Este mes he estado fuera de Valencia por dos semanas. La razón de esta ausencia ha sido mi asistencia a un simposio en Bariloche (Argentina). Aprovechando mi estancia por ahí, decidí pasarme tres días en Buenos Aires, y conocer por fin la ciudad.
Ahora bien, el simposio duró una semana, y si hacen cuentas, notarán que hay cuatro días de esas dos semanas que no han sido especificados. Esos cuatro días corresponden al viaje de ida, y al viaje de vuelta.
Sí, Argentina está lejos.
Básicamente el viaje consistía en tres vuelos: Valencia - París; París - Buenos Aires; y Buenos Aires - Bariloche. Y lo mismo de vuelta.
El viaje Valencia - París duraba tres horas. Subí al avión, y encontré mi asiento. Al estar el compartimento superior ocupado, decidí poner mi mochila debajo del asiento frente a mí, total, de esta manera podría sacar libros o cosas si es que me aburría en el vuelo.
Al hacerlo, el señor a mi costado me miró por unos segundos, y se dignó a dirigirme la palabra:
- Oye, vas a tener que sacar tu mochila de ahí, estás en la salida de emergencia.
- ¡Ah!
- Sí, no puedes poner tu mochila bajo el asiento, si ocurre algo la gente tiene que salir por ahí. Mejor ponla en uno de los otros compartimentos.
- No lo había notado, gracias.
- Y también tendrás que guardar tu saco en el despegue, así que mejor lo pones arriba de una vez.
- Ah, ok, muchas gracias.
- ...
- Usted viaja mucho, ¿no?
- Si. Y tu no viajas nada, ¿no?
- ...
- ...
Fin de conversación.
El viaje de París a Buenos Aires duró trece porcas horas. Estaba ya sentado, cuando llegó un chico que se iba a sentar a mi costado. Llevaba dos mochilas. Guardó una en el compartimento superior, e intentó meter la segunda bajo el asiento en frente. Al hacerlo, me miró y me dijo:
- Disculpa, ¿serás alérgico a los gatos?
- ¿Yo?
- Si, es que tengo un gato en la mochila, y te podría causar alergia.
- Ah, no, no, no hay problema.
Después de cinco segundos, me pregunté: ¿Un gato?
Le dije al chico:
- No sabía que uno podía llevar gatos en el avión.
El chico me miró, y no dijo nada.
Yo supuse que no estaba llevando un gato-gato. Fácil era piel de gato, o algo así. Quién sabe, hay mucha gente rara en el mundo. Esta suposición fue reforzada cuando vi que el chico metió la maleta debajo del asiento de la forma más violenta posible. No, no, ahí no podía haber un gato. Y si había habido un gato, ahora estaba muerto. Además, la maleta estaba cerrada, el pobre animal se asfixiaría.
Esta suposición perdió toda validez cuando, dos horas después, escuché el primer miaauuuu...
Cha mare.
Tenía un gato.
Y no lo sacó nunca de la maleta. No le dio de comer, no lo llevó al baño. Nada.
Por trece horas.
Pobre gato.
Me sigo preguntando el día de hoy: ¿Se puede llevar un gato en la cabina? ¡Yo pensaba que los animales tenían que estar en cuarentena antes de un viaje! Y por supuesto, pensaba que viajaban en una cabina separada. ¿Cómo así le habían permitido llevar un gato?
Lo primer que uno piensa es que lo estaría llevando ilegalmente. Pero luego... ¿cómo pasó la inspección? Si en el aeropuerto detectan agua, moneditas, relojes, uranio enriquecido... ¿no detectarían un gato? ¿No verían los huesitos en la máquina de rayos X?
¿Qué dirían las asociaciones protectoras de animales?
Pobre gato.
En fin, el viaje de Buenos Aires a Bariloche fue mejor. El compañero de viaje fue un costarricense, que practicaba deporte de aventura. Muy chévere el chico. Luego vino la pregunta fatal:
- ¿Y tú que haces?
- (ejem) Soy físico.
- ¿Físico?
- Si...
- ¿Y qué haces?
- Estudio física de partículas elementales.
- Ah...
- Si.
- Yo conocí un físico nuclear la otra vez.
- ¡Ah! ¡Eso es parecido a lo que yo hago!
- Pues estaba en una salida de rafting, y en eso me contó que era físico nuclear.
- ¿Ah si?
- No lo podía creer. ¡Se veía como un chico normal! Pero no, ahí estaba, haciendo rafting, ¡y era un físico nuclear!
- Ah... este... si... bueno...
¿Por qué un físico no puede hacer rafting? ¿Por qué piensan que somos raros? ¡Nosotros no somos raros! ¡Los raros son los demás!
La conversación decayó un poco después de esto.
En fin... La vuelta parecía mejorar. El viaje Bariloche - Buenos Aires no tuvo ninguna interacción. Se sentaron unos gringos viejitos a mi lado y no me dirigieron la palabra. Ni modo.
El viaje Buenos Aires - París... madre mía... ese no lo quiero recordar. Me senté junto a una señora mayor, francesa evidentemente, de personalidad bastante amable. Todo estuvo muy bien, hasta que sirvieron la comida. Lamentablemente, la señora francesa parecía sufrir un problema gastro-intestinal.
Y lo sufrió por todo el resto del viaje.
Por las porcas trece horas de viaje.
No sé cómo no me desmayé.
Ahora, mi reacción durante el viaje fue muy evidente. No le dije nada a la señora, pero tampoco iba a aguantar sus olorines tanto tiempo. Lo que hice fue agarrar mi abrigo, y me cubrí la nariz con él. Sí, ni modo, recontra evidente, pero era eso o morir intoxicado.
Ahora, esta reacción no fue muy afortunada. Me dio la impresión que a la señora no le gustó mucho que me cubriera la nariz, ya que la cantidad de ataques a mi sistema olfativo aumentó. ¿Se habrá sentido humillada, y habrá decidido vengarse con más de lo mismo? Parecía que sí.
Y bueno, evidentemente me dejó de hablar. Hasta el final, cuando el vuelo aterrizó y se paró para dejar el avión, me dijo algo en francés que no entendí. Me da la impresión que no fue algo bonito, porque el resto de gente se me quedó mirando.
Cha mare.
Afortunadamente, el vuelo de París a Valencia estuvo bien. Nuevamente, a mi costado se sentó una señora que se negó a reconocer mi existencia. Pero no me importó, luego de tanto viaje me encontraba extremadamente exhausto, y dormí todo el vuelo.
Toda una experiencia, Air France... Merci beaucoup.
11 comentarios:
Físico haciendo rafting???
Sería como ver a Tongo dando un discurso en la ONU, o no es para tanto?
Contare dos breves anecdotas transatlanticas, una buena que termino siendo mala y una mala que empezo y termino peor:
1)Un viaje longo, ya de vuelta de unos periplos lejanos noto una figura femenina llamativa provista de una carita angelical. Y bueno, parece de pelicula pero al momento de ubicar mi asiento... alli estaba. Le ayude a acomodar su equipaje de mano con mis fornidos y masculinos brazos. Conversamos, mucha química, intercambiamos digitos (era compatriota) y en los ultimos 5 minutos del trance vengo a dar con la sorpresa que era una buena amiga de mi ex (de 2 meses atras...). Todo se desmorono como un castillo de naipes. To good to be true!
2) Otro pesado y cansador viaje. Yo sentado queriendo llegar a mi cama despues de mucho tiempo. EL aire acondicionado de mi asiento fallaba, cuando veo una imponente, barbona y hostil figura masculina dirigiendose hacia mi (todos se dirigen hacia uno, van en fila india..). Se sento a lado mio. No contare mas, solo que era un ruso, de eso bien tradicionales, que viven bajo cero por lo que una ducha siempre es evitada. Olores malignos, sobacos radioactivos. Termine las ultimas 4 horas del vuelo paseando por los esrechos pasillos y sentado en el baño. Puaj
Demasiado surrealista lo del gato... pobres gatos, cuando decidan vengarse de la humanidad, yo los apoyaré.
Y bueno, siendo honestos nosotros q somos físicos... cuantos físicos conocemos q hacen rafting?
No sabía lo de la francesa con problemas intestinales. A mí me pasó algo similar, pero cuando ya estaba en Lima: al día siguiente de regresar de Bs. Aires, tomo una combi para ir a la universidad y la señora que unas cuadras después sube y ocupa el asiento contiguo olía a lo que debió oler el gato después de las trece horas de vuelo dentro de la mochila. Lima siempre me da la bienvenida de formas particulares...
Sólo para desmentir el comentario de Luciano, el próximo fin de semana iré a Lunahuana a hacer rafting. Sin bote, sin casco y con río crecido. ¡Abajo los estereotipos! ¡Arriba las mujeres que dejan el modelaje para dedicarse a la Física (¿existen?)!
(Lo siento, tengo dolor de cabeza.)
Bueno, yo apoyo a Luciano con lo de los gatos, pobres todos ellos.
Por lo de los viajes terribles nadie me gana pues estuve en un vuelo de nevada a pensilvania con 40 de fiebre, sin escalas y en el avion más pequeño del mundo, tiempo total de vuelo 14 horas.
Y sobre los olores indescriptibles.... , si alguien se ha subido a un micro en el puende de Benavides para ir a la playa en pleno verano, sabe a lo q me refiero, es realmente toxico.
Besos,
FFC
P.D: No tengo ninguna cuenta y no planeo crearme una así q la única forma de dejar un comentario es esta x eso lo de anonimo
FFC, puedes poner tu nombre, hay una opción abajo que dice Nombre/URL. Y bienvenido/a al blog!
No has hecho nunca canotaje, Luciano? A dónde te fuiste de viaje cuando saliste del colegio? No te fuiste a Cuzco de viaje de promoción?
(Y no me vengas con que en esa epoca no eras físico!)
¿Mauricio habrá sobrevivido el canotaje?
Tunche, no puedo creer que los olores del baño hayan sido mejores que los del patín a tu costado! En mi caso, estando en el baño o en mi asiento daba igual, por lo menos en mi asiento podía ver las películas!
Mira que taparte la nariz... Pero qué falta de respeto!! Respeta a los mayores!! Y a sus flatulencias!! (joder pero qué asco)
Y lo del gato... VOILÀ! Hay muchas preguntas abiertas sobre ese caso, pero qué gran caso.
Y tú..., ¿cuándo dejarás de viajar? Y yo, que soy algo más parecida a ti que un físico nuclear, ¿por qué no viajo tanto?
Chamare.
No sé por qué no viajas, mi estimada! Tienes que hablar con Toñito!
No quieres ir a Colorado este Junio? Hay un curso, el TASI, de un mes: "The Physics of the Large and the Small."
Por el lado del "Large" hablan de cosmología, inflación, materia oscura, energía oscura, large scale structure...
Por el lado del "Small" hablan de ruptura de supersimetría (dinámica y gauge-mediated), física de colisionadores, dimensiones extra, el Higgs como bosón de Goldstone, teorías efectivas...
Bravazo! Y no tiene costo de inscripción!
En mi viaje de venida desde Sidney a Brisbane conocí a un australiano bien lindo que me dio su fono para salir...chev
Y saliste????
Cuenta pe!
en mi viaje para uno de los hoteles en bariloche fue similar. me encantan las experiencias de viajes
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