Estaba regresando a Padova.
A trabajar, nuevamente, con il Maestro.
Bueno, para ser exactos, la razón principal era trabajar con Jae-hyeon, el coreano que conocí durante mi estancia anterior, que es actualmente post-doc de il Maestro. El plan era estar ahí por una semana, trabajando en el modelo supersimétrico de toda la vida. También se uniría Lorenzo, con quien fui a Karlsruhe, que fue estudiante de doctorado de il Maestro.
El mundo de los físicos es pequeño.
Tenía muchas razones para temer. Mi vuelo llegaba a Treviso a las 8:30 pm, y el último bus a Padova salía a las 8:27 pm. O sea, ni de vainas. Ya antes de salir se predecía algún desastre. Incluso aunque lograra obtener una forma de llegar a Padova a salvo, nada me garantizaría que el sitio donde me iba a quedar estuviera abierto. Ya les conté sobre los problemas que tuve la vez pasada, que aparentemente fueron pequeños comparados a los del resto: al llegar Alfredo a Padova, sólo logró entrar a la residencia porque casualmente se encontró con su compañero de piso en la calle. La cazavampiros no logró entrar, y pasó la primera noche en un hotel de mala muerte. Por estadística, debería ocurrir algún desastre.
Por otro lado, temía por el trabajo. Nuevamente, siguiendo la estadística, me iba a pasar la semana leyendo algún review en la oficina de otra persona, sin que nadie me hiciera caso. Esperaba que las cosas no fueran así...
Pero empecemos desde el comienzo. Llegué a Treviso, y me dirigí a la oficina de bus.
Scuzi, parla anglese, non e' vero?
Es cierto, il mio italiano está un poquito mejor.
La chica me miró y me dijo: Yes.
No podía creerlo. ¡Me podía comunicar!
La chica me mandó en bus a Mestre, de donde debía tomar un tren a Padova. Okey. Se veía demasiado fácil para ser verdad. Pero, en efecto, el bus estaba afuera, me llevó a Mestre, y había un tren barato que me llevaría directo a Padova.
Scuzi, questo treno va a Padova?
El tren, a tiempo. Y me mandaron al tren correcto. Tuve el vagón para mí solo. E identifiqué Padova a tiempo, no me pasé de la estación.
Esto estaba muy raro. En algún momento algo debería salir mal.
Buona sera. Parla inglese?
No.
Spagnolo?
No.
Ok. Parecía que la mala suerte estaba por llegar.
Ma, si parliamo piano, e' possibile la comprenzioni.
O algo así le entendí. Se me abrieron los ojos. ¡Estaba entendiendo!
Io capisco tutto!
Cha qué thriller.
Al final, logré tomar el bus. Que me dejó a pocas cuadras del hotel. El cual estaba abierto, y con portero despierto. El cual tenía información sobre mi reservación. Y quien me dio las llaves inmediatamente. Las cuales abrían la puerta de una habitación con calefacción que funcionaba después de las 11:00 pm.
Me sentía en la dimensión desconocida.
Al día siguiente, llegué a la facultad. No estaba il Maestro, pero sí la secretaria, a quien conocía. Me dio una oficina, que compartiría con un anciano profesor. Fue curioso, aparentemente este anciano profesor habría estado en Brasil en algún momento de su vida, ya que la oficina estaba decorada con fotos de garotas brasileras en tanga.
Genial.
Increíblemente, el trabajo salió muy bien. Podría incluso afirmar que fue intenso. El trabajo con Jae-hyeon y Lorenzo salió bastante bien. E incluso tuvimos dos sesiones de trabajo muy intensas con el mismo il Maestro. Fue espectacular. No llegamos a terminar el paper, pero vamos, logramos avanzar mucho en nuestro entendimiento del modelo, y logramos restringir el espacio de parámetros de forma que el problema fuera manejable. Spettacolarissimo.
También fue excelente la reunión con los viejos amigos. Ahí estaban, como siempre, Alfredo y la Cazavampiros. El primero masoquista como siempre, levantándose todos los días a las cinco de la mañana para correr en el frío invernal, y la segunda más loca que nunca, decidida de que algún día tendría un novio vampiro.
Catalina, de Valencia, nuevamente había demorado su fecha de viaje, y coincidimos ahí también. Jae-hyeon se había integrado perfectamente, e incluso existía una nueva integrante en todo el "Crazy Team," Tatiana la Rumana (prima de Juana la Cubana). La historia no acababa con este grupete. Además de Lorenzo, se nos unió Elisa, una italiana incapaz de bajar de los 150 decibelios,
que conocí en Valencia. Ella era amiga de Guilherme y la Mari, y había regresado a Vicenza, a vivir allá.
Como dirían los italianos, esto fue un casino (no confundir con el 'casino' español, que se dice casinó).
Ahora, no sólo trabajamos y juergueamos, también llegamos a socializar con il Maestro. Increíble. Le llegué incluso a contar mi típica broma de querer organizar SUSY 2025 (la conferencia internacional de Supersimetría del año 2025), en Lima. Lo que me sorprendió fue que a il Maestro se le iluminaron los ojos.
Le había gustado la idea. Parece que siempre había buscado una excusa pa' ir a Machu Picchu. Se desilusionó un poco cuando se enteró que Lima está a nivel del mar, y hay que tomar un vuelo de una hora pa llegar al Cuzco... pero estoy seguro que podré contar con él si alguna vez necesito algún speaker.
Ahora, al acabar el viaje, estaba aterrorizado. No podía ser cierto. Todo había salido bien. Todo.
Non e' vero!
Me esperaba lo peor. Algo tenía que salir mal. Necesariamente.
El día que debía salir, bajé a la recepción.
Scuzi, e' posibile chiamar un taxi?
Si, un minuti...
Genial. No obstante, la compañía de taxi no contestaba. ¡Ajá! Estaba seguro que mi mala suerte empezaría ahora, ¡y que no saldría de Padova!
Pero contestaron. El taxi llegó. Y me dejó a tiempo en la estación de bus.
Hmmm...
En el bus, apareció una niebla muy intensa. No se veía nada. Estaba seguro que íbamos a chocar. Pero me dejó sano y salvo en el aeropuerto.
¿Cuándo llega? ¿Cuándo llega el desastre?
En el avión a Madrid, todo bien. La porca Iberia pa' variar nos trató como si fuera una compañía low-cost, pero llegamos a Madrid.
Que raro... parecía que iba a sobrevivir. ¡Debía estar soñando!
En el avión a Valencia no había casi nadie. Me pude sentar donde me dio la gana. Y la aeromoza me sonrió. No podía ser verdad.
No obstante, justo antes de despegar, el piloto nos habló: "Señoras y señores, espero nos disculpen, pero no podemos despegar aún. Tenemos un desperfecto, y es necesario regresar a la terminal."
Muy bien. Entonces, o uno o lo otro. O no se arreglaba el desperfecto, y moríamos todos los pasajeros en un accidente aéreo espantoso, o simplemente la suerte me estaba finalmente sonriendo de forma permanente.
Regresamos a la terminal, arreglaron el problema, y volamos.
Y llegamos a Valencia.
Sanos.
Y salvos.
Increíble.
El viaje había salido perfecto.
Sólo tenía que bajar del avión, entrar a la terminal, cruzar el pasillo, recoger la maleta, tomar el taxi, y llegar a casa. Había sobrevivido.
Entré a la terminal con una sonrisa gigantesca. Recogería la maleta, tomaría el taxi, y al llegar a casa me comería un helado o algo para celebrar.
Tan sólo tenía que esperar a que saliera la maleta, y saldría corriendo del aeropuerto, saltando, fácil la suerte me seguiría sonriendo y me encontraría con la simpática aeromoza, y descubriría que realmente es una exhibicionista semi-sueca con ganas de estudiar enfermería.
Esperé un poco más, ya se movía la cinta, saldría la maleta en segundos, tomaría el taxi, al día siguiente le contaría a Oscar, mi jefe, lo bien que había trabajado, él, satisfecho, me invitaría a almorzar.
Se movía la cinta, salían las maletas, yo esperaba, y pensaba en la forma de contar esta historia en el blog...
Pero se detuvo la cinta.
Y la maleta... y la maleta...
La maleta.
Porca miseria.
3 comentarios:
Mejor la maleta a que te pierdas tu mismo. Vamos! Ya debes ser un experto en este tipo de trámites ;)
Para esto, quisiera comentar que en el momento que escribí la frase "mi mala suerte empezaría ahora," por alguna extraña razón se desgarró mi pantalón a la altura de la rodilla.
Qué miedo.
jajajaja! dios joel, tienes la negra!
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