La discusión entre Joel y la Mari se vuelve algo errática, pero al final la idea que le queda al público es la siguiente:

Anderson llegó mientras Guilherme y la Mari veían una película. Los acompañó, y en algún momento se quedó sólo en la sala. Es probable que es ese momento haya agarrado las llaves de Guilherme, quien las deja siempre en el mueble al costado de la puerta. Durante su estancia, Anderson ha preguntado sobre las actividades de ChicoCheco y las de Joel. La Mari y Guilherme deciden bajar a realizar compras, pero Guilherme no encuentra sus llaves. La Mari y Guilherme discuten porque Guilherme siempre pierde las llaves, aparentemente Anderson se sorprende mucho por la discusión. Al final deciden bajar con las llaves de la Mari, ya que el supermercado estaba por cerrar. Anderson y la pareja se han despedido en ese momento, y han bajado juntos.
Guilherme y la Mari han terminado sus compras 15 minutos después (el público está seguro que pasó mas tiempo), al regresar han encontrado las llaves detrás del sofá.
Esa misma noche, la laptop de Joel se declaró perdida. La hipótesis es que Anderson robó las llaves, volvió a subir inmediatamente después de despedirse, tomó la laptop, arrojó las llaves detrás del sofá, y escapó.

Joel: Bueno, voy a ir a la comisaría a dejar los datos de Anderson. Cuando la policía me llamó les dije que lo tenía como sospechoso, sin pruebas. Ahora estoy más seguro.
Guilherme: La novia de Anderson dice que no sabe su apellido.
Mari: ¿Cómo que no lo sabe?
Guilherme: Dice que no sabe. He buscado en Orkut, y tampoco lo encuentro.
Joel: Que raro... bueno, ¿qué otra información tenemos? Sabemos dónde trabaja. ¿Me puedes dar la dirección de tu trabajo, Guilherme?
Guilherme: Sí, sí... es Moratín ##.
Joel: ¿No tiene nombre?
Guilherme: No, es sólo una puerta.
Joel: Ok... Voy a ir a la comisaría otra vez, a Tránsitos, a dar sus datos.
Guilherme (haciendo una seña de golpe): Después lo podemos buscar, y recuperar el portatil.
Mari: ¿Tú estás loco?
Joel: No creo que sea buena idea golpearlo... Yo creo que la ha robado para pagar la renta... fácil podemos convencerlo que la devuelva, tratar de razonar, o darle miedo.
Mari: ¡Si tu le golpeas va a ser él quien te va a demandar a la policía!
Joel: Si, mira, en este momento Anderson está viendo sus papeles para la residencia, no le convendrá tener una denuncia frente a la policía. Y además, creo que es posible que la policía rastree la laptop con un numerito que tengo, será mejor que la devuelva.
Guilherme: ¿Cómo es eso?
Joel: Es un numerito que no se puede borrar, pero no sé si la policía lo rastreará. Sé que es posible, pero no sé si la ley lo permite, o si la policía lo haría.
Mari: Yo creo que se la ha robado para uso personal, tiene a la novia en Holanda...
Joel: Sí, podría ser, pero ahora con la historia de la renta, no estoy tan seguro...
Guilherme: Yo creo que será más sencillo buscarlo, agarrarlo entre los dos...
Joel: Buscarlo sí. Pero vamos a hacer algo más... psicológico. Agarrarlo por el lado de los trámites y la novia, no creo que quiera ser deportado a Brasil, ¿no?
Guilherme: Entonces, ¿vuelves?
Joel: Si, probablemente para las ocho esté de vuelta. ¿A qué hora salimos a buscarlo?
Guilherme: Él dijo que iba a venir acá, a las 8:30.
Mari: No va a venir, ¡él ya está camino fuera de Valencia!
Guilherme: No, no, el me dijo que venía. Pero si no, lo vamos a buscar a mi trabajo.
Joel: Ok. Yo tampoco creo que venga. ¿A qué hora salimos, entonces?
Guilherme: Salgo al trabajo a las nueve.
Joel: Ok, entonces me apuro. Nos vemos en un rato, ¡si me demoro una hora en la comisaría llego a tiempo! ¡Nos vemos!

Joel va por su mochila, y sale del piso. Toma el ascensor, y se apagan las luces.

Fin de Escena 1.

martes, 18 de noviembre de 2008

Una Noche en la Comisaría

Acto 1, Escena 2

Se levanta el telón. Deja ver una comisaría. Al centro se encuentra la recepción, con un policía gordo con bigote. A la derecha, la sala de espera, con una señora impaciente. A la izquierda, un cuarto oscuro. La puerta a la calle se encuentra junto a la sala de espera, y se nota que está lloviendo.
Otro reloj ficticio indica que son las 11:30 pm.
Entra Joel, se dirige al policía.

Joel: Buenas noches, quisiera denunciar un robo.
Policia Gordo con Bigote (PGB): ¿Qué le han robado?
Joel: Mi portátil.
PGB: ¿Dónde vive usted?
Joel: En la calle Sagunto, número #.
PGB: Pero... esa dirección no le corresponde a esta comisaría. Usted tiene que ir a la comisaría de Tránsitos.
Joel: Ok... pero llamé a un número, y me dieron varias opciones. La única que reconocí fue esta.
PGB: Si, pero esta la queda muy lejos. La de Tránsitos está más cerca.

El público empieza a impacientarse.

Joel: Bueno, bueno, la próxima vez iré a la de Tránsitos, aunque espero que no haya una próxima vez.
PGB: Pues nada. ¿Cuál es el número de referencia de su denuncia?
Joel: Es... a ver... #########.
PGB (buscando en la mesa): Pues no la encuentro...
Joel: Acabo de llamarlos. Hace quince minutos, media hora.
PGB: Pues no habrá llegado aún. Espere por favor en la sala.

Joel se dirige a la sala, y se sienta. El público siente cansancio.
Empieza conversación queterriblista con la señora impaciente. Joel le cuenta todo lo ocurrido con su laptop, e intenta obtener algo de información de por qué la señora se encuentra en la comisaría, pero no obtiene nada.
PGB se dirige al cuarto oscuro. Pasa un tiempo, vuelve a entrar y llama a la señora. Ambos entran al cuarto oscuro, PGB sale y se sienta en la recepción. Pasan minutos, mientras entran y salen policías. El público se aburre bastante.
La señora sale.

Pasa el tiempo. A media noche, sale un segundo policía (medio extraño), e invita a Joel a pasar al cuarto oscuro. Cuando estos entran, el cuarto se ilumina, mostrando una oficina.

Policía Medio Extraño (PME): Siéntese.
Joel: Gracias.
PME: Dígame. ¿Qué le ha pasado?

El público se irrita, ya que no entiende por qué le han preguntado la historia antes si se la iban a volver a preguntar luego. Siente un intento de calma.
Joel explica lo ocurrido.

PME: Muy bien. Voy a ingresar esto en el ordenador. Un momento.

El PME se para, sale de escena por dos segundos, vuelve a entrar.

PME: ¿Sabe usted que la comisaría de Tránsitos le queda más cerca?
Joel: Si, eso me han dicho, sólo que yo no sabía...
PME: No, no pasa nada. Uno es libre de presentar la denuncia donde quiera. Pero será Tránsitos los que se encarguen de esto, así que es mejor ir ahí. Aunque claro, si uno tiene sus propios motivos egoístas, puede presentarla acá.
Joel: ¿Perdón?

El público empieza a sentir irritación nuevamente.

PME: No, eso, que uno puede presentar sus denuncias donde quiera. Yo no tengo por qué juzgar los motivos egoístas de cada uno. Pero lo ideal es que presente todo en Tránsitos.

El público siente un intento fuertísimo por mantener la calma. Lo logra.

Joel: Está bien... Está bien...

El PME se sienta, tipea toda la información que Joel le ha dado. Luego levanta la mirada.

PME: El número de serie... ¿lo tiene?
Joel: El número de serie... no lo sé. Creo que podría averiguarlo.
PME: Claro, porque aunque encontremos su ordenador, sin el número de serie no podemos hacer nada.
(El PME empieza a hablar demasiado, el público deja de escucharlo)
Joel: Ahora que recuerdo... ¡Sí! ¡Creo tenerlo! Ahora mismo me dirijo a mi casa, y de encontrarlo se lo traigo.

Sigue conversación inútil. El público quiere irse. Finalmente, Joel logra escapar, y sale de la comisaría. Se baja el telón.

Con el telón bajo, se ve a Joel cruzar el escenario, aparentemente regresando a casa. Llueve. Se cruza con gente de fiesta. Al llegar al otro extremo, se apagan las luces. Al prenderse, el telón sigue abajo, pero se ve el sofá de la sala de su piso, con Guilherme, la Mari y ChicoCheco. Guilherme tiene el rostro ensombrecido. ChicoCheco está frente a su laptop. Joel entra.

El público no tiene ganas de que Joel hable con nadie.

La Mari: Joel, ¿estás seguro de no haber llevado tu portátil al trabajo hoy día?
Joel: Segurísimo, Mari. No me habría llevado la laptop sin el mouse ni el adaptador de corriente. Además, ¡la mochila me hubiera pesado!
La Mari: Bueno, entonces...
Joel: Ahora tengo que volver a la comisaría. Tengo que buscar el número de serie de la laptop, que me olvidé de llevar.
Guilherme: Muy bien, muy bien.

Joel sale de escena. Pasan unos segundos.
Joel (fuera de escena): ¡Aquí está!

Joel entra en escena, muy rápido. Se despide, y vuelve a salir. Se apagan las luces, y se repite la escena de Joel caminando por la calle, con la lluvia (más fuerte) y la gente de fiesta.
Al cruzar el escenario, se levanta el telón y se vuelve a ver la comisaría, con el PGB en la recepción y la sala de espera vacía. El reloj ficticio marca la 1:15 am. El PGB levanta la mirada, visiblemente irritado por la presencia de Joel. No dice nada.

Joel: Buenas. He traído el número de serie de la portátil.

PGB no dice nada. Se para, se dirige al cuarto oscuro. Pasan minutos. Entra con el PME, el cual se acerca a Joel.

PME: Me esperarás un poco, que estoy cenando.
Joel: Ok...
PME (sacando una lata de cerveza): Es que nuestros horarios están corridos, ¿sabes?
Joel: No importa, con tal de poner la denuncia, espero lo que sea.
PME (alerta): ¡Hombre! ¡Es humano! ¡Es humano querer tomarse algo!
Joel: Sí, sí, yo entiendo completamente, no se preocupe, lo espero.

El PME regresa al cuarto oscuro. Joel se dirige a la sala de espera, se sienta. El público se siente cansadísimo.
Pasan muchos minutos. El público se sigue aburriendo, y tiene ganas de dormir. Joel mira su libreta de notas, ve algo y se sobresalta. El público recupera un poco de energías.

Entra el PME. Invita a Joel a pasar. Se prende la luz. Se sientan en el mismo lugar que antes.

PME: A ver, ¿tienes el número de serie?
Joel: Si. Es #########.
PME: Un momento.

El PME empieza a tipear. El público nota que está tipeando todo desde el comienzo. Entiende el por qué de la demora en todas las comisarías del mundo. Después de varios minutos, pide el número de serie. Joel lo vuelve a dar.

PME: ¿Algo más?
Joel: Sí. Tengo la dirección MAC de las tarjetas de red. ¿Sabe que son?
PME: No.
Joel (cuidadoso): ¿Le gustaría saber?
PME: Bueno.
Joel: La dirección MAC es como una huella digital de la tarjeta de red. Tengo entendido que aunque se reformatee el disco duro, se mantiene la dirección MAC. Puede ser usada para identificar la portátil aunque borren en número de serie.
PME (no enterándose de mucho): Vale. Dámelo.
Joel: El de ethernet es #########. El de Wifi es ##########.
PME: Muy bien. ¿Algo más?
Joel: No.
PME: Pues nada. Ahora, nos encargamos nosotros.
Joel: Gracias.... ¡buenas noches!
PME: Buenas noches.

Joel se para y se dirige a la puerta. Se encuentra con el PGB.

PGB: ¿Todo bien?
Joel: Si, muchas gracias, buenas noches.
PGB: La próxima vez, vaya a Tránsitos, ¿vale?
Joel: ¿Dónde está la comisaría de Transitos? ¿Por la parada del tranvía?
PGB: Está entre la parada de Reus y Sagunto.
Joel: Ok, ok, uno pensaría que la comisaría de Tránsitos estaría cerca de la parada de Tránsitos. La próxima vez iré alla.
PGB: Vale. ¡Buenas noches!
Joel: Buenas noches....

Joel sale de la comisaría. Se baja el telón, marcando el reloj finalmente las 2:15 am.

Fin de Acto 1

sábado, 15 de noviembre de 2008

El Secuestro de Rakis/Caladan


(Ocurrido el 24/10/2008)

Acto 1, Escena 1
Se levanta el telón, dejando ver un piso. Al centro se encuentra la sala, con Guilherme y la Mari cenando frente al televisor. A la izquierda una puerta, perpendicular al público, y tras ella, las puertas de dos elevadores, con un letrero indicando Piso 12. A la derecha de la sala, otra puerta, correspondiente a la habitación de Guilherme y la Mari. Esta puerta está frente al público.
Un reloj en la sala (ficticio, realmente no está ahí) indica que son las 9:30 pm.

Se abre la puerta de uno de los elevadores, entra Joel en la escena. Abre la puerta del piso, saluda a Guilherme y a la Mari. Conversación típica, Joel está cansado, la Mari no ha trabajado ese día y tiene fiesta, Guilherme no dice mucho. Joel pasa la sala, y entra a primer plano. Deja entender que se encuentra en la cocina, y se prepara algo (un Cordon Bleu de Lidl con puré de papa). Lo trae de vuelta a la sala y lo come mientras conversa con la pareja, en una mesa aparte.

El reloj avanza. Son las 10:00 pm. Se abre el elevador nuevamente, entra en escena Tomas, el chico checo. Sigue una rutina similar a la de Joel, hablando menos (no habla bien español). Prende su laptop y la usa sobre la misma mesa donde está cenando Joel.

El reloj avanza. Son las 10:15 pm. La Mari sale del piso. Joel termina de cenar, y se pone a lavar los platos. Guilherme sigue frente a la televisión, ChicoCheco sigue frente a su laptop.

El reloj avanza. Son las 10:30 pm. Joel decide revisar su correo. Sale de escena por la derecha, donde se entiende se encuentra su habitación. Sólo se escucha el teclado del chico checo.

El público siente una ligera sorpresa, seguida de unos segundos de curiosidad. Esta curiosidad es seguida por un fuerte sentimiento de miedo.
Joel entra en escena, la preocupación es evidente en su rostro.

Joel: ¿Alguien ha visto mi laptop? ¡No la encuentro!

Guilherme lanza una palabrota. ChicoCheco sigue frente a su computadora (por lo general no se entera de mucho). Joel empieza a mirar alrededor de la sala. No encuentra nada. El público empieza a sentir más miedo.

Joel: ¡No está! (sale de escena, hacia su habitación, Guilherme le sigue)
(Fuera de escena)
Guilherme (en portuñol): ¿Estás seguro que estaba aquí?
Joel: ¡Sí! ¡Mira! Ahi está el mouse. Ahi está el adaptador del enchufe. La laptop ha desaparecido.
Guilherme: No puede ser... La Mari y yo hemos estado aquí todo el día... con Anderson.

El público siente desesperación. Confusión.

(Fuera de escena)
Joel: Tengo que... tengo que... ¡Tengo que decirle esto a la Elena! ¡Podría haber sido la chica que limpia! ¡No sé! ¡Y llamar a la policía!
Guilherme: Sí, sí, habla con la Elena.

Joel y Guilherme entran en escena. Joel se planta frente a ChicoCheco, mientras que Guilherme saca su celular y entra a su habitación, sin prender la luz.

Joel: Tomas, me han robado la laptop. ¿La has visto en algún lado?

ChicoCheco se asusta, pero dice que no. Se escucha a Guilherme hablando en portugués en su habitación.
Joel sale por la puerta, hacia los elevadores. En el extremo izquierdo del escenario, toca un timbre. Se abre una puerta en ese extremo del escenario, entra en escena Jose María.

J.M.: Hola, Joel, ¿qué tal?
Joel: Pues... mal. Ha desaparecido mi laptop.
J.M.: ¿Qué cosa?

Entra en escena Elena, detrás de Jose María.

Elena: ¡¿Te han robado?!
Joel: Si. Quería saber quién tiene acceso al piso.
J.M.: Nadie. Sólo ustedes tienen la llave.
Joel: ¿La chica que limpia?
Elena: Ella no tiene la llave, se la damos nosotros cuando viene. Y hoy no ha venido a limpiar, vino ayer.
Joel: Ok. Bueno, tengo que ir a la policía, esto es serio.

Empieza conversación indicando confusión, queterriblismo (acción por la cual se dice muchas veces "Qué terrible" o frases similares) y bastante desesperación por parte de Joel. El público siente la confusión y desesperación. Joel se dirige a su propio piso, cierra la puerta tras de sí, y se dirige a su habitación, fuera de escena. Jose María y Elena salen de escena. Guilherme sale de su habitación, y acompaña a Joel.

(Fuera de escena)
Joel: No entiendo, no entiendo...
Guilherme: ¿Que vas a hacer?
Joel: Tengo... que denunciar frente a la policía.
Guilherme: Si, denuncia, denuncia, Llámalos, aquí responderemos todos. Ya llamé a Anderson, y está en camino.
Joel: Ok... ok...
Guilherme: En algún momento del día he perdido mi llave. Alguien la puede haber tomado y entrado.
Joel: Ok... ok... déjame llamar...

Guilherme entra en escena, nuevamente prende el celular, llama a la Mari. Le dice que regrese.
Mientras, se escucha la conversación en la habitación de Joel. El público siente paranoia, desconfianza hacia todos.

(Fuera de escena)
Joel: Buenas noches, ¿policía? (...) Si, buenas, quisiera poner una denuncia. (...) Un robo. (...) Un portátil, de mi habitación. (...) No, no ha habido ningún ingreso forzado. (...) ¿Perdón? (...) ¿Me podría dar el número, por favor? (...) Gracias....

Se escucha un grito de furia. El público siente frustración extrema.

(Fuera de escena)
Joel: Buenas noches.... (...) Quisiera poner una denuncia. (...) Un robo, me han robado mi portátil. (...) De mi piso, de mi misma habitación. (...) No, no han forzado la puerta, bueno, por lo menos si lo han hecho no es evidente. (...) Vivimos cuatro personas, contándome a mi. (...) Valencia. (...) Joel Jones. (...) Es NIE. El número es #######. (...) Reino Unido. (...) En Lima, Perú. (...) Once de Setiembre, del Ochenta. (...) Donald. (...) Guadalupe. (...) Calle Sagunto, número #, Puerta ##. (...) Teléfono #########. (...) Una HP. (...) Puf, el modelo... Pavilion. (...) Si, Pavilion. (...) ¿Perdón? (...) No lo sé. ¿Me podría decir qué opciones tengo? (...) Pero, ¿la dirección de las comisarías? (...) No, esa no. (...) No. (...) No. (...) Okey. (...) Ajá. (...) Okey. Pues no estoy seguro dónde quedan muchas de estas comisarías, así que mandemos la denuncia a la que se encuentra en Paseo La Alameda. (...) ¿Está abierta 24 horas? (...) Genial, voy ahora mismo. Muchas gracias. (...) Buenas noches.

El público se tranquiliza un poco. Joel entra a la escena.

Joel: Me voy a la comisaría, a presentar la denuncia.
Guilherme: Pues vamos contigo. Ahora viene Anderson y la Mari.
Joel: No, no, prefiero ir sólo por ahora. Si la policía necesita que declaren, vendrán, o los llamarán.

Entra Jose María en la escena, toca el timbre del piso. Joel abre la puerta. Al mismo tiempo suena el timbre de la calle. Guilherme sale del piso y toma el ascensor (no se puede abrir la puerta a la calle desde el mismo piso).

J.M.: Mira, lo he estado pensando, la única manera que esto haya ocurrido es que haya pasado de forma interna.
Joel: Lo sé. Dudo que un ladrón externo se de el trabajo de ir hasta el doceavo piso de un edificio.
J.M.: ¿Saben quién ha entrado? ¿Alguien más tiene las llaves?
Joel: Guilherme dice que él y Mari han estado aquí todo el día. Con un amigo.
J.M.: ¿Y tu Tomas? ¿Algún amigo tuyo habrá entrado?
Tomas (nunca ha salido de escena): No, no.

Entra Elena.

Elena: Que terrible, Joel. No puede ser. ¡Pero nadie más tiene las llaves! Nosotros hemos cambiado el cerrojo de la puerta justo antes que ustedes llegaran. ¿No tendrá algún conocido una copia de sus llaves?
Joel: No... Lo que no entiendo es por qué han tomado mi laptop. Estaba en mi habitación. Cualquier ladrón casual habría tomado la de Tomas, o la de Guilherme, que están en la misma sala. ¿Por qué entrar hasta mi habitación?

Se abre la puerta del elevador. Entran en escena Guilherme y Anderson. Anderson inmediatamente se dirige a Joel, Jose María y Elena.

Anderson (en portuñol, pero mejor que el de Guilherme): No puedo creerlo, tío. Es increíble, acá hemos estado todo el día Guilherme, Mari y yo. Y luego, cuando hemos bajado, me he ido a tomar algo, he ido a un locutorio a hablar con mi novia, y en eso Guilherme me ha llamado. He venido corriendo.

El público siente una gran desconfianza. Siente confusión frente a la actitud de Anderson. ¿Por qué nos cuenta su rutina después de haber estado con Guilherme y la Mari?

Anderson: Es increíble, ¿por qué alguien tomaría esta portátil? Si están las de Tomas y la de Guilherme aquí en la sala. ¿Por qué entrar a la habitación? No entiendo.
Joel: Eso nos estábamos preguntando.

Elena empieza a hablar, pero Anderson la interrumpe.
Anderson: Tío, ¿me podrías dar un vaso con agua?
Joel: ¿Perdón?
Anderson: Un vaso con agua. ¿Podrías darme uno?
Joel: Si, si...

Pasan al primer plano, donde está la cocina. Joel mira a su alrededor, confuso. Anderson toma un vaso, se sirve agua.

Anderson: No entiendo, tío, no entiendo.

Joel pasa a segundo plano, todos hablan al mismo tiempo.

Joel: Ni modo. Me voy a la comisaría.
Guilherme: Si, vamos. Te damos nuestros pasaportes. Tomas, saca tu pasaporte. Anderson...
Joel: No, no, no los quiero. Si la policía los pide, ahí si. Pero yo no quiero encargarme de esto.

El público siente desconfianza completa, hacia todos, incluso los que están en las butacas de al lado. Joel se despide, toma el elevador, sale de escena.
Se baja el telón. Antes de ocultarse, el reloj marcaba las 11:15 pm.

Se escucha la voz de la Mari.

(Fuera de escena)
Mari: ¡Joeeeel!

Joel entra por la izquierda. La Mari entra por la derecha.

Mari: ¿Qué ha pasado? ¿Cómo ha pasado?

Empieza conversación queterriblista. Entran Guilherme y Anderson por la izquierda también. Siguen con toda la conversación. Joel los deja y empieza a caminar.
Es evidente que está lloviendo, y Joel no tiene paraguas. Se apagan las luces.

Fin de Escena 1

¿Tienen ustedes un sospechoso? ¿Quién creen que fue?

sábado, 8 de noviembre de 2008

Efecto Túnel

20/10/08

Estos últimos doce meses han sido una locura viajera.
Empezó con el viaje a Padova. Tres meses.
Regresé a Valencia por dos semanas.
Luego, un mes en Perú, a pasar Navidad.
De allí, un mes y medio en Valencia.
Cuatro meses en Würzburg.
Dos semanas en Valencia.
Dos semanas en Benasque, en una Escuela de Física de Sabor.
Tres semanas en Valencia.
Y finalmente, un mes en Perú. Otra vez.

Este último viaje al Perú ha sido muy diferente al resto de los viajes a Perú que he tenido. Es cierto, cada viaje a Perú ha sido muy, muy diferente, pero tenían el mismo objetivo: descansar. Este último viaje ha tenido un objetivo diferente: chambear.

Resulta que existen unas becas HELEN para establecer proyectos de física de partículas entre América Latina (en particular la PUCP, mi antigua universidad), y Europa (con la Universidad de Valencia). Son excelentes, ya que pagan el pasaje y dan dinero para sobrevivir. Esto para mí se veía muy bien, ya que de obtener la beca viviría con mis padres y me ahorraría un chupo de plata. Así que había que hacerlo.

El proyecto involucraría lo que siempre estudié en Lima: a los famosísimo neutrinos (no, no son los amigos de las Tortugas Ninja). La idea era realizar un análisis nuevo mezclando supersimetría, lo que estoy estudiando acá en Valencia. Escribí el proyecto, y mi jefe acá y mi ex-asesor de allá lo aprobaron. Postulé a la beca estando en Würzburg, ¡y me la dieron! Esto fue realmente genial, como mi objetivo es regresar a Perú, el establecer una colaboración entre la PUCP y la UV se vería muy bien en mi CV.

El viaje de ida, increíblemente, salió bien. Lo mejor fue la llegada. Como este viaje me lo pagaba la UV, decidí no avisarles a mis padres, y darles la sorpresa. Al llegar a mi casa, toqué el timbre y me respondió Ycela, quien cocina en mi casa. Le dije "¡Hey! ¡He venido de sorpresa! ¿Me puedes abrir sin que se entere mi madre?" Ella me respondió "¡Te ahorco!" y me abrió.

Ahora bien, este "te ahorco" tiene múltiples interpretaciones. La más sencilla es que me iba a ahorcar por la sorpresa que les estaba dando. Otra interpretación es que me lo haya dicho por encomendarle la ardua tarea de abrir la puerta de mi casa sin avisarle a mi madre. Y esto es porque a mi madre le fascina tener control absoluto sobre lo que ocurre en el hogar (¡Hola mamá, estoy hablando de ti! No te resientas, ¿ya?). Que entre gente a la casa sin que ella lo sepa es un pecado mortal. Y dicho y hecho, al yo entrar a la casa, me topé con mi madre bajando las escaleras a toda velocidad, a punto de gritar algo así como "¿Por qué abren la puerta sin decirme nada?"

Lo interesante es que justo cuando estaba por lanzar el grito, me vio. Y se congeló. Con la expresión de furia en la cara, por supuesto. Yo me palteé un poco, evidentemente, todo ser racional debe escapar si ve a mi madre con su cara de furia. Pero afortunadamente duró poco. "¿Que haces aquí?" dijo ella, a lo cual respondí "¡Hola! ¡He venido por un mes! ¿Qué hay de comida?" Luego ella empezó a saltar de la alegría, tengo que admitir que fue adorable, nunca la había visto así, parecía una chiquita (o sea, más chiquita).

El encuentro con mi padre fue más o menos lo esperado. Yo estaba viendo televisión, y el subió las escaleras. Lo recibí con un "¡Hola! ¿Qué tal?" Se quedó congelado también. Pero mi papá es más calladito. Se acercó despacito, como si tuviera miedo de haberse vuelto esquizofrénico. "¿Y tú? ¿Qué haces aquí?" me preguntó. "Ah, he venido por un mes, a chambear en la PUCP. ¡Sorpresa!" El no saltó, pero sonrió. Y se me quedó mirando, como si siguiera teniendo miedo de haberse vuelto esquizofrénico.

Chévere.

De la chamba no quiero contar mucho, porque si lo hago pierdo mi poca audiencia. Tan masocas no pueden ser, ¿no? Pero la situación que encontré fue muy interesante. Resulta que ahora existen muchos más proyectos de investigación. Hay ahora gente de la PUCP en el CERN (en el LHC, ese experimento que creará agujeros negros y destruirá el mundo), en Fermilab (los que construyeron el experimento previo al LHC, que también iba a destruir el mundo en su momento), y en México (ahí no quieren destruir el mundo, los mexicanos son muy padres, güey). Era evidente que la investigación va en aumento, y que lo que existe ahora en la PUCP es mil veces mejor que lo que hubo en mi época. Por un lado me dio algo de orgullo el haber colaborado en empujar la piedra que ahora rueda, pero también un poco de envidia, ya que tantos chances no tuve como estudiante de maestría. Claro, los chances los tengo ahora, no tengo de qué quejarme, les digo que fue tan sólo un poco de envidia.

En fin, al final otra persona terminó publicando lo que queríamos hacer con los neutrinos (historia vieja) y terminamos estudiando asimetrías de tiempo en observables de violación de sabor leptónico en un Colisionador Lineal Internacional (el experimento que vendría luego del LHC, que también destruiría el mundo), en un contexto de Supersimetría. Madre mía, lo dije todo en una línea, lo siento, no me pude contener. Pero no les digo más, lo prometo.

Del viaje hay mucho que contar, pero no creo que les interese. Fue chévere juntarse con la gente de siempre, tocar música con Fuga, pasearse en combi, comer rico por poco, avergonzar a Juan Pablo frente a su novia, caminar por el malecón de Miraflores, escapar de los acosos de Bruno, comer ceviche con Luciano, el Pollo y Zegarra (¡la Prom!), escuchar a Arens, maletear a Huber (¡y tenerle paciencia, Dios mío!), escuchar historias de taxistas (ese alcohólico me dio mucho miedo)... en fin, estar en Lima. La ciudad está mucho mejor en varios aspectos, aunque la contaminación está peor que nunca. Claro, fundan el Ministerio del Medio Ambiente, y naturalmente las cosas tienen que empeorar.

Lo que nunca me gusta de regresar a Perú es sentir que no me consideran peruano. Esta es la historia de mi vida, a pesar que adoro mi país, mi país como que no me quiere tanto. Prueba de ello son los dieciocho intentos de robo que he sufrido en mi vida. Y claro, los típicos comentarios de "¿Y usted de dónde es? ¿En serio es peruano?", que me dejan medio depre.
La última fue algo así:
"¿Tú eres peruano?"
"Si."
"Y cómo te llamas?"
"Joel."
"Pero, ¿el apellido?"
"..."
"..."
".... Jones."
"Ah, extranjero."
'Cha mare. ¿Qué parte del "Si" a la primera pregunta no entendió?

Pero bueno. En suma, el viaje bueno.

Irónicamente, tengo que admitir que estoy contento de haber vuelto a Valencia. Ya me he acostumbrado a la ciudad y me gusta la vida que llevo acá. Sé que esta vida en Valencia es transitoria, que me encuentro en un vacío metaestable que eventualmente decaerá a un estado final donde terminaré asentándome. Pero me gusta. No obstante, fue interesante simular un pequeño efecto túnel y atisbar cómo se vería mi estado final, este vacío estable como investigador en la PUCP, en la caótica Lima, en mi muy querido y controversial Perú. Y se vio bien. El viaje me ha dado muchas esperanzas en un futuro ideal en Perú, y realmente creo que a mi regreso podré hacer cosas muy buenas y productivas.

Pero no nos adelantemos. Este futuro tomará tiempo en llegar, y será necesario trabajar mucho en Europa antes de volver. Por lo pronto, me quedaré en mi pequeño vacío metaestable, disfrutándolo al máximo y exprimiéndolo fuerte, a ver qué más puedo sacar de él.

Tengo confianza que será mucho.

sábado, 1 de noviembre de 2008

La Sueca Exhibicionista

25/09/08

Luego de mi último viaje a Perú, tenía toda la intención de escribir cómo fue esta experiencia. Iba a ser más que nada un mensaje dirigido a la gentita que no es peruana pero que también lee mis posts (pa' que vean que el masoquismo es universal). No obstante, el primer día de mi regreso ocurrió algo que no puedo dejar de comentar.

Resulta que estaba campantemente colgando mi ropa recién lavada, cuando en eso escuché un ruido de agua. Luego de preguntarme por un rato a qué se debía esto, noté que más abajo había una luz prendida. Efectivamente, era una persona tomando una ducha. Y curiosamente, tenía la ventana abierta.

Ahora bien, desde mi posición, tenía una vista perfecta de la mitad del baño en cuestión. La otra mitad estaba cubierta por la otra ventana, que sí estaba cerrada. Y detrás de esta ventana cerrada, se veía una silueta. Una silueta que tenía cabello largo, y fisonomía femenina.

Ya sé qué estarán pensando. Muchos dirán "Cha que este idiota, desde que está soltero, se ha vuelto un pervertido." O "Pucha, pobre Joel, realmente está en necesidad, mira lo que nos cuenta." ¡Pero no! En esos momentos no me escondí detrás de una persiana americana y me puse a observar si es que la chica salía o no por la otra ventana. ¡Claro que no! Lo que ocurrió fue muy sencillo: simplemente no supe qué hacer.

Evidentemente me quedé un rato pensativo. Veamos, un gentleman correcto hubiera dejado la actividad de colgar la ropa para un momento posterior, cuando la chica en cuestión hubiera terminado. Pero ustedes saben que más que caballero, soy caballo, así que esto no se me ocurrió. Pensé mas bien que sería bueno hacerle notar a la pobre incauta que en este edificio hay balcones, y que la gente puede ver dentro de los baños si se deja la ventana abierta. Pero, ¿cómo hacerlo? No le iba a aventar nada por la ventana, tampoco la quería matar del susto. Entonces decidí continuar lo que había estado haciendo desde un comienzo: silbar. Fácil me escuchaba.

Yo no se por qué les cuento estas cosas, carambas, les debería dar vergüenza ajena ser mis amigos.

Fue en esos momentos que una idea graciosa se me pasó por la mente. Yo ya había estado silbando desde antes. Fácil la chica había escuchado mis silbidos, me había visto, ¡y había abierto la ventana a propósito! Después de todo, hay mucha gente rara en Europa. Fácil se trataba de una de esas suecas con tan buena reputación. Fácil era una sueca Erasmus estudiante de enfermería, y además exhibicionista. ¡Madre mía!

Mientras estaba divagando en estos pensamientos (obviamente en estos momentos estaba mirando el cielo en vez de observar la silueta), escuché un ruido abajo. Bajé la mirada, y vi que la otra ventana se había abierto. Es más, la sueca exhibicionista, completamente desnuda, se asomó, y miró directamente hacia arriba.

Nuestras miradas se cruzaron por una milésima de segundo. Y en esa milésima de segundo lo que vi fue... barba. Y pelos. Y no quiero recordar nada más.

No, no era una sueca exhibicionista Erasmus estudiante de enfermería. Claro que no.

He decidido dejar este incidente indecente en el pasado, olvidarlo, hacer como que no ocurrió. Pero si vuelve a bañarse con la ventana abierta, lo mato al pobre imbécil.